¿Sabes
dónde queda el miedo cuando eres feliz?
No
existe. Haz, camina, cae, levántate y confía. No estás nunca solo. Jamás,
porque estas contigo. Y en ti lo tienes todo. La capacidad de amar, de sentir,
de vibrar con la energía del Universo. Porque eso eres, un “ínfimo” fragmento
del Universo, que dejó un día de tener esa conciencia y se encarnó. Pero no
perdió nada. La llevas contigo. Tú eres luz, tú eres vida. Tú eres esa pieza
imprescindible, aunque esté en una esquina lejana, de ese puzle Universal que
no puede construirse sin ti. Seria
incompleto.
Siéntete
tú, siéntete yo. Un yo no mental, un yo en los demás y con todo. Tú eres Buda,
tú eres Dios, tú eres Luz, tú eres camino, tú eres Maestro.
Y
por encima de todo tú eres ¡libre! Libre para elegir y para cambiar tu vida,
como otros, a los que lees, envidias y, posiblemente, idolatres, han hecho.
Haz
tu camino sin miedo y los demás se colocarán en el lugar correcto para dejarte caminar.
Da igual, no pienses en “mi mamá, mi papá, que dirán, que pensarán, mis hijos,
mi pareja, mis hermanos”. Da igual. Si tú estás bien ellos estarán bien,
seguro.
Quizá
tarden un tiempo en darse cuenta y aceptarlo. Y, ¿qué? Es su tiempo, no el
tuyo. Es su elección, no la tuya. Tú eliges amarlos desde ese tú que eres, y
ellos, poco a poco, sentirán esa energía que les llegará sin palabras, sin
discusiones, sin luchas, sin tener que convencerles de nada. Llegará así, tal
cual.
Qué
fácil parece, ¿verdad? Pues lo es. Lo verdaderamente difícil, y muy cansado, es
que sea al revés. Es decir que sea una lucha entre tu sentir y tu “deber”. No
hay deberes. Solo hay Amor.
Obsérvate
como el Ser Divino que eres y camina desde ahí. Nadie es más que tú. Ni Jesús,
ni Buda, ni nadie. Todos somos elegidos.
Recuerda:
el puzle está incompleto sin ti.
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