El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 23 de octubre de 2012

Verdades que conoce el alma y desconoce la mente (....y 3)


(………………Continuación)
13)  El ser humano es libre.
Somos libres de realizar aquello que nos plazca, pero pera hacer un uso adecuado de nuestra libertad, hemos de tener en cuenta que somos hijos de Dios, y que como seres divinos somos eternamente inmortales.
Ser libre significa permanecer en la brillante luz del alma. Si somos capaces de integrar esa verdad, esa será nuestra percepción, y nuestra elección será no temer a nada, amar a todo y comportarnos con  todos los que comparten nuestra vida, de la misma manera que queremos que ellos se comporten con nosotros.
Ejercer nuestro derecho a nuestra libertad, es liberarnos del control de la personalidad.
14) La serenidad es nuestra identidad.
Serenidad significa calma profunda, desprovista de cualquier desequilibrio emocional. Es una cualidad del alma y la persona serena se caracteriza porque su mente está enfocada firmemente en la luz.
Vivimos en la superficie de la vida, zarandeados por los vaivenes que la vida nos va presentando, siempre en un estado de permanente ebullición, siempre esperando algo magnifico que nunca termina de llegar.
Vivir en la serenidad es vivir desde el alma, y cuando nos acercamos al alma, la serenidad comienza a morar en nosotros.
15) La paciencia ya habita en nosotros.
La impaciencia es una de las características de nuestra personalidad, y eso pasa porque no hemos integrado nuestra inmortalidad, y creemos que el tiempo se acaba, para la causa que sea. Sin embargo, el alma, que se sabe inmortal, no tiene prisa para nada.
Todo llega, cuando es su momento.
Es posible alcanzar ese estado donde nada de lo que ocurre altera la calma interna y nos conduce a la impaciencia, cuando la conciencia está centrada en el alma, que es la paz misma, es ahí donde se conoce y se siente el aplomo y el equilibrio, que abre la puerta de la paciencia.
16) La Responsabilidad es inherente al ser humano.
La irresponsabilidad, la falta de respeto, el incumplimiento de la palabra dada, es una prueba inequívoca de vida en el ego, completamente despegados del alma. Es la manifestación de un carácter débil, apegado a la materia, con un desconocimiento total de la divinidad del ser humano.
La responsabilidad, como todas las verdades mencionadas con anterioridad es una cualidad inherente en nosotros. Sólo hay que conectar con nuestro interior para encontrarla nada más traspasar el umbral.
17) La Sabiduría es nuestro derecho de nacimiento
¿Qué hemos de aprender que no sepan los hijos de Dios? Nada.
La Sabiduría está inherente en nuestro desarrollo, en nuestro progreso como seres divinos. La Sabiduría se refiere a la esencia de las cosas y no a las cosas mismas, es la captación intuitiva de la verdad, independiente de la facultad razonadora; la innata percepción, capaz de diferenciar lo falso de lo verdadero, lo real de lo irreal.

domingo, 21 de octubre de 2012

Mandamientos, reglas, preceptos y principios


Mandamientos, reglas, preceptos y principios, son las normas de conducta y comportamiento, que las distintas religiones y filosofías imparten entre sus seguidores, fieles o afiliados, para vivir una vida digna y alcanzar, en unos casos la salvación y para dar ejemplo de vida en otros.
Están bien, están muy bien, pero la mayoría de ellos, que en teoría han sido dictados para alcanzar la salvación, llevan aparejado un castigo en caso de incumplimiento, algunos tan duros, como terminar con la vida física del pecador, o condenarle al fuego eterno por toda la eternidad; que más parecen dictados por una mente insana carente totalmente de amor, que por un Padre amoroso de sus propias creaciones.
Es difícil de creer que en la Mente de Dios pueda caber la rabia, la venganza y el castigo. ¿No serán las mentes de los hombres, que en vez de dominar y atemorizar con un fusil en la mano, lo hacen con el miedo? Los maestros de estas reglas parecen estar muy lejos de la salvación que predican, porque les falla, justamente, aquello de lo que tanto se llenan la boca: el amor, la misericordia, la compasión y el perdón.
¿No sería más fácil, si en vez de atemorizarnos con un sinfín de desgracias y castigos, nos enseñaran a amar?, ¿No sería más fácil si nos enseñaran a pensar de manera recta y sana?, ¿No sería más fácil si en vez de juzgarnos nos enseñaran a perdonar?, ¿No sería más fácil si nos enseñaran a compartir? Creen que “la letra con sangre entra”, y se equivocan, el aprendizaje llega con el ejemplo, con un ejemplo entregado con amor.
Si nos enseñaran a amar, a perdonar, a pensar de manera recta y sana, y a compartir, ya no serían necesarias reglas, porque entonces todas las relaciones estarían basadas en la hermandad, en la igualdad y el amor.
Y ya que nadie nos enseña eso, ¿Por qué no lo hacemos nosotros?, ¿Por qué no iniciamos una revolución, una autentica revolución, tratando a todos con amor, como si fuéramos nosotros mismos quien está delante, sean familia o no, sean amigos o enemigos, sean acreedores o deudores, sean sacerdotes o laicos, sean hombres o mujeres?, ¿Por qué en esa revolución no compartimos, no lo que nos sobra, sino lo que nos falta?, ¿Por qué en esa revolución no ayudamos a todos?, ¿No?, ¿Por qué?, ¿Tienes miedo de que te engañen?, bueno, no te lo hacen a ti, se lo hacen a ellos mismos. Existe una ley mucho más importante que todas las reglas enseñadas por los hombres, en la “Ley de la causa y el efecto”, y si al que te engaña, también le tratas con amor, a ti no va a afectarte, y él no se va a quemar en el fuego eterno, pero tendrá que beber del mismo agua que intentó darte a ti.
Inténtalo, te aseguro que vas a estar mucho más cerca de la felicidad de lo que nunca has estado.
 

jueves, 11 de octubre de 2012

Las curaciones de Jesús

            He realizado algunos cursos de sanación energética, de varios tipos: con imposición de manos, manipulando la energía, o a través de la meditación; y en todos esos cursos, de manera más o menos nítida, comentaban que esa era la técnica que Jesús utilizaba en sus curaciones. Unos basaban el argumento en que Jesús imponía sus manos, otros porque existía una transferencia de energía, otros porque Jesús meditaba, u oraba, en muchas ocasiones antes de la curación.

            Las sanaciones de Jesús, eran tan imponentes, tan increíbles, tan grandiosas, que siempre se han calificado como milagros, y sin embargo, muchísimos de los terapeutas o sanadores energéticos, que circulamos por el mundo, no podemos arrogarnos ni un solo milagro, y eso que hemos asistido a muchos más cursos de formación de los que asistió Jesús. Aunque, posiblemente, si podamos atribuirnos algunas curaciones, más o menos rápidas, incluso en dolencias desahuciadas por la medicina tradicional, pero no para calificarlas de milagro.
            Pero no sólo Jesús ha realizado curaciones milagrosas, también han existido otras mujeres u hombres, que han realizado ese tipo de sanaciones, seres extraordinarios, que por su ejemplo de vida, les han subido a los altares, sobre todo a los altares de la iglesia católica. Pero, lo extraordinario de su vida no eran los milagros, lo extraordinario de su vida es que su bandera era el Amor. El mismo Amor que distinguía a Jesús, y que todos Ellos repartían a diestro y siniestro, sin fijarse para nada en quien era el receptor de dicho Amor. Incluso una de las definiciones de milagro, dice que un milagro es un acto de Amor.
            Esa era la base de la curación de Jesús, su inmenso Amor por los seres que tenía delante, con una fe ciega en su curación, uniéndose además a ese Amor una mentalidad recta, que no cuestionaba para nada ningún aspecto de la persona que se encontraba frente a Él.
            No hay ninguna diferencia entre mortales. Las mismas cualidades de Jesús y de esos seres extraordinarios, tenemos el resto de mujeres y hombres que poblamos el planeta. No hay nada que no pueda curar suficiente Amor, no hay nada imposible para el Amor, ninguno estamos excluidos para vivir el Amor y para realizar las obras que el Amor produce: las sanaciones milagrosas.
            ¿Cuántos sanadores pueden hacer gala de una mente recta y sana?, ¿Cuántos sanadores viven en el Amor Divino?, ¿Cuántos tienen únicamente por objetivo la felicidad y el bienestar del otro?, ¿Cuántos viven para servir a los demás?
            Una mente sana y recta, vivir en el Amor Divino, buscar la felicidad y el bienestar del otro y servir a los demás por encima de todo, son las bases que debe practicar cualquiera que pretenda ser un sanador.
 

 

miércoles, 10 de octubre de 2012

La vida que deseas.

            ¿Te puedes llegar a imaginar cómo sería la vida, si consiguiéramos que nuestra mente permaneciera siempre en absoluto silencio, sin esperar que se cumpla ningún deseo, sin juzgar absolutamente nada, sin valorar ningún acontecimiento, observando el ir y venir de la vida, de la misma manera que podemos observar absortos el ir y venir de las olas del mar?

            En un principio, la vida continuaría siendo exactamente igual, no hay razón para que esta varíe: La persona que nos decepciona seguiría comportándose de idéntica manera, la cuenta corriente se mantendría en los mismos números rojos, nuestro trabajo continuaría siendo una pesada losa, etc., etc. Pero aunque la vida continuara desarrollándose de la misma manera, con las mismas penas, con las mismas alegrías, con los mismos sufrimientos y con las mismas decepciones. Sin embargo, si habría una variación, y aunque esta variación no fuera en el desarrollo de la vida, si sería en nuestra percepción de ella. Eso que calificamos como penas, alegrías, sufrimientos o decepciones, no existiría, en tanto en cuanto la mente, la encargada de valorar, comparar, juzgar o esperar, permanecería en silencio.
            Y con la mente en silencio, sin percepción de ningún tipo, ¿Quién se encargaría de despertar las emociones? Nada ni nadie. Esas emociones que sólo son consecuencia de los pensamientos, no podrían aflorar al exterior, ya que el resorte principal que las mueve, que son los pensamientos, permanecerían escondidos en el cuerpo mental, sin llegar a expresarse en el cerebro.
            Entonces, nuestra vida, o mejor nuestra percepción de ella, de esa vida que sigue manteniéndose en los mismos parámetros, si que daría un vuelco de ciento ochenta grados, ya que cualquier acontecimiento, dejaría de tener valor, o mejor, dejaría de ser valorado por nosotros. Con lo cual, no habría diferencia entre ellos.
            Lo que antes nos causaba pena, ahora es neutro; lo que antes nos irritaba, ahora es neutro, lo que antes nos alegraba, ahora es neutro; la persona que antes despertaba nuestra ira, ahora es neutra; y así, cada palabra dirigida a nosotros, y cada acción, que con rapidez, antes nos afanábamos en valorar o catalogar en orden de  importancia, pasan ahora como un acontecimiento más de la vida, ya que nosotros no vamos a entrar a valorar, con lo que la puntuación de esa valoración, que antes generaba una emoción, ya no nos puede afectar, porque no existe.
            ¿Esto se puede conseguir? Por supuesto. Unos ya lo han hecho, y otros lo están consiguiendo, ¿Por qué tú no? Sólo hay que tomar conciencia de lo que realmente somos. Somos seres espirituales, fuimos creados perfectos, sin ningún tipo de vacío en nosotros, sin carencias, y con capacidad de creación. Cuando tomemos conciencia de nuestra grandeza, nuestra mente, arma poderosísima, dejará de servir al mundo de la materia para centrarse en el mundo del espíritu, al cual pertenecemos.
            Es posible que esto te parezcan sólo palabras, difíciles de llevar a la práctica. No son para nada difíciles. Y si piensas esto, supongo que es porque has realizado algún intento  de vivir la espiritualidad. O ¿no? Si te siguen pareciendo difíciles de llevar a la práctica sólo puede ser porque el intento se ha quedado en eso, un intento; o porque el intento no ha sido bien enfocado.
            El intento ha de enfocarse en dos aspectos, por un lado ser consciente de cuáles son las debilidades o malos hábitos y trabajar para eliminarlos, aplicando, de manera consciente la virtud contraria; y por otro lado meditar. Este es un trabajo que se ha de realizar cada día, de la misma manera y con el mismo mimo y ahínco con que cuidamos al cuerpo.
            Después de esto, o simultáneamente, esa vida que parecía ser la misma, empieza a cambiar, y lo hace por nuestro poder de creación. Al variar nuestra energía, comienza a variar la energía que atraemos. Recuerda que energías de la misma calidad se atraen, con lo que empezaremos a atraer cosas distintas, con un resultado claro: La vida cambia, convirtiéndose en esa vida que tanto anhelabas. Y llega, como casi todo, cuando dejas de desearlo.

martes, 18 de septiembre de 2012

Verdades que conoce el alma y desconoce la mente (2)

(………………Continuación)

1)      Amar la soledad.
Esta soledad no supone que hemos de retirarnos a un lugar aislado, ni separarnos de nuestros hermanos.
No supone rechazar a nuestros semejantes, ni vivir una vida retraída. Esta soledad supone vivir con desapego y sin temor. Supone no volver al pasado, aunque no se conozca el futuro. Es despegarse del mundo de la materia y reemplazarlo por el mundo de los auténticos valores, los valores del Alma, las verdades que el Alma conoce, pero desconoce la mente.
Cuando el ser humano se desprende de sus envolturas física, astral y mental, se retira en soledad al plano causal, allí donde se encuentra su Alma Superior, para descansar en soledad, y prepararse para su próxima reencarnación.
Pocos seres humanos en la actualidad, son capaces de resistir ningún tipo de soledad, porque son pocos los que pueden vivir una vida plena desde su interior, y necesitan la algarabía del exterior, para sentirse vivos.
En las últimas vidas en la materia, el ser humano será capaz de acercarse a la soledad y al silencio interior, casi como una práctica para su vida en otras dimensiones.
La soledad es el precio de la grandeza.
            9) Dios Es.
                                   Dios está en todas partes, porque todo es Dios.
            Existen infinidad de religiones, que se arrogan ser portadores de la única verdad. Hemos de permanecer neutrales, hemos de permanecer indiferentes a todo aquello que no sea una auténtica realidad espiritual.
            Hemos de adoptar la posición de “todo está bien”, de “no me importa”. Esta indiferencia, es uno de los caminos más rápidos para liberar al “ego” de los pedidos de la mente. Lo cual no quiere decir que afecte a la disposición de la persona hacia otras personas. Recuerda….., todos son nuestros hermanos, crean lo que crean, piensen lo que piensen, sean lo que sean.
            10) Yo no soy el cuerpo.
Identificarse con el cuerpo, supone creer en la separatividad, lo que implica tener que defender permanentemente nuestro espacio, pero no hay que defender nada, porque nada está en peligro.
El cuerpo es caduco, es pasajero, es una ilusión. A veces pienso, que es ahora, cuando vivimos en el cuerpo, cuando estamos realmente muertos; y no viviremos hasta que dejemos acá esta envoltura.
Sin embargo, aunque no seamos el cuerpo, vivimos en él, y necesita, y debe recibir el correspondiente cuidado, ya que todo el trabajo, todo el aprendizaje y todas las experiencias que hemos venido a realizar, las vamos a realizar desde el cuerpo.
Por lo tanto, no hemos de vivir para el cuerpo, pero hemos de mimarlo, porque es el hogar del alma.
11) Vivir para el espíritu y no para el ego.
Cuando los seres humanos empecemos a vivir como almas y nuestra  conciencia haya trascendido el mundo de la ilusión, entonces estaremos más cerca de casa, de la casa del Padre, y podremos ser útiles a nuestros hermanos. La primera lección que debemos aprender es el sentido de los valores en tiempo y espacio, y saber que trabajamos con almas y no alimentamos las personalidades. Hemos de ser impersonales.
Para esto, la primera etapa es ser conscientes, y la siguiente el comienzo de la colaboración y el servicio a los demás. Hasta que no lleguemos a ese punto hemos de trabajar para que todos nuestros pensamientos, palabras y acciones sean realmente impersonales y constructivas, sin alimentar las emociones y los deseos del propio ego.
12) Desapego.
Es imprescindible adquirir el interno y divino desapego de quien ve la vida en su verdadera perspectiva.
Es entonces cuando el ser humano adquiere la libertad, sin que le afecte nada de lo que pueda ocurrir. La actitud ideal es la del observador que de ninguna alguna se identifica con lo que ocurre en los planos físico y emocional, y cuya mente solo es un reflejo de la verdad, verdad que se percibe de manera intuitiva.
Desgraciadamente, no nos están diciendo al oído: “esto es verdad”, “esto no lo es”. Hemos de llegar a esa verdad a través de nuestra intuición interior. Al llegar a ese punto, no habrá reacciones mentales violentas o respuestas emotivas; los vehículos de percepción están pasivos y por lo tanto nada se contrapone a la correcta actitud.
Una de las primeras lecciones que hemos de aprender es el desarrollo de ese desapego interno que nos permitirá unirnos con la concien­cia del hermano y conocer y asegurarnos del mejor modo de ayudarle. Debemos también cultivar esa verdadera humildad que nos obligará a dar todo lo que tenemos para servir de manera altruista y luego olvidar lo que dimos de nosotros mismos.
Mantengamos siempre la actitud de observador en la cabeza. De esta manera el desapego del alma aumentará, mientras se acrecentará y multipli­cará el apego del alma a las almas.
(Continuará………)

viernes, 14 de septiembre de 2012

Verdades que conoce el alma y desconoce la mente (1)

             1)      Yo Soy un hijo de Dios, Yo Soy uno con Dios. Yo Soy uno con el Todo.

Los seres humanos vivimos como si únicamente fuéramos materia. Es cierto que como humanos somos hijos de otros humanos, tenemos sus genes, y nuestras características físicas vienen dadas por nuestros padres, estamos hechos, físicamente, a imagen y semejanza de los otros humanos.
Pero como hijos de Dios, bien podríamos decir que también tenemos los genes de Dios, por lo tanto estamos hechos a Su Imagen y Semejanza. Somos seres divinos.
Como todos somos hijos de Dios, el resto de seres humanos, son mis hermanos, y nada debe interponerse entre mis hermanos y yo.
2)      Yo Soy una Chispa Divina. Yo Soy el Alma.
Físicamente, somos fácilmente reconocibles, tenemos un cuerpo, pero como seres Divinos, ¿Qué somos? Somos energía, somos Energía Divina, somos el Alma.
Y el Alma conoce a la perfección el Plan del Creador. Sabe perfectamente que acciones hemos de tomar, que experiencias hemos venido a asimilar, que camino hemos de recorrer, porque tiene todo el conocimiento, conocimiento que se encuentra a nuestra disposición, con sólo conectar con el alma. A partir de ahí, ya no necesitamos libros, ni maestros ni gurús terrenales.
Como seres humanos que vivimos en la mente, desconectados del alma, mantenemos en nosotros la ambición, el orgullo y la falta de amor hacia todo, aunque seamos capaces de sentir algo parecido al amor, a ¿nuestra familia?, y a quienes son necesarios para nuestros propios intereses.
3)      La naturaleza del Alma es el Amor, y su voluntad, siempre está orientada a realizar el bien.
Los seres humanos, vamos pasando por diferentes etapas, a lo largo de nuestras múltiples vidas. En esas etapas vamos desarrollando de manera gradual el Amor.
Primero un amor egoísta: “Yo soy lo más importante”, “mi cuenta corriente es lo más importante”, “mi trabajo es lo más importante”, “lo que la gente piense y diga de mí, me importa”. Después, o simultáneamente, ampliamos ese amor hacia nuestra familia y nuestros amigos, aunque este amor, es una especie de afecto, de apego, de emoción o sentimiento.
Más adelante llegamos al amor a la humanidad. Para alcanzar, por fin, el Amor Universal. Este Amor, ya es profundo, sin apego.
El Amor es la llave de nuestra Realización. Tanto más tardaremos en alcanzar la Realización, como tardemos en aprender a Amar.
4)      Yo Soy Alegría y Felicidad, no tengo que buscarla en el exterior.
El sufrimiento sobreviene cuando la mente no puede conseguir sus deseos. La eliminación del deseo, conlleva a la alegría.
La felicidad es un estado interior.
Cualquier satisfacción externa, que pueda parecer que nos da la alegría y la felicidad, es una mera ilusión. Es ilusión porque pertenece al mundo de la materia, en el que todo es caduco, nada es permanente. La misma mente, una vez conseguido el deseo, busca de inmediato satisfacer su voracidad con un nuevo deseo, con lo que de nuevo volvemos a la rueda del sufrimiento.
5)      Es dando que se recibe.
Una de las leyes del Alma, que rige toda la actividad del alma, es la Ley del Servicio.
La Ley del Servicio no puede ser evadida. Eludirla trae el consiguiente castigo, si se hace conscientemente. La capacidad de servir marca una definida etapa de progreso en la evolución y, hasta no llegar a esa etapa, no puede prestarse un servicio espontáneo brindado con amor y guiado por la sabiduría. Hasta ese momento lo único que habrá serán buenas intenciones, buenas palabras y apoyo moral.
Hoy el mundo está llegando firmemente a comprender que “ningún ser humano vive para sí mismo” y que sólo cuando el amor, sobre el cual se ha escrito y hablado tanto, se exterioriza como servicio, el ser humano puede estar a la altura de su capacidad innata.
No es fácil servir. El servicio generalmente se interpreta como algo muy deseable, pero raras veces se comprende cuán difícil es servir. Implica sacrificar tiempo, todo aquello que nos interesa y las propias ideas; requiere un trabajo excesivamen­te arduo, porque necesita un esfuerzo deliberado, sabiduría consciente y habilidad para trabajar sin apego. Estas cualidades no las logra fácilmente el ser humano común, las logra aquel que ha conseguido despertar y sube con paso firme los peldaños de su evolución.
(Continuará………)

domingo, 9 de septiembre de 2012

Rediseñar la vida

            ¿Alguna vez te has sentado a la orilla de un río para contemplar como corre el agua por su cauce? El agua que iba pasando, lenta o rápida, por delante de ti, nunca era la misma, siempre era distinta. Lo podrías comprobar si algo flotara en el agua, pasaría por tu espacio visual, sin detenerse ni un instante. Así es la vida, siempre continua, sin detenerse, como el fluir del agua por el cauce del río.
            Y si la vida no se detiene, ¿Por qué intentamos detenerla nosotros, quedándonos anclados en sucesos del pasado, en palabras que alguien nos ha dirigido, o sencillamente en nuestros propios pensamientos?, ¿Qué pasaría si construyéramos en el río una especie de brazo, por el que el agua fluyera para ir a dar a algún lugar donde quedara estancada?, pues que al cabo del tiempo, el agua estancada comenzaría a descomponerse. Se volvería putrefacta y maloliente.
            Ocurre exactamente lo mismo cuando detenemos, en nosotros, el libre fluir de la vida.  Por un lado, nos perdemos vivir la vida, no estamos en su cauce, y la vivimos de manera tangencial, viéndola pasar desde el punto en que nos encontramos detenidos, no la vivimos plenamente. Y por otro lado, en ese permanecer estancados, estamos alimentando nuestro cuerpo físico con la energía estancada, que como el agua, también se pudre. Ahí surge la enfermedad, ya sea física, mental o emocional.
            Nuestra percepción de la vida, no es entonces clara. La vemos y la vivimos a través de nuestra aura, que es tan putrefacta y maloliente como el agua estancada; la observamos a través de nuestros pensamientos, que también permanecen detenidos en algún punto del pasado, y entonces, podemos calificar a la vida, posiblemente, como mala, triste, dura, etc., según sean los propios pensamientos; la sentimos a través de nuestras emociones, que atados a nuestros pensamientos, son incapaces de vivir una vida plena.
            Ante eso, sólo nos queda, para vivir la realidad de la vida, salir del punto donde nos quedamos estancados, y volver al cauce de la vida para seguir su fluir, como un corcho que flotara en la corriente del río.
            Es bueno para no quedarnos anclados en algún punto del pasado, rediseñar la propia vida. Siéntate en soledad y en silencio, con un papel y un lápiz, y honestamente, comienza a rediseñar tu vida, comienza a escribir como es la vida que te gustaría vivir: Lugar de residencia, tipo de vivienda, trabajo, relaciones, etc., etc., etc.
Una vez hecho, compáralo con la vida que vives. Es posible que llegues a la conclusión de que tu vida actual, de seguir en las mismas condiciones, no tiene ningún aliciente. Cuando la realidad, es que cada instante de vida siempre es nuevo, siempre es pleno, siempre está lleno de alicientes, de sincronicidades, de alegrías. Cada instante de vida, vivido plenamente, es un instante menos que nos queda para llegar a gozar de nuestra plena divinidad, sin estar atados al cuerpo, sin estar atados a la materia, que tan difícil hace nuestro recorrido.
            A partir de ahí, está en tus manos hacer realidad la vida escrita en el papel. Recuerda que, en la actualidad, estás viviendo la vida que en algún momento decidiste vivir. Cada acción genera una reacción. Tu vida de hoy, es fruto de tus acciones del pasado. Si tu vida actual no coincide con el nuevo diseño, comienza a trabajar, “con valentía”, para conseguir esa nueva vida. Olvídate de lo que digan o piensen los demás. Tu felicidad sólo depende de ti, no de lo que otros digan o piensen.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Desequilibrios emocionales: Causas y Solución (3) Meditación para el cambio

(……. Continuación)

Es muy fácil decir que la solución para terminar con nuestros desequilibrios emocionales es la “aceptación”. Lo que ya no es tan fácil es llegar a ese estado. Requiere ser conscientes y trabajar.
En un principio, nuestras reacciones, ante cualquier acontecimiento, ya sean hacia el exterior o en nuestro interior, van a ser las mismas. Por eso es necesario ser conscientes. Ante cada situación que se presente hemos de permanecer conscientes, y observar nuestra reacción y nuestras sensaciones, y hacernos algunas preguntas: ¿Merece la pena esta reacción?, ¿Mi dolor hace que cambie en algo el hecho acaecido?, ¿Qué pasa con mi evolución, crece con este sufrimiento?, ¿Cuál es mi ganancia con este desequilibrio emocional? La respuesta a estas preguntas parece clara: No merece la pena mi sufrimiento, porque no va a variar la situación, ya está hecha. Además con cualquier desequilibrio emocional, lo único que puede suceder es que retrase mi propio crecimiento. Por lo tanto, “está bien”, y en una próxima ocasión, lo que se ha de hacer es no favorecer que se vuelva a repetir la situación, actuando de manera distinta o evitando a las personas que las generan.
Cualquier circunstancia, al igual que la vida, no es ni dura ni amarga, sólo es nuestra propia apreciación.
Esto va a servir de entrenamiento para ir mejorando en la observación de la vida y sus situaciones. Hemos de ser meros observadores de la vida, incluso cuando las situaciones nos afecten directamente, porque sólo afectan al cuerpo, no a nosotros que somos el alma, que somos una chispa divina.
Pero ser conscientes y observadores de la vida, va a servir cuando ya permanezcamos equilibrados, y para que llegue esa circunstancia, hemos de realizar un trabajo adicional: Meditar, meditar para limpiar las causa y acostumbrar a la mente a la “aceptación”. Al final de esta entrada te propongo una meditación que te puede ayudar.
Manteniéndonos conscientes y meditando, poco a poco, conseguiremos que cualquier situación de la vida, sea eso, una situación, que en nada afecte a nuestro sistema emocional.
Para esto, sólo hemos de tener claro cuál es el tipo de vida que queremos vivir, y una vez claro de que no se quiere ningún tipo de sufrimiento, sólo queda poner manos a la obra para conseguirlo.
Suerte.
Esta es la meditación prometida. Es una meditación de Kundalini-Yoga, enseñada por Yogui Bhajan el 22 de Octubre de 1971.
Es una meditación para el cambio
              La ley del universo es cambio.
            Todas las cosas cambian. Sin embargo, con cada cambio en tu vida, una cosa parece que no cambia: el ataque de nuestro propio ego.
            Tú cambias, pero tu propio ego no te deja ver tu propia madurez o potencial, y esto crea una condición de constante molestia en tu mente.
            La diferencia entre tu realidad y la percepción de la realidad a través del ego crea dudas, y las dudas crean miserias.
            Las dudas roban al menos un metro de tu aura, pero tu ego no te dejará cambiar tan fácilmente, bloquea la comunicación.
            Tienes que evaluarte a ti mismo, para salir de la oscuridad.
            Un hombre tiene mucha suerte si tiene un gurú para evaluarle.
            Para ser feliz a través de los cambios y para tener una gran expansión de tu alma, tienes que entregarte a ti alma superior.
            Para ayudar al proceso de la autoevaluación, para convencer a tu ego que cambie, y para desbloquear la comunicación inconsciente, práctica esta meditación cada día.
 Postura:

· Siéntate en postura fácil con la espalda recta.
· Eleva el pecho.
Mudra:

· Dobla los dedos en puño.
· Las puntas de los dedos tocan en la palma de la mano.
· Sube las manos al centro del pecho.
· Las manos se tocaran ligeramente en dos sitios solamente:
                        - Los nudillos de los dedos Saturno, (corazón).
                        - La yema de los dedos pulgares.
· Los pulgares están extendidos hacia el chakra cardiaco.
Ojos:

· Cerrados.
Mantra:

· Sin mantra.
Realización:

· Mantén la posición.
· Siente la energía en tus pulgares y tus nudillos.
· Respira largo, profundo y completamente.
· Sigue el movimiento de tu respiración.
Tiempo:

· Continua durante 31 minutos.
· Después, inhala completamente y relaja durante 5 minutos.
· Practicando y haciéndote un maestro en esta kriya, puedes extender el tiempo otros 31 minutos después del primer periodo.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Desequilibrios emocionales: Causas y Solución (2)

(……. Continuación)

No sabemos, o si lo sabemos no actuamos como tal, que somos seres divinos, que venimos de Dios y hemos de volver a Dios, y todo nuestro trabajo en el cuerpo, no es más que recuperar esa memoria perdida, perdida al poco tiempo de tomar contacto con el cuerpo físico. Es justo empezar a “tener uso de razón”, y perder de vista la razón de nuestra visita a la materia. Y ni la sociedad, ni nuestros modelos pueden ayudarnos a no perder la memoria, porque ellos mismos la tienen perdida.
Ante esto, que sólo es una pérdida de memoria, acudimos a la medicina tradicional, que normalmente nos receta medicamentos para esconder la depresión o la tristeza, o acudimos en busca de terapeutas alternativos, que nos colocan agujas para que circule la energía, o colocan sus manos, o piedras para equilibrar nuestros chakras, o nos limpian con ramas, con huevos, con humo, y con un sinfín de cosas más. Y nos sentimos bien, o al menos mejor. Pero al cabo de cierto tiempo, vuelven los mismos o parecidos demonios. ¿Por qué?, pues sencillamente, porque la causa, normalmente, sigue en la persona.
Otras veces, también queremos curar nuestros males acudiendo a clarividentes o adivinos. Pensamos que sabiendo cual será nuestro futuro, sanaremos nuestro pasado. Nada más lejos de la realidad, aunque puede ser que nos den alguna pista para poder iniciar nuestro trabajo de sanación, pero la palabra trabajo, sobre todo si se refiere a un trabajo interior, es casi una palabra maldita.
“Sólo es capaz de sanarse, a si misma, la propia persona”, el terapeuta es un mero acompañante o ayudante en el proceso de sanación. La persona que no llega a la comprensión de esta máxima, volverá a sentir la manifestación de su problema emocional, o de un problema parecido, al cabo de no mucho tiempo.
La limpieza de la energía negativa y de los bloqueos en el cuerpo energético, la energización y el equilibrado del cuerpo energético, al igual que las pastillas, si no han conseguido que la persona sea consciente e intervenga en su propia sanación, no conseguirán más que una mejoría temporal, y que los desequilibrios vuelvan a manifestarse como al principio. Todo eso, que es el inicio de la sanación, y es el impulso necesario para que la persona se encamine en pos de unas emociones sanas, se queda en nada.
Decía en el primer párrafo de la entrada anterior, que son varias las causas de los desequilibrios emocionales, pero que la solución sólo es una.
La solución pasa por que la persona se responsabilice de su propia vida, aprenda a “aceptar la vida tal cual es”, y entienda que “todo está bien”. La vida, y los sucesos que en ella acaecen, no son ni buenos ni malos, no son ni hermosos ni feos, no son ni alegres ni tristes, no son ni dulces ni amargos. La vida SOLO ES. Cualquier otro calificativo, cualquier tipo se sentimiento hacia cualquier acontecimiento de la vida, sólo es un proceso de la persona. Lo que es blanco para uno, es negro para otro, sin embargo, insisto, la vida no es ni blanca ni negra, sólo es, y no hay ningún acontecimiento que sea más importante que otro, la importancia se la da la persona, de la misma manera que puede sentir amargura o felicidad.
El que “todo esté bien”, no es un estado mental, es un proceso interior, es un concepto interiorizado en el ser, es algo hecho sangre. De la misma manera que no tenemos que pensar en cómo abrir la boca para comer, ya que es algo innato, tampoco tenemos que pensar en cada situación que se presente que “todo está bien”, ha de ser también innato. Ante cualquier situación, la reacción ha de ser neutra, ni alegría, ni rabia, ni tristeza, ni euforia, ni miedo, ni crítica, nada, ha de ser neutra, o lo que es lo mismo, “todo está bien”. La interiorización de este concepto, es algo consustancial con el carácter de la persona, caracteres maduros y construidos lo asumen, y actúan desde esa interiorización sin más; mientras que caracteres débiles e inmaduros no asumen nada más que su propio dolor, su propia alegría, y un sinfín de emociones más, desbocadas tanto por arriba, como por abajo.
(Continuará……….)
 

martes, 4 de septiembre de 2012

Desequilibrios emocionales: Causas y solución. (1)


           Las causas de nuestros desequilibrios emocionales, son múltiples y variadas, mientras que la solución es sólo una.
            Son causas de esos desequilibrios, las decepciones que vamos acumulando a lo largo y ancho de nuestra vida, el trato y las enseñanzas de nuestros mayores y educadores, recibido en nuestro crecimiento, los dictados que de manera inexorable marca la sociedad, posibles cuestiones kármicas pendientes de vidas anteriores, un aviso del alma de por dónde ha de seguir nuestro camino, y sobre todo, no saber quiénes somos, ni que somos, ni de dónde venimos, ni adónde vamos.
            Nuestra vida es un cúmulo de decepciones, de deseos incumplidos, de anhelos insatisfechos, de pérdida de personas, unas porque sencillamente se van, y otras porque mueren; de expectativas que los demás tienen sobre nosotros, sobre todo los más próximos, y que no conseguimos llegar a materializar; de críticas recibidas, de nuestros propios juicios sobre lo que debería ser y no es, y de miedos, tanto al fracaso como al éxito.
            A todo esto podemos añadir las leyes de la sociedad, que son como la ley de la selva, o la ley del más fuerte, o la ley de sálvese quien pueda. La sociedad, más que compuesta por seres humanos, parece estar formada por alimañas, luchando unas contra otras, tratando de conseguir más que las otras, al precio que sea. En nada se preocupa la sociedad del bienestar y la felicidad de sus miembros, y todos sus postulados, y sobre todo los de sus dirigentes, sólo favorecen al poderoso, pisoteando a los débiles, presentando ante estos últimos, la forma de vida de los poderosos, casi obligándoles a seguir sus dictados, y lógicamente, a sentirse frustrados, al no poder conseguir el nivel de vida anunciado: Una nueva casa, un carro más potente, ropa de marca, viajes a tierras cada vez más lejanas, etc., etc. Ante tal disyuntiva, todos quieren ser poderosos, pero casi nadie lo consigue. Los débiles siguen siendo débiles, o aun más débiles, si cabe, ya que se han ido hipotecando para conseguir…… más frustración.
            Y qué decir de nuestros modelos, modelos en los que todos nos vamos convirtiendo según vamos avanzando en edad, que no en dignidad, ni en gobierno. En lugar de enseñar lo que es la felicidad, y como conseguirla, cada modelo, (progenitores, maestros, líderes de opinión), proyectan en los jóvenes sus propias decepciones, casi exigiéndoles que sean “algo mas” de lo que ellos mismos fueron, de lo que ellos mismos consiguieron; sin tener en cuenta los valores ni las valías de sus educandos. Esas enseñanzas, arrastran a la crítica, a la conmiseración, a sentirse pequeñitos, al miedo a “que dirán”, y todo ese miedo, les va arrastrando al fracaso, entre otras cosas porque las metas programadas son inalcanzables, ya que nadie les ha enseñado como conseguirlas. Sólo les obligan, casi, a conseguirlas sin más, a costa de lo que sea.
            Es posible que algunas causas de desequilibrio emocional sean debidas a cuestiones relativas a vidas pasadas, pero como no hay una manera irrefutable de comprobarlo, mejor no entramos en ella como causa, y trataremos de solucionarla junto al resto de las causas conocidas.
            El alma, ante la cerrazón de la mente, por la que la persona se deja dirigir, tiene pocas armas para avisar a la persona que el camino por el que transita, no es el correcto, y es momento de cambiar la ruta. Y es entonces, cuando surge la insatisfacción, la ansiedad, el aburrimiento, la desidia, y mil cosas más, que hacen que la persona, se sienta perdida y emocionalmente enferma.
            Aunque posiblemente la causa más importante de nuestros problemas emocionales sea el no saber realmente quienes somos, ni de dónde venimos, ni a dónde vamos, y cuál es nuestro trabajo en el cuerpo.
            Hemos aprendido que somos seres independientes, que tenemos que defender nuestro espacio. Hemos aprendido que el hombre es un lobo para el hombre. Hemos aprendido que está bien engañar, si no nos descubren, engañar a la pareja, engañar al jefe, engañar a los amigos. Hemos aprendido que queremos que nos respeten, pero no hemos aprendido a respetar. Hemos aprendido que no nos gustan las críticas, pero que nosotros podemos usarla de manera despiadada. Hemos aprendido un sinfín de artimañas para usar en contra de los demás, y a veces, muchas más de lo que somos conscientes, para usarlas también en nuestra contra.
                        No sabemos, o si lo sabemos no actuamos como tal, que somos seres divinos, que venimos de Dios y hemos de volver a Dios, y todo nuestro trabajo en el cuerpo, no es más que recuperar esa memoria perdida, perdida al poco tiempo de tomar contacto con el cuerpo físico. Es justo empezar a “tener uso de razón”, y perder de vista la razón de nuestra visita a la materia. Y ni la sociedad, ni nuestros modelos pueden ayudarnos a no perder la memoria, porque ellos mismos la tienen perdida.
            (Continuará……….)

domingo, 2 de septiembre de 2012

Ruegos


              En una tabla de piedra en la iglesia de Saint Paul de Irlanda del Sur se encuentra un texto encabezado por la palabra DESIDERATE, que podríamos traducir por ruegos.
            Ve tranquilo y sereno ante el ruido y las prisas, sé la representación de la paz que cobija el silencio.
Siempre que puedas sé amable con los demás sin que ello te resulte una carga.
Expresa tu verdad tranquila y clara, y escucha a los otros, incluso al necio e ignorante, ellos también tiene su historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas, son una tormenta para el espíritu.
No te compares, si te comparas con los demás, te amargarías y te sentirías nulo, porque siempre habrá alguien que sea más grande o pequeño que tú.
Alégrate de tus propios resultados y de tus proyectos.
Permanece interesado en tu propia carrera por modesta que sea.
En tus ocupaciones profesionales, deja que rija la cautela, porque el mundo está lleno de engaño. Pero esto no debe hacerte ciego a la honradez que también existe. Muchas personas luchan por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroicidades.
¡Sé tú mismo! Sobre todo no finjas simpatías. No seas cínico respecto al amor, porque siempre está permanente, igual que en la faz de toda sequía y deserción está la hierba.
Soporta amable y sereno los consejos de la edad y encomienda con benevolencia las tareas a la juventud.
Fortalece la energía de tu espíritu para que te proteja del mal repentino.
No te intranquilices con vanas esperanzas.
Sé bueno contigo mismo, con una saludable medida de autodisciplina.
Eres un hijo del Universo, no menos que los árboles y las estrellas. Tienes derecho a estar aquí y, sin duda, el universo seguirá su curso como está previsto, seas consciente de ello o no.
Por lo tanto, vive en paz con Dios, sea cual sea el concepto que tengas de Él y sean cuales sean tus anhelos y esfuerzos.
Conserva la paz en tu alma en el ruidoso laberinto de la vida, ya que a pesar de la apariencia, de las fatigas y de los sueños rotos, LA VIDA ES BELLA. SÉ PRUDENTE. ASPIRA A LA FELICIDAD.