¿Cómo hablar
del alma, de la iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que vive en la
miseria y que han de trabajar de sol a sol para poder llevar a su casa un
mendrugo de pan para sus hijos?
¿Cómo hablar del alma, de la
iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que tienen que abandonar sus casas,
su trabajo y su vida porque la guerra les está masacrando?
¿Cómo hablar del alma, de la
iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que se queda sin casa y sin empleo por
la crisis generada por el capitalismo?
¿Cómo hablar del alma, de la
iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que vive en tierra de nadie en chabolas,
sin agua, sin luz, sin esperanza?
¿Cómo
explicarles que están en la Tierra porque han decidido nacer para evolucionar,
y de que están viviendo la vida que ellos han decidido vivir?
¿Cómo se les
va a decir con palabras que todos somos hermanos, cuando lo niegan los hechos?
A esa gente
lo que hay que hacer es darles de comer, y movilizarnos para que ellos tengan
un trabajo digno, una vivienda digna, una vida digna, para que consigan cambiar
las lagrimas por sonrisas, en sus rostros y en los de sus hijos, para que los
niños tengan infancia, que jueguen, que corran, que salten sin temor.
A ellos no
se les puede hablar del Karma, aunque también exista para ellos, pero a ti, que
estás leyendo esto, si se te puede hablar del Karma: ¿Os imagináis el Karma que
están generando todos aquellos que disfrazados con sotanas o con hábitos, los
que se visten de púrpura, todos los que se colocan bandas presidenciales,
municipales o de cualquier colegio corporativo, todos los que se ajustan
fajines de ministros o congresistas, no ya por el hecho de robar, de engañar o
de mentir a la población, sino por el hecho de no trabajar para sacar de la
miseria a esos, también sus conciudadanos, que unos obligan a votar, que otros
engañan con el fuego eterno, y que otros roban y explotan hasta la extenuación?
Las guerras
de la sinrazón están despojando a millones de personas de su dignidad, la
avaricia de los dirigentes están llevando a la miseria a millones de sus
votantes, las religiones con su complicidad y su silencio ni impiden, ni
gritan, ni tan siquiera denuncian el maltrato que sufren sus fieles.
Mientras medio mundo vive en la
miseria, desplazado de sus domicilios o bajo la amenaza de las bombas, para la
inmensa mayoría del otro medio no es más que una noticia en la tele, molesta,
muy molesta, porque además quieren traspasar las fronteras e invadir su espacio
de confort.
Las organizaciones humanitarias están
más que desbordadas, los gobiernos bastante tienen con explotar a sus
conciudadanos, las iglesias miran para otro lado, el resto, ciudadanos de a pie,
miramos la tele. Es por lo tanto difícil que se acabe con tanta injusticia. A no
ser……., que todos y cada uno de los aun tenemos país, (aunque no sea el
propio), casa y trabajo, demos en primer lugar el diezmo para menguar tanta
desgracia, y en segundo lugar dejar de votar al gran capital, (que es quien
gobierna prácticamente en todo el mundo), y empezar a votar a quien se
comprometa con hacer algo por tanto desheredado como existe hoy día en la
Tierra.
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