No
actúes contra tu voluntad, ni al margen de lo común, ni sin examen ni a
contracorriente; que la afectación no engalane tu pensamiento; no seas charlatán
ni te pierdas en muchas tareas.
Aún
más: que el dios que hay en ti sea el guía de un ser vivo que es hombre,
maduro, social, romano, un gobernante que ocupa voluntariamente la posición de
alguien que, obediente, espera la orden de salir de la vida, sin necesidad de
juramento ni de testigo. Sereno y sin necesidad de ayuda externa, ni de la tranquilidad
que dan los demás. La tarea es estar recto, no enderezado.
MARCO
AURELIO
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