El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 16 de mayo de 2025

Transformarse en Dios

 


Amado Dios, 

 Hoy me acerco a Ti con el corazón abierto, vulnerable y lleno de deseo de comprender el misterio profundo de Tus caminos. Tu luz me guía a través de las palabras de San Juan de la Cruz: “El más perfecto grado de perfección a que en esta vida se puede llegar es la transformación en Dios.” Esta frase resuena como un eco divino que invade cada rincón de mi alma, despertando inquietudes, preguntas y, sobre todo, un ferviente anhelo de descubrir mi lugar en este llamado. 

¿Qué quiere decir, realmente Señor, alcanzar esa transformación en Ti? ¿Es acaso un proceso donde mi identidad, mi esencia, se disuelve y se absorbe por completo en Tu majestad infinita, hasta que no quede nada más que Tú? ¿Es un morir constante a mi orgullo, a mis apegos y a mis deseos mundanos, que muchas veces me alejan de Tu voluntad? ¿O es más bien un viaje de rendición, donde mi ser limitado y finito se abre, paso a paso, a la grandeza de Tu amor, permitiendo que cada fibra de mi existencia sea tejida con los hilos de Tu pureza y verdad? 

Esa transformación en Dios parece ser un llamado trascendental, una invitación a fundirme contigo, a permitir que mi vida sea una expresión viva de Tu bondad, Tu misericordia y ese amor perfecto que solo Tú eres capaz de manifestar. Pero confieso, oh Padre, que mi entendimiento es limitado. Tu grandeza es insondable, y muchas veces me siento pequeño ante lo que representa esta transformación. ¿Es acaso un viaje continuo de rendición diaria, donde cada acto, cada pensamiento y cada decisión sean una ofrenda a Ti? ¿O es el destino último de todo lo que soy, un horizonte al cual no puedo llegar sin Tu gracia? 

Y me pregunto, Padre amado, ¿cómo puedo lograrlo? En mi humanidad, cargada de imperfecciones y debilidades, me siento insuficiente para aspirar a semejante unión contigo. Enséñame a desprenderme de todo aquello que me ata a lo efímero, a las vanidades que desvían mi mirada de Tu rostro. Ayúdame a amar como Tú amas, sin reservas ni condiciones, dejando atrás los temores que a menudo paralizan mi capacidad de entregarme plenamente. Guíame para que mi voluntad se conforme a la Tuya, y cada uno de mis pasos sea un reflejo de Tu presencia viva en mi interior. 

Dios mío, si la perfección consiste en reflejarte plenamente, dame la fuerza para caminar hacia Ti con humildad, confianza y perseverancia. Que cada uno de mis pensamientos, palabras y acciones sean un testimonio de Tu amor actuando en mí. Hazme un instrumento de Tu paz, un canal por el cual Tu luz pueda brillar en un mundo que tanto necesita esperanza, consuelo y redención. Hazme pequeño para que Tú seas grande en mí. 

Enseña a este corazón humano, limitado y lleno de fragilidades que, a pesar de su imperfección, puede aspirar a una unión plena contigo. Recuérdame, Señor, que este camino no lo recorro solo; que cada paso hacia Ti es inspirado y sostenido por Tu gracia y Tu amor incansable. Dame la sabiduría para reconocer que, incluso en mis momentos más oscuros, Tú estás allí, guiándome, llamándome y transformándome. 

Hoy te entrego mi ser, mis dudas, mis debilidades y mis anhelos. Confío en que Tú harás en mí lo que no puedo hacer por mí mismo. Que mi vida, Señor, sea una alabanza continua a Tu nombre y un reflejo de Tu obra perfecta. 

Con amor eterno y una esperanza que nunca se apaga. 

Tu hijo que busca encontrarte en la plenitud de su ser.

 

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo


No hay comentarios:

Publicar un comentario