Amado Dios,
¿Qué quiere decir, realmente
Señor, alcanzar esa transformación en Ti? ¿Es acaso un proceso donde mi
identidad, mi esencia, se disuelve y se absorbe por completo en Tu majestad
infinita, hasta que no quede nada más que Tú? ¿Es un morir constante a mi
orgullo, a mis apegos y a mis deseos mundanos, que muchas veces me alejan de Tu
voluntad? ¿O es más bien un viaje de rendición, donde mi ser limitado y finito
se abre, paso a paso, a la grandeza de Tu amor, permitiendo que cada fibra de
mi existencia sea tejida con los hilos de Tu pureza y verdad?
Esa transformación en
Dios parece ser un llamado trascendental, una invitación a fundirme contigo, a
permitir que mi vida sea una expresión viva de Tu bondad, Tu misericordia y ese
amor perfecto que solo Tú eres capaz de manifestar. Pero confieso, oh Padre,
que mi entendimiento es limitado. Tu grandeza es insondable, y muchas veces me
siento pequeño ante lo que representa esta transformación. ¿Es acaso un viaje
continuo de rendición diaria, donde cada acto, cada pensamiento y cada decisión
sean una ofrenda a Ti? ¿O es el destino último de todo lo que soy, un horizonte
al cual no puedo llegar sin Tu gracia?
Y me pregunto, Padre
amado, ¿cómo puedo lograrlo? En mi humanidad, cargada de imperfecciones y
debilidades, me siento insuficiente para aspirar a semejante unión contigo.
Enséñame a desprenderme de todo aquello que me ata a lo efímero, a las
vanidades que desvían mi mirada de Tu rostro. Ayúdame a amar como Tú amas, sin
reservas ni condiciones, dejando atrás los temores que a menudo paralizan mi
capacidad de entregarme plenamente. Guíame para que mi voluntad se conforme a
la Tuya, y cada uno de mis pasos sea un reflejo de Tu presencia viva en mi
interior.
Dios mío, si la
perfección consiste en reflejarte plenamente, dame la fuerza para caminar hacia
Ti con humildad, confianza y perseverancia. Que cada uno de mis pensamientos,
palabras y acciones sean un testimonio de Tu amor actuando en mí. Hazme un
instrumento de Tu paz, un canal por el cual Tu luz pueda brillar en un mundo
que tanto necesita esperanza, consuelo y redención. Hazme pequeño para que Tú
seas grande en mí.
Enseña a este corazón
humano, limitado y lleno de fragilidades que, a pesar de su imperfección, puede
aspirar a una unión plena contigo. Recuérdame, Señor, que este camino no lo
recorro solo; que cada paso hacia Ti es inspirado y sostenido por Tu gracia y
Tu amor incansable. Dame la sabiduría para reconocer que, incluso en mis
momentos más oscuros, Tú estás allí, guiándome, llamándome y transformándome.
Hoy te entrego mi ser,
mis dudas, mis debilidades y mis anhelos. Confío en que Tú harás en mí lo que
no puedo hacer por mí mismo. Que mi vida, Señor, sea una alabanza continua a Tu
nombre y un reflejo de Tu obra perfecta.
Con amor eterno y una
esperanza que nunca se apaga.
Tu hijo que busca
encontrarte en la plenitud de su ser.
CARTAS A DIOS -
Alfonso Vallejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario