Borra
los juicios repitiéndote una y otra vez: “Ahora está en mi mano que en esta
alma no haya mal alguno, ni deseo, ni ninguna clase de turbación; sino que
miraré cómo son todas las cosas y me serviré de cada una de ellas como
corresponda con su valor”. Recuerda que esta facultad es conforme a la
naturaleza.
MARCO
AURELIO
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