El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 20 de mayo de 2025

Amar es el secreto

 


Amado hijo: 

         Escucho tu corazón, cada pensamiento que emerge de tu alma, y cada latido que lleva en sí la huella de tus anhelos. Tus preguntas no me son ajenas; las he conocido desde siempre. Cada búsqueda sincera que realizas, cada esfuerzo por acercarte a Mí, son un reflejo del profundo deseo que habita en ti, ese deseo que te conecta con el propósito para el que fuiste creado: la unión conmigo. Hijo amado, déjame decirte que ya en este acto de buscarme comienza tu transformación, aunque aún no lo percibas con claridad. 

San Juan de la Cruz, con sabiduría y amor, habló de la “transformación en Dios” como el destino más sublime del alma. No es, como a veces imaginas, perderte en el sentido de desaparecer, sino encontrarte plenamente en Mí. Es permitir que cada aspecto de tu ser, tus pensamientos, tus deseos y tus acciones, se alineen con Mi amor, como un río que fluye hacia el mar, encontrando su destino en la inmensidad que le da sentido. Es dejar de resistirte, dejar de luchar contra las corrientes del espíritu, para que Yo pueda vivir en ti plenamente. 

La transformación en Mí no ocurre de un momento a otro; no es un evento repentino ni una meta que se alcanza por mérito propio. Es un camino, hijo mío, un proceso que requiere humildad, paciencia y confianza. Es el viaje de aprender a soltar todo aquello que te impide ser libre: tus temores que te paralizan, tus dudas que te alejan de la verdad, tus apegos que te atan a lo temporal. Es aprender a abrir tu alma a la obra que ya estoy realizando en ti, aunque a veces te parezca silenciosa o imperceptible. Porque cada acto de amor, de misericordia y de sacrificio, te acerca más a Mi corazón, como un niño que, paso a paso, se aproxima a los brazos de su padre. 

Me preguntas cómo puedes lograrlo, y Mi respuesta es sencilla: Ámate, ámame y ama a los demás. En el amor, hijo mío, Yo estoy siempre presente. No busques métodos complicados ni fórmulas mágicas. Cuando sirves a los demás con un corazón genuino, cuando perdonas, aunque te cueste, cuando te das sin esperar nada a cambio, ahí, en esos pequeños actos, tu alma comienza a reflejar Mi presencia. En el amor desinteresado, en la entrega sincera, es donde me encontrarás más cerca que nunca. 

Recuerda, hijo amado, que no te pido perfección inmediata ni resultados rápidos. Yo no camino a tu lado como un juez que observa cada uno de tus errores para señalarte. Camino contigo como un padre que celebra cada paso que das hacia la luz, cada esfuerzo que haces por crecer en el amor. Incluso cuando tropiezas, confía en que Yo estoy contigo, levantándote, fortaleciéndote, porque en tus debilidades Mi gracia se perfecciona. No temas fallar; no temas no ser suficiente. Mi amor por ti trasciende cualquier limitación humana. 

Hijo mío, no temas. El grado más perfecto de perfección no es obra tuya, sino Mía. Tú no necesitas preocuparte por lograrlo por tus propias fuerzas. Solo déjame actuar en ti, déjame moldearte como el alfarero moldea el barro, con paciencia y cuidado, hasta que tu forma refleje la belleza que tengo en Mi corazón para ti. Tu única tarea, hijo amado, es permanecer en Mi amor. Permanece, confía, déjate amar. Porque en ese amor está la plenitud de todo lo que buscas, la respuesta a cada pregunta, la paz que sobrepasa todo entendimiento. 

Siempre contigo, 

Tu Padre que te ama infinitamente.

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario