El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 1 de noviembre de 2025

Mudra para despejarse

 


MUDRA PARA DESPEJARSE

 

Es bueno practicar este mudra cuando te sientes fatigado con frecuencia, cuando te enfrentas a un sinfín de trabajo o cuando estás por comenzar una nueva tarea.

Como se hace

Apoya el pulgar de la mano izquierda contra la uña del dedo corazón y coloca el pulgar de la mano derecha entre ellos.

Los otros dedos, en las dos manos, están extendidos.

Coloca el mudra delante del pecho con los brazos horizontales al piso.

Después de 20 respiraciones cambia la posición de los dedos: Apoya el pulgar de la mano derecha contra la uña del dedo corazón y coloca el pulgar de la mano izquierda entre ellos.

Respiración

Respira lenta y suavemente, alargando la respiración, haciendo una pausa después de la inhalación y la exhalación.

Lleva la atención al chakra base.

Sirve para

Activa la energía.

Libera bloqueos energéticos.

Estimula el meridiano de la vesícula biliar.


El mapa invisible del alma


 


“Dudar con fe es avanzar hacia la verdad”

 

Querido Dios:

          Aunque sé la respuesta, permíteme la pregunta: ¿Estoy en el lugar correcto?

No te escribo esta vez para pedir soluciones, ni siquiera certezas. Solo necesito formularlo. Dejar la pregunta en el aire, como quien enciende una vela en medio de la oscuridad, no para iluminar el camino completo, sino para ver un paso más adelante. Porque eso es lo que necesito ahora: saber si este paso, este momento, esta decisión… si todo esto tiene sentido dentro de ese mapa que sólo Tú conoces.

A veces siento que sí. Que estoy justo donde debería estar, cumpliendo el propósito que acordamos antes de que mi alma descendiera al mundo. Esos días son raros, luminosos, como si todo encajara. Pero son breves. Se escapan. Y en su ausencia se instala otra cosa: la duda. Esa compañera constante, silenciosa, a veces pesada, otras casi invisible, pero siempre presente. Hoy escribo desde ahí.

Me encuentro rodeado de cosas que he construido con tiempo, esfuerzo y esperanza. Personas, lugares, costumbres. Y, sin embargo, hay días en los que todo parece ajeno. Como si caminara dentro de una historia que no reconozco. Me pregunto si me he desviado, si me he quedado quieto cuando tenía que moverme, o si estoy corriendo hacia donde ya no hay camino.

Sé que todo tiene un propósito, incluso esta incertidumbre. Pero… ¿y si estoy lejos del mío? ¿Y si tomé caminos que me alejaron? ¿Y si me engañé creyendo que escuchaba tu voz, cuando en realidad sólo seguía mis propios miedos?

No te culpo. Jamás. Esta carta no nace desde el reproche, sino desde el deseo de afinar mi oído, mi intuición, mi alma. Quiero aprender a escuchar de verdad. Porque siento que, si pudiera hacerlo con total claridad, sabría sin duda dónde estar. Pero entre el ruido del mundo, las responsabilidades, las urgencias, los miedos… a veces tu voz se disuelve, y yo me pierdo.

Me miro en el espejo y me pregunto si estoy siendo yo, o solo la versión de mí que otros esperan. Me veo en los lugares donde vivo, donde me relaciono… y me cuestiono si realmente estoy sembrando algo, o solo cumpliendo rutinas. ¿Es este el terreno fértil para lo que debo crecer? ¿O estoy plantando semillas en tierra que no me corresponde?

Me asusta confesarlo, pero hay días en los que fantaseo con una vida distinta. No por capricho, ni por rechazo a la que tengo. Sino porque imagino que, tal vez, hay una versión de mí que está esperando que la encuentre. Una versión que respira con plenitud, que se siente en casa en cada paso que da. ¿Esa versión existe? ¿Está lejos, o ya la habito y no me doy cuenta?        

También me pregunto por las personas que me rodean. ¿Son parte de mi misión, de mi propósito? ¿O me he aferrado a vínculos que ya cumplieron su ciclo? ¿Y si soltar también forma parte de estar en el lugar correcto? Porque a veces estar en el sitio que corresponde exige dejar atrás cosas que amamos, y eso duele. Duele mucho. ¿Y cómo distinguir entonces entre lo que debe permanecer y lo que debe partir?

Quisiera saber si estoy al nivel espiritual que debía alcanzar en este punto de mi vida. ¿He aprendido lo que vine a aprender? ¿Me estoy esquivando a mí mismo por miedo al crecimiento que duele? O quizá estoy más cerca de la verdad de lo que creo, pero no lo veo porque me exijo una perfección que nunca prometiste.

Y ahí surge otra pregunta: ¿el lugar correcto es siempre físico? ¿Es geográfico? ¿Emocional? ¿Espiritual? ¿Es una persona, un estado mental, una etapa? Porque si es así, tal vez he estado buscando en mapas equivocados, intentando hallar coordenadas concretas en un viaje que es interno.

¿Estoy en el lugar correcto cuando me equivoco, si ese error me lleva al aprendizaje que necesito? ¿O hay errores que nos desvían, que nos alejan? ¿Cómo saber la diferencia?

A veces, en medio de la noche, siento que hay algo dentro de mí que quiere gritar, que quiere salir, que quiere cambiarlo todo. Pero luego amanece, y vuelvo a la rutina, como si ese fuego se apagara lentamente con el paso de las horas. ¿Es ese fuego tu señal? ¿O es sólo inquietud pasajera?

Y si estoy en el lugar correcto… ¿por qué me siento tan perdido?

          No quiero dramatizar. No escribo esto desde el abandono, sino desde el deseo genuino de entender. Porque mi amor por Ti sigue intacto, aunque a veces tambalee mi amor por mí mismo. No pretendo que me respondas enseguida. Ni siquiera que me des una señal. Solo quiero que sepas que estoy aquí, escribiéndote, abriéndome una vez más como tantas veces lo hice. Y que dentro de mí hay una voz que susurra: “Confía”. Aunque me cuesta. Aunque me falte el aire algunos días. Aunque no vea el mapa completo.

¿Estoy en el lugar correcto?

Aunque sé la respuesta, permíteme la pregunta. Porque formularla ya es un acto de fe. Es reconocer que estoy vivo, despierto, dispuesto a escuchar lo que venga. Es confiar en que incluso la duda tiene una función. Es mirarte, aunque sea con los ojos entrecerrados, esperando que en algún momento el horizonte se abra.

Gracias por leerme. Gracias por permitirme esta pregunta, una vez más.

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo

Compasión

 


Las heridas del alma

 


Se daña a sí misma el alma de un hombre, sobre todo cuando se vuelve pústula, (lesión cutánea pequeña, inflamada y llena de pus, similar a una ampolla), como si fuera un tumor del mudo, por su cuenta.

Pues irritarse con alguna de las cosas que nos suceden es supurar contra la naturaleza, que en sí misma comprende las naturalezas de cada uno de los demás seres.

También cuando se le da la espalda a otro hombre o cuando uno se enfrenta a otro con intención de hacerle daño, como sucede en aquellos que se encolerizan.

En tercer lugar, se daña así misma cuando la supera el placer o el dolor.

En cuarto lugar, cuando finge y se encuentra falsa y mentirosa en lo que hace o en lo que dice.

En quinto lugar, cuando lleva a cabo algún acto o tiene algún impulso sin que los dirija ningún objetivo, sino al azar y de un modo inconsecuente, pues es preciso que incluso los actos más insignificantes apunten a un fin.

El fin para los seres racionales es seguir la razón y la ley de la ciudad y de la más venerable ciudadanía.

MARCO AURELIO


No se puede servir a dos amos

 


Hace muchos siglos que se le repite a la humanidad: “No se puede servir a dos amos” ¿Por qué? Porque no existe sino una Inteligencia, una Presencia, un Poder que pueda actuar, y esa Presencia es Dios en ti.

Cuando tu te vuelves a la manifestación exterior y crees en el poder de las apariencias, estás sirviendo a un dueño falso y usurpador que solo encuentra una apariencia porque contiene energía de Dios, la cuál está usando mal.

Tu habilidad para levantar la mano y la vista que fluye a través del sistema nervioso de tu cuerpo es Dios en Acción.

Cuando camines por la calle piensa por un momento: “Esta es la Inteligencia Divina y el Poder que me hace caminar, y ésta es la Inteligencia que me dice adónde voy”.

SAINT GERMAIN


Cambiar un hábito

 


“Un mal hábito puede modificarse rápidamente”, díjole el Maestro a cierto discípulo que buscaba su ayuda.

“Un hábito es el producto de la concentración mental. Has estado pensando siempre en una forma determinada. Para desarrollar un nuevo buen hábito, concéntrate, simplemente, en la dirección opuesta”.

PARAMAHANSA YOGANANDA