El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 8 de febrero de 2016

Camino del corazón

PERLAS PARA EL ALMA


Para transitar por el camino que nos va a llevar a Dios, tenemos que hacer un ligero reciclaje en nosotros mismos. Tenemos que transitar el camino nos va a llevar al interior, a nuestro interior, tenemos que transitar el camino que nos va a llevar de la cabeza al corazón, el camino que nos va a llevar desde los pensamientos al Amor y ese viaje hacia el interior, se realiza suavemente, deslizándose con la respiración consciente, tratando de dominar los pensamientos, manteniendo una atención constante y aceptando todo lo que el fluir de la vida nos ofrece, que no es más que aquello que nos envía el Universo, fruto de la atracción que nuestros pensamientos han generado con anterioridad.




viernes, 1 de enero de 2016

Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma


            Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma. El enunciado de la Ley del Karma dice que “Toda causa produce un efecto”. Según esta ley lo que hacemos, lo que pensamos y lo que decimos crea una energía que luego vuelve a nosotros como un boomerang. Puede parecer demasiado dramático y apocalíptico, y lo es, pero no en todos los casos.
            Es cierto que es la ley del Karma la que nos mantiene atados a la rueda de nacimientos y muertes, y es por lo tanto su aplicación la que está retrasando la finalización de nuestra carrera en la materia. Es cierto que todo es energía y que su manifestación siempre lleva algún engarce posterior, como el engarce de un eslabón a otro en la cadena, cualquier pensamiento, cualquier palabra, cualquier acción, son movimientos de energía que generan una reacción, un rebote, un efecto, que recae directamente sobre el emisor.
            La Ley del Karma es una Ley total y absolutamente proporcional, es una Ley total y absolutamente justa. Pero se me ocurre una pregunta que, es posible, que tú también te hayas hecho: ¿Qué pasa si un loco, de tantos como hay sueltos, quita la vida de manera violenta a una persona considerada un santo?, ¿Tendría que volver el santo en otra vida para cobrarse la deuda?, y si volviera y quitara la vida a su asesino ¿No iniciaría una nueva rueda de Karma?, y ¿Cuándo se acaba el Karma en un caso de asesinatos, uno al otro, el otro al uno y así sucesivamente?, cualquier acción que otra persona comete contra mí, ¿Es la primera acción o es la respuesta a una acción mía en otra vida anterior?


            Sin embargo, a pesar de lo justa y proporcional que es la Ley, podemos afirmar que dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma, y para entender tal afirmación posiblemente algunos ejemplos pueden ser más ilustrativos que líneas y líneas de teoría. Vamos a tratar de plasmar algunos casos. Por supuesto que ni son todos los que aparecen, ni aparecen todos los que son. Pero siempre se puede extrapolar el ejemplo, y si te queda alguna duda, escribe un e-mail o deja un comentario en la entrada.
            Un asesinato entre dos personas normales. (Puedes cambiar la palabra asesinato por robo, o por maltrato, o por engaño, o por cualquier otra). Bueno, ya sabemos que muy normales no son cuando se quitan la vida. Con el término normales queremos expresar que son personas a las que aún les queda un largo trecho en la materia. El señor A le quita la vida al señor B, por lo que sea, nunca hay ninguna razón que pueda justificar una muerte. En realidad no existen razones que justifiquen las malas acciones, las malas palabras o los malos pensamientos.
En una nueva reencarnación, posiblemente en la siguiente, aunque no necesariamente, en los Planes de Vida del señor B y del señor A, va a aparecer reflejado un encuentro, no contemplando, por supuesto, en ese encuentro el asesinato de vuelta del señor B al señor A, sino contemplando la petición de perdón del señor A, y la aceptación de ese perdón del señor B.
            Es bueno destacar que nunca, en ningún Plan de Vida, aparece contemplado ningún aspecto de venganza. Los Planes de Vida son Planes de crecimiento, de aprendizaje, de perdón, de acercamiento a Dios. En ellos solamente va a aparecer todo lo relativo al perdón, a la bendición, a la comprensión, al Amor. El Plan de Vida lo conoce el alma, pero esta al encontrarse encerrada por el ego en la materia no puede hacer más que sufrir desde su confinamiento, y mandar impulsos de ese Plan al corazón, pero el corazón no grita, solo susurra, y el susurro se pierde envuelto por el ruido que produce la vileza de las mentes.
También sabemos que los Planes de Vida se cumplen en un ínfimo porcentaje, otro gallo cantaría si se cumplieran a rajatabla, con cuatro o cinco vidas tendríamos más que suficientes. Volviendo a nuestros protagonistas, es muy posible que en su encuentro, el señor B recuerde en su inconsciente que el señor A le quitó la vida, y al primer desencuentro que tengan va a asesinar al señor A. Y así van a permanecer en esa rueda de “me matas”, “te mato”, hasta que uno de los dos pida realmente perdón y perdone a su vez.
Con independencia de que sea perdonado o no, para él, en ese momento, en esa vida, habrá pagado su deuda kármica por los asesinatos. Pero ¿Qué le ocurre al otro que ni pide perdón ni perdona? Seguirá en su rueda ahora con un nuevo “contrincante”, que ellos mismos se asignarán, al haber salido de la rueda el anterior. El nuevo “contrincante”, será otro que se encuentra prácticamente en las mismas condiciones: mantenía una rueda de asesinatos con otra persona que en un momento también pidió perdón y perdonó.
Algo similar ocurre cuando se comete un asesinato o cualquier otro atropello a una persona calificada de “santa”, que llena de misericordia va a perdonar de inmediato al agresor. El Karma que ha de pagar el asesino será ejecutado por una tercera persona, como el “contrincante” del párrafo anterior.
 Aunque para los seres humanos cada vida física nos parece nueva y que empieza de cero, no es tal. Tenemos un bagaje de vidas importante a nuestras espaldas, y cada una es continuidad de la otra. Desencuentros, maltratos, asesinatos, enfados, pueden ser acciones que llevamos repitiendo, con las mismas almas, decenas de vidas, (que no es demasiado comparado con los cientos que vivimos), sin llegar a pensar que es algo que se solucionaría con el arrepentimiento y el perdón.
A pesar de que el mundo científico trata de demostrar todo, aun nadie ha demostrado las bondades de los desencuentros con otras personas, más bien al contrario, Ya que empiezan a aparecer estudios que relacionan la salud física con el carácter y con el estado de ánimo. Por lo tanto, ¿Para qué seguir por ese camino?, terminémoslo de una vez y para siempre. ¿Cómo?, ya lo sabes ¡Perdona!, y si es algo penado por la sociedad, que sea aplicado al agresor todo el peso de la ley, pero no carguemos más con ninguna deuda kármica. Nos está atando a la materia, nos mantiene separados de Dios.     

viernes, 25 de diciembre de 2015

Derribando tabúes de la pareja


            Un alto porcentaje de infelicidad y sufrimiento tiene su origen en la relación de pareja, cuando curiosamente elegimos a nuestra pareja para, en teoría, pasar toda una vida de felicidad.
            Hay parejas, o mejor dicho los miembros que componen la pareja, que después de cierto tiempo sienten que les falta algo, que no disfrutan con la relación, que no son felices, que se sienten incompletos. Y, por supuesto, la relación comenzó con todos los requisitos necesarios: Maripositas en el estómago, un estado de devoción en el que casi tocaban a Dios, una necesidad permanente de verse, tocarse, escucharse, sentirse, con cara de iluminados por su sonrisa permanente y con un olvido total del resto del mundo.
            Después de esos comienzos, pueden haber establecido una relación legal o de hecho, no importa, los papeles están bien para las cuestiones legales, pero para la cuestión del “ser”, para las cuestiones energéticas, para los compromisos adquiridos o para su compromiso con Dios, (si, con Dios), no importa si la relación es legal o no.


            Y al cabo de cierto tiempo, no importa cuánto, ni como era el tipo de pareja formada, ¡Oh, el amor se acabó!, y ahora ¿Qué?, porque las estructuras sociales, religiosa, familiares y en muchas ocasiones económicas, les obligan, aunque mejor estaría decir se obligan ellos mismos, a seguir juntos, con todo lo que eso significa: silencios, gritos, rencores, chantajes, infidelidad, engaños, maltratos, etc., etc.
            A pesar de esas estructuras sociales, es posible que se separen unos veinticinco millones de parejas anualmente en el mundo, (son cálculos extrapolados), y en muchos casos, no en todos afortunadamente, también es posible que antes, durante y después de la separación, o uno o los dos miembros de la pareja, hagan la vida imposible al otro.
El origen del problema no es otro que el desconocimiento de lo que es una relación de pareja y de la razón por la que se forma, así como del ingrediente o ingredientes imprescindibles, tanto para mantenerla como para darla por concluida.
Toda nuestra vida gira en rededor de parámetros erróneos, siendo el más grave la creencia de que somos un cuerpo, sin ninguna misión, salvo la de ser “personas de provecho” y conseguir lo mejor: mejor empleo, mejor casa, mejor coche, mejor pareja, mejores hijos, mejor todo. Como consecuencia de eso, todas nuestras acciones van a ser erróneas después de una lucha despiadada y sin cuartel con la propia vida.
Los seres humanos llegamos a la vida con un Plan establecido. Recogido en ese Plan se encuentran nuestras relaciones. Por lo tanto primer error: Las relaciones no son fruto de la casualidad o del encuentro con nuestra media naranja o nuestra alma gemela; las relaciones se establecen para aprender algo, para enseñar, para recibir algo que se debe o para pagarlo y están establecidas de antemano, de la misma manera que está establecida su duración, no tanto en tiempo,  ya que el tiempo solo es algo inherente a la materia y el Plan viene establecido desde el otro lado de la vida, sino en cuanto a la conclusión del trabajo, o cuando se comprueba que el trabajo va a ser irrealizable, (como sucede en un alto porcentaje de parejas).
Por lo tanto sería bueno desterrar la romántica idea de que se establece una relación para toda la vida, porque no va a ser así, o no va a ser así en un ochenta por ciento de relaciones, aunque no todas llegan a romperse. Si prefieren sufrir y ser infelices, es su decisión.
El segundo problema o error es que en las relaciones está ausente el Amor, y está ausente porque eso es justamente lo que tratamos de aprender con nuestras encarnaciones en la materia vida tras vida. No sabemos Amar, y lo que llamamos amor, que es en lo que basamos la relación, no es más que una mezcolanza de apego y deseo. Si a esa mezcla le añadimos el pensamiento social, la presión familiar, el fariseísmo religioso, los hijos y la posible precaria situación económica, la ruptura de la pareja es como una bomba atómica explotando en el salón de la casa familiar.
La metralla de la bomba son un sinfín de desencuentros en los que se llegan a utilizar hasta los niños como arma arrojadiza. Hay una parte de la pareja, normalmente los padres, que puede llegar a perder completamente el contacto con sus hijos por las maniobras y malas artes de la otra parte. Es terrible.
Todo esto se podría evitar si todos fuéramos conscientes de nuestro papel en la vida. Pero ya que eso parece difícil de conseguir podemos asirnos al amor, aunque sea esa emoción que sentimos los humanos. Si se pusiera un poco de amor en la pareja es posible que se pudiera mantener en la ruptura y utilizarlo en la separación junto con el respeto y la generosidad, aplicando además la Regla de Oro: No quieras para el otro, lo que no quieres para ti. Así no se utilizarían a los hijos como arma arrojadiza, no existiría ningún tipo de chantaje, y los dos miembros de la pareja arreglarían la vida de separados conjuntamente, de la misma manera que organizaron de manera conjunta la unión.
Siempre en estos casos se comenta “Es que las cuestiones del corazón son difíciles”. El comentario es erróneo, la formación de la pareja y su separación solo es una cuestión de la mente, otra cosa sería si entrara en juego el corazón con el auténtico Amor. Las cosas del corazón son las más fáciles.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Y ¿Quién no es Dios?


             Y ¿Quién no es Dios? Dios no es ese Ser que premia a los buenos y castiga a los malos. Dios no discrimina al que no cumple los preceptos del que si los cumple. Dios Ama de igual manera al beato y al asesino, Dios se sienta en la mesa del pobre y en la mesa del rico, Dios habita en el corazón de todos, en el de la prostituta también, igual que en el corazón del cardenal. Dios Ama a todos, a todos por igual, porque todos somos Sus hijos, porque todos somos Su Creación, y su Amor es infinito, es incondicional, es eterno.  

  

Sin embargo, las distintas creencias religiosas, habiéndose apropiado de la patente de Dios, guiados por sus pensamientos erróneos quieren hacernos creer que ellos están en posesión de la auténtica verdad, y si seguimos sus leyes alcanzaremos la felicidad, alcanzaremos la salvación, llegaremos a Dios.

La Verdad ya vive en nuestra alma, la felicidad ya está en nuestro corazón, no necesitamos la salvación porque nunca ha peligrado nuestra existencia y llegaremos a Dios todos, porque para eso estamos aquí para llegar a Dios. Es posible que unos tarden más que otros, pero será por su propia decisión, no porque lo impida ningún alabardero de ninguna claque.


martes, 8 de diciembre de 2015

La Ley de la Atracción desde otra perspectiva (y 2)


La llegada a la vida se realiza con un Plan determinado, perfectamente organizado, con un objetivo definido, con unas tareas establecidas, con unas personas asignadas y unos acontecimientos pactados. Pero al llegar a la vida no recordamos nada. Amnesia total.

Sin embargo, a pesar de que no recordamos absolutamente nada de nuestra Plan de Vida, y tampoco sabemos a ciencia cierta cuál es la razón de nuestra estancia en la vida, el alma, que si tiene conocimiento de nuestro Plan va enviando imputs, que son eso que denominamos corazonadas, para indicar, de la única manera que puede, cual es el camino a seguir y cuales los pasos a dar.

Pero para nuestra desdicha las corazonadas las filtramos por el arel de la mente y no pasa ni una migaja. Y el espacio que debía de ocupar la corazonada queda vacio, y en ese vacío van tomando forma los deseos del ego, maquillados de mil maneras maravillosas: El dinero necesario para que estudien los niños, las vacaciones necesarias a la orilla del mar para mejorar la circulación, la nueva casa con más espacio para todos, etc., etc., etc.

Y las Leyes del Universo que no utilizamos para nuestro propio crecimiento, para acercarnos a Dios, para dejar de sufrir o para aprender a amar, intentamos utilizarlas para satisfacer nuestros anhelos.



La Ley de la Atracción funciona sin tener que trabajar absolutamente nada para cualquier aspecto negativo. Es normal, lo negativo permanece de manera permanente en la mente y en las emociones, con lo cual es fácil atraer lo negativo. Lo positivo, aquello que deseamos ya nos cuesta un poco más de trabajo.

No voy a decir que hemos de hacer para que sea más fácil, lo importante es que no atraigamos nada. Dediquémonos al Plan de Vida y dejemos de lado los caprichos.

La Ley de la Atracción y el Plan de Vida van paralelos, como si de una carrera se tratara. En realidad es como si se tratara de una carrera con tres caballos. Uno negro que corresponde a la atracción de energías negativas, uno blanco que corresponde a la atracción de energías positivas, y otro bayo que corresponde al Plan de Vida.

Depende de la intensidad de cada uno  para que sea ese el que se haga real en nuestras vidas. De momento gana por varios cuerpos de ventaja el caballo de las emociones negativas, le sigue de lejos el caballo de las emociones positivas, y más lejos aún se encuentra el caballo bayo.

Al caballo negro le espolean las emociones negativas que conviven con la persona, no descansa nunca. El dolor, el sufrimiento, la sensación de carencia, los celos, el miedo y tantas y tantas emociones negativas están perennes en la persona.

Al caballo blanco le mueven las emociones positivas. Es normal que vaya lento, las pocas emociones positivas que tiene la persona son las que intenta trabajar para atraer eso que desea, y somos tan perezosos y faltos de voluntad que se nos olvida a los cinco minutos de iniciado el trabajo.

Al caballo bayo le mueven las corazonadas, lo que es lo mismo que decir que no se mueve.

¿Qué sería bueno hacer? Frenar al caballo negro, y dejar que al caballo blanco y al caballo bayo los montara el mismo jinete, y sería fantástico si consiguiéramos que el jinete fuera Dios.

Si dejamos nuestros planes y nuestros deseos en manos de Dios, entonces primará el Plan de Vida sobre los deseos, a no ser que los deseos formen parte del Plan de Vida.

Luchar por nuestros deseos desestimando el Plan de Vida va a generar más Karma y no se va a eliminar el que teníamos previsto en nuestro Plan. La vida no es divertirnos para tratar de olvidad la infelicidad, la vida es abolir la infelicidad amando.

Podemos olvidarnos de la Ley de la Atracción para conseguir cosas, y debemos tenerla en cuenta para no atraer nada negativo.

Y para atraer el Plan de Vida hagamos como dijo e hizo la Virgen Maria: “Hágase en mi Tu Voluntad”.

martes, 17 de noviembre de 2015

No al no. La vibración de la Tierra


             La espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en los centros de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las bibliotecas leyendo tres libros diarios. 
Se gana en el corazón. Se gana Amando.
Hari Krishan Singh

Cada vez que leo o escucho que la Tierra está cambiando su vibración y que todos nosotros estamos más cerca de la “iluminación”, miro a mi alrededor para ver si me estoy perdiendo algo bueno, porque lo que veo mirando al frente no me indica que avancemos ni un ápice en nuestro crecimiento como raza.
            Y cuando leo de rejillas, de nuevos portales de energía, me quedo tan frio como cuando escucho hablar de la evolución del planeta. Convivimos con el hambre, con la miseria y con las guerras, votamos y elegimos a mandatarios corruptos, asistimos a los oficios que dirigen las distintas confesiones que viven enfrentadas, las diferentes civilizaciones se observan de reojo, sin fiarse unos de otros, los mas locos matan por no sabemos muy bien que, unos matan a cientos para defender sus ideas o para satisfacer a su dios, otros de uno en uno para ganarse la vida. Todo eso genera en el mundo sufrimiento, odio y temor. El respeto, y la generosidad con el otro no existen. Ante esto me sigo preguntando, ¿Dónde está el avance?
            La vibración de la Tierra no va a cambiar sola, como no cambia la de las personas porque si. La persona tiene que trabajar para sí misma, y será ese trabajo y su cambio el que consiga que la Tierra cambie su vibración. Pero no será el de una sola persona, han de ser miles, millones las personas que cambien para afectar a la vibración de la Tierra.



            No amigos, no existe tal evolución del Planeta. Lo que existe es la evolución de las personas, y hoy más personas que ayer se encuentran un poco más adelante en el camino del despertar, ¡Solo faltaría que no fuera así!, pero nada extraordinario, cada persona va a tener que seguir haciendo su trabajo, la tan cacareada evolución de la Tierra no la va a llevar en volandas. Es al contrario, es la evolución de las personas la que va a conseguir la evolución del Planeta. La diferencia estriba que en el mundo de la globalización en el que nos movemos nos apuntamos los méritos de otros, o creemos que hemos alcanzado algo porque tenemos la oportunidad de leer algo de alguno de los enseñantes, pero eso no basta. No basta con leer, no basta con escuchar, hay que practicar, hay que practicar el Amor. Nada más tiene valor. La evolución, la espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en los centros de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las bibliotecas leyendo tres libros diarios. Se gana en el corazón.  
            Proponía en la entrada anterior cambiar conscientemente los pensamientos para influir en las formas de pensamiento globales. Esto es más de lo mismo. Es la única manera de influir en los otros. Es la única manera de avanzar como raza.
            Para empezar digamos “no al no”. Vamos a dejar de manifestarnos por el “No a la guerra”, por el “No al terror”, por el “No a la discriminación”. Cuando hacemos eso estamos pensando en la guerra, en el terror y en la discriminación para negarlas, y eso supone darles energía.
Cambiemos la pancarta en nuestra manifestación por “Si a la Paz”, “Si al Amor”, “Si a la Igualdad”.  
Pasemos de la cocina al respeto del otro, pasemos del retiro a la humildad, pasemos de la biblioteca a la generosidad, pasemos del ego al corazón, pasemos de las ínfulas al Amor. Esa es la única manera en que la Tierra va a cambiar su vibración.



jueves, 12 de noviembre de 2015

Aquí está la solución a tus problemas (y final)


             Es muy fácil decirlo, pero me ha costado bastante tiempo llegar a mi interior, y además, cuando consigo llegar, siempre sucede algo, un ruido, una música, un pensamiento, que me devuelve de inmediato al exterior volviendo a la locura de la vida, y además no soy consciente de inmediato, tardo en reaccionar. ¡Engancha tanto la mente!


Sin embargo, algo sucede cuando entro: La locura se vuelve paz, el deseo se vuelve aceptación, el deseo de venganza se vuelve perdón, la tristeza se transforma en alegría,  el estrés se vuelve sereno, el orgullo convive con la humildad y el desdén se vuelve compasivo. La preocupación desaparece y el miedo se desvanece en brazos del amor. Encuentro justificación a la sinrazón del mundo, me olvido de juzgar a mi vecino y de criticar a mi jefe, entiendo a todo el mundo. A mí no me importa. Todo está bien.
Los deseos materiales se evaporan como el humo, y aparecen otro tipo de deseos, los deseos espirituales, pero no agobian, no preocupan, todo tiene su tiempo, las cosas de Dios también lo tienen.
Dentro de mí no existe ni pasado, ni presente ni futuro. Sólo ahora. Sé que soy un ser espiritual viviendo una experiencia humana, sé que soy lo que quiero ser, sé que nada en la vida es permanente, ni importante, ni imprescindible, sé que todo es pasajero, ya que también lo es la misma vida.
Sé todo lo que necesito saber, y tengo todo lo que necesito tener. No necesito más. Todo está en mi interior. Todo está bien.


sábado, 7 de noviembre de 2015

La vida sin Amor

Es mayor nuestro deseo de ser espirituales,
que nuestra voluntad para trabajar y conseguirlo.
Hari Krishan Singh

La sociedad está total y absolutamente centrada en la materia, manteniendo completamente abandonado al espíritu. Alguien puede pensar que para mantener el espíritu ya están las religiones, sin embargo, tampoco es así. 

¿Cómo aprendemos en nuestro crecimiento?, ¿Qué saben del Amor nuestros padres, nuestros maestros, nuestros modelos?, no saben nada, absolutamente nada. Esta es la raíz del problema. Los que tienen que enseñar lo que es el Amor, lo que es la felicidad, lo que es la paz a los que llegan a la vida, no saben. Por eso cuando sus hijos crecen y tienen que enseñar a sus propios hijos, tampoco saben.

Alguna vez, alguien tendrá que romper la inercia de ignorancia que inunda la Tierra. Y aunque es cierto que cada vez son más las personas que comienzan a tener un conocimiento teórico de la auténtica realidad de la vida, es necesario que esa teoría se concrete en práctica para que la nueva enseñanza se cimente en los conocimientos realmente necesarios para superar con nota la principal asignatura de la existencia del alma: El Amor.
 
Pero pasar de la teoría a la práctica es un paso complicado en el que se necesita una buena dosis de voluntad para dejar de leer, o de ver, o de escuchar, para practicar. Vale más un gramo de práctica que toneladas de teoría. Y hoy por hoy, todo queda en las frases bonitas que colgamos en las redes sociales o en los libros que vamos leyendo antes de dormir o en los medios de transporte. Es más un deseo de ser espiritual que trabajar para conseguirlo. Pero menos es nada, está bien, por algo se empieza.

Si los Maestros, si los guías, si todos los que nos contemplan desde el otro lado de la vida, pudieran expresar alguna emoción, sería expectación. Ellos que están poniendo a nuestro alcance, de manera permanente, los medios para que podamos conseguir nuestro fin, pueden comprobar cómo no solo vamos desperdiciando todas las oportunidades vida tras vida, sino que cargamos a nuestras espaldas nuevos episodios de desencuentros con nuestros hermanos.

Y no se molestan, y no se enojan, y no lo tienen en cuenta para privarnos de nuevas oportunidades, ellos siguen cuidándonos con mimo y nos siguen ofreciendo y entregando su Amor de manera desinteresada, de la misma manera que lo hace una madre hacia su bebé recién nacido.

Habría que ver como se comportarían nuestros egos en las mismas circunstancias: Ofreciendo oportunidades que son reiteradamente rechazadas. Es seguro que se escucharían comentarios como: “Púdrete, con todo lo que hago por ti y no lo aprovechas”, “Nunca más me pidas ayuda”, “Desagradecido”, “Todo lo hago por tu bien”, y un sinfín de lindezas por el estilo. Es lo que hacemos habitualmente.



Dios no lo hace y sus ayudantes más cercanos tampoco. En nuestro comportamiento está la primera diferencia, ahí está la prueba irrefutable de nuestra falta de Amor. Llevemos el ejemplo a nuestra vida diaria. ¿Somos capaces de demostrar esa paciencia infinita, que no es más que una demostración de Amor, con cualquiera de nuestra familia o amigos?

Conocemos de sobra como es la vida sin Amor porque es nuestra propia vida, porque es la vida de la Tierra. ¡Cuántos momentos de tristeza, de ansiedad, de dolor, de melancolía, de miedo!, ¡Cuanta locura, cuanta sinrazón!, ¡Cuántas muertes, cuanta hambre, cuanta injusticia! Nada de eso se tiene o se da cuando se Ama. La vida que podríamos disfrutar por su increíble belleza, la hemos convertido en un valle de lágrimas. Todos los frutos que regala la generosidad de la Tierra los acaparan cuatro que los venden al resto a precio de oro. Nos matamos los unos a los otros física y emocionalmente por una moneda, por un espacio de poder, por un instante de gloria.

Queremos poder, queremos gloria, queremos riquezas, pero tenemos mal enfocado nuestro objetivo, porque queremos conseguirlo a costa de nuestros hermanos, explotándoles a ellos, robándoles, engañándoles, matándoles. Hay que variar ciento ochenta grados la mira y apuntar al corazón, a nuestro corazón, y dispararle sus propios dardos, que no son otra cosa que amor.

Cada dardo lleva implícito una de esas frases bonitas que corren por las redes sociales, para que su esencia impregne cada célula y paulatinamente se vaya integrando en el ser.

Permitámonos recordar alguna de las frases para comenzar el trabajo de integración:

Es dando que se recibe.
            Quien realmente Ama sólo desea la felicidad del otro.
Es bendiciendo como somos bendecidos.
Juzgar y criticar diciendo “Es por tu bien”, no es Amor, es ego.
Es amando como vamos a recibir amor.
No desees para los demás lo que no deseas para ti.
Con la vara que mides te medirán.
Somos lo que pensamos.
Vivimos la vida que hemos decidido vivir.
Si algo de tu vida no te gusta cámbialo. Si no puedes acéptalo.
El resultado siempre será el mismo si siempre haces las cosas de la misma manera. Si quieres que cambie el resultado final has de modificar la manera de hacer.
El pensamiento es creador.
No dejes que tu mente te lleve al pasado, ya pasó. No dejes que te lleve al futuro, es fantasía. Déjala serena y tranquila en este momento.
Cuando pienses, cuando hables, cuando hagas piensa que quien está delante de ti eres tu mismo.
Somos esclavos de todo lo que hemos conquistado.
Antes de intentar cambiar a otros cambia tú.
Tus pensamientos y tus acciones de hoy están determinando como será tu mañana.
Solo se puede ser feliz quien se conforma con todo.

Mientras no se cambie el punto de mira no solo no viviremos en el Amor, sino que ni tan siquiera se puede saber de qué se está hablando. Es seguro que los que se han erigido en “jueces del mundo”, en “críticos intolerantes”, en “perfeccionistas de los demás”, desprecian cualquier idea o creencia que no sea coincidente con la suya propia. Esa es una manifestación más de la falta de Amor y de la sobredosis de miedo que arrastran, porque de la misma manera que la oscuridad es falta de luz, la falta de Amor provoca miedo. Miedo a que otros sean mejor que él, miedo a que le quiten la razón, miedo a que le engañen, miedo al ridículo, miedo a lo que puedan pensar los demás, miedo a perder lo que ha conseguido, miedo a la muerte, miedo a la vida. Aunque pudiera parecer lo contrario, no se valora a si mismo, por eso es imposible que conozca la valía de los demás, tampoco se respeta, razón por la que maltrata a todo el mundo, camina por el mundo aterrado tratando de ver entre las sombras para preservar su integridad. Vivir así es no vivir, y no vive porque no sabe de Amor.

Puede parecer exagerado, pero no lo es. Reflexiona sobre tu vida. Es posible que encuentres alguna coincidencia, y si no la encuentras en tu vida, (a veces nos cuesta ver realmente como somos), observa las vidas de los que te acompañan en ella.


Sabemos que algún día finalizará tremenda locura, aunque desde el observatorio actual de la vida no parezca próximo dicho fin. 

viernes, 23 de octubre de 2015

Aquí está la solución a tus problemas (2)

¿Cómo entrar en el interior de uno mismo? Es muy posible que esta sea la segunda pregunta del millón. Después del ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Adónde voy?, esta creo que es la pregunta que le sigue en importancia a las preguntas de la identificación, a esas preguntas en las que la respuesta nos sitúan un poco bajo el foco de lo que somos los seres humanos. Porque una vez sabido quienes somos, hemos de contactar con nosotros mismos, y ese contacto se va a realizar dentro, mirando al corazón, escuchando al alma; y para establecer el contacto dentro, hay que entrar, y para entrar hay que saber cómo.

Ya son muchas las personas que saben que son hijos de Dios, y saben que hacen aquí, pero no terminan, o mejor no empiezan a actuar como tal, como abanderados de la Divinidad, podríamos decir, espero no cometer un sacrilegio, como los auténticos voceros de Dios, como los auténticos representantes legales de sus intereses en la Tierra, ¿Quién mejor que un hijo para representar al Padre?

Y ¿Por qué no lo hacen? Pues porque no saben muy bien cómo actuar, el conocimiento que tienen es meramente intelectual, falta la experiencia, a pesar de esas meditaciones en las que cuando finalizan dicen “que fuerte”. Ese “que fuerte”, es como una gota de agua recibida, en comparación con el océano que les está esperando. La realidad es que pasar del conocimiento intelectual a la voz de la experiencia por haber integrado el conocimiento es posiblemente el paso más difícil que hemos de dar como seres humanos. Y ese paso es precisamente entrar a nuestro interior.

Por eso tenemos que hablar de la relajación, de la meditación, del viaje a la India, de la charla que escuchamos al maestro, al gurú o al monje tibetano, por eso tenemos que hablar de una determinada técnica o de lo intenso que fue el último intensivo. Todo esto son pasos correctos y posiblemente necesarios, aunque no imprescindibles, para poder dar el paso hacia nuestro interior, paso que significa dejar de vivir en la cabeza para vivir en el corazón, paso que significa abandonar la periferia de la conciencia para sumergirnos totalmente en ella.


El viaje hacia el interior, se realiza suavemente, deslizándose con la respiración consciente, después de dominar los pensamientos, manteniendo una atención constante y aceptando todo lo que el fluir de la vida nos ofrece, que no es más que aquello que nos envía el Universo, fruto de la atracción que nuestros pensamientos han generado con anterioridad.

Las cinco líneas anteriores bien podrían ser el prologo de cientos de tratados que hablan de la respiración consciente, de la atención plena, de la meditación, del perdón y de la aceptación, de la fuerza de los pensamientos y de las Leyes del Universo.

Cuando me siento delante de la computadora para escribir lo que será un nuevo post, lo hago solamente con una idea inicial, una especie de titulo, y nunca sé, en ese momento hasta dónde puede llegar. Es tecleando que van apareciendo las ideas que se van plasmando prácticamente sin ser totalmente consciente. En este caso, al llegar a estas cinco líneas he sido consciente de que me he metido, o me han metido, en un berenjenal, y de que la salida no va a poder ser lo que pretendía, que era escribir un post de dos folios máximo, esto se va a tener que convertir en una especie de tratado. No, por supuesto que no lo voy a hacer, no estoy preparado para eso, ya hay maestros que han dictado esos tratados, pero si voy a intentar, resumir ese prólogo de tratados según mi humilde, corta y personal experiencia.  


Así que aquí termina esta segunda entrada. Seguiré, utilizando el mismo titulo en las siguientes

lunes, 5 de octubre de 2015

En el umbral del Paraiso-(La vida de Ramón)


            Esta es la historia de Ramón, un jubilado a punto de cumplir setenta años, ahora abuelo a tiempo completo, que como hobby ha dedicado media vida a la búsqueda de algo, que el mismo no sabe muy bien cómo definir, pero que casi a media voz, como si le diera vergüenza, dice “busco a Dios, pero me siento tan poquita cosa”.
Ramón es una excelente persona, el primero en ayudar en las distancias cortas, aunque alejado de los grandes compromisos, ya sean sociales, económicos, políticos o religiosos. Sus familiares con ese cariño infinito que sienten por él le dicen con frecuencia: “Ramón, o papá”, según de donde venga la perorata, “es que no puedes ayudar a todo el que se te acerca, no puedes perdonar lo que te deben, no puedes hacerte el tonto de esa manera porque te están tomando el pelo”.
“Mira”, contesta él, “si pueden devolvérmelo y no lo hacen, no es mi problema, es el suyo. Para mí no es imprescindible, y si creyendo que soy tonto y me engaña, él es feliz, pues ¡Bendito sea Dios!, allá él con su conciencia”.
Esta es su manera de ir por el mundo. No entiende de separatismos políticos o religiosos, no entiende la discriminación, no entiende, por ejemplo, cuando desde las altas jerarquías de la iglesia condenan sin paliativos a homosexuales, a divorciados o a madres solteras. “Ahora afortunadamente”, dice, “tenemos un Papa que sí parece que habla por boca de Dios, al menos más que otros”.
Ramón es un observador, no habla, solo escucha, y eso le ha hecho conocedor de la idiosincrasia humana. Como él dice: “Cuando abren la boca ya sé si hablan con verdad o me va a engañar” o, “dejarles que hablen, pobrecitos, es su única manera de tener protagonismo”.
 
No ha realizado ningún tipo de cursos o talleres tan de moda hoy día, no hace intensivos ni retiros, él sólo lee y medita. Me contaba que le tenía un miedo cerval a la muerte y que a través de la lectura empezó a pensar en la lógica que tenía la reencarnación y en que todo lo que venimos a hacer a la vida es aprender, “Aunque tengo que reconocer”, dice, “no sé muy bien cuál es el aprendizaje. Los autores no se ponen mucho de acuerdo, lo que me da a entender que no lo saben. Me gusta eso que tú dices de que sólo tenemos que aprender a amar, parece lógico”.
Lo que iba asimilando de los libros lo ha ido incorporando a su propio ser a través de la meditación. Me contaba de su experiencia meditativa: “La reencarnación me empezó a parecer lógica observando la tontería de mucha vidas, y sobre todo tantas y tantas vidas vacías, carentes de amor y de cariño, y sobre todo con tantos engaños. Tenía que haber algo más pensaba. Pero a medida que avanzaba en mi meditación, era como si en cada meditación recibiera información adicional, porque al finalizar la meditación parecía que había integrado en mi ser, en el lugar donde se acumula la sabiduría, que no se cual es, lo que había leído y aceptado como cierto. Esto hizo que desapareciera el miedo a la muerte y empezara a plantearme otros objetivos de vida”.
 “¿Cuáles son esos otros objetivos?”, pregunté yo, dando por sentado que los objetivos anteriores eran los que todo el mundo tiene, buscar la felicidad, aunque no lo sepan, pero tratando de encontrarla en los lugares equivocados. “Los objetivos que ahora busco”, contestaba Ramón, “es hacer felices a los demás. Eso me hace feliz. Lo leí una vez, y no lo entendía muy bien, pero ahora, al practicarlo, lo he entendido perfectamente. Mi felicidad pasa por la felicidad de los que me rodean”.
Si tenía alguna duda de la bondad de este hombre, ahora se había disipado. Pero la razón de esta entrada, no es por su bondad, ni sus anécdotas, es por lo que me siguió contando Ramón: “Últimamente me están pasando cosas muy raras, y cada vez con más frecuencia. A veces es como si me desconectara del mundo. Estoy con mi esposa, con mis hijos o con mis nietos, y la mente, que ya sabes lo caprichosa que es, da entrada a un pensamiento del tipo: ¿Qué será de Ana, mi nieta, el día de mañana?, y en ese momento surge la desconexión y me entra una serenidad especial, y esa serenidad lleva implícito no que sepa que será el día de mañana, sino que no debo preocuparme porque lo que va a ser ya lo ha pedido, lo ha pactado y lo ha programado, así que no va a ser lo que ella no quiera ser”. “Ya sé”, siguió Ramón, “que eso, ni ella, ni nadie de la familia lo saben, ni tan siquiera yo, pero la sensación que recibo, o la energía como tu dices, me serena hasta el extremo de dar las gracias a Dios”.
“Te ha sucedido en más ocasiones”, le pregunté.
“En muchas más”, me contestó, “prácticamente cada vez que tengo alguna duda, alguna pregunta, alguna inquietud, de alguna manera es como si me desconectara de la vida y me enchufaran a no sé donde, pero me llega tal serenidad que dan ganas de seguir teniendo dudas. A veces incluso después de eso, se la respuesta a la pregunta que me hacia en mi mente, y sin que nadie me diga nada, se que lo sé”.
“Ramón”, le interrumpía yo, “eso es como estar en el umbral del Paraíso. Es como si estuvieras aquí y Allá. Y ¿Qué haces?
“Nada”, contestó él, “doy las gracias”.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Enfados del alma (2)


Hasta prácticamente hoy, nunca, o en contadísimas ocasiones entraba en el blog para ver comentarios. Creo que lo he hecho una o dos veces, con lo que los comentarios ahí están, pero nada más.
Cuando hoy he entrado he visto alguno como el que trascribo a continuación: “Hola, me gustaría que profundizaras en el comentario del enfado del alma, porque no me queda nada claro que las enfermedades vengan de un enfado del alma”. Este comentario es del 8 de Abril y fue motivado por una mini entrada, (las entradas minis, que son casi pensamientos, las recojo en algo que denomino “Perlas para el alma”). No sé a quién pertenece el comentario porque aparece como anónimo. Espero que lea esta entrada para aclarar en lo posible sus dudas.
La entrada en cuestión decía: La verdadera y futura curación se efectuará cuando la vida del alma pueda fluir sin impedimento ni obstáculo a través de cada aspecto de la materia, pudiendo entonces vitalizarla con su potencia y eliminar así los bloqueos que son fuente de enfermedades.
Un sinfín de enfermedades tienen su origen en un enfado del alma. Solo hay que ser honestos con uno mismo, escuchar lo que dice el corazón y seguirlo al pie de la letra.
 
Para entender, en primer lugar, que el alma se enoje, y en segundo lugar, que sea origen de enfermedades, por supuesto no de todas, es imprescindible saber que el ser humano cando nace a una nueva vida tiene, normalmente, un bagaje de vidas importantes a sus espaldas.
Lo que nace a una nueva vida es un cuerpo, pero de ese cuerpo, toma posesión “algo” que permanece inmutable vida tras vida, “algo” eterno, “algo” divino, ese “algo” es el alma. El alma es un chakra que se encuentra situado a unos treinta centímetros por encima de la cabeza. El cuerpo físico se encuentra dentro del radio energético del alma, podemos decir, por lo tanto, que somos un alma que contiene un cuerpo, más que un cuerpo que contiene un alma.
Es el alma quien atesora los recuerdos de todas las experiencias vividas en los diferentes cuerpos que ha ido habitando en la materia. Es el alma quien recuerda muertes traumáticas, quien recuerda maltratos, quien recuerda engaños y traiciones, quien recuerda amores y desamores, quien recuerda felicidad y sufrimiento. Es el alma también quien firma, (por expresarlo de una manera que entendamos), el contrato de vida, por lo tanto sabe perfectamente la razón de su venida a un cuerpo, sabe el porqué de cada encuentro, sabe la razón de miedos y traumas, sabe cuál es el trabajo a realizar y cuando debe hacerse.
El problema es que cuando alcanzamos el uso de razón para la humanidad perdemos el contacto con el alma para la espiritualidad. Nos enseñan a creer en lo que vemos y tocamos, y claro el alma no se ve. Nos hablan del alma, como nos hablan de Dios, pero sin enseñarnos que es realmente el alma y quién es realmente Dios. Nadie nos habla de nuestra divinidad, nadie nos dice que somos eternos, nadie nos dice que vivimos desde siempre y que vamos a vivir para siempre.
Por lo tanto todo lo que conoce el alma no lo conoce la razón, pero no porque sea imposible, sino porque vivimos desconectados del alma.
Como no somos capaces de conectarnos con nuestra alma, de alguna manera tenemos que recibir los “imputs” para hacer aquello que hemos pactado hacer. Sólo el alma lo sabe. Es el alma la única que puede hacer algo para que reaccionemos y encaminemos nuestros pasos hacia el punto que teníamos previsto antes del nacimiento del cuerpo.
¿Cómo lo hace? El alma se encarga de enfermar al cuerpo con la enfermedad necesaria para pagar Karma con el sufrimiento por la enfermedad,  o para visitar a un terapeuta que le enseñe a la persona a meditar para sanarse, o para encontrarse con alguien que le hable del perdón, o para que haga aquello que necesita para la realización de su contrato.
Permitirme que haga un punto y aparte para recomendaros que leáis, si no lo habéis hecho la entrada que lleva por título “La mochila kármica de los bebés”. En ella relato cuatro casos en los que los recuerdos que el alma trae de otras vidas están afectando a la vida actual.
      A estas enfermedades que son un aviso del trabajo a realizar, es lo que yo llamo “enfados del alma”. No son tales enfados, el alma no se enfada nunca, solo hace su trabajo para que “nosotros” hagamos el nuestro.
      Nos ahorraríamos enfermedades y sufrimientos si realizáramos el trabajo más importante: Conectarnos con el alma, vivir desde el alma.
 

La información que aparece en “La mochila Kármica de los bebés” ha sido recibida a través de varias canalizaciones que han realizado los papas de los niños, que presentaban diferentes problemas a los que no parecía encontrársele explicación. Si alguien estuviera interesado en realizar alguna canalización podéis escribir a mi correo alvaga88@gmail.com
Ya he tomado las medidas oportunas para leer a partir de ahora cualquier comentario que se realice en cualquier entrada. Me llegará de inmediato.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Apana Vayu Mudra - Mudra del corazón


APANA VAYU MUDRA – MUDRA DEL CORAZÓN
 
 
Cómo se hace:
Las puntas de los dedos corazón y anular tocan la punta del dedo pulgar, mientras que el dedo índice toca la base del pulgar, manteniendo recto el dedo meñique.
Sirve para:
Beneficia el corazón.
Funciona como una inyección en la reducción del infarto.
Es tan poderoso como una pastilla debajo de la lengua.
Reduce los gases del cuerpo.
Duración:
Practicar tantas veces como se pueda.
Pacientes con problemas cardiacos y pacientes BP practicar durante 15 minutos cada día. Dos veces al día para obtener mejores resultados.
Beneficios:
Fortalece el corazón y regulariza las palpitaciones.
Regula el sistema excretor.
Reduce los problemas gástricos.