El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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lunes, 27 de marzo de 2017

La ironía de la pareja

Cuando se forme una pareja tiene que cambiar el objetivo actual: 
Que lo único que desee cada miembro de la pareja 
sea conseguir la felicidad del otro, no la propia

Dos personas se conocen, se enamoran hasta el extremo de creerse almas gemelas, comprueban que tienen gustos afines, que tienen las mismas aficiones, que les apasionan los mismos temas y que le temen a lo mismo. Y por supuesto que, si en algo puede ser que no sean coincidentes, entonces dicen que son complementarios. El caso es que ven la vida de color de rosa, viven con una sonrisa permanente en su cara, y asumen, sin ningún género de duda, que todo está bien y todo es perfecto en su otra mitad.

Posiblemente sea, si no el mejor, si uno de los mejores estados emocionales de los seres humanos en su deambular por la materia.



Ante tal cúmulo de coincidencias en sus sentimientos, y teniendo claro lo difícil que les es vivir separados, deciden dar uno de los pasos más importantes que se pueden dar en la vida, se van a vivir juntos, con o sin papeles, no importa. Lo importante es estar juntos, verse cada día, amarse en la distancia corta.

Hasta aquí todo es perfecto. Solo están cumpliendo uno de los apartados de su Plan de Vida.

 ¡Es una lástima que solo sea un pensamiento el que genera esa emoción!, ¡Es una lástima que no se mantenga en el tiempo ese pensamiento!, porque al cabo de cierto tiempo aparecen aspectos que en la vorágine del enamoramiento inicial habían pasado por alto y ahora empiezan a hacer mella, hasta el punto de que el pensamiento de amor comienza a ser sustituido por otros pensamientos que ya no generan la misma emoción de amor, sino que generan una sensación de fastidio, que se va tornando en molestia, para convertirse finalmente en hartazgo, en cansancio, en aburrimiento,  y en casos más dramáticos en odio.

La pareja, que es una gran escuela para aprender realmente a Amar, para aprender a desarrollar la paciencia, la tolerancia, la generosidad y el respeto, se convierte en un campo de batalla, en el que se utilizan toda clase de armas arrojadizas, incluso a veces, desgraciadamente, los propios hijos.

¿Qué pasó con el alma gemela?, ¿Se equivocaron en su apreciación o no era tal?, ¿Dónde quedaron los gustos y las aficiones afines?, ¿Adónde se fue el ser complementarios?

Es posible que en ese “desamor humano” también se esté manifestando su Plan de Vida, es posible que su unión sea temporal para aprender algo que la otra parte puede enseñar, o para pagar alguna deuda Kármica, o para recibir algo que le deben. Pero, (uno o los dos miembros de la pareja), lo están interpretando mal, porque les está faltando algo que nunca sintieron: Amor. Porque practicaron el amor, pero no practicaron el respeto. Porque se unieron para recibir el uno del otro, pero no para ser generosos y darse el uno al otro.

Todo esto unido a la sinrazón de la sociedad o al engaño de las religiones, que son coincidentes en que dos personas que forman una pareja han de permanecer unidos mientras dure la vida.

¡Que locura!, así le va al género humano!

Habrá parejas que hayan establecido, antes de venir a la vida, que si van a permanecer unidas de por vida, pero las habrá que no. Y como eso no se sabe de antemano, sería bueno que en el desamor cada parte de la pareja se colocara en los zapatos de la otra parte, para explicar lo que necesitan escuchar, para tratarla como la gustaría ser tratada, para darse en el desamor con la misma intensidad que en el amor.

Del amor al odio no hay un paso. Lo que pasa es que nunca existió el amor.

El fallo radica en que los seres humanos se creen incompletos y por lo tanto piensan que necesitan esa otra mitad para ser felices, para ser completos. Pero no. Los seres humanos ya son “completos”, ya son perfectos tal como son, ni les sobra ni les falta nada, por lo que buscar complementarse con otro ser humano es abocarse al fracaso.

Primero hay que aprender a Amar para poder dar Amor, hay que practicar el respeto para respetar, hay que ser generoso con uno mismo para poder serlo con los demás, hay que valorarse uno mismo para poder valorar al otro, hay que ser feliz para poder hacer feliz a la otra parte.


Y cuando se forme una pareja tiene que cambiar el objetivo actual: Que lo único que desee cada miembro de la pareja sea conseguir la felicidad del otro, no la propia. Se supone que la propia ya la tiene, ya que sino la tiene es posible que la relación se convierta en una relación complicada. 

martes, 24 de mayo de 2016

La pareja y el Amor Divino

PERLAS PARA EL ALMA

La pareja, que es el mejor campo de aprendizaje y de crecimiento para el alma,  se ha convertido, desgraciadamente, en un campo de batalla, en un campo de deudas kármicas, que ata a sus integrantes al ciclo de reencarnaciones para tratar de liberar en vidas posteriores los efectos nocivos de esas relaciones dañinas.

La pareja es el espacio ideal para empezar a desarrollar el Amor Divino. Nada es dado porque sí, todo se ha de trabajar, el Amor Divino también, y la mejor universidad del Amor Divino es la pareja.


Mantener el amor “humano” del enamoramiento más allá del inicio de la relación, más allá del nacimiento de los niños, más allá de la jubilación, es desarrollar el Amor Divino.
Sentir como se abre tu pecho cuando miras a tu pareja en cualquier situación, es desarrollar el Amor Divino.
Decir de manera permanente a tu pareja cuanto la amas y cuanto te importa, es desarrollar el Amor Divino.
Escuchar a tu pareja, apoyarla, reconocer sus éxitos, es desarrollar el Amor Divino.
Mantener y reforzar la confianza entre los dos, es desarrollar el Amor Divino.
Nadie es servidor de nadie, repartirse el trabajo y la educación de los niños, es desarrollar el Amor Divino.
Respetar la libertad del otro y sus diferencias, es desarrollar el Amor Divino.
Comunicarse, no olvidarse de contar nada, no dejar que se enquisten las dudas y los problemas, es desarrollar el Amor Divino.

Si creen que el proyecto común ha concluido, hacer lo que corresponda con amor, con comprensión, con generosidad, es desarrollar el Amor Divino.


sábado, 6 de febrero de 2016

La pareja: Atracción espiritual (y 3)

Una pareja es la conjunción de dos almas
 que van al encuentro de Dios.

Terminaba la entrada anterior de “Almas gemelas” diciendo que La razón de tanta felicidad solo es una mezcla de deseo, de apego y de pensamiento. A partir de ese momento inicial es cuando los enamorados realmente han de aprender a amar, porque no saben, porque lo que sienten no es amor, y si se han encontrado no ha sido por casualidad, ni ha sido porque Dios ha permitido que se encuentren para vivir una locura, ni ha sido tampoco porque sean almas gemelas. Ha sido porque así estaba planificado.

La atracción que sienten el uno por el otro, ya sea física, emocional o intelectual, solo es el instrumento de acercamiento para cumplir una misión. La auténtica atracción es la atracción espiritual. Ambas almas sabían de antemano que se iban a conocer de una determinada manera, en un determinado tiempo para realizar un determinado trabajo. Es mucho menos idílico de lo que nos gusta creer y mucho más “Grande” de lo que podamos pensar.


Antes de llegar a la vida organizaron, pactaron y aceptaron lo que sería su Plan de Vida. En ese Plan de Vida aparecen reflejados los encuentros de todo tipo, y entre ellos el encuentro de su pareja, o de sus parejas, ya que cuando el trabajo establecido con una pareja ha finalizado, aparecen nuevos encuentros para nuevos trabajos, para nuevos aprendizajes. Y ese cambio de pareja debería poder realizarse sin miedo, sin dolor, sin traumas, sin culpabilidad, sin utilizar a los hijos como arma arrojadiza, sin embargo esto no es posible porque falta lo más esencial, falta el amor, falta el respeto, falta la generosidad.

De la misma manera que no sabemos lo que somos, ni de dónde venimos, ni lo que hemos venido a hacer, no sabemos nada, absolutamente nada, de lo que trata la vida. Por lo tanto no sabemos de qué trata la pareja.

Una pareja es un contrato establecido de antemano ante Dios, por lo tanto todo lo que formalicemos en la vida en la materia, sirve para las leyes de la materia, ya sean legales o eclesiásticas, pero a Dios le va a dar igual. No existe por lo tanto ningún impedimento espiritual, es decir ante Dios, (espiritual nada tiene que ver con eclesiástico), para que dos personas ya sean del mismo o de distinto sexo formalicen su relación como pareja, ya que el autentico contrato lo firmaron antes de llegar a la vida.

La razón de ese contrato, la razón del encuentro puede tener varios objetivos: Ambas almas están convencidas que durante un determinado tiempo juntas en la materia pueden aprender lo suficiente para crecer y acercarse así un poco más a Dios, o puede ser que hayan coincido en vidas anteriores y tengan temas pendientes, (tratándose de parejas es lo más normal), y hayan decidido encontrarse en la nueva vida para zanjar las diferencias existentes.
La pareja es un campo magnífico de aprendizaje y crecimiento para los seres humanos, ya que es un gran instrumento para aprender un sinfín de cualidades como lo son el amor, el respeto, la comprensión, la tolerancia, la ayuda, el sacrificio, la aceptación, la paciencia y el servicio, entre otros que ahora se me escapan.

Sin embargo, aunque no se firme un contrato en un juzgado o en una iglesia, existe el contrato del alma que es mucho más importante que cualquier otro contrato que se pueda firmar en nuestra vida en la materia, y la falta de las cualidades reflejadas en el párrafo anterior y la sobra de vicios como el orgullo, el engaño, los celos, la intolerancia, tienen unas consecuencias mucho más graves que la excomunión, la encarcelación física, o el pago de una pensión de manutención. Es la Ley del Karma: ¡Quien a hierro mata, a hierro muere!


 Vivimos un sueño y en ese sueño organizamos una vida de pareja que nada tiene que ver con la realidad. Hasta que no despertemos y vivamos nuestra vida despiertos, y por ende nuestra relación de pareja, no seremos conscientes de que la pareja es la conjunción de dos almas que van al encuentro de Dios.

Atracción espiritual


PERLAS PARA EL ALMA





EL enamoramiento inicial en una pareja es mucho menos idílico de lo que nos gusta creer y mucho más “Grande” de lo que podamos pensar. 

viernes, 5 de febrero de 2016

La pareja: Atracción espiritual (1)

         Dos personas se conocen, por cualquiera de los millones de motivos por los que se pueden conocer dos personas: Un encuentro casual, realizar el mismo curso, tropezar en la calle, ser presentados por amigos comunes, subir al mismo autobús, trabajar juntos, coincidir en el mismo banco en la iglesia, pedir el mismo combinado en la barra de la discoteca, esperar en la cola para pagar en el súper, asistir al mismo gimnasio en el mismo horario, etc., etc.

Y en ese encuentro sucede algo especial que hace que cada uno de ellos se quede prendado por algo del otro: por su mirada, o por su sonrisa, o por el timbre de la voz, o por su gracia, o por su belleza, o por……, otro millón de razones diferentes por las que dos personas pueden quedar prendados uno del otro. Es como si se hubiera detenido el mundo para ellos, o como si una legión de ángeles tocarán sus trompetas solo para ellos.



Antes de continuar hemos de tener presente que “todo es energía”, y que “la energía siempre va detrás del pensamiento”, es decir, que donde se pone el pensamiento allá va la energía, y lo hace de inmediato, no tarda más o menos tiempo en llegar la energía desde la persona que piensa hasta el objeto del pensamiento en función de la distancia, no, es inmediato, ya se esté a un metro o a veinte mil kilómetros de distancia.

¿Qué sucede a partir de ese momento? Las dos personas han quedado impactadas y lo normal es que piensen uno en el otro. Cuando uno piensa en el otro, la energía de ese pensamiento de desplaza de uno a otro. Si cuando llega la energía, (recordar que es inmediato), la otra persona está en su proceso de pensamiento normal, es decir, que su mente es un “tío vivo”, la energía que llega se queda en el aura de la persona, pero en el momento en que tenga un espacio va a entrar a la persona. En ese momento la persona a la que le llega la energía del pensamiento del otro, va a pensar en ella, su energía va a viajar hasta el otro y así van a estar pensando uno en el otro, e incrementándose la energía, hasta el extremo de que lo que comienza como un pensamiento normal se convierte en una entidad de pensamiento, es decir el pensamiento se vuelve permanente, podríamos decir, sin llegar a equivocarnos, que se vuelve casi obsesivo. Y así van a estar hasta que vuelvan a encontrarse.

Por supuesto que en ese nuevo encuentro van a hablar de lo mucho que han pensado uno en el otro, de la gran cantidad de puntos afines que existen entre ellos, (ya que en estos primeros encuentros no existen diferencias, todo es perfecto), el tiempo se va a detener para ellos, van a sentir que hay mucho más que una simple atracción física, los dos van a entrar en un estado de euforia desbordante en el que para ellos todo está bien, porque ¡Oh!, se han enamorado.

Sobre el enamoramiento hay cientos de estudios científicos, todos excepciones, en el que cuentan con todo lujo de detalles las causas de tal acontecimiento, pero no es esta entrada para tratar de manera científica porque nos enamoramos y cuáles son sus consecuencias. La razón de esta entrada es analizar el enamoramiento no desde la parte física, ni tan siquiera desde la parte emocional, sino desde la parte espiritual.

Continuará……………. 


viernes, 25 de diciembre de 2015

Derribando tabúes de la pareja


            Un alto porcentaje de infelicidad y sufrimiento tiene su origen en la relación de pareja, cuando curiosamente elegimos a nuestra pareja para, en teoría, pasar toda una vida de felicidad.
            Hay parejas, o mejor dicho los miembros que componen la pareja, que después de cierto tiempo sienten que les falta algo, que no disfrutan con la relación, que no son felices, que se sienten incompletos. Y, por supuesto, la relación comenzó con todos los requisitos necesarios: Maripositas en el estómago, un estado de devoción en el que casi tocaban a Dios, una necesidad permanente de verse, tocarse, escucharse, sentirse, con cara de iluminados por su sonrisa permanente y con un olvido total del resto del mundo.
            Después de esos comienzos, pueden haber establecido una relación legal o de hecho, no importa, los papeles están bien para las cuestiones legales, pero para la cuestión del “ser”, para las cuestiones energéticas, para los compromisos adquiridos o para su compromiso con Dios, (si, con Dios), no importa si la relación es legal o no.


            Y al cabo de cierto tiempo, no importa cuánto, ni como era el tipo de pareja formada, ¡Oh, el amor se acabó!, y ahora ¿Qué?, porque las estructuras sociales, religiosa, familiares y en muchas ocasiones económicas, les obligan, aunque mejor estaría decir se obligan ellos mismos, a seguir juntos, con todo lo que eso significa: silencios, gritos, rencores, chantajes, infidelidad, engaños, maltratos, etc., etc.
            A pesar de esas estructuras sociales, es posible que se separen unos veinticinco millones de parejas anualmente en el mundo, (son cálculos extrapolados), y en muchos casos, no en todos afortunadamente, también es posible que antes, durante y después de la separación, o uno o los dos miembros de la pareja, hagan la vida imposible al otro.
El origen del problema no es otro que el desconocimiento de lo que es una relación de pareja y de la razón por la que se forma, así como del ingrediente o ingredientes imprescindibles, tanto para mantenerla como para darla por concluida.
Toda nuestra vida gira en rededor de parámetros erróneos, siendo el más grave la creencia de que somos un cuerpo, sin ninguna misión, salvo la de ser “personas de provecho” y conseguir lo mejor: mejor empleo, mejor casa, mejor coche, mejor pareja, mejores hijos, mejor todo. Como consecuencia de eso, todas nuestras acciones van a ser erróneas después de una lucha despiadada y sin cuartel con la propia vida.
Los seres humanos llegamos a la vida con un Plan establecido. Recogido en ese Plan se encuentran nuestras relaciones. Por lo tanto primer error: Las relaciones no son fruto de la casualidad o del encuentro con nuestra media naranja o nuestra alma gemela; las relaciones se establecen para aprender algo, para enseñar, para recibir algo que se debe o para pagarlo y están establecidas de antemano, de la misma manera que está establecida su duración, no tanto en tiempo,  ya que el tiempo solo es algo inherente a la materia y el Plan viene establecido desde el otro lado de la vida, sino en cuanto a la conclusión del trabajo, o cuando se comprueba que el trabajo va a ser irrealizable, (como sucede en un alto porcentaje de parejas).
Por lo tanto sería bueno desterrar la romántica idea de que se establece una relación para toda la vida, porque no va a ser así, o no va a ser así en un ochenta por ciento de relaciones, aunque no todas llegan a romperse. Si prefieren sufrir y ser infelices, es su decisión.
El segundo problema o error es que en las relaciones está ausente el Amor, y está ausente porque eso es justamente lo que tratamos de aprender con nuestras encarnaciones en la materia vida tras vida. No sabemos Amar, y lo que llamamos amor, que es en lo que basamos la relación, no es más que una mezcolanza de apego y deseo. Si a esa mezcla le añadimos el pensamiento social, la presión familiar, el fariseísmo religioso, los hijos y la posible precaria situación económica, la ruptura de la pareja es como una bomba atómica explotando en el salón de la casa familiar.
La metralla de la bomba son un sinfín de desencuentros en los que se llegan a utilizar hasta los niños como arma arrojadiza. Hay una parte de la pareja, normalmente los padres, que puede llegar a perder completamente el contacto con sus hijos por las maniobras y malas artes de la otra parte. Es terrible.
Todo esto se podría evitar si todos fuéramos conscientes de nuestro papel en la vida. Pero ya que eso parece difícil de conseguir podemos asirnos al amor, aunque sea esa emoción que sentimos los humanos. Si se pusiera un poco de amor en la pareja es posible que se pudiera mantener en la ruptura y utilizarlo en la separación junto con el respeto y la generosidad, aplicando además la Regla de Oro: No quieras para el otro, lo que no quieres para ti. Así no se utilizarían a los hijos como arma arrojadiza, no existiría ningún tipo de chantaje, y los dos miembros de la pareja arreglarían la vida de separados conjuntamente, de la misma manera que organizaron de manera conjunta la unión.
Siempre en estos casos se comenta “Es que las cuestiones del corazón son difíciles”. El comentario es erróneo, la formación de la pareja y su separación solo es una cuestión de la mente, otra cosa sería si entrara en juego el corazón con el auténtico Amor. Las cosas del corazón son las más fáciles.

miércoles, 22 de abril de 2015

La pareja y el amor


Perlas para el alma


¿Recordamos que es el Amor Divino?: Es aceptación de uno mismo, es aceptación del otro tal cual es, es darlo todo a cambio de nada, es aquel que te hace feliz haciendo que los demás sean felices, es comprensión total, es tolerancia, es alegría, es colaboración, es amar sin juzgar, sin culpar, sin criticar; es ver a Dios en tu pareja. ¿Es este el Amor con el que has formado tu pareja?
¿No lo sientes así?, bueno, podéis seguir amándoos sin estar juntos, pero si queréis intentarlo de nuevo, trata de revivir los momentos del enamoramiento inicial, así se regenera la energía que sentisteis entonces, y puede ayudar.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Mensaje para la Tierra (2)


………. Continuación.
Educar con el ejemplo no es una manera de educar,
es la única.
Albert Einstein
            El mejor método para que un aprendizaje sea real y efectivo es el ejemplo. Sin embargo, el ejemplo es válido para enseñar en el entorno próximo: Los esposos entre sí, los padres con sus hijos, los amigos entre ellos, el jefe con sus empleados, y estos con su jefe, los vecinos en su comunidad, en los medios de transporte, etc., etc. Todos nos relacionamos cada día con un buen número de personas. ¿Te has preguntado alguna vez cuál es tu influencia en cuantos te rodean? Es mucha, porque la debilidad del carácter en la inmensa mayoría de las personas, hace que estas sean muy influenciables, y las palabras y las acciones de los otros, se incrustan en la conciencia, en forma de envidia, en forma de deseo, en forma de ira contenida, en forma de rabia, en forma de admiración, e incluso de adoración.
La mayoría de los seres humanos tienen hambre de conocimiento y una imperiosa necesidad de ser guiados, y no somos conscientes de que todos somos guías, todos somos maestros. Cada uno en su nivel, porque son necesarios maestros de primaria, de secundaria y profesores universidad. Le toca a cada uno desempañar su papel, en unos momentos de enseñante, y en otros de aprendiz. Hay que dejar que brille la propia luz, para que sirva de faro a los que transitan por el mismo camino, y seguir a la vez la luz de los que han pasado delante de nosotros.
Queremos aprovechar este foro, para tocar en las conciencias de todos los que os asoméis a este ventanal y recordaros que sois espejo para todos los que os rodean, sobre todo vuestros hijos y nietos, vuestra pareja, vuestros amigos. Mantenerlo limpio para que el reflejo sea intenso, y no necesitéis de la palabra cuando ejerzáis de maestros. Con vuestro ejemplo será suficiente.
Recordar que somos energía, y que la energía del pensamiento llega de inmediato, mucho antes que la acción o la palabra. Todos reaccionamos, aunque sea de manera inconsciente, a la energía recibida. No puedes decir blanco con la boca, mientras estás pensando negro. La respuesta no será para el blanco, será para el negro. Pero si eres consecuente y dices y haces  blanco mientras piensas blanco, el aprendizaje será rápido y eficaz.
            Pero si queremos llegar a más personas, a esas que no se encuentran necesariamente en nuestro entorno, es necesaria la palabra, ya sea hablada o escrita.
            Sin embargo, para que la palabra llegue al lugar adecuado y necesario para que surja su efecto, el camino por el que debe transitar, ha de estar preparado. Para entenderlo nos vale la parábola del sembrador, que según el evangelio de San Marcos es como sigue: Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando Él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: “He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga”.
            La palabra tiene que llegar a un terreno previamente abonado, si no es así, pasa algo que todos conocemos: Cuando se lee o se escucha alguna cosa que impresiona o que sencillamente agrada a la persona, son muchas las personas que deciden llevar a la práctica eso que les ha parecido interesante, para conseguir algo que no tienen en su vida, y que, sin embargo, desean. Pero todo queda en un intento inútil, ya que su decisión es tan débil como una burbuja de aire. La palabra ha llegado, pero la persona no estaba preparada para llevarla a la práctica, básicamente, por su escasa voluntad.
            Pero, no por eso, se ha de dejar de hablar o de escribir. Hay que seguir haciéndolo, y como dice la parábola: “El que tenga oídos para oír, que oiga”, y añadiría: “El que tenga voluntad para hacer, que haga”.
            Para enseñar de nuevo como se hacen las cosas me dijeron que les gusta comenzar por el final, como una especie de atajo, y de la misma manera que los Diez Mandamientos de la Ley de Dios se resumen en dos, sus conceptos se resumen en uno: AMAR. Si se consigue entender el AMOR, (lo cual ya es un poco difícil), y se llega a sentirlo y a manifestarlo, el camino estará concluido para el ser que lo consigue, y ya no tendrá necesidad de una nueva vida. Todo estará aprendido.
¿Cómo es ese AMOR que proclaman? Es algo parecido al amor que siente una madre por su hijo en los primeros meses de vida. El amor que siente una madre por su bebé, en los primeros meses de vida, es distinto al de la misma madre por el mismo hijo en etapas más avanzadas de la vida. En los primeros compases de la vida, en el amor no hay deseo, se da todo, absolutamente todo a cambio de nada, porque no se espera nada del hijo, con que crezca sano y feliz, la mama ya tiene suficiente. El auténtico AMOR sólo desea la felicidad de la persona amada.
  Pues bien, se ha de sentir ese AMOR, por todos los seres que han sido, son y serán en el planeta. Este es el atajo, ya que llegar a sentir ese AMOR, hace innecesario trabajar para eliminar defectos, porque el AMOR los disuelve con su fuerza, de la misma manera que se hace innecesario trabajar virtudes, porque el AMOR las contiene todas.
Continuará………………..

viernes, 12 de abril de 2013

Las pequeñas cosas de cada día


            Todos sabemos que no somos el cuerpo, que somos un alma; de la misma manera que tenemos un conocimiento bastante aproximado de que el Amor con mayúscula, el Amor incondicional, el auténtico y verdadero Amor, es una energía que se siente en el interior y que nadie nos va a hacer sentir nunca, ni tan siquiera la tan cacareada como inexistente alma gemela; al igual que tampoco vamos a conseguir la tan ansiada felicidad con nada ni nadie procedente del exterior, ya que la felicidad, como el Amor, es un estado interior.
            Pero ¡qué difícil es vivir desde el alma!, o sentir el Amor, o la felicidad, (hablamos del Amor incondicional y de la felicidad permanente). Y no será porque no lo intentemos, aunque sin mucha convicción, por supuesto, ya que esto supone un trabajo adicional, y como tampoco conocemos a muchas personas normales que lo hayan conseguido, creemos que las posibilidades de conseguirlo son una entre un trillón.
            Es cierto, que algunas personas parece que lo han logrado, pero no parecen estar a nuestra altura, parecen muy elevados, y enseguida se les cataloga de Maestros, Santos o Gurús.  Pero también es posible, que no se nos ocurra pensar que esas personas, que parecen extraordinarias, no nacieron así, y que lo conseguido por ellos, sólo es fruto de su propio trabajo. ¿Por qué no vamos a poder conseguirlo nosotros? Sólo se necesita una pequeña dosis de trabajo interior. Pero si, ya sé que cualquier trabajo interior, por pequeño que se nos anuncie, nos parece una montaña insalvable. Preferimos, por ejemplo, leer, creyendo que con ese conocimiento vamos a conseguir alguna cosa. Lo cierto es que sólo adquiriremos un cierto conocimiento, bastante raquítico, comparado con el conocimiento que llega por sí solo, cuando abrimos las puertas de nuestro interior.
            Si cualquier cosa que se defina como “estado interior”, es difícil de conseguir para los que nos podemos considerar seres normales, (nada de maestros, ni de gurús), podemos intentar acercarnos a ese estado interior con las pequeñas cosas de la vida. Es también una manera de conseguirlo: No gritar a la pareja por cualquier nimiedad, dedicar un ratito cada día para jugar con los hijos, dar una limosna al pobre que encontramos cada día en la esquina de casa, comprender los gritos (inútiles) de nuestro jefe y no caer en su provocación, etc., etc.
La propuesta es bien sencilla: Es prestar atención y agradecer todo lo bueno que nos sucede cada día, dejando a un lado lo que calificamos como malo, y ayudar a todos en todo lo que podamos. Es buscar lo bueno de las personas, en vez de resaltar lo que parecen sus fallos. Es vivir con atención cada segundo de vida, en vez de lamentarnos permanentemente por todas aquellas cosas de las que creemos que carecemos. Es vivir sin atarnos a ningún deseo ya que cuando estos se cumplen, no suele ser en el momento que nosotros deseamos, ni suele ser exactamente como deseamos. Es cierto que no recibimos lo que queremos cuando lo queremos, sino que recibimos lo que necesitamos, en el momento en que eso es necesario.
Está en nuestras manos, en nuestra cabeza y en nuestro corazón evolucionar, crecer y madurar en dignidad, y no es nada difícil, solo hemos de prestar atención a las pequeñas cosas de cada día.
¡Que tengas un feliz día!

miércoles, 31 de agosto de 2011

El Karma y la pareja

            En la entrada anterior de las almas gemelas, hay un comentario que dice: “Podrías explicar que quiere decir que mi pareja sea karmática, es que ya hemos sido pareja en otras vidas, que tenemos que evolucionar juntos con nuestros más y nuestros menos, superando y corrigiendo cosas, por así decirlo, y que por encima de todo eso, está el amor. Gracias y un abrazo grande“

            Todas nuestras relaciones, tanto si son de pareja, como si no lo son, no se dan por casualidad, son relaciones que se establecen:
-          Para un aprendizaje o una enseñanza.
-          Para la realización de un trabajo o proyecto evolutivo determinado.
-          Por vínculos establecidos en vidas anteriores.
-          Por cuestiones kármicas.
Nada de lo que sucede en la vida, absolutamente nada, ocurre porque sí. Todo tiene una causa inicial, todo tiene un sentido profundo, tan profundo que trasciende a la normal comprensión racional, a esa comprensión superficial de la inmensa mayoría de los seres humanos, que sólo son capaces de vislumbrar los efectos que esas causas producen.
Lo cierto es que todas las relaciones, se hayan establecido por una o por otra causa, sólo tienen un objetivo concreto: la evolución del ser humano.
            Y como dice el Anónimo en su comentario:”tenemos que evolucionar juntos con nuestros más y nuestros menos, superando y corrigiendo cosas y, que por encima de todo está el amor”.
            Centrémonos en la relación de pareja: ¿Cómo se inicia normalmente?, se inicia con una fase de enamoramiento, con todos los estados que el enamoramiento produce: euforia, plenitud, valentía, poder, etc. Pero no dura mucho y al cabo de cierto tiempo, es posible que los estados de felicidad producidos por ese enamoramiento sean cada vez más espaciados, y además, empiezan a aparecer conflictos que dan lugar a incomprensión, tristeza y sufrimiento.
Ese tipo de relación, que es la relación normal de un buen número de seres humanos, es una relación, si no abocada con el tiempo al fracaso total, si abocada a insatisfacción y hastío. ¿Por qué?, porque toda la relación está basada en las creencias almacenadas en la mente, y en la relación, cada componente proyecta lo que es. Por supuesto, si los miembros de la pareja fueran lo suficientemente observadores, podrían comprobar como son y cuáles son sus malos hábitos, por el reflejo que la otra parte de la pareja proporciona con sus actitudes.
Para acabar con ese tipo de relación, hay que dejar de alimentarla desde la mente y alimentarla desde el corazón, desde el Amor, desde el Amor Divino. Así, sea cual haya sido la causa por la que se ha establecido la pareja: aprendizaje, enseñanza, trabajo evolutivo, vínculos de otras vidas o karma, será una relación, permitirme la expresión, divina. Así sabrán, que cuando terminen el trabajo que tenían realizar juntos, se acabe la relación, pero finalizará con Amor. Y si la relación dura toda la vida, no habrá insatisfacción, ni hastío, ni tristeza. Sólo habrá alegría y Amor.
Amigo/a Anónimo, y amigos todos: Con Amor, no hay que superar y corregir nada, porque no se espera nada de la otra persona, solamente se la Ama.

domingo, 17 de abril de 2011

Una declaración de amor

            La semana pasada tuve el placer de asistir a una boda, en la que se derrochaba amor por los cuatro costados. En ella, los novios hicieron una declaración pública y permanente de su amor. El novio en un mini-discurso resaltó las diferencias entre el “amar y el querer”. Me gustó tanto que le solicité permiso para compartir la idea, ligeramente corregida, para eliminar situaciones personales, con vosotros.
Querer y amar. Parecen lo mismo….., pero ¿Son lo mismo? No, no lo son. Existen algunas diferencias.
            Querer es un sentimiento que lleva implícito un pensamiento, o una emoción generada por un pensamiento. En cualquier caso, existe el pensamiento, está implicada la mente, y cuando la mente entra en juego, la pureza del sentimiento no es tal, ya que se encuentra teñida de la energía del pensamiento. La mente trabaja con imágenes, comparando las imágenes que recibe con las que tiene archivadas en sus cajones de memoria, y además siempre resalta los detalles negativos. Esto supone que el sentimiento, “el querer”, siempre se encuentra acompañado de algún pensamiento negativo. Es el “te quiero, pero….”: Te quiero pero tienes una peca en la nariz, te quiero pero eres un poco desordenado/a, te quiero pero hablas demasiado, te quiero pero…….
            El resultado de esto es que ambas partes piensan en su interior: “Ya le/a cambiaré”. Pero eso casi nunca ocurre, porque casi nadie cambia por lo que pueda decir otra persona, las personas cambian por sí mismas, por su propio convencimiento. Con lo cual, el “pero” no sólo se mantiene, sino que se agranda, cada día más, ya que la mente va a mantener la fijación cada vez con mayor insistencia. Además, ¿para que se quiere cambiar a la persona amada? Si se conocieron siendo de una manera, se enamoraron siendo de esa manera, ¿Por qué iban a querer cambiarse?, ¿No será que ya no se quieren?, ¿Por qué sino?
            Con el paso del tiempo, se mantiene el sentimiento, pero……. ¡Con resignación!, eso hace que la relación no sea todo lo fluida que debiera ser si no existiera el “pero”,  eso hace que no se compartan los secretos, eso hace que las críticas cada vez sean más frecuentes, eso hace que necesiten otras personas a su alrededor, ya que ellos no tienen temas de conversación, eso hace que se acabe, si alguna vez existió, la complicidad, etc.  Queda el sentimiento, si, pero……… incompleto
            El Amor si es completo, Amar es otra cosa. El amor es una energía, y en el amar, esa energía sale por cada poro de la piel, se ama porque sí, se ama sin más, se ama sin condiciones. En el amar no hay pensamiento, no se quiere cambiar a la otra parte porque todo es perfecto, amar es entrega y a la vez libertad, amar es alegría, es complicidad, amar es admiración, amar es dar sin querer recibir.  El “querer” puede acabarse o diluirse, el amor nunca se acaba, nunca disminuye. Una vez que se consigue manifestar el amor, este perdura para siempre, extendiéndose a todo el mundo, en cualquier parte, manifestándose en su totalidad hacia la persona amada.
            “Querer” es una buena línea de salida para sentir el amor. Sólo se ha de purificar, eliminando el o los pensamientos que le acompañan. Entonces sólo quedará el amor.
            Una buena práctica es empezar a no juzgar ni criticar nada de la pareja, y además, satisfacerle/a en todo, sin ningún reproche. No olvidar decirle/a “te amo”, cada día, varias veces al día; no olvidar ni los besos ni los abrazos también diarios; recordarle/a lo que te gusta de él/ella.  
Si realmente amas, haz esa práctica. No sólo a tu pareja, sino a todos los que te rodean. Verás cómo cambia tu vida, verás como te inunda la felicidad, la paz, y por supuesto, el Amor.

domingo, 20 de febrero de 2011

Que nos une....... que nos separa

Que aquello que une el corazón, que no sea separado por la mente.
En todas las uniones, de cualquier tipo, ya sean de amistad, de familia, de pareja, interviene en mayor o menor medida el corazón. Es en esa unión realizada desde el corazón cuando se van encontrando las afinidades, cuando se va encontrando todo lo que une, los mismos gustos, las mismas debilidades, las mismas fortalezas. Si las personas fueran añadiendo en una lista cada una de las cosas que les unen, la lista crecería y crecería sin medida.
Sin embargo, también existen discrepancias, muchas menos, cuando el corazón deja de intervenir, y se vive la unión desde la mente, se observan otras realidades que no son tan afines. Si se añadieran, como en las afinidades, en una lista, resultaría una lista escueta, infinitamente más pequeña que la lista de las coincidencias.
Es posible convivir con las discrepancias si se mantiene la unión desde el amor, desde el corazón, desde el respeto, desde la comprensión, desde la entrega, desde la admiración. Es posible convivir con las discrepancias, si no se realizan viajes a la mente.
Pero la mente no quiere perder su poder. Si se vive desde el corazón, observando y disfrutando de las afinidades, la mente no tiene razón de ser, y eso no puede admitirlo, y entonces va a provocar………, va a empezar a probar la debilidad o la fortaleza de carácter de la persona, con pequeñas cosas, centrándose, al principio, de manera sutil, en las realidades discrepantes de la unión. Si la persona le hace el juego a la mente y comienza a dar vueltas a todos los “problemas” que esta le presente, va a ir incrementando su crítica, hasta que esa crítica llega a ocupar todo el espacio de la mente. ¡Ya está!, otra vez el dominio de la mente sobre el corazón, con un resultado claro, la erosión de la unión.
Llegados a este punto, no es necesario hablar del resultado: sufrimiento, críticas, separación, maltrato emocional, rencores, resentimiento, incluso odio.
Esto no quiere decir que todas las relaciones, sean del tipo que sean, tengan que ser eternas. La estancia en la Tierra encarnados, es para la evolución del ser humano, y este siempre se va a rodear de las personas que necesita para realizar su trabajo, trabajo conjunto, ya que es en la interacción de donde surge el aprendizaje, donde se realiza el crecimiento, donde se fortalece el carácter. Y tanto si la relación dura un día o toda una vida, esta se ha de vivir desde el corazón, desde las afinidades, desde aquello que une; y si llegara el momento del adiós, si se vive desde el corazón, no existirán los reproches, ni las críticas, ni los rencores; todo será ayuda y comprensión.
Pero sólo se vive este proceso de afinidades o desencuentros, cuando se vuelcan las esperanzas de felicidad o de estabilidad, en las personas con las que el ser humano se va relacionando. Cuando el ser humano consiga ahondar en su interior, y llegue a ese lugar en el que se encuentra el Amor, la Paz, la Felicidad y la Alegría, no existirán para él ni afinidades ni desencuentros con las personas con las que vaya interactuando, ya que no necesitará nada ni nadie para ser completo, y cada relación será un complemento y una oportunidad de crecimiento.

jueves, 10 de febrero de 2011

La cuarta dimensión

Nunca el ser humano recibió a lo largo de la historia tanta ayuda como está recibiendo en la actualidad. El momento lo requiere. La Tierra está pasando de la tercera a la cuarta dimensión, y será mucho más fácil cuantas más personas consigamos vibrar en la sintonía del Amor, porque esa es la cuarta dimensión, vibrar en la sintonía del Amor. Vibrar en la luz, en la verdad, en el compromiso, en la entrega.
Pienso en Jesús, pienso en María, en los ángeles, en los Santos, en todos los Maestros y siento como su Amor es así. Llevan toda la eternidad amándonos en nuestras pobrezas, en nuestras elecciones, en nuestros llantos, en nuestros sufrimientos, en todo nuestro ser, en cuerpo y Alma, sin exigir nada a cambio, sin darnos prisas, sin pretender nada, “solamente Amando”. Y eso es el Amor, el Amor Divino y el Amor humano, porque es lo mismo, no hay distinción. Paciente, reposado, amoroso, dulce, sonriente, libre, entregado, en la certeza de que todo está bien.
Podríamos decir muchas cosas a los que leéis este blog y nos acompañáis en cada tramo del camino, en este pasaje de la era del aprendizaje a la era del Amor, pero la principal, la primera es siempre TODO ESTÁ BIEN PORQUE TODO ES AMOR. Y cuando a pesar de todo, a pasar de conocer el camino, a pesar de conocer la teoría, os lamentéis, sollocéis y no sintáis estas palabras, añadiremos también: “Se pueden encontrar más o menos piedrecitas en el camino y tomarlas como grandes rocas, puntiagudas, imposibles de atravesar, decir que es difícil, imposibles de mover  y entonces “recular”, eso es lo que hacéis ahora. Pero también podemos ver grandes montañas, picos altos y rocosos como lo que son: una meta, un reto, un premio, un regalo de Dios en su  Grandeza. Y correr, avanzar en el camino deprisa para llegar a ellas, para tocarlas, para ver que esconden al otro lado. Y allí, en el otro lado nos será entonces revelado el aprendizaje, que será  la recompensa por haber confiado, por creer que grandes maravillas y nuevos caminos nos estaban esperando. El sufrimiento, que sólo habrá sido un poco humano, como llagas en los pies, cansancio, sed  y cosas por el estilo, será recompensado y la sed será saciada con un Amor sin límites. Un Amor que nos permitirá dar gracias y seguir avanzando, cada vez con menos miedo, cada vez más confiados, cada vez menos humanos y más uno con todo lo Divino”.
Así podremos llegar a vibrar en la cuarte dimensión, porque ahora, los seres encarnados en la actualidad, seres que estáis vibrando en la tercera dimensión estáis amando a oscuras, con miedo, con recelo, con afán de poder, con espíritu de dominio, con temor a “dar demasiado”, con temor a entregarse por miedo al sufrimiento. Si  vierais que el sufrimiento sólo es vivir sin Amor.  No es una quimera, no es una utopía, lo que haga un ser humano, lo puede hacer cualquiera; si uno ha llegado a la cumbre, todos pueden llegar, y cuantos más seamos, más fácil será la transformación de la Tierra.
Hermanos del alma, ya somos muchos los que tenemos un pie en el otro lado, no te quedes atrás por una tontería, perdona a tu hermano, a tu vecino, a tu amigo, bendícele y amale, para aceptar sólo se necesita un instante, para amar también, créetelo, no necesitas una vida monástica para amar, es posible que tengas el mejor campo de entrenamiento para practicar el Amor, la familia, haz de tu familia una familia divina y todos juntos nos encontraremos en nuestra próxima encarnación vibrando en la nueva sintonía de la Tierra, en la cuarta dimensión.
Allí os esperamos hermanos del alma, con Amor, con humildad. Hasta entonces, ¡feliz viaje!
Entrada publicada por Elisenda y Hari Krishan.   

domingo, 30 de enero de 2011

El poder en la pareja

            En todas las relaciones, relaciones de cualquier tipo, y por lo tanto también en las relaciones de pareja, se establecen unas reglas de juego surgidas de una lucha sorda y silenciosa. Es la lucha por el poder, pasa siempre, y los componentes de la pareja aceptan de manera tácita las reglas surgidas de esa lucha.
Cada uno de los miembros de la pareja antes de unificar su mundo, vivían en mundos diferentes, aportando a ese nuevo mundo sus experiencias personales, sus creencias, sus vivencias, su manera de enfrentarse al mundo, sus gustos y sus pasiones. Y claro, todo eso hay que unirlo, hay que mezclar esos mundos diferentes, y es aquí donde cada miembro de la pareja trata de imponer sus ideas, sus experiencias y sus creencias al otro. Y lo que tendría que ser mayor riqueza por la unión de dos experiencias, se convierte en choques y conflictos más o menos graves.
Lo que podría ser la riqueza de los dos mundos en uno, se convierte en pobreza por el predominio de un mundo sobre otro, ya que se ha anulado y menospreciado la experiencia de uno de los mundos.
Y ante tanta pobreza surgen la preguntas, permitirme la expresión, tontas en la pareja: ¿Me quieres?, ¿por qué siempre tengo que ser yo quien de mi brazo a torcer?, ¿por qué ya no me besas?, etc., etc.
En las relaciones es las que el poder no es compartido totalmente por ambas partes, se corrosiona la base que debe sustentar la relación, el amor.  Y cuando se olvida el amor, se olvida decir a la pareja cuán importante es en su vida, de olvida decir a la pareja que la quiere, se olvida de dar para exigir, se olvida de dar para solo recibir. Seguro que un miembro de esa pareja todo lo que tiene que atender es una lista infinita de obligaciones. Eso no es una relación, es el dominio de una parte sobre la otra.
En esa relación no se expresa el cariño, la ternura, las caricias, los besos, los silencios, las miradas, los abrazos, el “te quiero” de buenos días, el beso de buenas noches, en esa relación no se expresa el amor, no hay comunicación. En esa relación sólo hay descalificaciones, agresividad, ira, ironía, maltrato emocional.
Pero ¿por qué se corrosiona el amor, que es la base que sustenta la relación? Pues sencillamente porque no existe.  Se ha basado la relación en algo que surge en la mente que llamamos amor, pero eso no es amor, porque el amor por definición es dar, dar sin medida, buscar la satisfacción del otro. Si no se da permanentemente para buscar que la otra persona sea feliz, no existe amor. Y La pareja pasa de ser una pareja para convertirse en muchos casos en una pantomima de soportarse en público y aborrecerse en privado.
La pareja, que es el mejor campo de aprendizaje y de crecimiento para el alma,  se ha convertido, desgraciadamente, en un campo de batalla, en un campo de deudas kármicas, que ata a sus integrantes al ciclo de reencarnaciones para tratar de liberar en vidas posteriores los efectos nocivos de esas relaciones dañinas.
La pareja es el espacio ideal para empezar a desarrollar el Amor Divino. Nada es dado porque sí, todo se ha de trabajar, el Amor Divino también, y la mejor universidad del Amor Divino es la pareja.
Mantener el amor “humano” del enamoramiento más allá del inicio de la relación, más allá del nacimiento de los niños, más allá de la jubilación, es desarrollar el Amor Divino.
Sentir como se abre tu pecho cuando miras a tu pareja en cualquier situación, es desarrollar el Amor Divino.
Decir de manera permanente a tu pareja cuanto la amas y cuanto te importa, es desarrollar el Amor Divino.
Escuchar a tu pareja, apoyarla, reconocer sus éxitos, es desarrollar el Amor Divino.
Mantener y reforzar la confianza entre los dos, es desarrollar el Amor Divino.
Nadie es servidor de nadie, repartirse el trabajo y la educación de los niños, es desarrollar el Amor Divino.
Respetar la libertad del otr@ y sus diferencias, es desarrollar el Amor Divino.
Comunicarse, no olvidarse de contar nada, no dejar que se enquisten las dudas y los problemas, es desarrollar el Amor Divino.
Si creen que el proyecto común ha concluido, hacer lo que corresponda con amor, es desarrollar el Amor Divino.
Esto no es imposible. Siéntate en tu espacio de meditación y reflexiona como es tu relación. Si dominas o eres dominad@ empieza a poner todos los medios a tu alcance para cambiar la situación.
Decir que la pareja es la universidad del Amor Divino, es decir que el espacio de la pareja es un espacio de felicidad. Si no habéis conseguido ese espacio de felicidad todavía estáis a tiempo, siéntate con tu pareja y reflexionar en voz alta sobre vuestra relación. SIN UN SOLO REPROCHE, SIN UN SOLO JUICIO, SIN UNA SOLA CRITICA.
Puedes hacerlo, muchas parejas lo están consiguiendo.