El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 19 de febrero de 2025

Desapego

 

 


Es otoño y sopla el viento. Con cada ráfaga se van desprendiendo, una a una, las hojas del árbol que vive delante de mi ventana. El suelo, alrededor del árbol, está cubierto de hojas, y al verlas caer, pienso: "Pobre árbol, se está quedando desnudo". Sin embargo, el árbol no parece sufrir por esta pérdida. Es más, yo diría que el árbol es feliz. Necesita despojarse de las hojas que ya no usa para dejar espacio a las nuevas que nacerán en primavera, las que le darán toda su belleza renovada, siempre cambiante.

Si el árbol estuviera apegado a sus hojas, no veríamos en él la belleza al llegar la primavera. No habría renovación, y la energía de las hojas muertas que han perdido su brillo y su color sería lo único que destacaría.

Esta metáfora del árbol nos invita a reflexionar: ¿Cómo va la renovación de tu vida? Todo lo que no has usado en los últimos dos años debería desaparecer, ya que tu energía está unida a esas cosas y no experimentarás una verdadera renovación hasta que te deshagas de ellas.

¿Para qué guardas cosas innecesarias? ¿Por si acaso? Si revisas tu pasado, seguramente encontrarás algo que en un momento dado creías insustituible y que el tiempo demostró que no lo era. Hoy es posible que ya ni lo recuerdes.

Así como la naturaleza, con su sabiduría, se encarga de renovar las hojas del árbol, haz tú lo mismo: renuévate para crecer. El apego limita tu crecimiento por la dependencia que crea, por la limitación, por la creencia de que sin esa cosa no alcanzarás la felicidad. El apego es resultado de la ignorancia, mientras que el desapego es fruto del conocimiento, de la verdad, de la sabiduría.

Liberarse de los apegos es avanzar. El desapego es una de las cualidades del alma. Has de adquirir el interno y divino desapego de quien ve la vida en su verdadera perspectiva. De esa manera quedarás libre, sin que te afecte nada de lo que pueda ocurrir.

Aprende a vivir como si el cuerpo físico no existiera. Tu actitud interna mental debe anular todas las limitaciones y obstáculos que el cuerpo físico te impone. Cultiva la verdadera humildad que te obligará a dar todo lo que tienes para servir de manera altruista y luego olvidar lo que diste.

El fracaso en ser desapegado consiste en que te atas a los que amas, y ese apego puede, a menudo, obstaculizar el progreso, no solo el tuyo sino también el de aquellos a quienes amas.

Para ilustrar este concepto, se cuenta una historia sobre un turista americano que visitó a un famoso sabio en El Cairo. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuarto simple y lleno de libros, con apenas una cama, una mesa y un banco. Cuando el turista preguntó por los muebles, el sabio respondió con otra pregunta: "¿Y dónde están los suyos?". El turista, confundido, explicó que estaba solo de paso, a lo que el sabio concluyó: "Yo también".

Esta anécdota nos recuerda que la vida en la Tierra es temporal. Sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices. El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que se viven. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables.

En conclusión, el desapego nos enseña a vivir plenamente el presente, a valorar las experiencias por encima de las posesiones, y a entender que la verdadera riqueza está en nuestra capacidad de adaptarnos, crecer y compartir, tal como lo hace el árbol que renueva sus hojas cada primavera.

 

Versión corregida de un texto de diciembre de 2010


martes, 18 de febrero de 2025

La meditación cura la aflicción

 



No pienses en otros

 


No pierdas la parte de tu vida que te queda en pensamientos sobre otros, a no ser que tengan alguna relación con el interés común.  Pues harás que cualquier otra tarea sea vana; quiero decir, cuando empiezas a pensar qué hace alguien, por qué, qué dice, cuáles son sus pensamientos, que trama, y cosas de esas, lo que haces es apartarte de la observancia de tu propio principio rector.

Tenemos, por tanto, que ponernos al margen del azar y de la inutilidad en la concatenación de los pensamientos, y sobre todo de los superfluo y malicioso. Acostúmbrate a pensar solo aquella clase de cosas de las que, si alguien te preguntara de pronto: ¿en qué piensas?, responderías al momento y con franqueza: en esto y en esto otro, de modo que entonces quedaría claro que todo era sencillo, propicio y propio de un ser social que no se preocupa de placeres, ni por decirlo de una vez, de fantasías gozosas, rivalidad, envidia, desconfianza o de cualquiera que te haría enrojecer si revelaras lo que tenías en mente.

Un hombre así, que no demora ya el encontrarse entre los mejores, es una especie de sacerdote y servidor de los dioses, se sirve de eso que habita en su interior y le vuelve incólume respecto a los placeres, invulnerable respecto a cualquier clase de dolor, incapaz de desmesura, insensible a cualquier tipo de perversidad, atleta de la prueba más importante (la de no sucumbir ante ninguna pasión), le tiñe hasta lo más hondo de justicia, le hace acoger con toda su alma todo lo que ocurre y le ha tocado en suerte, y en contadas ocasiones (y siempre por la necesidad a la que obliga el bien común) considera en su juicio que haya podido decir, hacer o pensar otro. Tan solo cuenta con aquello que tiene que ver con su tarea y no aparta el pensamiento de eso que es suyo y está urdido con el todo; y piensa que aquello es bello y está seguro de que es bueno. Pues lo que le ha tocado en suerte a cada uno es conducido y conduce.

Recuerda también que todo lo que es racional está emparentado y que la preocupación por todos los seres humanos pertenece a la naturaleza del hombre, pero, por otra parte, que no hay que estar pendiente de la opinión de todos, sino solo de los que viven conforme a la naturaleza.

Respecto a los que no viven así, no deja de pensar como son en casa y fuera de ella, de noche y de día, y como son los que se mezclan con ellos. Ciertamente, no cuenta con el elogio de estos, pues no se gustan ni a sí mismos.

 

MARCO AURELIO


Preguntas

 


Nos pasamos la vida buscando la verdad, pero ¿qué entendemos por vida? ¿Qué es esa verdad que buscamos? Y, en esencia, ¿qué es realmente la vida?

La vida, en su aspecto biológico, comienza en un momento de amor, placer y quizás locura. Un espermatozoide, aparentemente el más fuerte, tiene su momento de gloria al fertilizar un óvulo. La sabiduría de la naturaleza desencadena una serie de reacciones que, nueve meses después, culminan en el nacimiento de un bebé. Esta perfección nos maravilla, incluso conociendo las explicaciones científicas. Pero surgen preguntas más profundas: ¿Cómo se inició todo? ¿Cómo surgió el primer ser humano, el primer animal, la primera planta? ¿Cómo se formó el primer grano de arena, la primera célula, el primer átomo?

Imagina tu trayectoria vital: naces como un bebé encantador, creces, estudias para ser "alguien de provecho", trabajas incansablemente por dinero que gastas en vacaciones ocasionales. Anhelas la jubilación sin aceptar realmente el envejecimiento, y un día, la muerte, que siempre temiste, llega y desapareces. ¿No parece esto un poco absurdo? ¿Nunca te has preguntado si hay algo más? En un universo vasto, ¿cómo es que solo conocemos vida en la Tierra? ¿Por qué fuiste tú uno de los elegidos para experimentar una vida consciente? ¿Existirá algo más allá? ¿Venimos de algún lugar antes de nacer? ¿Continuaremos existiendo de alguna forma después de esta vida?

Si estás leyendo esto, probablemente ya te hayas planteado estas preguntas y muchas más. Quizás tus respuestas incluyan la creencia en nuestra existencia en otros planos, antes y después de la vida física. Tal vez consideres que esta vida es solo un instante infinitesimal en nuestra existencia eterna, un período que elegimos por razones que aún desconocemos. ¿Es posible que ya creas en algo así?

Hoy no es día de respuestas, sino de reflexión:

Si tienes algunas respuestas, reflexiona sobre la naturaleza de la vida: ¿Es un mero instante en nuestra existencia eterna? ¿Un período de aprendizaje? ¿Este aprendizaje debe implicar sufrimiento o puede realizarse con alegría y amor? ¿Podría ser que el verdadero aprendizaje consista en vivir con amor?

Ahora, reflexiona sobre tu propia vida: ¿Eres feliz? ¿Sientes amor por lo que haces? Con todo lo que sabes, ¿vale la pena vivir una vida que no te satisface plenamente? ¿Estás enseñando a tus hijos a ser felices o solo a ser "productivos"? ¿Haces feliz a tu pareja? ¿Sientes que todos los seres humanos son tus hermanos? ¿Albergas algún tipo de discriminación hacia otros?

Si eres feliz en cada momento, si amas todo lo que haces, si tu vida es plena, si has enseñado a tus hijos a ser tan felices como tú, si tu compañero de vida es igualmente feliz, si consideras a cada ser humano como tu hermano y no conoces la discriminación ni la crítica, ¡enhorabuena! Has alcanzado un nivel elevado de consciencia y comprensión.

Si no es así, considera hacer cambios en tu vida. Recuerda: si continúas haciendo las mismas cosas, obtendrás los mismos resultados. La transformación comienza con pequeños pasos. ¿Estás listo para dar el primero?


lunes, 17 de febrero de 2025

DECRETO para antes de dormir

 



Sobre Dios



Dios es...

 

¿Qué había antes del Universo?, antes del famoso Big Bang.

Nada. Antes del Universo había Nada. Pensando en el “antes de”, se me ocurre pensar en ¿cuánto antes? y ¿cuándo sería el principio de ese Nada?, sobre todo teniendo en cuenta que antes del Big Bang no había materia y por lo tanto no existía el tiempo. Y resulta que no hay principio, que ese Nada existe desde siempre. Algo inconcebible para la pobre limitación de la mente humana, porque podemos entender intelectualmente que algo exista desde siempre, que no tenga principio ni fin, es decir, que sea eterno, Pero a pesar de ese entendimiento intelectual, casi nos surge la pregunta: “Ya, pero ¿cuándo comienza ese infinito?”.

Después de entender, aunque solo sea de manera intelectual, el “antes”, aún queda otro concepto de reflexión. Ese concepto es “Nada”. ¿Qué es “Nada”’, y sobre todo ¿cómo a partir de esa Nada se crean los Universos?, con todo lo que albergan?”.

      La “Nada” es la Energía origen de todo lo creado. Se podría seguir llamando Energía, pero alguien, no sabemos ni quien, ni cuando, la denominó Dios.

     Por lo tanto, podemos decir, sin temor a equivocarnos que todo es Dios, y no es que Él creara el mundo, es que el mundo es Él mismo. El mundo es Dios. El Universo es Dios y todo lo que en él existe es Dios.

            Dios Es. Dios es la vida que cada uno de los hombres somos, es la tierra que pisamos, es el aire que respiramos, es el color de la piel y la suavidad del tacto.

Dios es el viento sobre el agua, es el cambio de hojas, es la simplicidad y la belleza de la flor.

Dios es el concepto más elevado y sublime que la mente humana puede concebir. Es la esencia misma de la existencia, la totalidad del universo y la realidad en sí. Dios trasciende los límites de nuestra comprensión, siendo a la vez inmanente en todo lo que existe y trascendente más allá de ello.

Dios es omnipresente, abarcando cada rincón del cosmos y cada partícula de la materia. No hay lugar donde Dios no esté, pues Él es la estructura misma de toda la existencia. Esta omnipresencia implica una conexión profunda entre el todo y cada una de sus partes, incluyéndonos a nosotros mismos.

Dios es omnipotente, no en el sentido limitado de un ser supernatural que realiza milagros, sino como la totalidad de todas las fuerzas y leyes que rigen el universo. El poder de Dios se manifiesta en cada interacción física, en cada proceso químico y en cada fenómeno natural.

Dios es omnisciente, conteniendo en sí mismo todo el conocimiento y la información del universo. Cada pensamiento, cada descubrimiento y cada misterio son parte de la mente infinita de Dios.

Dios es eterno, existiendo fuera del tiempo tal como lo concebimos. Para Dios, todos los momentos son simultáneos, abarcando pasado, presente y futuro en un eterno ahora.

Dios es la fuente de toda vida y consciencia. Es el fundamento del ser, la razón última de por qué existe algo en lugar de nada. En su infinita complejidad, Dios contiene todas las posibilidades y potencialidades del ser.

Dios es el misterio último, siempre más allá de nuestra comprensión total. Cuanto más aprendemos sobre el universo, más nos maravillamos ante su vastedad e intrincada complejidad, reflejando la naturaleza insondable de Dios.

Dios es la base de toda moralidad y valor. Como la totalidad de la existencia, Dios encarna el bien supremo y es la fuente de todo significado y propósito.

Cuando Moisés preguntó a Dios cuál era su nombre, Dios se reveló a Moisés como "YO SOY EL QUE SOY", afirmando su naturaleza como la existencia misma, el ser en su forma más pura y absoluta. Al enviar a Moisés ante el faraón, Dios se presentó como YAHVEH, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, estableciendo así una conexión entre lo eterno y lo temporal, entre lo infinito y lo finito.

Dios es, en última instancia, el todo y el uno, la unidad subyacente a toda la diversidad del cosmos. Es el misterio que nos rodea y nos penetra, invitándonos a una exploración sin fin de las maravillas de la existencia.

 

 

  

viernes, 14 de febrero de 2025

Otra forma de espiritualidad

 


En busca de "algo" que no sabía definir, me encontré inesperadamente con el yoga y la meditación. A partir de ese momento, y gracias a la información proporcionada por diversos instructores de yoga y guías de meditación, comencé a investigar y leer sobre espiritualidad, reencarnación, iluminación y otros temas relacionados.

Mi sistema de creencias empezó a transformarse, experimentando una sensación de alivio al descubrir un camino que me acercaba a Dios sin depender de las religiones tradicionales. Esta búsqueda de cercanía con lo divino había sido una constante desde mi adolescencia. Aunque no me consideraba religioso ni seguía estrictamente los preceptos de la Iglesia Católica, a la que pertenecía por nacimiento, solía visitar una basílica cercana a mi colegio una o dos veces por semana. Allí, me sentaba en un banco para mantener mis soliloquios con Dios.

Mi tema predilecto en estas conversaciones internas era cuestionar la aparente monotonía e injusticia de la vida. En aquella época, aceptaba sin cuestionamientos lo que mis mayores me habían enseñado. Sin embargo, ninguno de ellos pudo explicarme satisfactoriamente el propósito de la existencia. Todos coincidían en la importancia de ser bueno, pero mis experiencias vitales parecían contradecir esta enseñanza.

A medida que crecía y observaba el mundo a mi alrededor, notaba una discrepancia cada vez mayor entre la bondad que me inculcaban y la realidad que percibía. Esta contradicción me llevó a cuestionar no solo las enseñanzas recibidas, sino también el sentido mismo de la existencia.

El descubrimiento del yoga y la meditación marcó un punto de inflexión en mi búsqueda espiritual. Estas prácticas me ofrecieron una nueva perspectiva, permitiéndome explorar la espiritualidad desde un ángulo diferente al de las religiones tradicionales. A través de ellas, encontré herramientas para conectar con lo divino de una manera más personal y directa.

La exploración de temas como la reencarnación y la iluminación expandió significativamente mi comprensión de la espiritualidad. Estos conceptos me proporcionaron un marco más amplio para entender la existencia, más allá de las limitaciones de una sola vida y una única perspectiva religiosa.

En resumen, mi viaje espiritual evolucionó desde los cuestionamientos adolescentes en una basílica hasta el descubrimiento de prácticas y filosofías orientales. Este camino me ha permitido desarrollar una relación más personal y significativa con lo divino, al tiempo que ha ampliado mi comprensión de la vida y su propósito.

A medida que avanzaba en mi evolución espiritual, nuevas preguntas comenzaron a surgir en mi mente. Una de las más inquietantes fue: Si solo una pequeña fracción de la población practica yoga y meditación, ¿significa esto que el resto de los seres humanos están condenados a no crecer espiritualmente?

Esta duda me llevó a una profunda reflexión, y durante una de mis sesiones de meditación, gradualmente, una especie de discurso interno fue tomando forma en mi conciencia:

Llegué a la conclusión de que cualquier ser humano puede alcanzar un crecimiento espiritual completo, independientemente de sus prácticas o estilo de vida. Este crecimiento no está limitado a quienes meditan o practican asanas de yoga. Puede manifestarse en personas que: No siguen una dieta vegetariana por preferencia personal, que fuman o tienen otros hábitos considerados poco saludables o que no frecuentan lugares de culto debido a su escepticismo hacia las religiones organizadas

La verdadera espiritualidad, comprendí, se revela en las acciones y actitudes de una persona hacia los demás. Se manifiesta en aquel que: Está siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite, ya sea económicamente o dedicando su tiempo, en el que ofrece compañía, escucha activa y comprensión a los demás, aquel que respeta a todos por igual, sin importar sus diferencias y que nunca se queja, ni critica a otros, ni se deja afectar por las opiniones ajenas sobre su persona

Este entendimiento me llevó a ampliar mi perspectiva sobre la espiritualidad. Comprendí que las prácticas formales como el yoga y la meditación son herramientas valiosas, pero no son el único camino hacia el crecimiento espiritual. La verdadera esencia de la espiritualidad reside en cómo uno se relaciona con el mundo y con los demás.

La compasión y el servicio desinteresado emergieron como pilares fundamentales de este entendimiento. Reconocí que aquellos que viven con un corazón abierto, dispuestos a tender una mano a quien lo necesite, están cultivando una profunda espiritualidad, aunque no la etiqueten como tal.

Otro aspecto crucial que identifiqué fue la ausencia de ego. Aquellas personas que no se dejan llevar por la necesidad de quejarse, criticar o enfadarse, y que no se preocupan por lo que otros piensen de ellas, demuestran un nivel de desapego y sabiduría que es profundamente espiritual.

Esta revelación me llevó a redefinir mi concepto de espiritualidad. Ya no la veía como un conjunto de prácticas específicas, sino como una forma de ser y estar en el mundo. Una espiritualidad que se manifiesta en la bondad, la compasión y la autenticidad de nuestras acciones cotidianas.

En conclusión, este nuevo entendimiento expandió mi visión del crecimiento espiritual, haciéndome apreciar la diversidad de caminos que pueden conducir a una vida plena y significativa. Reconocí que la verdadera espiritualidad trasciende las formas y se revela en la esencia de nuestro ser y en cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea.


Espíritu

 


Olvida y perdona

 

           


             Nunca, bajo ninguna circunstancia, se debe atajar el agua que ya pasó por debajo del puente.

      En otras palabras, las experiencias desagradables, las pérdidas o cualquier imperfección que haya ocurrido en tu vida no deben jamás ser abrazadas y mantenidas en el presente. Ya pasaron; olvida y perdona.

           El dar y perdonar es Divino. Por ejemplo, si un individuo ha entrado en un negocio y ha fracasado, es siempre por la inarmonía mental de su actitud y sus sentimientos.

          Si cada individuo en circunstancias semejantes mantuviera con firmeza que solo existe DIOS EN ACCIÓN, lograría el éxito más perfecto.

 

Del Libro de oro de Saint Germain.


Decreto para la libertad financiera

 



Gracias

 


La gratitud abre la puerta al poder,

a la sabiduría y a la creatividad del universo.

Tu abres la puerta a través de la gratitud.

Deepak Chopra.

 

La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente.

Es la señal de las almas nobles.

Esopo.

Es a través de la gratitud por el momento presente

que se abre la dimensión espiritual de la vida.

Eckhart Tolle.

 

          Releyendo a los últimos estoicos: Séneca, Epicteto, Marco Aurelio, cada vez estoy más convencido de que la dicha y la felicidad del ser humano depende, solamente, de él mismo. Es la misma filosofía del Buda: “Somos lo que pensamos”.

          Los estoicos predicaron el valor de la razón, al proponer que las emociones destructivas son el resultado de errores en nuestra manera de ver el mundo.

Una muestra clara de su pensamiento es la siguiente frase de Epicteto: “Si voy a morir, moriré cuando llegue el momento. Como me parece que aún no es hora, comeré, porque tengo hambre”.

          Para llegar a este punto, los estoicos proponían una serie de prácticas diarias:

1.    Reflexión sobre lo que estás agradecido.

2.    Aprovecha las adversidades.

3.    Vive el presente.

4.    Expresa agradecimiento.

5.    Lleva un diario de gratitud.

6.    Aprende de los sabios estoicos.

7.    Practica moderación y desapego.

8.    Visualiza la pérdida.

9.    Fomenta la empatía.

10. Sé consciente de la impermanencia.

Quiero reflexionar hoy sobre la gratitud. Los estoicos consideraban la gratitud como una virtud esencial en la búsqueda de la felicidad y una piedra angular para tener una vida plena y significativa. Para ellos, la gratitud va más allá de simplemente decir “gracias”. Implica un profundo sentido de conexión y reconocimiento de la bondad en el mundo.

La gratitud es reconocer y agradecer a los demás los actos de bondad y las bendiciones recibidas. Los estoicos enfatizaban la importancia de practicar la gratitud, incluso en las circunstancias más desafiantes.

Séneca decía: “El que es agradecido por poco lo es por todo”, y Epicteto: Solo aquellos que dan las gracias por las bendiciones recibidas, seguirán recibiendo cosas por las que dar las gracias”.

Agradecer cada nuevo día es una práctica poderosa que no solo puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar general y nuestra perspectiva de vida, sino también, desde una perspectiva espiritual, agradecer cada nuevo día tiene un significado profundo y transformador, porque:

-       Nos ayuda a reconocer y conectar con la presencia divina en nuestras vidas. Al agradecer, reconocemos que cada día es un regalo del Creador, fortaleciendo nuestra relación espiritual. Esta práctica nos recuerda nuestra dependencia de Dios y contrarresta el orgullo y la autosuficiencia.

-       Nos alinea con los propósitos de Dios, permitiéndonos ver la vida desde una perspectiva más amplia y espiritual. Nos ayuda a reconocer las bendiciones ocultas incluso en los desafíos, fomentando un crecimiento espiritual continuo.

-       Transforma nuestro corazón y nuestra mente. Nos volvemos más conscientes de la bondad que nos rodea, lo que aumenta nuestra capacidad de amar a Dios y a los demás.

-       Actúa como un antídoto contra actitudes negativas como la avaricia, el egoísmo y la envidia. Nos ayuda a mantener una perspectiva positiva y esperanzadora, incluso en tiempos difíciles.

-       Nos abrimos más a la acción de Dios en nuestras vidas. Viendo la Presencia Divina en todos los aspectos de la Creación.

-       Fomenta un crecimiento en nuestra vida interior. Nos volvemos más conscientes de la presencia de Dios que mora en nosotros, profundizando nuestra experiencia espiritual.

-       Es una oportunidad diaria de descubrir nuestra grandeza.

En esencia, agradecer cada nuevo día desde una perspectiva espiritual nos transforma, nos acerca más a lo divino y nos permite vivir una vida más plena y alineada con nuestro propósito espiritual.

 

 


sábado, 8 de febrero de 2025

Todo está bien

 


          Tu mal no depende del principio rector de otro, ni de una particularidad o alteración de lo que te rodea.

          ¿De qué entonces? De esa facultad tuya que juzga que algo es malo. Que no juzgue eso y todo estará bien.

          Incluso si lo que te es más cercano, el pobre cuerpo, es cortado, quemado, supura o se pudre, la parte que juzga sobre estas cosas ha de mantener la calma.

          MARCO AURELIO


Todo está conectado

 


         Lo que sucede después, siempre es acorde con lo que ha sucedido antes, ya que no es como un listado de cosas tomadas por separado y ligadas por la fuerza, sino que hay una conexión razonable.

          Al igual que los seres se ordenan de manera armónica, también lo que demuestran los acontecimientos no es imple y llanamente una sucesión, sino una relación tal que produce admiración.

MARCO AURELIO


lunes, 3 de febrero de 2025

Presente

 

          

        Aunque vivieras tres mil años o diez mil veces tres mil años, recuerda siempre que nadie pierde más vida que esta que vive, ni vive más que la que pierde.

          En esto se igualan la más longeva y la más breve.

        El presente es lo mismo para todos y lo que dejamos atrás es lo mismo; lo que se pierde, por tanto, es un momento.

       Nadie puede perder entonces el pasado ni el futuro: ¿cómo se le puede privar a alguien de algo que no le pertenece?

          Entonces, siempre hay que tener estas dos cosas presentes: una, que todo ha sido siempre semejante y ha estado sujeto a ciclos, y no importa si es en cien años, doscientos o durante un tiempo indeterminado cuando uno vuelve a ver lo mismo; la otra, que el que ha vivido más años y el que ha tenido la más breve de las vidas pierden lo mismo, pues solo se pierde el presente, ya que es lo único que se tiene. No puede perderse lo que no se tiene.

Marco Aurelio

domingo, 2 de febrero de 2025

Edad

 



DECRETO: Para convertirte en un Poder invencible

 



No dejes para mañana....

 


          Piensa desde cuando estás dejando esto para más tarde y cuantas veces los dioses te han señalado el plazo y tú lo has dejado pasar.

          Es necesario ya que te des cuenta de qué mundo eres parte y que eres una emanación de aquello que gobierna el mundo; que tienes un límite de tiempo fijado, que, si no utilizas para apaciguarte, se marchará, y tú también te marcharás, y no habrá una segunda vez.

Marco Aurelio


jueves, 30 de enero de 2025

Nada puede hacerme daño

 


          Al amanecer repítete: me voy a encontrar con un entrometido, con un desagradecido, con un soberbio, con un falso, con un envidioso, con un insociable: esas cosas les suceden por su desconocimiento de los bienes y los males. 

                    Yo, que he comprendido la naturaleza del bien, que es bella, y la naturaleza del mal, que es fea, y la naturaleza de aquel que yerra, que es mi semejante, no por participar de una sangre y una semilla, sino de un intelecto que es parte de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues nadie me hará caer en vergüenza, ni tampoco puedo encolerizarme con un semejante y odiarlo; hemos nacido para una tarea en común, como los pies, como las manos, como los párpados, como las filas de dientes superiores e inferiores. 

                     Por ello, actuar unos en contra de otros es contrario a la naturaleza; y obrar en contra de la naturaleza es también indignarse y mostrar aversión.

Marco Aurelio


DECRETO: Para atraer riqueza




domingo, 26 de enero de 2025

Decreto: Para obtener grandes resultados en corto tiempo



PASHPAPUTA MUDRA

 


PUSHPAPUTA MUDRA

Cómo se hace:

Las manos descansan sobre los muslos como si fueran cuencos vacíos.

Los dedos están juntos, estirados y relajados, y los pulgares pegados al borde exterior de los dedos índice.

Sirve para:

Enfatiza la apertura del corazón, la mente y el alma.

Duración:

Puedes hacerlo durante 20 minutos. 

Beneficios:

Ayuda a abrir el corazón, la mente y el alma. Para volverte más abierto a nuevas cosas y oportunidades en tu vida.

Ayuda a mantener una intención positiva.

Ayuda a atraer a mejores personas a tu vida.

Este Mudra ayuda a recibir conciencia universal.

Para sentirte más abierto y más alegre.


sábado, 25 de enero de 2025

Intuición



El ego, en su incesante monólogo, pretende dominar cada momento. Sin embargo, su discurso es efímero y provisional. La voz definitiva pertenece al alma, esa esencia profunda que resuena en armonía con la melodía divina.

Cuando el ego se sumerge en el silencio, los sutiles susurros del alma se vuelven audibles, revelando una claridad serena y misteriosa. Este murmullo, tan frágil como un soplo de viento, es lo que llamamos intuición. Es la brújula interna que nos guía hacia lo eterno, hacia lo más puro de nuestra existencia.

DECRETO: Para manifestar en tu vida algo que deseas


 

Cuento: Volver a casa



En la fábrica de botellas de plástico, la maquinaria trabajaba sin cesar, día y noche, produciendo una botella cada segundo. Las nuevas botellas, al salir del molde, se encontraban desconcertadas. Habían pasado de ser parte de un todo, una masa uniforme de plástico en la que se sentían plenas y poderosas, a una existencia independiente, sin preparación alguna, destinadas a ser el continente de distintos líquidos: agua, vino, refrescos, leche y más.

Dentro de cada una, las preguntas se repetían: ¿Estaré preparada? ¿Podré cumplir mi trabajo con dignidad? ¿Se sentirán mis dueños satisfechos con mi labor?

Lo que las botellas desconocían era que sus dueños jamás se cuestionarían tales cosas. Para ellos, la botella era casi invisible, un simple recipiente cuyo valor residía únicamente en su contenido.

Mientras el dueño consumía el líquido y, sin pensarlo dos veces, arrojaba la botella a una bolsa junto a otras botellas vacías, esta seguía con sus devaneos mentales.

¿Y ahora qué? se preguntaban todas, llenas de incertidumbre. Estaban desconcertadas hasta que una pequeña botella, que solo había contenido agua, habló con voz tranquila:

—Ahora volvemos a casa.

—¿A casa? ¿Qué casa? —preguntaron sorprendidas las botellas que la escuchaban.

—Volvemos a nuestra casa, a la masa de plástico de la que todas salimos. Volveremos a ser botellas una y otra vez, hasta que un día, quizás, un dueño descubra nuestra belleza y nos utilice para guardar arena, piedrecitas o flores.

Muchas personas se parecen a las botellas. Pasan la vida tratando de agradar a quienes tienen delante, preguntándose qué pensarán de ellas. Y, en muchas ocasiones, a esas personas les importa un pimiento. Igual que a los dueños de las botellas.

Mejor les iría haciendo bien su trabajo y tratando a los demás como les gustaría ser tratados.