El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 6 de agosto de 2025

Amor incondicional

 


          Querido Dios:

         Estoy tratando de comprender lo que realmente significa el amor incondicional, ese amor puro que no conoce barreras ni limitaciones, y lo que implica amar sin condiciones. Mi reflexión comienza con el vínculo que siento por mi hijo, que es, sin lugar a dudas, la persona más importante en mi vida y a quien más amo en este mundo. Este amor, profundo y único, es el eje que me permite reflexionar sobre la amplitud del amor y su verdadera esencia.

A la luz de estas reflexiones, me resulta evidente que estoy lejos, quizás a años luz, del amor incondicional. Si estuviera más cerca de alcanzarlo, no tendría la necesidad de decir que amo a alguien más que a otras personas. Y, aún más significativo, no tendría motivos para enfadarme o perder la paciencia con mi hijo, a pesar de ser la persona por la que siento el amor más puro. Este hecho demuestra la distancia que aún me separa del ideal de amar sin condiciones.

La relación con mi hijo, aunque es la que más se aproxima al amor incondicional, aún está limitada por mis propios defectos humanos. Aunque siento que está cerca de serlo porque estaría dispuesto a dar mi vida por él, y no en un sentido metafórico, sino literal y real. Daría mi vida, sin dudarlo, por su bienestar y felicidad. Este sentimiento me reafirma en el tipo de amor profundo que siento hacia él.

Sin embargo, reconozco que este acto, por más generoso que parezca, no es una prueba absoluta de amor incondicional. Alguien podría argumentar que mi disposición a dar mi vida por él se debe, en parte, a mi falta de miedo a la muerte. Desde que tengo uso de razón espiritual, siempre me ha intrigado lo que hay más allá de esta vida. No temo la muerte y, de hecho, no me preocuparía si llegara mañana. Pero incluso bajo esta premisa, no puedo imaginarme sacrificándome de esa manera por nadie más que por mi hijo. Esto demuestra la singularidad de mi amor hacia él.

Por otro lado, el amor incondicional trasciende el amor exclusivo por una persona. Si verdaderamente aspirara a ese tipo de amor, debería ser capaz de amar a todos los seres humanos con la misma intensidad y sacrificio. Si estoy dispuesto a privarme de un bocado para alimentar a mi hijo, también debería ser capaz de hacerlo por cualquier otra persona que lo necesite. Si dedico tiempo a mi hijo, también debería ser capaz de dedicarlo, desinteresadamente, a quien necesite ese apoyo. Este razonamiento me lleva a la conclusión inevitable de lo lejos que aún estoy del verdadero amor incondicional.

¡Cuánto camino queda por recorrer, Señor! Pero, estoy trabajando en ello. Soy consciente de mis limitaciones y también del hecho de que el tiempo en esta vida es finito. Reflexiono sobre mi pasado y veo cómo, a pesar de mis esfuerzos, no he sido capaz de avanzar significativamente hacia este ideal. Aun así, no pierdo la esperanza, aunque reconozco que quizás no tenga el tiempo suficiente para alcanzar este objetivo.

Gracias, Señor, por escucharme. Gracias por estar ahí, siempre presente, con una paciencia infinita hacia mis fallas y mis tropiezos. En mi búsqueda constante de amor y comprensión, quisiera añadir algo más. Tus enseñanzas me invitan a mirar hacia adentro, a explorar el amor hacia mí mismo. Quizás, en esta introspección, encuentre el camino hacia un amor más profundo y verdadero.

Señor, no pido milagros ni que elimines mis defectos de inmediato. Solo te pido paciencia y guía para seguir recorriendo este camino, mientras intento avanzar con pequeños pasos hacia ese amor infinito que me inspira. Sé que será difícil y que probablemente nunca llegue a alcanzarlo por completo. Pero el intento, la búsqueda y el esfuerzo continuo son, en sí mismos, muestras de mi amor hacia ti y hacia este ideal.

Gracias Señor.

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario