Sé coherente.
El viaje del alma
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
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viernes, 7 de julio de 2023
Sé coherente
viernes, 30 de junio de 2023
Eterna juventud
Miércoles 28 de junio 2023
“Por favor no toques mis arrugas.
Me costó mucho tiempo conseguirlas”
Anna Magnani
Hoy
es mi cumpleaños. Un 28 de junio, a las 11 de la noche, hora peninsular
española, asomé la cabeza a esta vida. No sé si es la primera vez que visito
este hermoso planeta o ya lo había visitado en anteriores ocasiones, aunque
creo que tampoco es muy importante saber si esta es la primera o la
“equisesima” vida.
Hace
algunos años, muy pocos, habría dado, con gusto, la mitad de la vida que me
quedaba por vivir, por saber algo de mis vidas anteriores. Hoy ya me da igual. A
fin de cuentas, si ha habido otras vidas, no tengo conciencia de ellas. Solo
tengo conciencia del peregrinaje que estoy realizando en esta y, puedo asegurar
que está siendo más duro de lo que nunca me hubiera imaginado. Y como todo el
trabajo que tengo que hacer he de hacerlo en esta vida y con este cuerpo, ¿para
qué ocuparme de otras vidas?, bastante tengo con ocuparme de esta.
Mi
despertar de esta mañana ha estado acompañado de un pensamiento digno de este
diario, de babau completo.
Yo
tengo claro, porque es una de mis creencias más arraigadas, de que todo es un
pensamiento, supongo que como muchos de los que os asomáis a esta ventana.
Este
ha sido mi pensamiento: Desde que nacemos, celebramos, año tras año, nuestro
nacimiento. Es decir, celebramos envejecer y, según las enseñanzas de la Ley de
la Atracción, está claro que estamos llamando a nuestra vida a la vejez, a la enfermedad y a la
muerte.
¿Qué
pasaría si al llegar a un determinado número de años de vida, nuestra
celebración no fuera por cumplir años, sino por descumplirlos?, ¿viviríamos
más?, ¿viviríamos mejor?, ¿erradicaríamos la muerte?
Si
el cuerpo responde a las órdenes que recibe, ¿Qué pasaría si las órdenes fueran
para rejuvenecer y no para envejecer?
Por lo tanto, si no
queremos que el cuerpo envejezca y muera, solo tenemos que cambiar la actitud. Digámosle
al cuerpo que va a vivir para siempre y así será.
Si trabajamos la Ley
de la Atracción para que nos llegue más dinero, una buena salud, una pareja
perfecta o unos hijos maravillosos, ¿por qué no atraer la eterna juventud?
lunes, 19 de junio de 2023
Cuando me amé de verdad
De Kim McMille
"Cuando me amé de verdad
comprendí que, en cualquier circunstancia,
yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta,
y en el momento exacto, y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… Autoestima
Cuando me amé de verdad,
pude percibir que mi angustia,
y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal
de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… Autenticidad
Cuando me amé de verdad,
dejé de desear que mi vida fuera diferente,
y comencé a aceptar todo lo que acontece,
y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… Madurez
Cuando me amé de verdad,
comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona,
sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento,
o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto
Cuando me amé de verdad,
comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable:
personas, situaciones y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo.
De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama… Amor Propio
Cuando me amé de verdad,
dejé de temer al tiempo libre
y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es… Simplicidad y Sencillez
Cuando me amé de verdad,
desistí de querer tener siempre la razón,
y así erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es… Humildad
Cuando me amé de verdad,
desistí de quedarme reviviendo el pasado,
y preocupándome por el futuro.
Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… Plenitud
Cuando me amé de verdad,
percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.
Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón,
ella tiene una gran y valioso aliado.
Todo eso es… Saber Vivir
No debemos tener miedo de cuestionarnos,
de hecho, hasta los planetas chocan,
y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas."
miércoles, 14 de junio de 2023
El complejo de Jonás
Miércoles 14 de junio 2023
“La verdad de la vida más extraña y difícil de creer,
irónicamente surge del temor a nuestro propio éxito”.
Abraham Maslow
Hoy
he sido consciente, (y ya era hora, después de una larga vida), de que le tengo
miedo al éxito. Y no es un miedo normal, es terror, es pánico, es pavor.
He llegado a esa
conclusión reflexionando sobre un sueño que he tenido, en el que me encontraba
conduciendo por un camino de tierra para llegar a un destino desconocido. Ese
camino me llevaba a otro camino similar y, ese a otro, a otro y a otro, sin
alcanzar nunca la tan ansiada meta.
Hace años
que tengo sueños similares, muy conscientes. Perder un avión que me llevará de
vuelta a casa, no encontrar el boleto del tren para viajar, perder las maletas.
En todos esos sueños, el resultado siempre era el mismo: no alcanzar el destino
final.
Al
compararlo con mi vida he sido consciente de que siempre ha sido así. He
luchado y trabajado, como un poseso, para no tener éxito, para no llegar a
ninguna meta, para no estar en el centro de los focos, para que hablen de mí solo
lo justo y necesario. Lo he conseguido: ¡he triunfado en la mediocridad! He
ocupado mi tiempo en trabajos menores desviando la mirada de la línea de meta.
He sido siempre un gran subalterno, soñando con la dirección general, pero
temiendo llegar a ella, por si fracaso, porque pudieran pensar que no lo
merecía, porque quedaría muy expuesto a las críticas. En resumen, miedo al
éxito, baja autoestima, miedo a reconocer mi propia valía.
Y yo que
creía que “casi” lo tenía superado. ¡Pobre infeliz!
El miedo
al éxito se conoce como complejo de Jonás. Toma su nombre del personaje bíblico
Jonás, que fue designado por Dios para ser profeta, pero al enterarse, quiso
huir de este destino.
Yo no sé
si estoy huyendo de mi destino porque, tampoco sé si hay destino, pero si sé
que estoy huyendo de mis más íntimos deseos, quedándome siempre a escasos
metros de una hipotética meta que, resuena en mi interior como posible, pero
que, a la hora de la verdad, no llega a materializarse.
Llevo toda
la vida anclado en mi zona de confort. Y esa zona de confort es la mediocridad,
la misma mediocridad que hace que me sienta muy cómodo cuando me encuentro
solo, porque es la mejor manera de pasar desapercibido. En soledad no tengo que
hablar, no tengo que explicar. En la soledad soy yo, conmigo, conviviendo con
mis deseos incumplidos, reflexionando sobre las pequeñas verdades de la vida,
retando a Dios, aguantando mis entrañas para que no revienten ante las
injusticias, sin tener que disimular las lágrimas cuando asoman al sentir el
amor por mi familia. En mi soledad, la palabra más usada es ¿por qué? Ahora
mismo tengo la respuesta: Por miedoso.
Voy a trabajar para sacudirme este miedo que me atenaza
para poder entregar al mundo alguno de los “dones” que trato de esconder,
disimular y, sobre todo, minimizar, lo que hace que, en la actualidad, los esté
entregando a cuentagotas. Todavía estoy a tiempo.
sábado, 20 de mayo de 2023
Un nuevo y, a la vez, viejo paradigma
Viernes 19 de mayo 2023
Me
he pasado la vida persiguiendo sueños ficticios, obsesionado por cumplir los
deseos que le dieran satisfacción a mi ego, tratando de conseguir objetivos
imposibles, para llegar a cruzar una meta inalcanzable. Meta que, ahora sé,
solo era un espejismo tan engañoso como los sueños.
Sin
embargo, por diversas circunstancias de la misma vida, esa vida que transcurre
a mi alrededor, sin ser muy consciente de ella, por encontrarme ocupado en la
persecución de los sueños, ha desaparecido el piso sobre el que corría hacia la
nada, incentivado por la creencia de una misión ilusoria.
De
la noche a la mañana me quedé sin tiempo para las cuestiones espirituales, que
pensaba eran la razón más importante de mi vida, y tuve que dedicarme a
cuestiones materiales, como son el realizar, a tiempo completo, todas las
tareas de la casa. Es como si estuviera en una nueva línea de salida.
Desconcertado,
sin piso sobre el que mantenerme, mirando a derecha e izquierda, sin entender
nada, tratando de encontrar una respuesta que, como es lógico, no ha llegado,
he hecho lo único que se me ha ocurrido: He mirado hacia dentro.
Sábado 20 de mayo 2023
Al
principio todo era oscuridad y silencio, sin embargo, poco a poco, la oscuridad
comenzó a clarear y el silencio fue como una invitación para iniciar un
diálogo.
-
Todo comenzó con un-
¿Por qué?
- Y desde esa parte de
mi mente, esa que, de vez en cuando, parece conocer una verdad diferente disintiendo
de la otra parte, donde reside el miedo, la duda, la soberbia o las creencias
erróneas, contestó al agónico porqué- Tú te crees que la vida es una autopista
que te va a llevar a Dios realizando las tareas que tú mismo te has asignado y
no es así.
-
Y ¿cómo es entonces?, -pregunté
sorprendido
- Para cada persona es
diferente, pero todos tenéis algo en común: Sois seres espirituales habitando
un cuerpo y todo el trabajo se ha de hacer desde el cuerpo.
>> Es
posible que tu etapa de sanador esté finalizando o necesite un cambio. En el
último año, tú mismo lo has pensado más de una vez, pero no te has atrevido ni
a dejarlo, ni a reducirlo, ni a realizar ninguna variación. Parece que la vida
se ha encargado de hacerlo obligándote a realizar todas las tareas de la casa,
incluida la atención a tu hijo.
- No
terminaba de estar de acuerdo con las respuestas que yo mismo me estaba dando,
-Pero antes de esto ya hacía una buena parte del trabajo de la casa.
-
Es
cierto, pero en tu fuero interno considerabas que no era esa tu función y que lo
que estabas haciendo era ayudar en la casa. Incluso, en algunas ocasiones,
sobre todo los días que tenías más terapias, renegabas, en tu interior, por
tener que planchar o cocinar o ir al super.
>> Tú sabes, porque, además, lo predicas, que la familia es una unidad integral, por lo tanto, no hay tareas específicas del hombre o de la mujer. Todo es de los dos y, tienes que realizar, con la misma alegría una terapia que cocinar una tortilla de patatas.
>> Tienes
muchas ganas de terminar tu andadura en la materia, pero, también, sabes, que
eso no sucederá mientras no ames todo y a todos, de manera incondicional. O ¿acaso
creías que meditando cuatro horas al día y realizando varias terapias ya lo
tenias todo hecho? No. No funciona así. Puedes no realizar terapias, ni
meditar, ni orar y, sin embargo, no volver a encarnar, si todo lo que haces, lo
haces con amor.
>>
Recuerda las palabras de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras. Si callas,
callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con
amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti,
ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.
>> Por lo tanto, plancha con amor, limpia con amor, cocina con amor. ¿Lo tienes claro?
-
Si.
lunes, 8 de mayo de 2023
El primer pensamiento
Argimiro se sentía
confuso. Estaba escuchando un pitido penetrante, que le parecía ensordecedor,
cuando hacía solo un instante que corría, desesperado, gritando como un poseso,
detrás de un autobús, que había emprendido la marcha, dejándolo en tierra, perdido,
en una carretera en mitad de la nada.
El conductor había
informado a los viajeros que realizaban una parada, de diez minutos, para que
los ocupantes pudieran estirar las piernas, que ya permanecían medio
adormecidas después de 10 horas sin moverse del asiento. Argimiro caminó junto
con sus compañeros de viaje, a un lado y a otro del vehículo y, antes de volver
a subir, se adentró en el bosque, que se encontraba al lado de la carretera,
hasta unos árboles cercanos, para descargar su vejiga que estaba a punto de reventar.
Ese autobús tenía que
haberle llevado hasta el aeropuerto para abordar un avión que le iba a devolver
a su país, después de seis meses alejado de él por cuestiones laborales y, por
ende, alejado, también, de su familia.
Tuvo que cesar en su desenfrenada
carrera porque el vehículo desapareció de su campo de visión y comprendió que
era ridículo seguir corriendo, ya que nunca le daría alcance y, estaba claro
que, el conductor no se había percatado de que había dejado a un pasajero en tierra
y, tampoco se dio cuenta del loco que corría con tanto desespero.
Esto era dramático,
porque no sabía donde estaba, no sabía cuando pasaría otro autobús y, aunque
pasara, no iba a llegar a su vuelo.
El estridente sonido
no le dejaba concentrarse para encontrar la solución a su problema. Pensó que
el sonido se parecía mucho a la alarma de un despertador y, de manera
inconsciente, estiró su brazo, hasta tropezar con algo. No entendía nada, pero
se trataba de su reloj despertador. De un golpe detuvo la alarma y, de repente,
se hizo el silencio.
Aun tardó unos
segundos en ser consciente de que estaba teniendo un sueño, tan desagradable,
que lo podía calificar de pesadilla. Cuando abrió los ojos y reconoció su
habitación, respiró aliviado.
- Todo
ha sido un sueño, -pensó-, que descanso, estoy en casa.
El mismo reloj que le
había despertado proyectaba una luz roja hasta el techo de la sala. Eran las
5:30, la hora en la que se levantaba cada mañana para iniciar un nuevo día.
Todavía desconcertado tardó unos momentos en ser consciente de que era martes y
no le quedaba más remedio que levantarse.
Su mente, siempre
alerta, para llevarle por los vericuetos más oscuros de la existencia, comenzó
a presentarle un pensamiento tras otro, con una velocidad que solo puede
conseguir una mente humana, y exhibiendo, en cada nuevo pensamiento, aún más
miseria, más miedo, más impotencia y más rechazo a la vida, que el pensamiento
anterior.
Argimiro,
todavía impresionado por la conmoción de la pesadilla que había vivido en su
sueño, dejó que esos lúgubres pensamientos fueran tomando el poder de su nuevo
día:
-
Otro día más. Igual que el de ayer o
anteayer. Igual que el que será mañana. ¡Qué asco de vida!, ¡qué aburrimiento!
<< ¿Dónde estará el
aprendizaje?
<< Con una vida tan monótona
y aburrida, ¿Para qué vivir?
La mente lo estaba
consiguiendo. Las emociones que comenzaba a sentir Argimiro estaban en
consonancia con sus pensamientos: Ansiedad, miedo, ira, tristeza.
Pero, en algún
momento, antes de salir de la cama, apareció, en la misma mente que le estaba
destruyendo, un punto de lucidez:
-
Si sigo regodeándome en los mismos
pensamientos, creo que voy a tener que correr al baño para vomitar. ¡Tengo que
cambiar el discurso!
<< Mi vida, hoy martes, no va a cambiar y va
a ser la misma con cualquier pensamiento, pero estos
pensamientos nefastos me están destrozando emocionalmente. Lo mejor que puedo
hacer es cambiarlos.
<< Creo, además,
que con la energía de miseria que estoy generando lo único que voy a conseguir
es atraer más miseria. Y no quiero más miseria, ya tengo suficiente, quiero ser
bendecido por la paz, por la serenidad, por la alegría, por la abundancia, por
el amor.
Y así, Argimiro
comenzó a repetir, al principio casi con desespero y al cabo de pocos minutos
de manera más serena: Gracias por las
infinitas bendiciones que estoy recibiendo a cada instante. Él sabía que no
era cierto o, al menos, no era consciente de esas bendiciones, ¿o sí?, porque
el tener una casa, una cama donde dormir, agua corriente, un frigorífico con
comida, salud para él y su familia, etc., etc., bien podían considerarse como
bendiciones.
La realidad es que, poco
a poco, el pensamiento consciente, de agradecimiento, comenzó a ocupar su
cerebro, dejando en el olvido los nefastos pensamientos con los que se había
despertado y, sus emociones, en consonancia con el pensamiento, se fueron
transmutando de tristeza a paz, de ira a humildad y de ansiedad y miedo a
tranquilidad.
Ya estaba preparado
para un nuevo día.
Dejó por un momento de
agradecer y casi, de inmediato, surgió un nuevo pensamiento:
-
Argimiro, ¿no has pensado que, bien
pudiera ser que tu aprendizaje se encuentre, precisamente, en la repetición de
tus días?
<< Hagas
lo que hagas, que sea con alegría, sin juzgar la razón de porqué lo haces, sin
criticar a ninguna otra persona, sirviendo a tu familia con amor, con
paciencia. Y, todo eso, que no sean solo tus acciones, sino, también, que lo
sea tu palabra, que lo sea tu pensamiento. Sé coherente, piensa, habla y actúa
de la misma manera, y colócate en los zapatos no solo de tu familia, sino en
los de todo aquel que se cruce en tu camino.
<< No tiene ningún mérito realizar la acción más extraordinaria en el mundo, si en tu interior estás renegando de algo o de alguien. No tiene ningún valor. Tu evolución será nula y tus días se repetirán una y un millón de veces, en esta y en las siguientes vidas, hasta que seas coherente con el amor.
jueves, 20 de abril de 2023
Creer es crear
Creer
es crear, pero hemos de tener en cuenta que nuestra creencia está sólidamente
arraigada en la parte subconsciente de la mente.
Por
eso, cuando siguiendo las directrices dadas por los expertos de “la ley de la
atracción”, y repetimos, pensamos, visualizamos o reflexionamos, hasta
conseguir generar la emoción de que el deseo está cumplido, parece que nada
ocurre y, la cumplimentación del deseo se retrasa tanto que, no termina de llegar.
Y
es normal, porque mientras durante una parte, muy pequeña de nuestro día,
generamos le energía para atraer el deseo desde la mente consciente, en la
mente subconsciente, durante el resto del día, ya existe una energía contraria
permanente que está atrayendo justo lo contrario que deseamos de manera
consciente.
Mejor
lo vemos con un ejemplo sobre el dinero:
-
De manera consciente queremos que el
dinero llegue a nosotros,
-
Pero, es posible, que tengamos
creencias contrarias al dinero en nuestro subconsciente, creencias como:
o
Las personas que tienen mucho dinero no
lo han ganado limpiamente.
o
No tengo suficiente dinero para poder
ahorrar.
o
El dinero solo genera conflictos y
enfrentamientos entre personas, incluso entre familiares,
o
Nunca ganaré suficiente dinero como
para comprar casa, coche, yate o avión privado.
o
Solo puedo ganar dinero trabajando.
o
El dinero no da la felicidad.
o
Nunca voy a salir de pobre.
Podemos
agregar un millón de razones más que se encuentran, profundamente arraigadas en
nuestra parte inconsciente de la mente. Y pasa lo mismo, con la salud, el
aspecto físico, el amor o el éxito en cualquier emprendimiento.
Para
cambiar esa creencia se ha de trabajar desde la mente consciente. Por lo tanto,
repetir nuestro deseo o visualizarlo un corto espacio de tiempo, cada día, es insuficiente.
Se ha de visualizar y repetir, repetir, repetir, hasta el agotamiento.
Cuando
se limpie la creencia inconsciente el deseo se va a hacer realidad, y no hemos
de preocuparnos en qué manera se va a llevar a efecto. Hemos de tener fe: Va a
pasar y punto. No es de nuestra incumbencia como será, nuestro trabajo solo es
limpiar el subconsciente. Dejemos que la energía haga su trabajo.
Te
dejo algunos pensamientos para repetir en diferentes temas.
Gracias porque cada segundo que
pasa mi cuerpo está más joven, más sano, más fuerte.
Cada día recibo grandes cantidades
de dinero de manera correcta y adecuada. Gracias.
Gracias por las infinitas bendiciones
que recibo a cada instante.
Salud, riqueza, éxito, armonía, abundancia
y gratitud.
Yo Soy paz, Yo Soy amor, Yo Soy
alegría, Yo Soy al alma, Yo Soy uno con Dios.
El amor, el perdón, la aceptación,
la compasión y la bendición son los pilares que sostienen mi vida.
viernes, 7 de abril de 2023
Viernes Santo
Viernes 7 de abril 2023
Y
hoy es Viernes Santo. Se recuerda la crucifixión y la muerte de Jesús de
Nazaret. Es una de las conmemoraciones más profundas para los cristianos, (católicos,
ortodoxos, anglicanos, luteranos, etc.).
Pero
esta Semana Santa, en lugar de estar imbuido por el espíritu de aquello que
representa, (compasión, piedad, misericordia, penitencia), estoy empapado de
reflexión, reflexión que me está llevando a realizar un análisis de mi vida,
con lo que eso supone de rebuscar en los cajones de la memoria para desempolvar
los recuerdos más importantes de una larga vida que, vista desde el origen, es
decir, desde mi óptica, está pasando como un suspiro. ¡Que larga parece y que
corta es!
Me
quedé ayer comentando lo terrorífica que fue, emocionalmente, la primera parte
de mi vida consciente, (entre los 13 y 17 años), por esa espada de Damocles, que
era la amenaza permanente y persistente del infierno como final de una vida de
pecado. Porque me pasaba el día pecando, sobre todo en tres de los
mandamientos: No santificaba las fiestas ya que, si podía no cumplir con el
precepto dominical de la misa, no iba, porque me aburría un montón. Cometía
actos impuros, en la intimidad de mi soledad, a diario, porque para mí era una
necesidad fisiológica, algo, tan necesario, como sonarse la nariz. Y de los
pensamientos y deseos impuros, ya no quiero ni hablar. Solo diré que soñaba
dormido y despierto con mi profesora de francés. Era una auténtica belleza.
Estaba
claro: Los enseñantes, la religión y los curas eran mis enemigos y, a los
enemigos se les puede vencer, te puedes unir a ellos o te puedes alejar.
Opté
por la última opción, alejarme, con lo cual, alguna vez, me vi obligado a pecar,
también, en el octavo mandamiento, porque tuve que decir alguna mentira para
salvar mi piel.
Pero
todo eso terminó cuando terminé el bachiller y salí del colegio. Ahí me hice un
nuevo replanteamiento de vida: Podía hacer o pensar, todo aquello que no
rechinaba en mi conciencia, como cualquier palabra, acción u omisión, que no
interfiriera en la libertad de los demás, evitando la crítica o acto similar
que pudiera hacer que otra persona se sintiera incomoda o hiciera que se
sintiera atacada o que faltara a su respeto y, además, sin miedo a pecar,
porque decidí que el pecado es algo que no existe y que solo era una
herramienta que “mis enemigos” utilizaban para tratar de dominarme.
A
partir de ese momento hubo dos “Yoes”: uno público y otro privado. Es decir, se
instauraron dos creencias con respecto a la vida: Una vida muy material, la
pública, en la que mi creencia era que quería vivir bien, para lo cual
necesitaba dinero y otra, la privada, íntima y personal, en la que se fueron
pergeñando diferentes verdades para conseguir la estabilidad emocional.
Y
así siguió siendo hasta bien avanzada la mitad de mi vida, por lo que puedo decir
que mi crecimiento fue “cero”. No quiero decir que fueron 40 años
desperdiciados, porque algo avanzaba en lo que ahora sé que es la misión de mi
vida, pero era un avance tan lento que no lo notaba.
Al
inicio de la segunda parte de mi vida, mis creencias sobre lo que había venido
a hacer en la vida fueron sufriendo cambios muy rápidos, vertiginosos, casi
mareantes.
Esos
cambios comenzaron a darse cuando Dios reapareció en mi vida. Un Dios
diferente. No era ese dios miserable, vengativo y terrorífico, inventado por
unos hombres sin entrañas, que nos vigilaba, de manera permanente, para ver
cuando teníamos un pensamiento pecaminoso, no. Era otro Dios. Es ese Dios que
cuando Moisés le preguntó quien era Él, y cual era Su nombre, respondió: “Yo soy
el que soy”. Diles a los egipcios, siguió diciéndole a Moisés: “El que Es me ha
enviado”.
Por
lo tanto “Dios Es”. Es decir, no es ni bueno ni malo, ni hombre ni mujer, ni
blanco ni negro, ni luz ni oscuridad, ni hermoso ni deforme, “SOLO ES”. Eso
quiere decir que es todo, lo blanco y lo negro, la luz y la oscuridad, lo
hermoso y lo deforme, porque si fuera blanco estaría negando lo negro, si
fuera hombre estaría negando a la mujer, si fuera luz estaría negando la
oscuridad y todo ha sido creado por Él. Es el sol que me alumbra, es la tierra
que piso, es el aire que respiro, es mi piel, es mi corazón, es yo.
Me
quedo aquí. Voy a almorzar, porque a las 4 me voy al cine a ver una película de
Mario Bros. Espero no dormirme para que mi hijo pueda ir haciéndome los
comentarios sobre la película, (no calla ni debajo de agua).
Jueves Santo
Jueves 6 de abril 2023
Hoy
es Jueves Santo, festividad católico-cristiana, que conmemora la última cena
que realizó Jesús con sus discípulos, según cuentan diferentes escritos y, cada
Jueves Santo, la iglesia católica quiere que recordemos la experiencia del amor
fraterno que Jesús quiso expresar en el gesto del lavatorio de los pies, que es
expresión del amor hecho servicio.
Parece
un buen día para reflexionar, y mi cerebro, desde primera hora de la mañana, lo
ha sentido y ha comenzado con preguntas, un poco etéreas, ya que la respuesta a
la pregunta que ha comenzado a hacer, con más insistencia, parece difícil de
contestar.
La
pregunta es: ¿Cuánto habré crecido a lo largo y ancho de mi vida? Y este crecimiento no se refiere al cuerpo
físico, ya que por lo que respecta al cuerpo estoy bastante crecidito. Se
refiere a mi sabiduría. Ella es la que tiene que crecer.
La
respuesta de cuanto he crecido no es tan clara como decir que dos más dos son
cuatro. Es algo más complicado y, para tratar de acercarme a la respuesta, he
partido de la idea del amor hecho servicio. Es decir, ¿hasta donde llega mi
capacidad de servir?
Aunque
antes de analizar la evolución de mi vida como servicio creo que sería bueno
saber cual es mi punto de partida o, lo que es lo mismo, saber desde que nivel
de sabiduría he comenzado la andadura de mi vida.
Tengo
muy claro que todo es cuestión de creencias. Lo que yo creo es verdad para mí,
así como lo que tú crees es verdad para ti. Y cada uno, tú y yo, nos vamos a
mover por la vida en función de esas verdades que, por supuesto, no van a ser
iguales, incluso, pueden ser opuestas, (aunque por eso no tenemos que
pelearnos. Tenemos que respetarnos).
La
misma sabiduría es, no solo, la aceptación de determinadas verdades, sino la
actuación y el comportamiento, de manera coherente, en consonancia con dichas
verdades. Es decir, pensar, hablar y actuar de manera congruente. O, lo que es
lo mismo, se trata de actuar según lo que se habla y de hablar según lo que se
piensa.
Por lo tanto, pienso que, si analizo cada una
de mis creencias, sobre la vida, sobre Dios, sobre la muerte, sobre el amor,
sobre la Creación, entre otras, podré saber cuánto ha sido mi crecimiento.
Siempre
me ha parecido que la vida y Dios son dos conceptos que parecen estar muy
unidos. Lo pensaba en mi adolescencia y, lo sigo pensando ahora: “Si somos
hijos de Dios y estamos en la vida, seguro que algo tiene que ver Dios con
nuestra vida”. Hoy creo que son indisolubles.
La
pregunta que siempre me he hecho es si he nacido para hacer algo concreto, si
tengo o, mejor, si cada uno de los seres humanos, tenemos una misión
determinada que realizar en la vida. La respuesta a esta pregunta ha sido muy
cambiante. Demasiado cambiante. Tanto que no me ha ido danto tiempo para ir
asimilando las distintas creencias que han ido apareciendo en relación a la
vida.
La
primera creencia sobre la vida fue, totalmente, material, porque espiritualidad
me enseñaron poca. Todo lo que hicieron mis enseñantes, sobre todo en el
colegio, que era muy católico, con una gran influencia religiosa, fue
aterrorizarme. Y huyendo de ese terror me volqué en la vida física. Entonces creía
que, si no pensaba en una cosa, para mí no existía. Y aunque no sabía muy bien
de donde procedía ese pensamiento, resulta que es coincidente con mi creencia
actual sobre la vida: Yo puedo crear mi propia realidad.
Pero
mejor sigo la secuencia, sin adelantar acontecimientos. Nací en una cuna
católica, y eso marca mucho. Me enseñaron que Dios, es nuestro Padre que está
en los cielos, que nos ama mucho, gracias a lo cual perdona nuestros pecados,
si nos arrepentimos de ellos, pero que si morimos en pecado íbamos de cabeza al
infierno. Teniendo en cuenta lo que contaban, entonces, del infierno, pensaba
que “mucho amor no parecía tenernos nuestro Creador, cuando nos enviaba al
fuego eterno, porque ¿qué padre, por mucho malo que hayas hecho, te castiga de
manera tan terrible?
Para
alejarme de tanto terror me olvidé del Dios que me estaban enseñando y me creé
un Dios a mi conveniencia, pero eso hizo que se acabara mi religiosidad, antes
de empezar, y comenzara a practicar una espiritualidad creada a la conveniencia
de mis creencias.
Tengo
que dejarlo aquí. Es muy tarde. Mañana sigo.
lunes, 20 de marzo de 2023
Desamor y ruptura
Y así, un día, sin ser
muy conscientes, dejan de revolotear las mariposas. Es el proceso normal,
porque la fase del enamoramiento no dura eternamente. Puede durar un mes, 6
meses, un año o dos. Pero no suele ir más allá.
A partir de entonces
y, de manera progresiva, las mariposas en el estómago tienen que dar paso a un
amor sereno o, mejor, a un apego duradero, en el que debería de primar el
respeto, la confianza, el diálogo, la tolerancia, la ayuda mutua, el trabajo
conjunto para alcanzar las prioridades propuestas, la lucha por la igualdad entre
los dos miembros de la pareja y, otros muchos aspectos necesarios, para que la
pequeña sociedad, que han formado, funcione basándose en el lema de lo que se
supone que les une: “el amor”. Si realmente aman ya saben, porque es un dictado
de su corazón, que “su único objetivo es conseguir la felicidad del ser amado”.
Aunque parezca un
objetivo muy ambicioso y, por lo tanto, difícil de alcanzar, hay muchas parejas
que lo consiguen, pero, hay otras que no.
Las razones por las
que existen parejas que no consiguen llevar a buen termino su relación, son tantas
como personas involucradas en las desuniones. Las más visibles son: infidelidad,
tener prioridades distintas, comprobar que no se cumplen sus expectativas,
falta de comunicación, dificultades económicas, en fin, podría llegar al infinito.
Todas ellas solo
tienen una causa común: La falta de amor.
Pero no nos quedemos
en las causas del resquebrajamiento de la pareja. Vayamos un poco más allá,
vayamos a la separación.
Existen separaciones
modélicas que se realizan, bien sea por ellos mismos o por los hijos que tienen
en común, con respeto, con cariño, ¿por qué no?, si han convivido una serie de
años juntos e, incluso, con generosidad. Es más fácil, en estos casos, para
ellos, aliviar el trauma que supone una separación.
Aunque no todas las
separaciones son así. Hay separaciones muy complicadas, porque uno de los miembros
de la pareja no la acepta. Y, ante los hechos consumados, sufre un día tras
otro, un mes tras otro, un año tras otro. Sufre demasiado tiempo porque en su
mente revive una y otra vez la angustiosa situación y eso es como estar separándose
cada día.
Si nos salimos del cuerpo
y, miramos en perspectiva desde los ojos del alma, puede ayudar el saber que
venimos a la vida con un plan establecido en el que se contempla, (que nadie
dude de esto), la ruptura que se acaba de vivir.
Si en la hoja de ruta,
de la vida en la Tierra, aparece contemplada la separación, ¿para qué,
entonces, la unión? Todos los encuentros, todas las uniones, todas las
interacciones tienen como objetivo aprender, enseñar, pagar alguna deuda,
recibir un pago o acompañar en un tramo del camino.
Si todo en la vida de
la materia está en continuo cambio, ¿por qué va a permanecer inalterable, en el
tiempo, una relación?
Dejando el alma y volviendo
a mirar desde los ojos del cuerpo, se puede pensar: Si la otra parte se ha ido
es porque no quería estar, ¿por qué obligarla?, mejor que se vaya. Si se ha
enamorado de otra persona, es que no amaba con quien estaba, mejor que se vaya.
Si sus intereses son distintos, mejor que se vaya. Si no hablaba, si no
respetaba, si era intolerante o irritable, mejor que se vaya.
La persona abandonada, (porque así es como se siente), puede estar segura al 100% de que existe un ser en el mundo que la amará de manera incondicional, No, no es su hijo, ni sus padres, ni otra persona. Es ella misma. Cuando esa persona se ame a sí misma, se habrá terminado el conflicto y le dará igual permanecer sola o tener otra pareja, porque no va a tener ninguna expectativa en relación con la nueva persona, solo la amará, sin esperar recibir amor.
viernes, 17 de marzo de 2023
Sólo léelo
Vivimos
en un mundo de fantasía, queremos dos o tres casas, nos gustaría amasar mucho
dinero y tener un coche de lujo, o dos, o tres. La belleza física es un merito
importante, ya que hemos limitado y reducido nuestra existencia al plano físico. Tiene más mérito darle
patadas a una pelota que escribir un libro. Nos falta carácter, voluntad y
compromiso. A menudo decimos cosas que no son ciertas, y las decimos
sinceramente. Estamos destrozando el planeta. El hombre explota a la mujer, el
empresario al obrero, la religión explota a sus seguidores, el político a los
suyos y los bancos a todos. Matamos por poder, matamos por dinero, matamos en
nombre de Dios.
¿Hasta
cuándo?, ¿Cuándo seremos conscientes de
nuestra ceguera, que nos impide ver la presencia de Dios en nosotros, y en
todas las cosas?, ¿Cuándo dejaremos de ser una parodia de nosotros mismos?,
¿Cuándo podremos experimentar el ser queridos, respetados y comprendidos, sólo
por el hecho de ser seres humanos, con independencia de si se es joven o viejo,
hombre o mujer, blanco o negro, cristiano o musulmán?, ¿Cuándo empezaremos a
amarnos y a valorarnos a nosotros mismos?, ¿Cuándo dejaremos de pensar en
nuestro futuro, para ser conscientes de que nuestro futuro es ahora?
Y
¿Si lo hiciéramos ahora? Ahora es un buen momento para empezar a tener control
sobre nosotros mismos, sin dejarnos manipular por nuestra mente, o por los
políticos, o por las religiones, o por la cultura del dinero. Ahora es buen
momento para no idealizar a nadie más que a uno mismo. Ahora es buen momento
para fortalecer nuestra voluntad y nuestro carácter. Ahora es buen momento para
empezar a ver a todos como hermanos, y sentir su sufrimiento como propio.
Si hacemos eso, terminaremos con las desgracias
colectivas de la humanidad, como el hambre, la falta de vivienda, la violación,
la guerra, el racismo, la discriminación y la contaminación ambiental. Porque
nada será mío o tuyo, todo será de los dos, todo será de todos.
Y así será cuando alcances a entender que no eres
un cuerpo independiente separado de todo, porque eres energía interconectada
con todo y con todos, así será cuando entiendas que no tienes que preocuparte
por el futuro, porque el futuro no existe, es ahora; así será cuando sepas que
no tienes que buscar a Dios, porque somos Dios, porque cada átomo de nuestro
cuerpo físico y energético es Dios. No vale que lo leas, no vale que no
discutas, no vale que realices cursos, solo valdrá cuando lo integres
completamente en ti, cuando sea una creencia mucho más clara que la creencia de
que eres hombre o mujer.
¿Cuándo sabrás que está integrado? Cuando no te
importe la crítica de los que todavía viven en la prehistoria. Cuando tu vida
sea una vida de ayuda, de servicio, de compromiso. Cuando vivas en el corazón,
para tocar con tu energía al corazón de los otros. Cuando sientas que tu vida
es plena, es satisfacción, es alegría, es felicidad. Cuando no desees nada,
porque sabes que lo tienes todo. Cuando sientas Amor por cada persona, por cada
planta, por cada animal, cuando sientas Amor por todo.
Puedes permanecer anclado/a en tu actualidad de
miedos, de envidias, de rencores, de críticas; o dar un paso de gigante y vivir
en la gracia, en el conocimiento y el Amor. Esta en tu mano.
En Casa
Estaba soñando. Me vi caminando por un camino entre árboles. Era un lugar en el que la naturaleza parecía haber expresado toda su belleza. Flores de todos los colores daban al ambiente una fragancia, que si me preguntaban cual era el olor predominante, sólo podría decir: que era un aroma celestial. Aves de plumajes exóticos llenaban el ambiente con un canto, que más parecía un coro de ángeles. Árboles gigantescos filtraban el sol para que la temperatura fuera siempre primaveral. De haber existido el paraíso, hubiera sido esto, sin lugar a dudas. En cualquier momento podían haber aparecido Adán, Eva y la serpiente.
Pero
no, ellos no estaban, sólo estaba yo, disfrutando del momento, disfrutando del
lugar. No sabía de dónde venía, no sabía adónde iba, ni que hacia en ese lugar,
pero no me importaba en absoluto. Me veía vestido de blanco en un cuerpo que no
sentía, en un cuerpo sin ningún tipo de molestia, ni calor, ni frío, ni hambre,
ni sed. No tenía pensamientos, sólo disfrutaba de la belleza con cada poro de
mi piel, y un solo pensamiento hubiera hecho que me perdiera en sus vericuetos,
perdiéndome durante ese momento de la hermosura del lugar. ¡Nunca me había
sentido tan bien!
Corría
detrás de los pájaros, saltaba con las ranas, me sentaba en el suelo a
disfrutar de la fragancia de las flores, o me tumbaba mirando como las ramas
filtraban los rayos del sol.
Creo
que me dormí en mi sueño, hasta que el ruido del roce de algo con las ramas
hizo que abriera los ojos y prestara atención. Yo creía que estaba solo, pero
no, allí, delante de mí apareció el caballo blanco más hermoso, más majestuoso
y más impresionante que había visto nunca, con una crin y una cola largas, que
se movían con la brisa, y además, tenía unas alas blancas, muy blancas, a los
costados de su lomo, ¡era un caballo con alas!
Parecía
disfrutar de mi cara de incredulidad, mientras doblaba sus patas delanteras e
inclinaba la cabeza, invitándome a subir a su lomo. Por supuesto que el caballo
no hablaba, ni yo relinchaba, pero podía
comunicarme con él. Su pelo era suave, me abracé a su cuello, sintiéndome aun
mejor de lo que me encontraba en el paraíso que había encontrado. Sentía que me
inundaba una paz, una alegría y un amor desconocidos hasta ahora.
Con
suavidad, con dulzura, como si llevara sobre si una valiosa pieza de porcelana,
empezó a elevarse, batiendo sus alas y moviendo sus patas como si estuviera
trotando en una pradera. Se elevó y elevó, nuestra Tierra empezó a hacerse
pequeñita, me hizo saber que daríamos un rodeo para ir al lugar a donde me
llevaba, para que pudiera disfrutar del paseo. Dio varias vueltas a la Tierra
para que pudiera admirar su belleza, pero ralentizaba su marcha, allá donde
había guerras y los hermanos se mataban unos a otros, allá donde se estaba
maltratando a la Tierra por su sobreexplotación, por la tala indiscriminada de
bosques, por la polución generada por el bienestar del primer mundo, allá donde
se hacinaba a la gente en campos de refugiados. El paseo era hermoso mientras
no aparecía la mano del ser humano. Allá donde esta mano aparecía, comenzaba la
destrucción, la guerra, la discriminación, el hambre, el maltrato, el dolor, la
destrucción y la muerte.
No
pude reprimir mis lágrimas por el dolor que la visión de la miseria humana
producía en mí. La crin del caballo me envolvía acariciando mi cara para
consolarme. Y por fin, cuando todavía no se habían secado mis lágrimas, el
caballo alado empezó a descender sobre una especie de nube blanca y luminosa.
Una
vez en tierra, o en nube, no sé muy bien, volvió a doblar sus patas delanteras
y a inclinar la cabeza para que pudiera descender. Así lo hice y nada más
apearme del caballo aparecieron ante mi unos seres, o no, porque sólo podía
apreciar luminosidad, pero era tan intensa que me sentí envuelta en ella. En un
instante, sentí mi unión con esos seres, era como si los conociera desde
siempre.
-
Efectivamente, nos conocemos desde
siempre, - dijeron -, pero en el tiempo que llevas en la Tierra, has perdido la
memoria de quien eres, has perdido la memoria de tu grandeza, de tu poder, de tu
divinidad, al igual que todos tus hermanos allá abajo.
-
Pero tú, -prosiguieron-, con tus dudas,
con tus preguntas, con tus experimentos, con tus luchas, con tu cabezonería,
con tu voluntad, con tu paciencia, con tu valentía, con tus desafíos, y sobre todo
con ese amor con el que has aprendido a conectar, has tenido destellos de quien
eres, y en esos destellos has entendido que tienes un cuerpo, para a través de
él, conectar con tu alma, justo con eso que ahora está aquí con nosotros. Todos
somos alma, nosotros, tú, y tus hermanos en la Tierra.
-
En los últimos tiempos te has
preguntado, nos has preguntado, casi suplicado, que era eso que tenias que
hacer tan lejos de casa. Pero ¿Cuál es tu casa?, hijo mío, esta es tu casa, y
la Tierra, toda la Tierra, sólo es el lugar donde tienes que llegar a recordar
de dónde vienes y adónde vas, sólo es el lugar en el que tienes que aprender a
amar, y después ayudar a recordar a tus hermanos, para que también despierten
al amor.
-
Lo estás haciendo bien, pero aun tienes
que amar más para confiar totalmente. Has dejado atrás casi todos los apegos,
pero aun tienes apego a la duda de que has de hacer y al miedo de no hacerlo
bien. Recuerda que todo siempre está bien. Recuerda que no estás sólo, ninguno
en la Tierra estáis solos. Permanece atento a las señales y ama. Es todo lo que
tienes que saber. Y ahora vuelve a tu cuerpo. Vuelve con el amor de todos
nosotros.
-
No, – dije yo –, no quiero volver,
quiero quedarme aquí por siempre.
-
Has de volver, cada vez estás más cerca
de quedarte aquí para siempre, pero ahora, vuelve, mucha gente te está
esperando. Te amamos.
En
un instante me quedé solo y empecé a sentir que caía a una velocidad increíble,
veía como iba acercándome a mi cuerpo, que un instante después despertaba con
una fuerte sacudida.