El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 12 de julio de 2011

El Plan Divino

       Dice el diccionario que un plan es un proyecto, un programa de las cosas que se van a hacer y de cómo hacerlas, o también, un modelo sistemático de una actuación pública o privada, que se elabora anticipadamente para dirigirla y encauzarla.

Por lo tanto un plan es algo ordenado, programado y proyectado, en el que no existe la improvisación, y es lógico pensar, que el planificador, se va a volcar en su realización, vigilando cada aspecto para que se cumpla con éxito. ¡Imagínate un Plan diseñado por Dios!.
Todos hemos leído, hemos oído y hasta hemos hablado del Plan Divino. Es el Plan proyectado por Dios para la Creación. Y teniendo en cuenta los atributos de Dios:
-          Un Ser Perfecto.
-          Omnipotente, con un poder sin límites e inagotable, un poder infinito.
-          Omnisciente, con el poder de saberlo todo.
-          Omnipresente, que puede estar en todas partes a la vez.
-          Omnibenevolente, que es la perfecta bondad.
Es lógico pensar que el Plan Divino para la Creación es un Plan Perfecto.
Los seres humanos, también somos Creación, y entramos dentro del mismo Plan.
Nuestra vida, como nuestro cuerpo, han sido diseñados, con nuestra colaboración y consentimiento, para llevar a cabo un plan que concuerda completamente con el Plan Divino. Por lo tanto, ya podemos estar seguros de que el plan para nuestra vida, es perfecto, sin errores. Ninguno de los mortales estamos abandonados a nuestra suerte: Todo ha sido perfectamente planificado, tanto las vidas agradables, como las vidas duras, todo está perfectamente milimetrado. Lo único que tenemos que hacer, es ser conscientes de eso y aprovechar cada oportunidad para extraer las enseñanzas y asimilarlas.  
Es cierto que, a veces, parece que la vida es dura, demasiado dura, pero eso sólo es parte del aprendizaje que hemos decidido realizar a lo largo de esa vida. Es sobre todo en los momentos de sufrimiento cuando hemos de tener presente que el objetivo de la vida no es más que conseguir la manifestación en la Tierra del Amor Divino. Y si hemos decidido, en nuestra planificación de vida, aprender a sentir y a manifestar nuestro Amor a través del sufrimiento, así será. En esos momentos sólo queda la rendición y entregarse por completo a Dios, al Plan Divino.
Las siguientes preguntas lógicas son: ¿Cómo sé yo cual es el Plan Divino para mí?, ¿Por qué en mi hoja de ruta está marcado el sufrimiento y el Plan de mi vecino es de felicidad? La respuesta a la segunda pregunta es fácil: Ha sido nuestra propia elección, en función de nuestras anteriores vidas. Cada vida no es independiente, no es un oasis en mitad del desierto. Cada vida está concatenada con todas las anteriores, y es en función de todos los aspectos, comportamientos, aprendizajes, servicio a los demás, etc., etc., de cada vida, que se planifica la siguiente.
A la pregunta de ¿Cómo sé yo cual es el Plan Divino para mí?, hemos de saber que el Plan Divino está en nosotros desde antes de nacer, está marcado en el corazón de cada uno de nosotros, y llega a nosotros, cada vez que estamos dispuestos a escuchar los mensajes del corazón. Pero para ello nuestra mente ha de permanecer en silencio.
 En el Plan Divino está contemplada la felicidad para toda la vida. ¡Sí!, incluso en una vida que ahora podemos calificar de sufrimiento, está contemplada la felicidad, porque, la felicidad no se consigue con una buena salud o una vida de alegrías, la felicidad se consigue nada más y nada menos que visitando nuestro interior, entrando en el corazón, y ahí, se puede llegar fácilmente, con independencia de lo que esté sucediendo en nuestro exterior o en nuestro cuerpo.
Invertir nuestra energía en alinearnos con el Plan Divino, es recibir de inmediato el apoyo, el sostén y la protección de Dios.
Y si en algún momento tenemos dudas o confusión, sólo es porque, de alguna manera, hemos programado un plan, llamémosle humano, un plan mental, lleno de deseos, apegos y miedos. Todo lo humano es efímero y nos aparta del mensaje verdaderamente importante de nuestro papel dentro de la Creación.
Es normal darle valor a lo físico, pero, ya es momento, de empezar a darle importancia a nuestro interior, porque es lo único que permanece con nosotros cuando abandonemos este plano.
Es justo en el interior donde está el manuscrito del Plan para cada uno de nosotros. Y casi me atrevería a decir que especificado minuto a minuto. Vive una vida de meditación y silencio mental, entra en ti  y compruébalo.



domingo, 10 de julio de 2011

Tiempo, espacio, vida, ¿ciencia ficción?

            Hay veces, que en la meditación la mente se distrae, y “casi” no somos conscientes de ello, entreteniéndose con pasajes de la vida real. Otras veces, recibimos algún tipo de información, que en pocos segundos olvidamos, como si fuera un sueño. Esta mañana en un momento de mí meditación recibí, “supongo”, alguna información que cuando quise recordar, se esfumó como el humo, y en su lugar sólo quedaron preguntas: ¿Qué pasará con la vida en la cuarta dimensión, con una medida distinta del tiempo? Si el tiempo en la cuarta dimensión no se aprecia de manera lineal, tal como apreciamos en la tercera, sino en espiral, ¿setenta años de vida serán igual que en la actualidad en esta dimensión? ¿Qué pasará con el cuerpo, si el estado de conciencia de la persona es distinto?
            La diferencia entre apreciar el tiempo de forma lineal o en espiral es que, en una hora de reloj de la que actualmente vivimos, se pueden realizar actividades, que medidas en el reloj de tiempo que conocemos, podrían suponer, por ejemplo, tres ó  cuatro horas. Y eso solamente ocurre, y ocurre siempre, con un cambio de conciencia, es decir, con una apreciación distinta de la vida; la apreciación que se tiene cuando la mente descansa y se vive la vida con total atención. Esto no es ciencia ficción, es real, y es apasionante. Sólo por vivir esta experiencia merece la pena la “atención total”.  
La cuarta dimensión es un estado de conciencia, pero el cuerpo sigue siendo el mismo, la única diferencia estriba en que esa persona tiene una percepción completamente distinta de la vida, como decíamos antes, de “atención total”. A veces defino ese estado como de “encefalograma plano”, ya que la mente está completamente tranquila, sin ningún pensamiento, totalmente centrada en la vida, viendo como desfila esa vida delante de ella.
Por eso las preguntas. Si la apreciación del transcurrir del tiempo en el estado superior de conciencia es tres o cuatro veces más lenta que en el estado de conciencia normal de las personas, el cuerpo ¿se desgastará a un ritmo normal o será más lento su desgaste?, ¿vivirá más tiempo esa persona?
De cualquier forma, sólo es curiosidad, no es importante, ya que una persona viviendo en un estado superior de conciencia, al no tener planteamientos de ningún tipo en la mente, tampoco sobre la enfermedad o la muerte, no tiene ningún tipo de apego, tampoco a la vida.
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Mientras estoy escribiendo todo esto, es como si la información volatilizada como el humo volviera a mí.
Ya tenemos la respuesta: Aunque la percepción del tiempo sea distinta, el diseño del cuerpo fue realizado de tal manera, que desaparecerá cómo y cuando estaba previsto. Aunque en el espacio de su vida la persona haya alcanzado un nivel de evolución importante y sea capaz de vivir en una dimensión superior, el cuerpo desaparecerá tal como estaba previsto. La diferencia está, en que el ser, el alma, habrá aprovechado todas las oportunidades presentadas, acercándose a su esencia divina.
Para acercarse a nuestra esencia divina, no mentalmente, sino integrándolo en nuestro interior, es imprescindible la atención, es imprescindible el cambio de conciencia, es imprescindible que la mente descanse.                                                                                                                                                                                            
                                                                

sábado, 9 de julio de 2011

¿Cómo es el estado de felicidad plena?

La felicidad permanente es un estado interior. Nada, absolutamente nada fuera de nosotros, nos va a dar la plena felicidad. Todo lo que se encuentra en el exterior nos puede dar momentos agradables, alegres, puede ser, que incluso, nos de momentos de serenidad, pero nada permanente, porque todo lo que se encuentra en el exterior es caduco, como la misma vida. Esos momentos pueden durar un día, un mes, un año, o varios, pero se acabará en algún momento. Y cuando esas sensaciones terminan, aun podemos sentirnos peor, por la ausencia de algo, con lo que nos sentíamos bien, a lo que nos habíamos acostumbrado.

¿Cómo es el estado de felicidad permanente? Imagina una onda, como la de la imagen: En la parte inferior, en el valle, nos encontramos cuando estamos tristes, deprimidos, con sufrimiento. En la parte superior, en la cresta, nos encontramos cuando estamos en el estado opuesto, en alguno de los estados que describíamos en el párrafo anterior, momentos agradables y alegres, producidos por algo que se encuentra fuera de nosotros, y que aunque pueda parecerlo, no es ese el punto donde nos encontramos cuando se alcanza el estado de felicidad plena. Cuando se alcanza ese  estado, nos encontramos en el punto de equilibrio, en la línea central.

Es igual encontrarse en el valle o en la cresta, ambos casos son ficticios, y tanto los momentos agradables como desagradables, desaparecerán en cuanto desaparezcan las causas que los producen.

Más allá de nuestro cuerpo no existe ningún tipo de calificativo ni de apreciación, “sólo es”. Calificar algo como bueno o malo, sólo es una apreciación mental, porque nada es ni bueno ni malo, las causas, los eventos, los momentos, “sólo son”. La felicidad no depende de ninguna causa, la felicidad es inherente a la esencia de la persona. Dejar de vivir el mundo exterior al que nos guía la mente, es dejar de vivir momentos agradables o desagradables, es conectar con algo que podemos llamar felicidad. Conectar con ella es encontrar el punto de equilibrio en la vida, es encontrar ese punto en el que todo es, no hay euforia, no hay tristeza, sólo hay serenidad y paz interior, no hay apego ni deseos, por lo tanto, no se darán las frustraciones ni las alegrías pasajeras.

Buscar la felicidad utilizando la mente, es no encontrarla. Llega sola cuando desaparecen los calificativos y los juicios, es un estado neutro, en el que sólo existe el momento presente, porque pasado y futuro también son apreciaciones mentales. Se puede decir de otra manera: Cuando se vive el presente, no hay sufrimiento por algo pasado, y no hay ficticias esperanzas de que se cumplan los deseos mañana, porque sólo vivimos el ahora.  

Desecha el estado de euforia, como deseas desechar la tristeza, y busca el punto medio, el punto de equilibrio, que te va a llevar directamente a la felicidad.

viernes, 8 de julio de 2011

Grandes vidas

            Muchas veces me he preguntado leyendo la biografía y la obra de gentes como Yogananda,  Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta, y tantos y tantos que han dedicado su vida a los demás, ¿Por qué a ellos parece no costarles nada entregar su vida para el bienestar o el crecimiento de sus semejantes, y a todos nosotros nos cuesta tanto, no ya dedicar nuestra vida al servicio de los otros, sino mantener un estado de alegría y felicidad, que es el que parece que ellos han vivido de manera permanente?

            Parece una buena explicación y deja tranquilas nuestras conciencias, el pensar que ellos han vivido muchas vidas y que están al final de su camino como humanos, por lo que el trabajo realizado en vidas anteriores, y el crecimiento experimentado en esas vidas, les ha hecho entender que, efectivamente, vinieron para realizar un trabajo de ayuda y servicio a los más desfavorecidos, tanto material como emocionalmente, y ni de las comodidades de la vida, ni los deseos por conseguir posesiones, o por desarrollar ningún tipo de poder, les ha distraído y desviado de su camino.

            Pero, ¿Realmente es así?, ¿No es posible vivir una vida parecida a la que ellos han vivido desde nuestra perspectiva? Personalmente creo que si es posible, con independencia del número de vidas vividas, a fin de cuentas, eso es algo que aquí, revestidos del cuerpo, no sabemos si hemos vivido una o mil. Lo único que tenemos que hacer es creer: Por un lado, creer que no somos el cuerpo; y por otro, que nosotros también tenemos un trabajo, seguramente mucho más fácil que el suyo.

            Solamente con un cambio de creencias, nuestra vida daría un vuelco total, y podríamos acercarnos a vivir una vida parecida a la suya. Si cambiamos la creencia de que la felicidad está en el exterior, y que para ser felices tenemos que conseguir todo eso que se encuentra fuera de nosotros: el amor de otra persona, una cuenta bien repleta de dinero en un banco, para conseguir el coche más grande o la casa más bonita; por la creencia de que lo esencial: amor, alegría, paz y felicidad, ya lo tenemos.

            Ellos no buscaban posesiones, las donaban, y han llegado a tener pueblos enteros, ashrams, fundaciones; ellos no buscaban amor, lo entregaban de manera desinteresada, y han llegado a ser amados por miles y millones de personas; ellos no buscaban poder, huían de él, y su palabra era poder, eran escuchados y admirados por el mundo entero, y recibidos por las primeras autoridades políticas, religiosas y culturales. Nosotros, que si que buscamos amor, posesiones y poder: O carecemos de ello, o no lo conseguimo en la misma cantidad que ellos lo conseguían.

            A veces creo que somos un poco torpes: Nos quejamos de nuestra vida, pero somos incapaces de cambiar ni un ápice de ella. Buscamos desaforadamente la felicidad, pero no se nos ocurre pensar que, a lo peor, la buscamos en lugares erróneos. Nos admiran esas vidas, las leemos, transcribimos sus frases y las comentamos con los demás, las colgamos en las redes sociales para que todos las vean; pero no pasamos de ahí, no imitamos lo esencial, que no son sus frases, sino su modo de vida.  Podemos incluso, apadrinar un niño de su fundación, pero criticamos y despreciamos a los miles de desprotegidos que, para poder comer, venden  chatarra en mantas en nuestras calles. ¡Ellos amaban a todos!

            Podríamos empezar por aquí: Amar a todos, con independencia de si son niños o mayores, de si son ricos o pobres, de si son amigos o enemigos. Ellos lo hacían así. Claro que podemos pensar: ¿Cómo voy a amar a mi enemigo o a un desconocido?, ¡pues si!, es fácil, ¡amándole!. A nosotros nos va a dar igual lo que él haga o piense, es su problema, su karma se encargará de que pague por ello. Nuestro trabajo sólo es amarle, y no tendremos que esperar mucho para recibir nuestro premio, lo recibiremos a la vuelta de la esquina. Como somos muy amigos de las frases bonitas, leer lo que decía Antoine de Saint-Exupéry; está a la derecha de esta entrada: “El amor es la única cosa que crece cuando se reparte”.

martes, 5 de julio de 2011

Nada es lo que parece

            Nada es lo que parece.

Nos parece, según nuestras actitudes, que vamos a vivir para siempre, y no es así. Estamos anclados a la vida, y permanecemos y actuamos en ella como si nos fuéramos a quedar a vivir aquí para siempre. Este es un gran error. Ignorar conscientemente, que sólo estamos aquí de paso, ya que de sobra sabemos que llegará un día, más pronto o más tarde, no sabemos cuándo, puede ser mañana o dentro de cincuenta años, en que tendremos que dejar nuestro cuerpo para irnos, no sabemos dónde, con el único bagaje de lo que hayamos acumulado en nuestra conciencia. Y ¿Qué vamos acumulando en nuestra conciencia?, básicamente miedo. Tenemos miedo de todo: De perder nuestro poder, de que no nos quieran, de ser infelices, del que dirán, de la oscuridad, de la enfermedad, del dolor, de la muerte, etc., etc. Y es ese miedo el que nos hace actuar con ira, con resentimiento, con hostilidad, es ese miedo el que nos hace ver a todos como enemigos que quieren usurpar nuestro poder, es ese miedo el que nos hace defender nuestro territorio. Pero, ¿Qué territorio?, ¿El que ocupamos accidentalmente en este espacio de eternidad, o la eternidad completa? Nuestro territorio, amigos, es la eternidad completa, y no hace falta defenderlo, tenemos tanto como queramos. Y el único bagaje que tendría que ocupar nuestra conciencia sería el Amor. El miedo, ya sabes, sólo es falta de Amor. Empieza a Amar y desaparecerá tu miedo, empieza a Amar y comprenderás que no tienes que defender nada, porque nada está en peligro, porque lo tienes Todo, porque todos tenemos Todo.

Nos parece que lo que sucedió ayer es pasado y lo que pasará mañana será futuro. Así es como definimos el paso del tiempo en nuestra actitud de avestruz, de esconder la cabeza para no ver la realidad, en nuestra actitud de ignorar que somos nada más y nada menos que una parte de Dios. Pero tampoco es así, no existen ni el pasado ni el futuro, y ni tan siquiera un presente al que poder asirnos con fuerza para no caernos, sólo existe, para nosotros, en esta constreñida tercera dimensión, el continuo fluir de la vida.  El salvoconducto para abandonar esta dimensión es ¿Cómo no? el Amor. Cuando realmente sepamos Amar, abandonaremos de inmediato esta dimensión, para adentrarnos en otros planos, en los que perderemos por completo la percepción del tiempo que tenemos ahora. Allá no habrá diferencia entre el pasado y el futuro, entre el ayer y el mañana, porque no habrá ayer ni mañana, porque todo, lo que ahora nos parece pasado o futuro aparecerá ante nosotros de manera permanente.  

Nos parece que existe por un lado el cielo y por otro la Tierra, y tampoco es así. No existe una línea de separación en ninguna parte del Universo. Y en Él, la Tierra es menos que un granito de arena. Y en ese granito de arena, nosotros guerreamos, nos miramos con desconfianza, nos tratamos con indiferencia cuando no con odio, sólo por el hecho de ser distintos, pero distintos ¿En qué?, ¿ En el color de la piel?, ¿En nuestras creencias?, ¿En lo que llamamos cultura? ¿Por qué tratar con desconfianza por el color de la piel, y no por el color de la camisa?, ¿Por qué tratar con indiferencia u odio por las creencias o por la cultura?, sólo son producto de la mente, de esa mente que permanece pegada al cuerpo un tiempo ínfimo de nuestra eternidad. Fuera de ese tiempo, no hay color, ni cultura, ni creencias. ¿Por qué no comenzar ahora a vivir como si ya estuviéramos en el tiempo de nuestra eternidad?

Puede ser que nuestra creencia nos haga pensar que las cosas son como las vemos cada uno de nosotros, pero no es así, las cosas son como son, no como nos puedan parecer, y lo que son, es mucho más fácil de lo que pudiéramos pensar. Deja que fluya la vida a través de ti, sin ninguna componenda, y podrás observar lo sencilla y lo magnífica que es la vida. ¿Vas a ganar la vida eterna cuando te enfadas con tu hermano?, ¿Vas a ver a Dios sólo en la piel que tu consideras correcta?, ¿Vas a vivir una vida, aunque sea corta, de felicidad, cuando desprecias lo que tú llamas ignorancia?, ¿Vas a conseguir la alegría riéndote de la desgracia de los demás?

“Todo está bien”, todo está bien como está, no como a ti te parece, “todo está bien”.

lunes, 4 de julio de 2011

Somos Luz

Somos Luz, somos energía, y es hora de saberlo, y cómo es posible que intelectualmente ya lo sepas, es hora de aceptarlo, y es hora de permitir que la sabiduría que creó el cuerpo corra por él; y que sea esa sabiduría la que nos permita avanzar en esta vida sin miedo, que sea esa sabiduría la que nos permita liberarnos de las ataduras que nos mantienen ligados a la materia, a la oscuridad, al sufrimiento, a la tristeza y al dolor.

Es hora de trabajar y avanzar para conectarnos con esa Luz, para sentir nuestra propia energía, para escuchar a nuestra Alma. Porque nos mantenemos estáticos, en el mismo lugar, no avanzamos. Sin ataduras o con ataduras, con miedo o sin miedo; no avanzamos. Siempre estamos en el mismo sitio, siempre los mismos problemas, siempre las mismas quejas.

Hoy por pereza, mañana porque estamos esperando al maestro que nos guíe, al otro día porque tenemos dudas de si estaremos preparados, al otro por el que dirán, y así sucesivamente un día tras otro. Siempre hay una disculpa, una buena disculpa para quedarnos sentados mirando la tele antes de meditar, antes de ayudar, antes de sentir, antes de amar.

Y entonces, sentimos ansiedad, sentimos estrés, sentimos una incómoda bola en nuestro interior que crece y crece, y que intentamos ignorar, pero no podemos. Sentimos de todo, porque esa sabiduría, esa luz, ese punto de conciencia que somos nosotros, no está de acuerdo con lo que hace nuestro cuerpo, no está de acuerdo con los caminos por donde le hace transitar la mente.

Leí una vez en algún sitio: “Benditos sean los seres humanos que comprenden que las dudas se irán resolviendo mientras avanzan por el camino, que los preparativos que antes hicieron, ahora no son necesarios. Que los cambios serán reconocidos y solucionados a medida que se presenten”.

No nos movemos porque vamos a esperar como se hace una meditación o como es esta o aquella terapia, o como es esa postura; o esperaré al día X para comenzar.

Pero la lección no es como sentarnos a meditar o como pensar, no. La lección es aprender a SER, porque la libertad de SER nos va a liberar de lo que calificamos como ignorancia, como obligación, del tener que……, o del deber de…….

Aprender a SER, es conectar con nuestro interior, es vivir desde el corazón; y en ese momento, de manera automática conectamos con la sabiduría que nos lleva más allá de los conocimientos de este mundo, del conocimiento de los libros, del conocimiento de los Maestros.

Todos hemos leído infinidad de libros espirituales o de crecimiento. Pero ninguno de esos libros imparte sabiduría, porque la sabiduría ya está en nosotros, y está desde siempre. Sólo hemos de trabajar para conectar con ella.

Y el trabajo no es duro, sólo es vivir desde nuestro centro. Nuestro centro es el corazón, sólo hemos de realizar un pequeñísimo viaje desde la mente al corazón, sólo hemos de dejar los pensamientos a un lado, y dejar que en su lugar se instale el Amor.

            Desde ese lugar, impregnados de sabiduría, podremos entender que la vida es como un pequeño, pequeñísimo paréntesis de nuestra eternidad. Pero que en ese ínfimo paréntesis hemos de realizar un trabajo, el trabajo de Ser, el trabajo de conectar con nuestra Alma, todo lo demás se nos dará por añadidura, y será muy fácil porque cualquiera que llegue a su interior podrá descubrir que el trabajo a realizar en el tiempo de nuestro paréntesis tiene que ver con el Amor.

            Entrar en nuestro interior, y sentir ese Amor, nos permite aceptar con total tranquilidad lo que somos. Sin juzgar, sin ira ni amargura, sin hostilidad ni remordimiento, sólo una tranquila disposición a aceptarlo, en lugar de combatirlo.

Cuando aceptamos lo que somos y vivimos cada momento de nuestra vida con plenitud y amor, las cosas, todas las cosas, todas las dudas, todos los problemas, se van resolviendo. Sin necesidad de tanta planificación y estudio. ¡Todo se resuelve mientras avanzamos por el camino!

domingo, 3 de julio de 2011

La vida es ilusión

            La observación de la vida me lleva a pensar que todo en la vida es ilusión, que todo en la vida es pensamiento, que cada persona vive la vida en función del color de sus creencias, en función de sus deseos, en función de sus apegos, en función de sus pensamientos.

Y si no estás convencido/a de eso, observa la vida, observa las reacciones de las personas. Ante una circunstancia, cualquiera, del tipo que sea, las reacciones de las personas, son distintas y en muchas ocasiones opuestas. ¿Por qué?, si la circunstancia es una, ¿no debería de reaccionarse de la misma manera?, ¿Quién actúa correctamente?, ¿Quién se alegra?, ¿Quién se ofende? Si la circunstancia es rosa, ¿Por qué unos la ven blanca y otros la ven negra?, y es posible, que si alguno la ve de su verdadero color, tanto el grupo de los que la ven blanca, como el grupo de los que la ven negra, le tachen de loco.

            ¿Qué pasaría si se viviera la vida sin creencias?, ¿Qué pasaría si dejáramos descansar el pensamiento?, ¿Qué pasaría si se aparcaran los deseos?, ¿No crees que lo qué pasaría sería un respeto absoluto hacia los demás?, ¿No crees que se habrían acabado las críticas feroces, las inútiles discusiones, los disgustos, los enfados?, ¿No crees que se vería la vida tal cual es?

            Si se viviera la vida con total desapego, se acabarían, por ejemplo, los partidos políticos, sólo existiría uno, el que siempre sirviera al pueblo, a todo el pueblo, no sólo a los ricos y poderosos como sucede en la actualidad. Si se viviera la vida con total objetividad, se acabarían las religiones, sólo quedaría una, la que enseñara a amar y a ser feliz, y como no hay en la actualidad, habría que crearla. Si se viviera la vida tal como es, ni tan siquiera habría forofos de un equipo u otro de ningún deporte, sólo habría amantes del deporte. Si se viviera la vida con hermandad, no habría hambre en el mundo, ni explotación. Si se viviera la vida sin pensamientos, sólo observándola, se acabarían las guerras entre naciones, los enfados entre hermanos, las discusiones entre vecinos.

            Pero no es así, se anteponen los deseos, los intereses, los pensamientos. Se vive la vida desde el prisma que a cada uno le interesa, se vive la vida como cada uno piensa que se debe vivir, se vive la vida para satisfacer los propios deseos; dando como resultado una vida de desatinos, de desigualdades, de abusos.

            ¿Crees que a ti no te pasa?, nos pasa a todos. Analiza todas tus reacciones en cualquier aspecto de la vida, observa si eres ecuánime en cualquier circunstancia: en la vida familiar, en religión, con las amistades, en deporte, en política, etc., etc. Analízalo con honestidad, y en tu soledad interior respóndete.

            Si te apetece, empieza a cambiar, pero no de palabra, sino de obra: vive la vida real, observándola sin más. Tú cambio hará que cambien los más próximos a ti. Es posible que todas nuestras estructuras corrompidas y caducas, (económicas, sociales, religiosas, políticas, culturales), no cambien de la noche a la mañana, puede ser que tú no veas el cambio, pero algo pasará en algún momento. Recuerda que todos tenemos las estructuras, sean del tipo que sea, que nos merecemos. Empieza a cambiar tú, que afecte a los demás, para merecer otra cosa.

            ¿Cómo cambiar?, es fácil. Mantén la atención, y observa la vida, sin calificar nada, sin juzgar nada. Observa la vida como observarías en tu primera visita el Coliseo romano, o el Machu Picchu, o el Taj Mahal, o la Sagrada Familia; con la boca abierta, sin palabras. Ten en cuenta que cada suceso en la vida es nuevo y único, y así cada segundo. A fin de cuentas, los monumentos mencionados puedes volver a visitarlos en una segunda ocasión. En la vida no, cada segundo es nuevo, no se repite. Vívelo como tal.

sábado, 2 de julio de 2011

El movimiento se demuestra andando

“El movimiento se demuestra andando” y “Nada es para  siempre” son frases que todos conocemos y que hoy  resuenan en mi de una manera especial.  Muchas vivencias y sentimientos encontrados que también pueden ser los tuyos.

Ni las palabras más poéticas que dirigimos a alguien ni las que escuchamos y/o leemos  tienen sentido en sí mismas si quien las pronuncia no es un instrumento de la sabiduría divina. Ni tampoco significan nada las palabras dichas o escritas a los demás, si no provienen de lo que ya estamos sintiendo y viviendo en nuestro día a día.  Porque hablar del futuro o de lo que haremos es hablar del vacío. Y hablar del pasado buscando justificaciones para el presente es perder el tiempo.

En la vida sólo importa quién eres ahora, como actúas de acuerdo a lo que dices que sientes y puedes medirlo de acuerdo a cómo se sienten los demás cuando están a tu lado. ¿La gente que te rodea se siente cómoda a tu lado? ¿Puede contar contigo cuando realmente lo necesita? ¿Eres capaz de perdonarles en todo momento? ¿Les dices  una cosa pero piensas otra? Quizás en muchos momentos actúes así y te vaya más o menos bien, pero no creas que puedes engañar a nadie. Sólo a ti mismo/a creyendo que haces suficiente. Nunca es suficiente.  Porque además  nada es para siempre. Absolutamente todo es pasajero porque la vida es movimiento y pasa. Sólo el Amor permanece.

Así  pues, cualquier movimiento tuyo que navega en el vacío no permanecerá por mucho tiempo. Podemos comprobar si nuestro movimiento vibra con la energía del amor porque esta forma un círculo perfecto y todo lo que enviamos en ella lo recibimos  multiplicado infinitamente.

Puedes  comprobarlo cuando quieras.  ¿Te sientes sólo, cansado, sin energía, triste, desasosegado demasiado  a menudo? ¿Te reconoces en la crítica permanente, sintiendo rabia interior? ¿Te quejas y lamentas de “tus desgracias” a la vez que te olvidas que existen millones de personas que también padecen?

Sí es así, si te reconoces en alguna o algunas de estas  actitudes no pierdas más el tiempo. No te entretengas demasiado pensando que le pasa a la gente sino más bien pregúntate que te pasa a ti. ¿Qué energía estás enviando con tus palabras y tus actos, ya que todo lo que la vida te devuelve es vacío? ¿O casi todo?

No podemos hablar de amor si no somos capaces de perdonar.  No podemos hablar de lo que significa para nosotros la familia si hemos decidido romper con ella. Es nuestra libertad, por supuesto. Pero nuestro movimiento es entonces lento y torpe  porque está totalmente descoordinado con el fluir de la vida y con la verdadera esencia de ésta.

Importa pues que sepamos medir nuestras palabras y usarlas para el bien nuestro y el de todos los que nos rodean. Tanto aquello que pensamos en silencio o aquello que pronunciamos en voz alta. Todas están cargadas de la misma energía. Y si en ellas hay vacuidad porque no sentimos lo que decimos o si nuestros actos no reflejan  aquello que pretenden transmitir, no sirven de nada.  

Camina lento, pero firme, que tu movimiento sea armónico con lo que tú dices ser. Es más, no hables de nada que no puedas demostrar que eres capaz de hacer. No uses las palabras como un instrumento para convencer o influir a nadie sobre nada y menos sobre quién eres. Por sus actos les conoceréis podemos leer en la Biblia. Y así es. Casi un imperceptible sonido puede distinguirse en medio del barullo si éste es auténtico.

Nada es para siempre, por eso es necesario decir permanentemente cuanto amas a los seres que te rodean. Más aún, caminar a su lado mostrando tu amor en cada acto. Acompañarles, acogerles, contemplar y escucharles tendiendo tu mano hasta llegar a abrazar con ese Amor a todos los seres humanos.

Entrada publicada por Elisenda Julve.



jueves, 30 de junio de 2011

El duelo

Recientemente conversábamos con una buena amiga sobre lo duro que representa romper el silencio, ese silencio muchas veces auto impuesto, que a menudo nos paraliza en el tiempo ante la pérdida de un ser querido. Y es que  apenas unos días después de habernos despedido de esa persona todo lo que nos envuelve también está embargado por ese silencio y nos dejamos llevar.

Los que nos rodean, amigos, familia, conocidos, tratan de consolarnos sin hablar, casi como si nada hubiera pasado y lo más que oímos es que “hay que tirar para adelante, que él o ella es lo que querrían”…. Entonces confiando en que todos pasamos por el mismo trance antes o después, escuchamos los consejos y nos apresuramos en volver pronto al trabajo, a nuestra rutina y tratamos  de estar ocupados permanentemente para no pensar, esperando que el tiempo nos traiga otras cosas más alegres y, poco a poco, aunque no olvidemos, podamos vivir como si hubiésemos olvidado. Todos deseamos hacer un proceso lo menos doloroso posible y no sabemos cómo. ¿Pero, es eso lo que realmente necesitamos?

Seguramente no. Y  lo sabemos cuándo pasado un tiempo en que hemos vuelto a sonreír y ha habido momentos cada vez más largos en que no hemos pensado, de repente, en un instante cualquiera, nos invade la tristeza y nos vemos atrapados en los mismos pensamientos (¿porqué a él/ella? ¿por qué a mí, a nuestra familia? Que injusto….) y sintiendo la perdida como si fuera en ese mismo instante.

Quizás, apenas nos quedó espacio para llorar, para hablar o recordar y revivir tantos momentos compartidos con él/ella. Quizás no lo hicimos porque no quisimos o quizás no pudimos por miedo. Como me decía esta amiga, a veces no podemos ni escribir en un papel lo que sentimos por miedo incluso a reprocharles su partida.

Reflexionando sobre todo esto y sintiéndome muy cercana a su dolor, sentí que, como siempre, las palabras y los consejos de poco sirven, porque cada ser humano se expresa de acuerdo a como se siente. Y el sentir es algo que está basado en la forma de ver la vida en toda su magnitud, en la manera de vivirla y de vibrar con ella.

Ante una pérdida es humano y lógico que, al principio y aún durante un tiempo, nos invada la desesperación, las preguntas, los porqués y que nos quejemos y lamentemos de lo injusta que es la vida, porque sentimos que nos han arrancado una parte de nosotros mismos y que ya nada será igual. Y es cierto, nada ya es igual, porque nuestra vida se va tejiendo con los hilos que nos sujetan en cada momento.

Sin embargo, poco a poco, puede ayudarnos establecer un diálogo sereno con uno mismo sobre quiénes somos y cómo queremos vivir todo lo que la vida nos va trayendo. Podemos elegir sentirnos de alguna manera concreta (desgraciados, tristes….) o sencillamente podemos sentir y sentirnos como lo que verdaderamente somos: pura energía y reconocernos cómo alma. Es entonces cuando dejamos de reprochar nada porque sabemos que lo que llamamos cuerpo es tan solo un vestido mientras estamos en la Tierra. Y sabemos que a aquél o a aquella que se ha ido, aprendimos a necesitarlo, pero no queríamos su cuerpo, sino que amábamos a la persona, al ser, al alma. Y esta permanece en el espacio y el tiempo.

Si podemos llegar a sentir esto, nos damos cuenta también de cuan absurdos son los reproches, porque él/ella,  como todos, escogió cuando nacer y cuando morir, de qué manera y en qué lugar, para su aprendizaje, para su evolución, y para el aprendizaje y la evolución de cuantos le/la rodearon y compartieron su vida.

Pero como le decía a mi amiga: aquí ni Dios mismo, ni el Universo, ni ninguna fuerza extraordinaria puede hacer nada por nosotros para amortiguar nuestra pena y nuestro dolor, si antes nosotros no emprendemos el camino del autoconocimiento intenso de quiénes somos realmente y de lo que sentimos.

            Nadie nos garantiza un duelo sin lágrimas, lloros, quejas y/o reproches, incluso puede ser necesario, pero lo que sí es cierto es que si logras sentir más allá de tu cuerpo físico y tu mente, una vez pasada  la tormenta podemos recogernos en la calma y alcanzar a sentir paz en el corazón y, aún sin olvidar, permitirnos cerrar nuestro duelo para siempre, pero no cerrar nuestro amor, porque seguiremos amándola/le por siempre.

            Entrada publicada por Elisenda Julve.

miércoles, 29 de junio de 2011

Kundalini (II)

            Sigamos con la Kundalini: Decíamos que la energía Kundalini en el cuerpo humano se encuentra en la base de la columna vertebral; en donde, tratándose de una persona corriente, permanece dormida y desconocida durante toda la vida. Es mucho mejor que permanezca así, dormida, hasta que la persona haya alcanzado el adecuado desarrollo moral, hasta que su voluntad sea bastante fuerte para regularla, y sus pensamientos bastante puros  para hacer frente a su despertar sin riesgo.
Aunque parezca una tontería hablar de voluntad, moralidad y pensamientos; y unirlos al movimiento de una energía del cuerpo, no lo es. Si el despertar de la Kundalini va parejo al crecimiento de la persona como ser espiritual, es normal esa unión. “Crecer” significa fortalecer la voluntad, dejar en la mente los pensamientos puros, tratar a los demás como iguales, desechar los deseos, vivir una vida de amor hacia todo y hacia todos, ser compasivo/a, ser honesto/a, ser generoso/a con los que más lo necesitan.
            El movimiento de la Kundalini es ascendente, desde la base de la columna, hasta alcanzar la coronilla. En su recorrido va limpiando, purificando y fortaleciendo cada uno de los centros energéticos, (chakras), por los que va pasando. Si en alguno de esos centros hay bloqueos, la energía se estanca, provocando distintas reacciones, dependiendo de los centros que se encuentran bloqueados.

Es posible que hayáis oído o leído que la Kundalini es peligrosa. No lo es, siempre y cuando se sigan ciertas normas, como son:
            Mantener un cuerpo físico puro y sano: Esto significa aumentar en el cuerpo la proporción de las clases más finas de la materia y eliminar o disminuir las más toscas.     Es mediante el sistema nervioso que el alma opera cuando usa el cuerpo físico. El cuerpo es un instrumento, pero el sistema nervioso es el instrumento especial por el que se expresan las emociones y los pensamientos.
Tal como sea la calidad del cuerpo físico será la del sistema nervioso, y por lo tanto su capacidad de responder a vibraciones de diferentes clases, una de ellas, la energía Kundalini.

El cuerpo físico se construye con el alimento y las bebidas que ingerimos, y naturalmente, de la calidad de sus constituyentes dependerá la calidad de esos alimentos.

Es imprescindible el seguir una dieta adecuada:
                   o   Eliminación de  la carne de cerdo.
                   o   Reducción del resto de carnes.
                   o   Incrementar frutas y verduras.
                   o   Abstenerse de:
                               Fumar.
                               Tomar drogas.
                               Bebidas alcohólicas.
                               Beber con moderación (vino, cerveza).

Mantener el cuerpo fuerte y elástico, con alguna de las actividades como:
                              -          Yoga.
                              -          Natación.
                              -          Ejercicio físico.

¿Por qué comer poca carne?: Las carnes son proteína animal concentrada. Cuando matan al animal, sus proteínas se coagulan en pocas horas. Es un proceso llamado de autoputrefacción, en el que la sustancia original empieza a descomponerse liberando diversas toxinas.

Cuando se come carne no se puede descomponer completamente en el tracto digestivo superior, y su proceso de descomposición y liberación de toxinas continua en el colon. Estas toxinas pueden, inicialmente, ser absorbidas por el hígado, pero al cabo de un tiempo el hígado no las puede soportar y el cuerpo se contamina.

Las proteínas vegetales no sufren una autoputrefacción ya que su residuo es la celulosa, que es estable.

La carne está entre los alimentos que más acidez produce y deja un residuo de ácido úrico en la corriente sanguínea. El ácido úrico es una toxina que hace más difícil alcanzar los estados meditativos más claros y superiores debido a que es un irritante en el estómago.

La carne tarda 3 días en pasar a través de todo nuestro sistema. Para una buena salud, los hombres necesitan digerir los alimentos dentro de las 24 horas, y las mujeres en 18 horas.

De cualquier forma, tampoco conviene ser un “integrista”, no se consigue la espiritualidad en la cocina.

La pureza corporal es un medio para conseguir un fin.

Salud significa funcionamiento armonioso de todos los órganos vitales del cuerpo físico.          La persona que goza de buena salud casi no se da cuenta de su cuerpo físico, mientras que la que sufre de mala salud está siempre pendiente de alguna parte de su cuerpo.

Cuando la enfermedad es causa de distracción, es un obstáculo en el camino de unión con el alma. En muchos casos, la enfermedad resulta de desarmonía interna y falta de dominio propio, y desaparece cuando desaparecen esas causas.

Pero a veces, la enfermedad no se puede superar por causas kármicas o por ser necesaria esa enfermedad para el trabajo que ha de desarrollar esa persona. Entonces la persona debe proseguir su trabajo, manteniendo la actitud correcta.
           Mantener una mente sana y un equilibrio emocional:
                              -          Libre de pensamientos impuros
                              -          Agudeza y claridad mental.
                              -          Mantener la calma y la paz interior para ver las cosas con desapego.
                              -          Humildad, gratitud, respeto.
                              -          Honestidad, bondad, compasión, misericordia

Seguir estas pautas es el salvoconducto que va a permitir el ascenso de la Kundalini sin peligro.
            Los peligros del despertar esta energía con un cuerpo insano, una mente enferma de pensamientos y deseos, o mantener desequilibrios emocionales, se denominan: “Síndromes de Kundalini”, y pueden ser físicos, emocionales, mentales, sexuales, kármicos, espirituales y místicos.

Manifestaciones del síndrome físico: Insomnio, fiebre, debilidad física, dolores musculares, irritación cutánea, depresión.

Manifestaciones de los síndromes emocional y mental: Irritabilidad y rabia, problemas de relación, crítica e intolerancia, orgullo, amplificación de los aspectos negativos de la persona.

Manifestaciones del síndrome sexual: Aumento del deseo sexual, deseo sexual incontrolado.

Manifestaciones del síndrome kármico: Mala suerte en cualquier circunstancia de la vida, problemas económicos por doquier.

Manifestaciones de los síndromes espiritual y místico: Superactivación de los sentidos (vista, oído, olfato), experiencias místicas, pérdida del sentido práctico.

Es posible que con un incorrecto despertar de la Kundalini, y sobre todo en los síndromes espiritual y místico, a ciertas personas se les desarrollen ciertos poderes supranormales, con los que ellas, en su ignorancia se sientan orgullosas y poderosas, pero son de una clase que los pone en contacto con una evolución de orden inferior, con la cual no hemos de tener relación. Al otro lado de la vida, no todo son ángeles y querubines, hay verdaderas fuerzas oscuras, que arden en deseos de captar para “su causa” a cuantos más humanos mejor. Es fácil saber si se entra en contacto con estas fuerzas oscuras: Con ellas “nada se hace por amor”.

El despertar incorrecto de la Kundalini tiene otras consecuencias desagradables. Lo intensifica todo en la naturaleza de la persona, y alcanza a las cualidades bajas y malignas antes que a las buenas. En el cuerpo mental, por ejemplo, se despierta muy pronto la ambición desmedida a un grado increíble, probablemente acompañada de un gran poder intelectual, con orgullo anormal, en medida casi inconcebible para lo que es común en las personas.

Si a pesar de todo: Trabajar el cuerpo y mantenerlo fuerte y sano, purificar la mente de pensamientos insanos, mantener el equilibrio emocional, etc., etc., tienes alguna manifestación de estos “síndromes”, consulta con un experto, (ojo, hay muchos que se consideran expertos y no saben, ni han sentido jamás la circulación de la Kundalini). Pero mientras tanto sigue estas normas:

-          Que tu ejercicio físico sea saltar. ¡Sí!, no es una tontería, así la energía vuelve a su lugar de origen.

-          Toma dos o tres baños al día en agua salada. En media bañera echa dos kilos de sal, y permanece en el agua veinte minutos. Si no tienes bañera, al gel de baño añádele sal fina y frota toda tu cuerpo.

-          Mientras dure el síndrome, que la alimentación sea solamente fruta y verdura.

-          Y si realmente has trabajado tu mente, toma contacto con el lugar de tu cuerpo en que se encuentra estancada esa energía y muévela con tu pensamiento: Devuélvela a su punto de partida, o intenta hacerla subir hacia la coronilla.

            Esperamos haber aclarado un poco lo que es la energía Kundalini, y con qué se pueden encontrar las personas en la época actual. Estamos en la Era de Acuario, en ella el crecimiento espiritual va a ser infinitamente superior al que hasta ahora llevaba la humanidad, y puede ser normal el despertar de esta energía. Que al menos se tenga la información imprescindible para tratar con ella.

            Ten por seguro, si estás leyendo esto, que de los cuarenta y nueve niveles de energía Kundalini que todos hemos de despertar, tienes como mínimo tres o cuatro despiertos, y no te has enterado. Así que no sufras por los cuarenta y cinco restantes.

Cuida tu cuerpo, lleva una vida honesta, busca la paz interior y trata a todos como si fueras tú mismo/a. Es la mejor receta para que la energía Kundalini, se manifieste rápida y segura.

martes, 28 de junio de 2011

Poder

       Yo digo muchas veces que dentro de nosotros está la sabiduría, el conocimiento y el poder. Y no sé si siempre ha quedado suficientemente claro, sobre todo cuando digo “poder”.
      Porque puede entenderse como el poder de este mundo físico. Ese poder que nos hace desear ser las personas más importantes y más influyente del mundo.
     Pero no es ese poder. Porque ese poder es una enfermedad, es la peor enfermedad que padece el ser humano en el mundo entero, y desgraciadamente, todos los sistemas educativos, todas las culturas, todas las sociedades, e incluso todas las religiones fomentan esa enfermedad.
     Pocas son las personas que no están empeñadas en conseguir el poder, pero ese afán de poder sólo surge de un vacío en el interior de la persona.
     Ese poder es limitado, es reducido, es enfermizo. El poder siempre se ejerce sobre alguien. Y la sola idea de ejercer poder sobre los demás significa arrebatarles su dignidad, destruir su individualidad, obligarles a ser esclavos. Queremos tener el poder en el trabajo, en la amistad, en la relación, en la familia, etc.

     Este mundo está dominado por personas que en realidad son inferiores, pero que intentan ocultar su inferioridad con alguna clase de poder, mejor dicho con cualquier clase de poder, cualquier poder es bueno para ellos. Y se han inventado muchas formulas. Y como no todo el mundo puede ser presidente, dividen la tierra en estados, y los estados en estados más pequeñitos, y estos en otros más pequeñitos y así sucesivamente, para que muchas personas puedan ser presidentes, ministros, consejeros. Y los que no pueden llegar ahí ejercen el poder sobre las personas que tienen a su alcance.
     Hay otro poder mucho más auténtico: Un poder que no tiene nada que ver con el dominio sobre los demás. El verdadero poder no tiene nada que ver con nadie, ni tan siquiera necesita que nadie lo vea.
     Es verdadera independencia, es lo que lleva a la esencia del ser, a ese lugar desde el que nace a borbotones la vida a cada momento, y no sé si es correcto llamarle poder a este poder.

     Debería de llamarse paz, amor, compasión
     La persona sin deseo de poder es una persona satisfecha, feliz, tranquila, contenta con lo que es. Todo su ser expresa una gratitud hacia la existencia, no tiene nada que pedir, está satisfecha. Todo lo que tiene se lo han dado sin haberlo pedido. Es un regalo de la Naturaleza.
     La única manera de liberarse del absurdo deseo de dominar es internarse en el vacío. Hay que utilizar toda la energía para no torturarte o ser violentos con uno mismo, que es de donde nace la pasión por la dominación y por el poder. Hay que entrar en la nada.
      Y en esa nada se encontrará la fuente de la vida eterna, porque desaparecerá ese complejo de inferioridad que hace comparar permanentemente unas personas con otras personas e intentar dominarlas.
     Únicamente el cambio y la transformación interior proporciona la paz. De esa paz brotará el amor, la sabiduría, la creatividad. Para eso hay que ir variando el rumbo de los pensamientos al silencio, de la mente a la meditación.

     Y nada más entrar en contacto con el ser interior, se desvanece todo deseo de dinero y de poder. No existe comparación posible, porque se encuentra la divinidad dentro de la persona, y entonces, ¿qué más se puede desear?
     Los que tienen poder en este mundo físico, también han de entrar en contacto con su ser interior para ejercer ese poder desde su divinidad. Porque siempre tendrá que haber un presidente, un capataz, una madre, un profesor. Por eso se ha de limpiar su inconsciente, para que ejerzan el poder desde su interior de luz, para que ejerzan el poder desde su alma, para que ejerzan el poder desde el amor.