Dios
no habla, pero todo habla de Dios.
Julián
Green
Señor, no sé si he
avanzado algo, y cuánto me falta todavía para llegar, no sé …, Tú, mejor que yo lo sabes. Pero
para llegar a ese no sé dónde, yo creo que aún me falta un buen trecho.
Casi sé de dónde
vengo. Es seguro que vengo del miedo, de la tristeza, de la impaciencia, de la
intolerancia, de la vanidad y del orgullo. Es posible que haya dejado atrás
alguna otra estación, no soy muy consciente, pero sí sé de dos estaciones que
aún tengo muy lejos para alcanzar: El Amor y a Ti.
Sé que eres la última
estación, y la ansío, porque cuando llegue a Ti, se habrá acabado el
sufrimiento, en cualquiera de sus formas. También sé que el vehículo para
llegar a Ti sólo es el Amor. ¡Y me falta tanto!
Vivo con toda la
atención posible, para en los casos en que no llegue con el amor, llegar al
menos con el respeto, pero supongo que sabes, que a veces, pierdo la atención,
y entonces, ni respeto ni amor. Es cierto, que cada vez soy más consciente,
pero me pregunto: ¿Por qué no siento lo mismo por todas las personas?
Amo a mi madre, amo a
mi esposa, amo a mis hijos, amo a mis nietos, amo a mis amigos. Por todos daría
la vida, pero creo que, mientras por unos la daría por obligación, por otros la
daría por puro placer.
¿Sabes cómo lo sé?
Bueno ya sé que lo sabes, pero me apetece contártelo. Con frecuencia, pienso en
el amor tan inmenso que siento por mi esposa o por mis hijos, y siento cómo mi
pecho se expande, es como si se desbordara un mar de energía por todo mi
cuerpo, a la vez que mis ojos se llenan de lágrimas. Es amor, es puro amor.
Entonces pienso que
eso es lo mismo que debería de sentir por todos los seres, y me entristece
pensar que no lo siento.
Por eso, sé que me falta
mucho Señor. Y aun siento que me falta mucho más cuando pienso en Ti. Porque
tendría que amarte sobre todas las cosas y siento y pienso que no es así. ¡Me
falta mucho todavía Señor!
Cada vez siento con
más intensidad que tengo que utilizar mi experiencia de vida para enseñar a
otros el camino para llegar a Ti. Pero si yo no he llegado, ¿cómo puedo enseñar
a otros?, ¿no seré un farsante?, ¿no confundiré mis sensaciones con mis
pensamientos o con mis deseos?, ¿estaré en el camino correcto?
Yo sé que me hablas,
pero no te oigo Señor. Me gustaría tanto sentir Tu Palabra, o sentir a los
Maestros. Aunque solo fuera una vez.
Me cansa la vida, me
aburren las personas. No tienen voluntad. No saben que tienen que llegar a Ti,
pero si lo supieran querrían hacerlo con una gragea antes de cada comida. Son
incapaces de buscarte, y yo no sé cómo explicárselo, sé que no se lo creen.
Quieren saber cómo
atraer dinero y poder, quieren tener la certeza de que son eternos, pero en la
forma que tienen. Quieren saber si en otra reencarnación su mamá va a volver a
ser su mamá, y si su hija va a volver a ser su hija.
No tienen tiempo de
entrar en sí mismos, pero sí lo tienen para salir afuera. Miran al diferente
con miedo o por encima del hombro. Envidian el éxito y como no lo consiguen lo
critican sin piedad.
Estoy cansado Señor.
No voy a llegar, no sé muy bien adónde, pero no voy a llegar. Me siento como el
corredor de la maratón al que le fallan completamente las fuerzas a veinte
metros de la llegada.
Necesito ayuda Señor.
Te necesito.
No
te canso más. Gracias por estar ahí.