Capítulo XV. Parte 3. Novela "Ocurrió en Lima"
Bajó
por las escaleras que se encontraban en la parte opuesta a donde estaban las
habitaciones de los niños, sin saber qué es lo que se encontraría, aunque
supuso que era una casa de dos pisos y si arriba se encontraban las
habitaciones, lo más probable es que abajo estuviera la cocina y alguna sala.
No se
equivocó. Encontró la cocina, sin dificultad. Era enorme, con una isla en su
mitad, donde Indhira estaba tomándose un té. Nada más llegar escuchó una señal
acústica y se iluminó una pantalla adosada en una pared, apareciendo una imagen
que resultó ser la de su amigo Pablo.
- Ya
sale, -dijo Indhira contestando por el interfono- es Pablo, pero déjame decirte
antes que estás guapísimo. Te amo.
- Que se
dé prisa, -se escuchó la voz de Pablo- tenemos el tiempo justo.
- Creo
que nunca me voy a acostumbrar a los viajes, -la voz de Indhira sonaba triste-
llámame en cuanto puedas. Tienes la maleta y la computadora en la entrada. Te
he puesto ropa para un día más por si tenéis que quedaros.
- Ya
está. Nos vamos, -anunció Antay dejando la taza vacía del café sobre la mesa.
Indhira
se colgó de su cuello y acercó su boca a la de Antay. Para él era su primer
beso y sintió que perdía el mundo de vista, ese mundo nuevo en el que se
encontraba. Fue como si ellos dos fueran los únicos habitantes del planeta. Con
gusto no se hubiera despegado de ella.
Fue un
largo y apasionado beso.
- Te amo-
susurró Indhira en su oído cuando se separaban.
- Yo
también te amo. Estoy loco por ti-y era verdad. Para él era como despedir al
miedo que le había acompañado durante toda su vida.
Agarró
la maleta y la computadora y salió en busca de Pablo que le esperaba aguantando
la puerta del taxi en el que había llegado a buscarle.
Era el
mismo Pablo que él conocía, pero con, al menos, 10 kilos de más.
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