El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 28 de diciembre de 2022

Una planificación de vida perfecta

 


Capítulo XV. Parte 10. Novela "Ocurrió en Lima"

Eran las 8 de la mañana cuando Antay abrió los ojos a un nuevo día. Miró con curiosidad la habitación para ver si era la habitación de su antiguo departamento de soltero. Pero no. Era la habitación del hotel. Lo que había vivido el día anterior había sido real, no había sido un sueño. Por un lado, se decepcionó, porque en algún lugar de su interior tenía una ligera esperanza de que hubiera sido un sueño y, por otro lado, se alegró, porque le gustaba en que se había convertido.

Bajó a desayunar y aprovechando que el día era soleado y agradable decidió hacerlo en la terraza exterior del hotel. Con un bol de frutas frente a él, comenzó a buscar, con su celular, algún neurólogo que le pudiera visitar y resolver así el enigma de su pérdida de memoria.

-    No tuvo tiempo de buscar mucho porque sintió que alguien le llamaba- Antay, ¡Que alegría verte!

-  Miró hacia su derecha, de donde procedía la voz y se encontró con Ángel. La sorpresa, unida al trabajo que comenzó a realizar su pensamiento preguntándose cómo podía aparecer allí, 7 años después y, nada menos que en Miami, le impidió levantarse- ¿Ángel?, ¿qué haces aquí? -dijo extendiendo el brazo para estrechar su mano.

-    Podría decirte que estoy de vacaciones, pero no sé si te lo creerías. Estoy muy bien, y tú, ¿qué tal?, -preguntó Ángel.

-    También, muy bien, -seguro que Ángel sabe de mi situación, pensó Antay- siéntate conmigo y tómate un café o desayuna si no lo has hecho, puedes hacerlo.

-    Gracias, me tomaré un café, -dijo Ángel mientras tomaba asiento frente a Antay- y ¿qué hacías, que te he visto muy ensimismado con tu celular?

-    Estaba buscando un neurólogo para ver si podía visitarme en el día de hoy, -explicó a Antay.

-    ¿Es por el tema de tu memoria? O, mejor, de la falta de memoria, -“ya me parecía que lo sabía, como no podía ser de otra manera” pensó Antay.

-    Sí, -contesté.

-    Pues no vayas al neurólogo. No tienes ninguna enfermedad. Solo es algo temporal, -confesó Ángel.

-    ¿Me lo vas a contar todo?, o ¿tendré que ir preguntando por partes?

- Todo no podré contártelo, pero si puedo contar una parte, hasta donde tengo autorización, -y dicho eso se quedó callado esperando algún comentario por parte de Antay.

-    Te lo agradezco. Puedes empezar cuando quieras. Yo no tengo prisa, porque si ya no tengo que ir al neurólogo, ese era todo mi trabajo de hoy.

-    Ha sido necesario que pasara esto, que perdieras tu memoria, de la noche a la mañana, para que fueras consciente de lo que significa vivir con miedo y de lo que se consigue cuando lo que domina la vida es el amor.

>> En los últimos 7 años has vivido en piloto automático, sin ser muy consciente de la diferencia entre tu vida anterior, hasta que conociste a tu esposa y comenzaste a trabajar en la empresa, que estás dirigiendo con tanto acierto, y tu vida actual.

>> Eso es un peligro para ti porque, ante cualquier revés de la vida, volverías a caer en las garras del miedo sin saber cómo afrontar las situaciones que podrían presentarse.

-    Perdona que te interrumpa, -cortó Antay a Ángel- ¿quiere eso decir que, en estos últimos años, estoy viviendo una especie de bonanza que se va a terminar en algún momento?

-    Todo es susceptible de cambio, Antay, y lo importante es estar preparado para afrontar cualquier posible cambio, -y siguió Ángel:

>> En este momento eres muy consciente de tu vida anterior y de la actual, porque están muy juntas. Es como si estuvieran superpuestas, lo cual es normal, porque para ti solo tienen un día de diferencia. Así puedes ser consciente de la diferencia que existe entre vivir el miedo y vivir el amor.

-    La verdad es que de mi vida actual solo soy consciente del día de ayer, de hoy y de lo que me ha contado Pablo. Pero, a pesar de no acordarme, en absoluto, de los últimos 7 años de mi vida, tengo una paz y una serenidad que en mi vida anterior hubiera sido difícil de conseguir. Y no entiendo como no estoy muerto de miedo y lleno de ansiedad, por no poder controlar nada, con lo que a mí me gusta tener, con respecto a mi vida, todo controlado.

-    Este era el objetivo, -confesó Ángel- que fueras consciente de las dos situaciones.

>> ¿Qué te parece dar un paseo?, creo que tienes que comprar un regalo a tus hijos, -me recordó Ángel, aunque, no era necesario porque era algo que ocupaba mi mente.

-    Sí. Es algo que me preocupa, porque no los conozco y no sé qué comprar. Alexis quiere un coche y María me dijo que yo ya sé. ¡Ya me gustaría saber!

-    Bueno, alégrate, aquí estoy yo para ayudarte.

En ese momento fui consciente de la perfección de nuestra planificación de vida. No me han dejado solo ni un momento. Primero Pablo y ahora Ángel, velando por mí. Pablo, sin ser consciente de nada, pero actuando como un auténtico amigo y Ángel en su papel de ángel, (valga la redundancia).

Entiendo que es un minucioso plan, aunque sigo sin entender porque me pasan a mí estas cosas. Pero como Ángel dijo una vez, para qué entender y darle nombre a las situaciones que se van presentando. Lo mejor es vivirlas, disfrutarlas y aprovecharlas al máximo para sacar de ellas el mayor aprendizaje posible.

-    Gracias, no sé qué hubiera sido de mí, sin Pablo y sin ti.

Como dos amigos, se fueron caminando, parecía que, sin rumbo fijo, sin embargo, no habían caminado 15 minutos, cuando Ángel le indicó a Antay una tienda de juguetes en la que podría comprar los regalos para sus hijos.

Ángel hizo más que mostrarle la tienda. Le dijo que coches comprar a Alexis y cuál era el regalo que María daba por sentado que conocía su papá. Era un cuaderno para colorear mandalas, al que acompañó con los lápices para colorear ya que, según le dijo Ángel, estaba terminando los que tenía en casa.

Siguieron caminando hasta el paseo marítimo. Hasta las 2 que había quedado con Pablo, para almorzar, tenían tiempo, de sobra, para disfrutar de la ciudad.

-    Aunque no ha salido en tus conversaciones con Pablo, te cuento que tu esposa y tú estáis trabajando en un proyecto para ayudar a niños desprotegidos a través de una organización benéfica que vais a financiar con el 10% de las ganancias de la empresa y con aportes de otras empresas y particulares. En la labor de encontrar aportantes se encuentra volcada tu esposa y su familia, aprovechando los contactos de tus suegros, -esto que me estaba contando Ángel era de mi agrado.

-    ¿Está muy avanzado el proyecto?, -ya que él había sacado el tema, lo normal es que me ponga al corriente.

-    Sí que lo está, -comentó Ángel- Indhira será el rostro visible de la organización.

-    Me encanta esto que me estás recordando. Y, ¿todos están de acuerdo?

-  Todos. Como dice tu suegro, “Es pecaminoso que tengamos tanto y haya niños pasando hambre”. Y todos se han puesto a colaborar. Tu suegra y tus cuñadas, también, están aportando un trabajo valioso. Además de la búsqueda de aportantes que está muy avanzada, estáis en la fase de autorizaciones y legalización del proyecto. Después solo quedará contratar el personal e iniciar el trabajo.

-    Háblame más del tema, por favor, -le supliqué a Ángel.


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