El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 18 de enero de 2023

¿Desperté o sigo durmiendo?

 


Capítulo XV. Parte 15. Novela "Ocurrió en Lima"


Desperté a las 6 en la habitación del hotel. Supongo que, en algún recóndito lugar, en mi interior, todavía albergaba la esperanza de estar viviendo un sueño. Y, entonces, fui consciente de que me alegraba de que no lo fuera. Me gustaba la vida que estaba viviendo: Con un gran trabajo, que no hubiera imaginado ni en mis mejores expectativas, casado con una mujer a la que amaba con locura, pero teniendo en cuenta que no recordaba nada, debía amarla desde el primer momento en que la conocí. Y pensar que, si hubiera seguido escuchando al miedo que me atenazaba, no hubiera vivido este tiempo de matrimonio que, según me ha relatado Pablo, ha sido feliz.

Pero aún tengo más razones para no desear despertar en mi antiguo departamento, mis dos hijos. Es cierto que ahora no los conozco, en absoluto, pero estoy seguro que cuando recupere la memoria descubriré el amor que siento por ellos. Se me llena el pensamiento, el corazón y todo mi ser cuando pienso en “mi familia”, porque era algo por lo que he estado suspirando toda la vida de la que soy consciente y, ahora, la tenía.

Bajé al comedor para desayunar y, justo en ese momento, también llegaba Pablo.

Pasamos el desayuno conversando sobre las peculiaridades de las personas que completaban con nosotros el equipo de dirección de la empresa, a los que se supone que conocía, pero que no recordaba en absoluto, excepto al señor Ramírez, director de recursos humanos, del que guardo memoria por haberle conocido antes de mi lapso de memoria.

Cuando llegamos a la reunión ya estaban todos los asistentes con cara de sorpresa, como preguntándose ¿qué hacemos aquí?

Tomé la palabra, para explicarles el motivo de la reunión, y en cuanto anuncié que su compañero el señor Gardner había sido el elegido para la gerencia, pude comprobar en el rostro de todos los asistentes una especie de alivio y una alegría contenida que, supongo, saldría a la superficie en cuanto Pablo y yo dejáramos la reunión, que fue lo que hicimos, en media hora. Regresamos al hotel a recoger las maletas para desplazarnos al aeropuerto. El avión que nos llevaría de vuelta a Lima tenía previsto su despegue a las 12:45.

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