Capítulo XV. Parte 15. Novela "Ocurrió en Lima"
Desperté
a las 6 en la habitación del hotel. Supongo que, en algún recóndito lugar, en
mi interior, todavía albergaba la esperanza de estar viviendo un sueño. Y,
entonces, fui consciente de que me alegraba de que no lo fuera. Me gustaba la
vida que estaba viviendo: Con un gran trabajo, que no hubiera imaginado ni en
mis mejores expectativas, casado con una mujer a la que amaba con locura, pero
teniendo en cuenta que no recordaba nada, debía amarla desde el primer momento
en que la conocí. Y pensar que, si hubiera seguido escuchando al miedo que me
atenazaba, no hubiera vivido este tiempo de matrimonio que, según me ha
relatado Pablo, ha sido feliz.
Pero
aún tengo más razones para no desear despertar en mi antiguo departamento, mis
dos hijos. Es cierto que ahora no los conozco, en absoluto, pero estoy seguro
que cuando recupere la memoria descubriré el amor que siento por ellos. Se me
llena el pensamiento, el corazón y todo mi ser cuando pienso en “mi familia”,
porque era algo por lo que he estado suspirando toda la vida de la que soy
consciente y, ahora, la tenía.
Bajé al
comedor para desayunar y, justo en ese momento, también llegaba Pablo.
Pasamos
el desayuno conversando sobre las peculiaridades de las personas que
completaban con nosotros el equipo de dirección de la empresa, a los que se
supone que conocía, pero que no recordaba en absoluto, excepto al señor
Ramírez, director de recursos humanos, del que guardo memoria por haberle
conocido antes de mi lapso de memoria.
Cuando
llegamos a la reunión ya estaban todos los asistentes con cara de sorpresa,
como preguntándose ¿qué hacemos aquí?
Tomé la
palabra, para explicarles el motivo de la reunión, y en cuanto anuncié que su
compañero el señor Gardner había sido el elegido para la gerencia, pude
comprobar en el rostro de todos los asistentes una especie de alivio y una
alegría contenida que, supongo, saldría a la superficie en cuanto Pablo y yo
dejáramos la reunión, que fue lo que hicimos, en media hora. Regresamos al
hotel a recoger las maletas para desplazarnos al aeropuerto. El avión que nos
llevaría de vuelta a Lima tenía previsto su despegue a las 12:45.
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