¡Qué mala suerte tienen muchos bebés
humanos!, que sus modelos no saben que todos somos seres divinos y que, como
seres divinos, todos somos iguales, que no hay diferencia de sexo, ni de raza,
ni de color, ni de religión.
¡Qué mala
suerte tienen muchos bebés humanos!, que sus modelos no saben que no hay líneas
divisorias en la Tierra, que las banderas son trapos ideados por los humanos,
que la Tierra es de todos, que los recursos son de todos.
¡Qué mala suerte tienen muchos bebés
humanos!, que sus modelos no saben que también son seres divinos y no pueden
enseñarles a ellos a vivir su divinidad.
Sé que no existe la suerte, que es
una elección, pero se lo haríamos más fácil si los que somos sus modelos, y sabemos de nuestra divinidad, defendiéramos la divinidad y la igualdad en cualquier foro, sin rubor y sin
vergüenza.
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