El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 18 de enero de 2023

El valor de la amistad

 


Capítulo XV. Parte 14. Novela "Ocurrió en Lima"


Coincidiendo con las últimas palabras de Ángel llegábamos a la puerta del hotel, a la que, también, llegaba Pablo, en ese mismo momento. Y cuando me volví para despedirme de Ángel ya no tuve tiempo. Había desaparecido.

-    Nada más llegar a la altura de mi amigo, antes de cualquier otra cosa, preguntó- ¿Has ido al neurólogo?, ¿qué te ha dicho?

-    No Pablo, no he ido, -y como no me apetecía contarle nada de Ángel me inventé una ligera mentira- llamé a un conocido de Lima y me dijo que no parecía nada grave. Que esperara unos días que seguro que recuperaba la memoria, tan de inmediato, como la había perdido y si en 10 días no me vuelve, entonces sí, me dijo que fuera a visitarle. Y le he hecho caso, porque a pesar de no recordar nada, me siento muy bien.

-    Si, -ratifico Pablo- se te ve normal. Esperemos que todo vuelva a la normalidad cuanto antes.

A Pablo se le veía contento y me explicó que, la razón era que, los mandos de la empresa que acabamos de adquirir, habían aceptado la situación con total apertura y parecían dispuestos a colaborar en los cambios que teníamos previsto implantar.

-    Pablo insistía- Solo falta saber quién va a dirigir la empresa aquí en Miami. Hasta entonces, les he dicho que funcionen normalmente y, ante cualquier duda, que me llamen de inmediato.

-    Pablo, -le dije- no sé si en las condiciones que me encuentro puedo tomar decisiones acertadas, pero he tomado una. No quiero desprenderme de ti. No vas a ser tú. No puedo, ni quiero dejarte ir. No solo eres mi mejor amigo, eres una parte muy importante para la empresa.

-    ¿Seguro que no quieres volver a pensarlo?

-    No Pablo. Tu relación con Diana no se va a solucionar porque salgas corriendo. Yo podría hablarte, largo y tendido, sobre eso. La primera vez que salimos Indhira y yo, me fui corriendo como una gallina. De eso me acuerdo como si estuviera ocurriendo en este momento y ya ves ahora donde estamos. Hablaremos para encontrar soluciones al problema.

>> Pero, permíteme volver sobre el tema del mando aquí en Miami. Creo que tenemos que dejarlo solucionado ya. ¿Qué pasa si nombramos a uno de los directores como gerente?

-    ¡Qué curioso!, -dijo Pablo- para este tema es como si no hubieras perdido la memoria, porque es algo que siempre lo has dejado ir, que fuera alguien de aquí. Si estás empeñado en que no sea yo, creo que es una buena opción.

-    Lo que yo no puedo es decidir quien pueda ser. Ya sabes, mi memoria, -comenté a manera de chiste.

-    Podría ser Peter, Peter Gardner. No solo es el más antiguo. Es el más competente y los demás le aceptarían sin problemas, -por fin Pablo había entrado en razón proponiendo una persona sin insistir más en ser él mismo. Su amistad y lealtad está fuera de toda duda.

-    ¿A qué hora tenemos mañana el vuelo?

-    A mediodía, ¿por qué?, -preguntó Pablo con cara de extrañeza.

-    Podemos citar hoy a Peter aquí, en el hotel, a las 5, para ofrecerle el puesto y convocamos una reunión mañana con los directores para presentarle. La reunión podría ser a las 8. En menos de una hora podemos estar de nuevo en el hotel para recoger las maletas e ir al aeropuerto. ¿Qué te parece?

-    Me parece perfecto. Llamo a Peter y que él mismo se encargue de convocar la reunión de mañana.

La tarde pasó más rápida de lo que podía parecer. No tuvieron tiempo de hablar de ningún otro tema que no fuera del trabajo. Al poco de finalizar el almuerzo llegó Peter, su nuevo gerente de Miami. Ya había convocado a todos sus compañeros para las 8 de la mañana del siguiente día. Cuando Antay le ofreció la gerencia la aceptó en el primer segundo, y pasaron el resto de la tarde hablando de trabajo.

Peter cenó con sus jefes y al finalizar la cena, Pablo y Antay subieron a sus habitaciones y Peter se fue a su domicilio quedando para encontrarse en la reunión del día siguiente.

-    Hola amor, -escuchó la voz de Indhira cuando esta contestó la llamada.

-    Hola cariño. ¿Qué tal tu día?, ¿cómo lo han pasado los niños?, -esperaba ser coherente con lo que había sido en esos 7 años perdidos en el algún confín de su mente.

-    ¡Uf!, mi día extrañándote. Cada vez te echo más de menos cuando te vas y debería ser al contrario ¿verdad?

-    ¿Por qué debería ser al contrario?, -se interesó Antay.

-    Porque ya nos tenemos muy vistos, -le explicó Indhira.

-    Yo nunca me voy a cansar de mirarte y de estar contigo. –no tenía nada que ver la memoria en este comentario. Era verdad, en este momento.

-    ¡Qué lindo eres!, ¡Cuánto te quiero!

-    Y yo a ti. Y, también a los niños, ¿cómo han estado?

-    Revoltosos, como siempre. Y extrañándote. Ya están acostados. ¿Cómo os ha ido?, ¿volvéis mañana?

-    Nos ha ido genial. Ya hemos nombrado al gerente y Pablo no ha insistido más en ser él, es un gran amigo. En cuanto llegue voy a hablar con Diana.

-    Sí, es una gran idea, a ti te hará más caso. Eres como un hermano mayor, al que escucha más que a nadie. ¡Qué bien que ya lo hayáis resuelto todo!

-    Sí, todo listo. Mañana tenemos otra reunión en las oficinas a las 8am, pero en media hora habremos acabado porque solo es para presentar al nuevo gerente y ya nos volvemos al hotel a por las maletas y al aeropuerto. Ese es el plan de mañana.

>> Nunca te imaginarias con quien he estado tomando un café.

-    ¿Con quién?, -se interesó Indhira.

-    Con Ángel.

-    ¿Con Ángel?, yo creí que había desaparecido, para siempre, después de 7 años. Y ¿qué te contó?

-    Pues volvió a aparecer. Me habló de vivir con atención, pero ya te contaré. Te dejo que estoy un poco cansado. Me voy a acostar.

-    Espera, que tengo una buena noticia. La Asociación ya tiene todos los permisos. Podemos comenzar a trabajar. -A Indhira se le notaba muy emocionada.

-    Sí que es una gran noticia. Mañana me cuentas todo.

-    Si, mañana nos ponemos al día. Descansa cariño. ¡Hasta mañana!, ¡te amo!

-    Yo, también, te amo. ¡Hasta mañana!

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