Capítulo XV. Parte 10. Novela "Ocurrió en Lima"
Eran
las 8 de la mañana cuando Antay abrió los ojos a un nuevo día. Miró con
curiosidad la habitación para ver si era la habitación de su antiguo
departamento de soltero. Pero no. Era la habitación del hotel. Lo que había
vivido el día anterior había sido real, no había sido un sueño. Por un lado, se
decepcionó, porque en algún lugar de su interior tenía una ligera esperanza de
que hubiera sido un sueño y, por otro lado, se alegró, porque le gustaba en que
se había convertido.
Bajó a
desayunar y aprovechando que el día era soleado y agradable decidió hacerlo en
la terraza exterior del hotel. Con un bol de frutas frente a él, comenzó a
buscar, con su celular, algún neurólogo que le pudiera visitar y resolver así
el enigma de su pérdida de memoria.
- No tuvo
tiempo de buscar mucho porque sintió que alguien le llamaba- Antay, ¡Que
alegría verte!
- Miró
hacia su derecha, de donde procedía la voz y se encontró con Ángel. La
sorpresa, unida al trabajo que comenzó a realizar su pensamiento preguntándose
cómo podía aparecer allí, 7 años después y, nada menos que en Miami, le impidió
levantarse- ¿Ángel?, ¿qué haces aquí? -dijo extendiendo el brazo para estrechar
su mano.
- Podría
decirte que estoy de vacaciones, pero no sé si te lo creerías. Estoy muy bien,
y tú, ¿qué tal?, -preguntó Ángel.
- También,
muy bien, -seguro que Ángel sabe de mi situación, pensó Antay- siéntate conmigo
y tómate un café o desayuna si no lo has hecho, puedes hacerlo.
- Gracias,
me tomaré un café, -dijo Ángel mientras tomaba asiento frente a Antay- y ¿qué
hacías, que te he visto muy ensimismado con tu celular?
- Estaba
buscando un neurólogo para ver si podía visitarme en el día de hoy, -explicó a
Antay.
- ¿Es por
el tema de tu memoria? O, mejor, de la falta de memoria, -“ya me parecía que lo
sabía, como no podía ser de otra manera” pensó Antay.
- Sí,
-contesté.
- Pues no
vayas al neurólogo. No tienes ninguna enfermedad. Solo es algo temporal,
-confesó Ángel.
- ¿Me lo
vas a contar todo?, o ¿tendré que ir preguntando por partes?
- Todo no
podré contártelo, pero si puedo contar una parte, hasta donde tengo
autorización, -y dicho eso se quedó callado esperando algún comentario por
parte de Antay.
- Te lo
agradezco. Puedes empezar cuando quieras. Yo no tengo prisa, porque si ya no
tengo que ir al neurólogo, ese era todo mi trabajo de hoy.
- Ha sido
necesario que pasara esto, que perdieras tu memoria, de la noche a la mañana,
para que fueras consciente de lo que significa vivir con miedo y de lo que se
consigue cuando lo que domina la vida es el amor.
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En los últimos 7 años has vivido en piloto automático, sin ser muy consciente
de la diferencia entre tu vida anterior, hasta que conociste a tu esposa y
comenzaste a trabajar en la empresa, que estás dirigiendo con tanto acierto, y
tu vida actual.
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Eso es un peligro para ti porque, ante cualquier revés de la vida, volverías a
caer en las garras del miedo sin saber cómo afrontar las situaciones que
podrían presentarse.
- Perdona
que te interrumpa, -cortó Antay a Ángel- ¿quiere eso decir que, en estos
últimos años, estoy viviendo una especie de bonanza que se va a terminar en
algún momento?
- Todo es
susceptible de cambio, Antay, y lo importante es estar preparado para afrontar
cualquier posible cambio, -y siguió Ángel:
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En este momento eres muy consciente de tu vida anterior y de la actual, porque
están muy juntas. Es como si estuvieran superpuestas, lo cual es normal, porque
para ti solo tienen un día de diferencia. Así puedes ser consciente de la
diferencia que existe entre vivir el miedo y vivir el amor.
- La
verdad es que de mi vida actual solo soy consciente del día de ayer, de hoy y
de lo que me ha contado Pablo. Pero, a pesar de no acordarme, en absoluto, de
los últimos 7 años de mi vida, tengo una paz y una serenidad que en mi vida
anterior hubiera sido difícil de conseguir. Y no entiendo como no estoy muerto
de miedo y lleno de ansiedad, por no poder controlar nada, con lo que a mí me
gusta tener, con respecto a mi vida, todo controlado.
- Este
era el objetivo, -confesó Ángel- que fueras consciente de las dos situaciones.
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¿Qué te parece dar un paseo?, creo que tienes que comprar un regalo a tus
hijos, -me recordó Ángel, aunque, no era necesario porque era algo que ocupaba
mi mente.
- Sí. Es
algo que me preocupa, porque no los conozco y no sé qué comprar. Alexis quiere
un coche y María me dijo que yo ya sé. ¡Ya me gustaría saber!
- Bueno,
alégrate, aquí estoy yo para ayudarte.
En ese
momento fui consciente de la perfección de nuestra planificación de vida. No me
han dejado solo ni un momento. Primero Pablo y ahora Ángel, velando por mí.
Pablo, sin ser consciente de nada, pero actuando como un auténtico amigo y
Ángel en su papel de ángel, (valga la redundancia).
Entiendo
que es un minucioso plan, aunque sigo sin entender porque me pasan a mí estas
cosas. Pero como Ángel dijo una vez, para qué entender y darle nombre a las
situaciones que se van presentando. Lo mejor es vivirlas, disfrutarlas y
aprovecharlas al máximo para sacar de ellas el mayor aprendizaje posible.
- Gracias,
no sé qué hubiera sido de mí, sin Pablo y sin ti.
Como
dos amigos, se fueron caminando, parecía que, sin rumbo fijo, sin embargo, no
habían caminado 15 minutos, cuando Ángel le indicó a Antay una tienda de
juguetes en la que podría comprar los regalos para sus hijos.
Ángel
hizo más que mostrarle la tienda. Le dijo que coches comprar a Alexis y cuál
era el regalo que María daba por sentado que conocía su papá. Era un cuaderno
para colorear mandalas, al que acompañó con los lápices para colorear ya que,
según le dijo Ángel, estaba terminando los que tenía en casa.
Siguieron
caminando hasta el paseo marítimo. Hasta las 2 que había quedado con Pablo,
para almorzar, tenían tiempo, de sobra, para disfrutar de la ciudad.
- Aunque
no ha salido en tus conversaciones con Pablo, te cuento que tu esposa y tú
estáis trabajando en un proyecto para ayudar a niños desprotegidos a través de
una organización benéfica que vais a financiar con el 10% de las ganancias de
la empresa y con aportes de otras empresas y particulares. En la labor de
encontrar aportantes se encuentra volcada tu esposa y su familia, aprovechando
los contactos de tus suegros, -esto que me estaba contando Ángel era de mi
agrado.
- ¿Está
muy avanzado el proyecto?, -ya que él había sacado el tema, lo normal es que me
ponga al corriente.
- Sí que
lo está, -comentó Ángel- Indhira será el rostro visible de la organización.
- Me
encanta esto que me estás recordando. Y, ¿todos están de acuerdo?
- Todos.
Como dice tu suegro, “Es pecaminoso que
tengamos tanto y haya niños pasando hambre”. Y todos se han puesto a
colaborar. Tu suegra y tus cuñadas, también, están aportando un trabajo
valioso. Además de la búsqueda de aportantes que está muy avanzada, estáis en
la fase de autorizaciones y legalización del proyecto. Después solo quedará contratar
el personal e iniciar el trabajo.
- Háblame
más del tema, por favor, -le supliqué a Ángel.