El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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viernes, 31 de enero de 2014

Ciclos de vida


            Un ciclo es un espacio de vida, sin duración definida en el tiempo, en el que la persona desarrolla ciertas actividades, rodeada de un determinado grupo de personas. Así mismo, dentro de cada ciclo pueden establecerse una especie de miniciclos que son situaciones que se repiten, y se repiten, y se repiten hasta el aburrimiento en la vida de la persona, casi como si de un mal sueño se tratara. Estos miniciclos sólo son lecciones no aprendidas, y podemos tener claro que se van a repetir una y otra vez, sin ningún tipo de misericordia.  
            El mayor de los ciclos, es el tiempo que comprende una vida, y de la misma manera que no permanecemos eternamente en la vida de la materia, no hemos de intentar permanecer tampoco en ninguno de los ciclos o etapas que comprende la vida. Intentar permanecer más tiempo del necesario hace que empiecen a no funcionar las cosas, hace que perdamos la alegría y la ilusión.
            No tenemos normalmente mucha conciencia de la finalización de las etapas, salvo casos excepcionales, en los que se siente que el ciclo en el que nos encontramos ha finalizado. Tenemos, por tanto, que permanecer atentos a las señales, que pueden ser de diferentes tipos, en función del tipo de etapa finalizada. Dichas señales, como pueden ser aburrimiento, desgaste excesivo en relación con personas, trabajo o cualquier otra actividad, son los síntomas de que debemos cerrar una puerta y encararnos hacia la siguiente.
            La finalización de cada etapa lleva consigo el inicio de un nuevo ciclo, y para eso, en función del tipo de cambio, no está preparada la sociedad, ni por supuesto nosotros, que somos una parte de esa sociedad. A la sociedad le gusta vernos revolcarnos en la miseria del presente, antes de aceptar cualquier tipo de cambio. Así, mientras nos revolcamos, la sociedad puede sentirse útil culpabilizándonos, compadeciéndonos y dándonos consejos. Sin embargo, si encaramos nuestra vida y realizamos los cambios que demanda nuestro corazón, ya tienen la frase preparada: “Estás loco”.
            No aceptar la finalización del ciclo y cerrar bajo llave la puerta de la etapa anterior, supone un desgaste de energía enorme, que hace que físicamente la persona deje de vivir para empezar a vegetar. Caminar dejando puertas abiertas, “por si acaso”, impide una vida plena.
            La vida es un continuo, y aferrarse a una etapa acabada es tratar de detener la vida, y la vida no se detiene. Aferrarse a una etapa finalizada puede hacer que la propia vida se pudra y huela tan mal como el agua estancada.
            No se puede vivir añorando situaciones del pasado. Hay que soltar las amarras, hay que cerrar los círculos, hay que cerrar las puertas. Es importante deshacerse de recuerdos, cambiar de casa, de ciudad, de país si la situación lo requiere, hay que romper documentos, romper fotos y regalar libros.
Hay que tener en cuenta que negar los cambios es negar el propio crecimiento interior, porque los cambios externos pueden ser sinónimo de procesos internos de crecimiento.
Recuerda que nada ni nadie es imprescindible, y quien siente eso, solo son apegos. Deja que fluya la vida, suelta, despréndete de lo innecesario, cierra puertas, clausura, oxigénate, vive.

 

lunes, 7 de octubre de 2013

Como amarse a uno mismo (2)


“Las personas que piensan que no son capaces de hacer algo,
no lo harán nunca, aunque tengan las aptitudes”
Indira Gandhi
“Amarse a sí mismo es reconocerse y elogiarse verbalmente.
Es aprobar totalmente las propias acciones.
Estar seguro de las propias habilidades.
Amar el propio cuerpo y admirar la propia belleza”
Sondra Ray
“La religión de todas las personas debería ser la de creer en sí mismas”
Jiddu Krishnamurti
Hacia una buena auto-imagen:
En casi todas las épocas y culturas, la “belleza” ha sido admirada como un don especial. De manera similar, las sociedades se han caracterizado por sancionar la “fealdad”. Las personas somos crueles con aquellas que no reúnen los  cánones de belleza establecidos. Es común ver como los niños se burlan de los gordos, los bajitos, los altos, los narigones, los muy flacos, etc. Los humanos no toleramos los extremos estadísticos.
El juicio estético que la cultura da a la apariencia física, tiene enormes consecuencias para nuestro futuro: Los juicios hacia las personas hermosas son más benignos, somos muy crueles con las personas que no son tan hermosas.
No hay un criterio universal de belleza. El patrón ideal de lo que es hermoso se aprende a través de las experiencias personales y sociales del entorno inmediato. La propia imagen corporal se forma por la influencia de dos fuentes de datos: El ambiente social y los medios de comunicación.
Si la autoafirmación personal gira en torno de la belleza física, esto no solo indica una pobre vida interior, sino una muerte prematura. La necesidad imperiosa de mantener la juventud y la belleza a toda costa, y no entender el encanto de las distintas edades, lleva indefectiblemente a la depresión.
A pesar de que se nos inculque lo que debe ser “hermoso” o “feo”, no significa que sea una verdad absoluta, por lo que cada persona puede decidir su concepto de lo bello.
Me gusto porque me gusto, y punto. Lo importante, no es ser hermoso, sino gustarse a sí mismo. Para lograrlo no es conveniente utilizar criterios rígidos y estrictos.
Mejorando la auto imagen:
1.- Trata de definir tus propios criterios de lo que es bello:
-          No te dejes llevar de la mano por los conocedores. En este tema, nadie sabe nada.
-          No te dejes regañar por tus gustos.
-          Trata de ser una persona espontanea y auténtica cuando elijas.
-          Lo atractivo para ti es una elección que sólo tú puedes hacer.
-          Arriésgate a ensayar e inventar sobre tu arreglo personal.
-          A la pregunta estúpida: ¿Se usa?, simplemente contesta: “No tengo la menor idea”.
-          Arréglate para ti y no para otros.
2.- Descarta la perfección física y los criterios estrictos:
-          No hay un absoluto.
-          Hay gorditos atractivos, delgados insípidos y viceversa. Hay bajitas sensuales, espigadas insulsas y viceversa.
-          No pierdas el tiempo pensando que te falta para ser Afrodita o Apolo. Disfruta lo que tienes y no te exijas lo imposible.
-          La idea de la perfección sólo te llevará a focalizar la atención en tus defectos y a olvidar tus encantos.
3.- Descubre y destaca las cosas que te gustan de ti:
-          Siéntete orgulloso y feliz de tus atributos físicos. No importa si son muchos o pocos, eres afortunado por lo que tienes.
-          No escondas las cosas que te agradan de ti: destácalas, muéstralas y disfrútalas.
-          Nunca pienses que has agotado tus encantos.
-          Explora y te sorprenderás de las cosas atractivas, interesantes, seductoras y sensuales que puedes hallar en ti.
-          Focaliza la atención en las cosas tuyas que te resulten agradables.
4.- Tu auto imagen se transmite a otros:
-          Si te sientes una persona poco interesante y atractiva, darás esa imagen a los demás.
-          La gente te tratará como inadecuada y te hundirás cada vez más en una auto imagen oscura y triste.
-          Rompe el círculo vicioso. En cierta manera, la belleza es una actitud.
-          Los famosos “feos” o “feas atractivas” son el resultado de una actitud positiva hacia sí mismos.
-          Si te auto compadeces, te compadecerán. Si te sientes lástima, inspirarás pesar. Si te ves a ti mismo como desagradable, te rechazarán.
-          La mejor manera de romper el círculo negativo es gustarte.
-          Si te sientes irresistible y atrayente, no cabe duda, serás una persona bella.
-          Prueba a jugar el papel de alguien sin complejos, a ver cómo te sientes.
-          Como un ensayo de conducta, siéntete irresistible con las demás personas e intenta comportarte en esa dirección. El círculo comenzará a quebrantarse.
5.- El aspecto físico es sólo uno de los componentes de tu auto imagen:
-          Ser bien parecido es uno de los tantos requisitos de la atractibilidad. No es el único. Ni siquiera el más importante.
-          El aspecto físico no garantiza todo.
-          Las personas, además de lindas o feas, pueden ser cálidas, amables, inteligentes, tiernas, seductoras, sensuales, interesantes, educadas, alegres, afectuosas, graciosas, etc. Hay personas que poseen magia.
-          Tienes muchas opciones para gustarte. Pregúntate que más tienes fuera de huesos y piel.
6.- No importa que seas o como seas. Si realmente te agradas y te gustas, siempre encontrarás alguien que guste de ti:
-          El auto desagrado inmoviliza.
-          Las personas que no se gustan anticipan el rechazo y evitan la gente.
o   Muestran miedo a la evaluación negativa y ansiedad social.
o   Viven con un alto nivel de frustración por considerar casi imposible que alguien se sienta atraído por ellas.
o   No intentan la coquetería y la seducción porque se consideran ridículas en ese plan.
o   Nunca dan el primer paso, y si alguien se acerca lo ahuyentan con sus inseguridades y prevenciones.
-          Gustarse es abrir los horizontes afectivos y aumentar las posibilidades de conocer gente.
 

domingo, 18 de agosto de 2013

Estrategias del alma


            Antes de que el alma tome posesión de un nuevo cuerpo, los Señores del Karma presentan a ese alma que está preparándose para su vuelta a la materia, cuál será su próximo plan de vida, donde nacerá, quienes serán sus padres, cuáles serán sus hitos importantes, y no tan importantes, cuál será su misión, sus aprendizajes, cual el Karma que traerá para ser liberado, sus trabajos, sus encuentros, sus relaciones, sus enfermedades, y hasta el momento del abandono del cuerpo y su retorno a casa.
            El alma, normalmente no discute dicho plan, lo acepta confiada, ¿Quién mejor que los Señores del Karma para preparar una vida?
            El problema reside, en que una vez que el alma ha tomado posesión del cuerpo, el ser humano va olvidando paulatinamente, no solamente el plan, sino que llega a olvidar quien es realmente y de donde procede. Olvida la conexión que le une con el resto de seres que como él, caminan por esta Tierra, y que en multitud de ocasiones, y provocado por ese olvido, el camino parece convertirse en un valle de lágrimas.
            Pero lo que parece que es olvido, no es completo, el alma tiene un exhaustivo conocimiento de todo, y la agenda, (permitirme que la denomine así), donde permanecen las anotaciones, se encuentra almacenada en el corazón, que es el instrumento de trabajo del alma.
            En todo momento, el corazón se encarga de ir enviando impulsos a la mente con la información y los planos que la persona necesita para seguir su camino, son las intuiciones, pero a veces, la mente está tan ocupada en sus inútiles procesos mentales, que no siente la más mínima vibración, con  lo que la información se pierde en la nada.
            Sin embargo, hay informaciones que son imprescindibles de conocer por la persona, y es entonces cuando el alma toma las riendas, poniendo en marcha alguna de las múltiples estrategias que puede utilizar, para que la persona reciba, de una u otra manera, esa información.
            La forma en la que el alma hace llegar la información, es de la única manera que el ser humano puede, medianamente, entender: con enfermedad, con dolor, con sufrimiento, con decepciones. Cuando el ser humano siente algo de esto es su cuerpo, se detiene en su frenética carrera hacia la nada, y entonces se pregunta ¿Porqué el dolor, porqué el sufrimiento, porqué la enfermedad, porque la decepción?, y el corazón vuelve a enviar esa información. Si la persona no la percibe, entonces el alma se hará ayudar por algún sanador, o clarividente para que la persona escuche la información.
            Aun así, la persona puede hacer oídos sordos al mensaje. ¿Qué hace entonces el alma?, nada, resignarse, y la persona seguirá con más dolor, con más enfermedad, con más sufrimiento o con más decepciones.
Conozco gente de los dos lados: Los que percibiendo un mínimo impulso, se han ido detrás de él, dejando su vida e incluso su país, sin tener claro nada más que ese impulso que nacía en su corazón, encontrándose con una nueva vida que en el transcurrir del tiempo ha resultado ser para esa persona una parte de vida imprescindible y muy importante, para cerrar el círculo kármico y para realizar un avance importante en su crecimiento.
Y del lado de las personas que no escuchan “en todo” a su corazón, últimamente he conocido a una persona, toda bondad, brillante, que siendo consciente de la razón de una enfermedad que la aqueja, sigue “erre que erre”, cerrando la puerta de la información que recibe, no sólo de su corazón, sino también de su alma, e incluso la de su propio Maestro, con el que habla regularmente.
En la entrada anterior decíamos que “La verdadera y futura curación se efectuará cuando la vida del alma pueda fluir sin impedimento ni obstáculo a través de cada aspecto de la materia, pudiendo entonces vitalizarla con su potencia y eliminar los bloqueos que son la fuente de las enfermedades”.
Un sinfín de enfermedades tienen su origen en un, (permitirme la acepción),  “enfado del alma”.  Sólo hay que ser honestos con uno mismo, escuchar lo que dice el corazón, y seguirlo al pie de la letra. 

lunes, 6 de mayo de 2013

Sociedad de robots


            La sociedad nos iguala, aunque para desgracia nuestra, nos iguala en el sufrimiento, nos iguala en la carencia, nos iguala en los deseos. La sociedad nos genera la necesidad: una casa mejor, una segunda residencia, un carro más potente, etc., etc. Para cubrir esa necesidad la banca nos presta el dinero necesario, dinero que nos ata a los bancos de por vida, obligándonos a aceptar cualquier condición de trabajo, si tenemos la suerte de mantenerlo, por muy leonina que sea, para poder hacer frente a nuestros créditos e hipotecas.
            La misma sociedad nos engaña, nos dice que somos libres, pero alguien se ha detenido a pensar un momento en la esencia de esa libertad. Somos libres, ¿Para qué?, ¿Para votar cada cierto tiempo?, ¿A quién?,  siempre a los mismos, aunque a veces tengan diferentes nombres, diferentes collares. Votamos siempre a los mismos que se están lucrando con nuestro trabajo, y los que tienen diferente collar, pero que en ese momento no ejercen el poder, nos azuzan para que salgamos a la calle a protestar en manifestación, lo cual parece una pérdida de tiempo, sobre todo si nos atenemos a los resultados.
            La sociedad, y sobre todo sus dirigentes, que deberían de velar por el bienestar y la satisfacción del ciudadano, subyugan a este hasta la extenuación, y en coyunturas como la actual, sobre todo en los países desarrollados, hasta el suicidio.
            ¿Qué pasaría si en vez de robotizarnos y programarnos para el sufrimiento nos robotizáramos y programáramos para la felicidad?, porque en realidad sí que somos iguales, pero nuestra igualdad radica en nuestra esencia. Todos somos una energía desgajada de la misma Energía Divina, todos somos hermanos, todos somos un alma. ¿Por qué nadie nos enseña esto?, ¿Por qué nadie nos enseña que la felicidad no radica en conseguir bienes materiales?, ¿Por qué nadie nos explica que la felicidad es un estado interior, y en cómo llegar a él?
            Es posible que nadie nos lo enseñe porque los que detentan el poder no sólo son listos para manipularnos y subyugarnos, también lo son para saber que en ese estado los seres humanos, que somos sus esclavos, dejaríamos de lado las necesidades creadas por ellos con lo que se acabaría el dominio que ejercen sobre las personas. Lo triste es que los políticos también son nuestros hermanos.
            Tenemos que despertar para conseguir que cese la manipulación, pero no de la forma en que unos pocos lo están intentando, porque no lo consiguen. Hemos de probar otros caminos. Podemos intentar el camino interior, ese en el que es imposible generarnos necesidades, porque todas están cubiertas. 

miércoles, 2 de enero de 2013

Moneda de cambio


            Siempre nos devuelven el cambio con la misma moneda. Y la misma norma también es aplicable a los cambios emocionales.
            Esa es la razón por la que casi todo el mundo nos trata de la misma manera, diferente de como tratan a otras personas, a las que curiosamente, también todo el mundo coincide en el trato.
            Hay personas a las que se trata con respeto, a otras con desprecio, a otras de manera agresiva, a otras se las ignora, etc., etc., y un buen número de personas coincide en esa forma de trato.
            No es más que la moneda de cambio. La persona a la que se trata con respeto, es, sencillamente, porque se hace respetar; a la que se trata con miedo, es porque eso es lo que inspira, y así sucesivamente, cada persona recibe el trato que merece. Su carta de presentación es la energía que emana, es la energía que la envuelve, y es esa energía lo primero que perciben las personas con las que nos vamos encontrando, es nuestra seña de identidad, es como si fuéramos reclamando un trato determinado.
            De nada vale que la persona triste se ponga la máscara de la alegría, porque la energía que emana no se puede disimular, es de tristeza, por lo que las personas que interaccionan con ella es eso lo que reciben, tristeza, y su reacción inconsciente es responder a lo que recibe, es responder a lo que trata de esconder la máscara.
            Por lo tanto, si el trato que recibes de las personas con las que te vas encontrando, no es lo que deseas, no culpes a los otros, la culpa sólo es tuya. Responden a lo que sale de ti. Si quieres que las personas te traten de diferente manera, sólo has de cambiar tu energía.
            Para ello, observa como es el trato hacia ti de la generalidad de personas que te rodea y comparte tu vida. Es muy posible que creas que el trato que recibes es injusto. No lo es, es lo que estás pidiendo, y si deseas un cambio, en tus manos está modificarlo.
            Analiza “que” y “como” lo recibes, y a partir de ese momento permanece atento a tus pensamientos. Podrás comprobar que en tus hábitos de pensamiento se encuentra la razón primordial del trato que recibes. ¡Cámbialo!, de manera consciente. Respétate a ti mismo, valórate, amate, para que así, los demás, te amen, te valoren y te respeten.
            Ya sé que hay personas que parecen intratables, pero si las observas detenidamente podrás comprobar que la falta de autoestima, o el miedo, o el orgullo, o la soledad, o la tristeza, o las ansias de poder, etc., etc., es lo que permanece de manera permanente en su pensamiento, por lo que la energía que les envuelve, no deja penetrar otras energías. No son conscientes de la vida que fluye a su través y a su alrededor.
            Con estas personas, que parecen intratables, también se puede conseguir que modifiquen su trato. ¡Bendícelas!, bendícelas casi de manera permanente. La energía de la bendición es amor en estado puro, es amor divino, y no hay nada que pueda resistirse a la energía del amor. De esta manera, se crea una conexión de amor entre tu corazón y el suyo, (de momento mientras dura la bendición, pero que se irá fortaleciendo a medida que bendices), que va a hacer que su trato hacia ti sea amable, muy diferente con el que castiga al resto de los mortales.
            Recuerda, “todo es técnica”, esto también, y como cualquier técnica, para conseguir la maestría, necesita de voluntad, trabajo y paciencia.
            Se voluntarioso, trabajador y paciente, y te sorprenderán los resultados.
 

domingo, 23 de diciembre de 2012

La nueva religión (II)


Continuación de La nueva religión (I)
Está surgiendo una nueva sociedad, un nuevo estado del Ser, basado en el Amor y en los valores del corazón. Va a ser una transición de lo viejo a lo nuevo, y somos todos nosotros con nuestra energía los que vamos a realizar ese cambio.
Y para que se produzca ese cambio, para el resurgir de esta nueva sociedad ha de cambiar nuestra energía, y esa energía cambia cuando pasamos de vivir desde la mente a vivir desde el corazón, esa energía cambia cuando cambia la conciencia; es decir cuando cambiamos nosotros, porque la conciencia es lo que nosotros somos.
¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.
Nuestra conciencia está llena de miedo, miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo al qué dirán, miedo a no llegar o miedo a pasarnos, y necesita reafirmase a si misma constantemente, buscando siempre validación externa, buscando la aprobación del exterior; y toda nuestra vida se ha construido, de manera inconsciente, (siempre estamos en piloto automático), sobre ese miedo. Cuando la mente es nuestro centro, estamos encogidos por ese miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, tenemos que defender nuestro espacio, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones.
La base de nuestros pensamientos y sentimientos es como un agujero negro, un vacio que nunca puede ser llenado, y para aliviar ese miedo, para tratar de llenar ese vacío, nos vamos al exterior y nos aficionamos al poder, al halago, a la admiración. Confiamos en el juicio de otras personas, ¡que poco nos valoramos, nos respetamos y nos queremos!, no confiamos en nosotros, y le damos nuestro poder a cualquiera que pasa por delante de nosotros.
Confiamos en el juicio de otras personas y nos ponemos nerviosos sobre lo que la gente piense de nosotros. Es importante para nosotros porque nuestra autoestima depende de eso y, sin embargo, nuestra estima desciende y desciende, porque hemos entregado nuestro poder a otras personas.
Y nuestra conciencia cree que así está satisfaciendo el anhelo del alma por la unidad con lo Divino, por la paz y el amor, pero ese anhelo, que es la llamada de Dios, la llamada de nuestra propia naturaleza y nuestra propia esencia, no hay que buscarlo porque ya está en nosotros: Nosotros somos a imagen y semejanza de Dios nosotros somos Amor.
Lo que queremos es el Amor incondicional, es sentir esa energía que llamamos Dios. Pero nosotros ya somos esa energía, en nosotros ya está la Luz, ya está el Amor, ya está la Paz; y si vamos a nuestro interior a través del miedo, que es lo que conocemos, el miedo se disuelve igual que desaparece la oscuridad, en cuanto conectamos la luz. No hay que luchar contra la oscuridad, solo hay que dar al interruptor. No hay que luchar contra el miedo, solo hay que activar el amor.
Sólo hay que contactar con el Amor, y Amor significa aceptación de uno mismo tal cual es, Amor significa aceptación de los demás tal como son. Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacio no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio.
Cuando nos dejamos de identificar con lo que siempre hemos hecho y con lo que nos han enseñado, se genera un estado de confusión, y nos surgen las preguntas del millón, ¿Qué quiero realmente?, ¿Quién soy?, ¿Adónde voy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago realmente acá?
Aquí empieza el trabajo, es un trabajo de sanación que se ha de realizar aceptando. ¿Aceptando qué?, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo.
(Continuará)
Capítulo II, (Parte II) del libro Vivir desde el corazón es más fácil.

sábado, 22 de diciembre de 2012

La nueva religión


Capítulo II: La nueva religión
Cuando hago el bien, me siento bien;
cuando hago el mal, me siento mal, y esa es mi religión.
Abraham Lincoln
Vivir desde el corazón, es vivir el Amor, y el Amor es la base de la nueva religión en esta Era de Acuario, que recién comienza.
Pero antes de iniciarnos en la nueva religión, tenemos que hacer un repaso de las actuales. No sé si alguien sabe realmente cuantas religiones hay en la actualidad, ¿Cientos?, ¿Miles? En algún sitio he leído que existen tantas religiones como personas, y es posible que haya algo de razón en tal aseveración, porque muchas personas se confiesan seguidores de una u otra religión, pero también confiesan que no practican las reglas que su religión impone. Pero por si no fuera suficiente el reconocimiento de su falta de cumplimiento, si se observa el comportamiento de muchos seguidores de cualquier religión, tampoco parece muy coherente con los principios que su religión exige. Por lo tanto, si no realizan las prácticas y si su modelo de vida no es acorde a los preceptos de su religión, ¿Qué clase de seguidores son?
Creo que es imposible conocer los postulados de todas, pero leyendo y analizando las más importantes, se puede comprobar que predican grandes enseñanzas, y que existen bastantes semejanzas entre ellas, pero también tienen grandes lagunas, difícilmente aceptables. Una de las más importantes es la discriminación en casi todas las religiones más conocidas. Porque si predican que se ha de amar al prójimo, ¿Cómo pueden los mismos dirigentes discriminar al prójimo, por razón de sexo, por razón de raza o por pertenencia a otra religión, sólo por citar los más importantes? Otra podría ser su afán por atemorizar con castigos terroríficos, si no se cumplen las reglas, las normas, los principios, los preceptos, los mandamientos, o como deseen llamar a todas las exigencias que dictan a sus seguidores. El no cumplimiento de esas normas genera lo que se denomina pecado.   
Algunas de las definiciones de pecado son:
·         Transgresión voluntaria de un precepto tenido por bueno.
·         Trasgresión voluntaria de los mandamientos religiosos o divinos.
·         El pecado es una ofensa a Dios. Es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo.
·         Desviación moral del ser humano que lo lleva a una conducta ofensiva a los ojos de Dios. El pecado impide la relación con Dios.
·         Acción deliberada y engañosa, contraria a la voluntad de Dios expresada en la Ley. 
El Hinduismo, sin embargo, no percibe al pecado como un crimen contra Dios, sino como un acto contra el dharma, (orden moral), y contra el propio ser de uno. 
El concepto de pecado, no existe tampoco en las enseñanzas de Buddha. En sus enseñanzas existe el concepto de acción-reacción, (karma), es decir que nuestros actos traen consecuencias. Observar la motivación y la intención de nuestras acciones y mantenerlas apegadas al amor compasivo evita la acumulación de karma negativo.
Resumiendo, se ofende a Dios en religiones como la cristiana, judaica e islámica, por citar algunas de las más conocidas, pero no se le ofende en otras, como el hinduismo o el budismo, aunque el budismo no sea exactamente una religión.
¿Quiere esto decir, que si un hinduista realiza una acción que en la moralidad cristiana se cataloga como pecado, Dios no lo tiene en cuenta?, o ¿Sí lo tiene en cuenta sin que lo sepa el hinduista y, por lo tanto, le condena sin que él sepa que está pecando?, o ¿Lo tiene en cuenta para el cristiano, condenándole al fuego eterno, y no para el hinduista?
¿Cómo puede ser que siendo Dios Único, y siendo todos nosotros Sus hijos, se comporte de manera tan extravagante en función de la creencia de la persona?, ¿Cómo puede ser que publiciten el viaje para llegar a Él por caminos tan distintos?, ¿No será un intento de dominio y manipulación de unas personas sobre otras? ¿No será el pecado sólo un intento más de ese dominio y esa manipulación de las distintas religiones, a través del miedo?
La realidad es que no existe el pecado. Dios no se ofende por nada de lo que los humanos podamos hacer, decir o pensar, y no se ofende porque Dios es Amor, Dios nos ama sobre todas las cosas, y Él sabe, mejor que nadie, que lo que hagamos, digamos o pensemos los humanos, es cosa del ego, no del alma. Para Dios somos como un bebé para su mama, no hay nada que perdonar al bebé, porque nada de lo que haga ofende. Somos bebés de Dios, estamos creciendo, y de la misma manera que el bebé está aprendiendo a vivir en la vida física, nosotros estamos preparándonos para vivir la vida eterna. Y en ese aprendizaje, podemos cometer errores, que no pecados.
Esos errores son necesarios, no, más que necesarios son imprescindibles para que el alma asimile la experiencia. Difícilmente se aprende cuando todo está bien, se aprende de los errores. A veces, caemos en el error más de una vez, pero no importa, lo importante es rectificar ese error, es aprender, para que una vez aprendido, no vuelva a repetirse. Dios, ante nuestro error, en su Magnífica Bondad, sólo debe de esbozar una sonrisa, como diciendo: “Vaya, otra vez”; igual que cuando la mamá tiene que limpiar a su bebé una y otra vez. Pero es, precisamente de esos errores, de donde va a salir el afianzamiento de la experiencia para el alma. Experiencia que una vez asimilada va a hacer que nunca más se repita el error, ni en esta, ni en ninguna otra vida. Lo que se ha aprendido, se conserva para la eternidad.
Aunque no exista el pecado y no seamos condenados al fuego eterno que prometen las religiones, nuestras acciones, si que tienen consecuencias, tanto en nuestra vida física, como en nuestra vida fuera del cuerpo. A cada acción le corresponde una reacción, y esta teoría científica, sí que está recogida no sólo en las religiones que postulan por el pecado, (aunque no les interesa publicitarlo), sino también, por todas aquellas que no lo contemplan. Ni el más mínimo pensamiento queda fuera de esta ley, hemos de recordar que el pensamiento es energía.
Es esta cadena de acciones y reacciones, de caer en el error, levantarse, rectificarlo y aprender, la que nos ata a la rueda de nacer y morir, una y otra vez. ¿Hasta cuándo?, pues hasta que nuestras acciones, nuestras palabras y nuestros pensamientos, sean sólo impulsados por el Amor, pero sin deseos, sin apegos, sin esperar nada a cambio, ni recompensas, ni felicitaciones.
Si Dios es Amor, y nos ama sobre todas las cosas, no puede más que desear para nosotros el bien, y si los que se califican como sus representantes no vibran en su misma sintonía, es posible que sean unos farsantes. Sus auténticos representantes deberían amar sobre todas las cosas y desear únicamente el bienestar físico, mental, emocional y espiritual, de todos, no sólo de los que siguen sus normas; y en vez de perder su tiempo atemorizando, a todo lo que se mueve, con horrores eternos si no hacen lo que ellos predican, podrían dedicar su vida a enseñar a amar y a servir a todos, que es la auténtica y verdadera enseñanza de los Grandes Seres de los que se proclaman sus representantes.
Las religiones actuales, han tenido, sin duda, un papel importante en el devenir de la humanidad mientras esta estaba dormida, pero una parte de esa humanidad, aunque aun no muy representativa todavía, está entreabriendo los ojos a una nueva realidad. Estamos en el inicio de una nueva era, de una nueva civilización, y las estructuras de poder conocidas, las religiones entre ellas, han quedado obsoletas, necesitamos nuevas estructuras y nueva religión. No nuevas religiones, necesitamos sólo una, porque solo hay un Dios, porque todos somos hermanos que caminamos en busca del Padre, necesitamos una religión que vibre en la sintonía de Dios, una religión que se base en el Amor.
¿Qué pasará con las actuales religiones? Pues………. Mucho me temo que, más tarde o más temprano, no les va a queda más remedio que desaparecer, ya que  cuando los seres humanos vayan despertando y sean conscientes del gran engaño que los hombres han montado alrededor de la vida de los Grandes Seres aprovechando su sueño, se separarán de las religiones, dejando a estas sin seguidores y sin razón para su existencia.
Esa nueva religión es la religión del Amor.
(Continuará)
Capítulo II parte 1 del libro Vivir desde el corazón es más fácil. 

domingo, 2 de diciembre de 2012

La mente dual


            La mente es dual. Por un lado se encuentra la Verdad del Alma, y por otro, la creencia del ego. Pero ¿Dónde y cómo están esa Verdad y esa creencia?
            El ser humano está compuesto de una parte física, que se ve, ya que es el cuerpo que conocemos, y una parte energética, que no puede ser vista nada más que por los clarividentes, formada por una serie de capas, que es lo que denominamos el aura.
            La tercera de esas capas que no podemos ver, es el cuerpo mental. Es en el cuerpo mental donde se encuentran la totalidad de nuestros pensamientos. Esos pensamientos, que son como nubecitas de energía, van pasando al cerebro, que es donde se expresa cada pensamiento. Pero en el cuerpo mental no hay un pensamiento, ni dos, hay miles, de todo tipo, y podrían pasar al cerebro para expresarse cualquiera de ellos; sin embargo, casi siempre pasan los mismos pensamientos, ¿Cuáles?, pues aquellos que estamos habituados a tener, ya que hemos establecido el camino por el que circulan.
            Es aquí donde existe esa dualidad. Entre esos pensamientos están los que se engloban en la Verdad del Alma, y los que podemos denominar las creencias del ego.
            La Verdad del Alma está compuesta por aquellos pensamientos que expresan la Unidad con el Todo, la Unidad con Dios, están los pensamientos de Amor, de Paz, de Alegría, de Felicidad, justo todo eso que la humanidad busca desesperadamente. Pero para desgracia de esa humanidad, esos pensamientos son difíciles de expresar porque los pensamientos de la creencia del ego, al ser una creación del mismo ego, tienen muchísima más fuerza que los primeros, llegando al cerebro una y otra vez, consiguiendo que la persona viva obsesionada por todos esos pensamientos que desfilan por su cerebro sin ningún tipo de control. ¡El ser humano es tan débil!
            Ya sabemos que el ser humano es justo aquello que piensa, somos un producto de nuestros pensamientos. ¿Qué pasaría si en vez de mantener en nuestra mente los pensamientos habituales, de dolor, de división, de separación, de tristeza, de desgracia, de envidias, de críticas, de pobreza, de carencia, de deseos, etc., que son la creencia del ego, tuviéramos pensamientos de alegría, de paz y felicidad, que son las verdades del alma? Pues, sencillamente, que el ser humano aparcaría su dolor, para vivir una vida plena de amor y felicidad, pero no durante algún momento de su día, viviría esa vida plena de manera permanente.
            Conseguir cambiar esos pensamientos, es fácil y difícil a la vez. Es fácil, porque solamente se trata de cambiar el pensamiento, es difícil porque tenemos que establecer un nuevo camino entre el cuerpo mental y el cerebro, y para eso es imprescindible la voluntad. Es difícil, también, porque significa circular en sentido contrario al que circula toda la sociedad, mientras la sociedad circula en un sentido, aquel que quiera cambiar el pensamiento, va a circular en sentido contrario, con el peligro que eso conlleva. La persona que empieza a trabajarse ella misma y comienza a cambiar el pensamiento, equivale para el rebaño social, a un loco, a militar en una secta, a ser raro, a un sinfín de cosas más. Pero, ¡Qué importa!, que se queden criticando mientras viven su infelicidad, y vivamos nosotros la felicidad.
Establecer ese nuevo camino supone “ser consciente” de todo aquello que va llegando al cerebro para sustituir de manera consciente cada pensamiento del ego, por los pensamientos que nos acercan al alma: Yo Soy el Alma, Yo Soy uno con todos, Yo Soy felicidad, Yo Soy abundancia, Yo Soy salud, etc. Mantener la conciencia en esto, es un trabajo arduo, que puede ir decreciendo con el paso de los días.
Una buena manera de recordarlo, es ir colocando pegatinas por la casa, en la que aparezca un recordatorio, por ejemplo: “estoy tratando de conectar con mi Alma”. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

Si quieres dominar algo, enséñalo.


Si quieres conocer algo, léelo.
Si quieres aprender algo, practícalo.
Si quieres dominar algo, enséñalo.
Yogui Bhajan. 

            No enseñamos, únicamente, cuando nos colocamos delante de un grupo de personas para dictar una lección o para explicar algún tema. Estamos enseñando, y aprendiendo constantemente, cada segundo de nuestra vida. Todos somos a la vez maestros y alumnos, con cada palabra y con cada acción, con las que vamos interactuando en nuestro vivir diario.
            Cada vez que expresamos miedo, enseñamos el miedo; cada vez que criticamos, enseñamos la crítica; cada vez que atacamos, enseñamos el ataque: cada vez que amamos, enseñamos a amar; cuando vivimos en paz, enseñamos la paz; cuando servimos a otros, enseñamos la caridad.
            Enseñamos con cada acción de la vida, pero a la vez que enseñamos, estamos afianzando y dominando dicha acción en nosotros mismos. Cada vez que se actúa con ira, la ira se hace más fuerte en nuestro interior; cada vez que se actúa con temor, el miedo se fortalece.
            Todos en conjunto, formamos nuestra sociedad, por lo tanto, ¿Qué es lo que puede enseñar la sociedad?, es muy claro, la sociedad enseña el compendio de las enseñanzas de cada uno de sus miembros: separación, lucha, ataque, que dirán, etc., etc. Pocos son los maestros que enseñan amor, serenidad, caridad, benevolencia, paz; y son tan pocos, que la sociedad ni se inmuta. Incluso muchos de sus miembros les tachan de locos, de sectáreos y peligrosos para la propia sociedad.
            Y curiosamente, son esos mismos miembros de cada sociedad, los que se escandalizan y se rasgan las vestiduras cuando conocen, por los medios de comunicación, (que son la representación más genuina de los valores más paupérrimos de la sociedad), las acciones de la guerra emprendida por dirigentes enfermos,  o conocen feminicidios y maltratos; pero no se escandalizan, en cambio, cuando permiten ver, y por lo tanto aprender, a sus hijos, en esos mismos medios de comunicación,  como se encumbra el despilfarro, como se ensalza a los analfabetos, como se idolatra a falsos ídolos, como tienen de ejemplo a gentes que su único mérito es la ignorancia, la avaricia, el engaño, o la promiscuidad.
            Por lo tanto, ya que no podemos dejar de enseñar, porque es una faceta inseparable de nuestra vida, y tampoco podemos dejar de aprender y fortalecer nuestras propias enseñanzas, ¿Por qué no somos un poco más selectivos, y elegimos nuevas enseñanzas?, por ejemplo, aquellas que nos lleven a descubrir cómo se vive en paz, cómo se vive la felicidad, y cómo se vive el amor. Podemos escuchar a esos “locos”, que otros tratan de sectáreos, y poner en práctica sus enseñanzas. ¡A lo mejor tienen razón!