El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 3 de abril de 2014

Mensajes canalizados de un Maestro Ascendido


Antes de cada meditación una persona canaliza los mensajes que nos regala un Maestro Ascendido. Los iremos recogiendo en la página
“Canalizaciones de un Maestro Ascendido”.

2 de Abril de 2014
            La gratitud es el sentimiento más noble que puede desarrollar el ser humano. No solamente es agradecer por las buenas circunstancias, o por lo que se tiene. Es agradecer por el pasado, por el presente y por lo que viene.
            Cuando un hombre abre la boca y agradece por lo que tiene en ese momento, por lo que no tiene, por sus circunstancias, Dios se complace mucho en eso.
31 de Marzo de 2014
            Dios no nos deja de amar nunca, y nos ama incondicionalmente aunque le han daño a Él o a un hermano, aunque nieguen su existencia, aunque sientan en algún momento que no necesitan más de Él. Nunca dejar de amarnos.
28 de Marzo de 2014
            La perseverancia es un don de pocos elegidos. Perseverar no es esperar a que Dios haga algo, o que envíe una señal, o que se manifiesten las circunstancias perfectas.
            Hay que hacer con la voluntad lo que el corazón desea.
26 de Marzo de 2014
            El auto-respeto es una forma de compasión. Es dejar que los demás sigan su camino y no interferir. Es apreciarse tal y como uno es, con defectos y virtudes. Si tienen cosas que quieren cambiar de Vds., háganlo, pero no lleguen a odiarse en el proceso. Háganlo porque se quieren y se respetan.
 
24 de marzo de 2014
            Dios nunca se aleja de vosotros. No importa cuán lejos os hayáis ido, no importa lo que hayáis hecho, no importa si os sentís abandonados por Él mismo. Siempre es tiempo de regresar a Dios, Él siempre nos está esperando.
19 de Marzo de 2014
            ¿Porqué estáis buscando haceros de un nombre o de un titulo en esta vida?, ¿Porqué estáis buscando ser alguien? Ya sois alguien.
            Es preciso recordar quienes sois, y es preciso recordar que es lo que hacéis aquí. Y lo que hacéis aquí es filtrar la Luz de Dios a través de vosotros. Que la gente recuerde que Dios está en cada uno de sus actos y de los vuestros también.
17 de Marzo de 2014
            La más pequeña de las obras vale más que muchas, pero que muchas buenas intenciones. Que en el más pequeño y en el más humilde de los hermanos, es justamente ahí donde está Dios.
            En todas las circunstancias, en todos los momentos, en todos los espacios, tienen que saber que ahí está Dios.
20 de Diciembre de 2013
            La perfección de Dios se encuentra en cada una de las circunstancias que les toca vivir, en cada uno de los procesos que les toca atravesar. No son ustedes quienes para juzgar Sus acciones, Sus maneras, porque cada cosa está planificada como debe ser.
            Dios sabe el motivo o los motivos por los que las cosas suceden.
            La fe no solamente consiste en aferrarse a Dios en tiempos difíciles, sino también es tener la certeza de que sin importar cuán duro o tan oscuro sea el camino, siempre, pero siempre habrá una manera de salir y encontrar Luz.
13 de Diciembre de 2013
            Quiero hablarles sobra la gratitud.
            Deben ser gratos con todo lo que tienen ahora, en el presente, no solamente con lo bueno, sino también con lo malo, ya que es una lección que seguramente tienen que aprender.
            Es un camino difícil, pero hay que ser gratos en todo.
            Necesitan aprender esta ruptura si quieren dejar algo bueno a la gente que les rodea, si quieren aprender a dejarse querer y querer a los demás.
6 de Diciembre de 2013
            Tienen que aprender a esperar en la confianza de que hay un Dios Divino, Infinito, que cuando ustedes esperan tienen que entender que los caminos y los métodos de Dios no son a los que ustedes están acostumbrados, son extraños, son diferentes, pero en el fondo Dios sabe lo que es mejor para ustedes.
            Les bendigo. Ojala en su camino encuentren mucha Luz y mucha Paz.
29 de Noviembre de 2013
Quiero hablar sobre la paciencia.
            ¿Por qué esperar que todo funcione a vuestro tiempo y a vuestro modo?, ¿Por qué esperar que todos los demás se parezcan a Vds. y actúen como Vds.?
            El Tiempo Divino y las Cosas Sagradas tardan y toman paciencia, necesitamos paciencia. No se desesperen en la carrera de la vida, porque solo Dios sabe cuando se acaba esa carrera.
            ¿Por qué buscar la felicidad en las cosas materiales?, ¿Por qué buscar la felicidad en las cosas del futuro?, ¿Por qué anhelar conseguir cosas o conseguir experiencias? Están esperando que el momento perfecto llegue en el futuro. No va a haber un momento perfecto, la felicidad está aquí y ahora.
            La felicidad es un estado conformado por buenas y malas experiencias. En realidad, es un estado agridulce.
            No esperen su momento de felicidad. Sean felices ahora.
            Yo les bendigo.
22 de Noviembre de 2013
No deberían estar esperando que desaparezcan sus dudas con una señal o a través de un ángel o de un sueño, porque si Vds. quieren saber donde está Dios, si quieren saber que es lo que hace, deberían mirar sus propios actos, deberían ver a Dios en cada persona, en cada cosa, en todo lo que les rodea.
Si Vds. piensan que el mundo es injusto, que hay cosas malas que pasan, y se ponen a pensar: ¿Dónde está Dios que no lo resuelve?, deberían mirar sus propias manos, y hacer lo que Dios les manda hacer, y poner el Orden Divino que Vds. creen que debería existir.
Tienen que dejar que el Amor Divino y la Paz Divina entren en sus corazones.
Tienen que permitir que este Dios que está a su lado y en todo, se manifieste.

Apegos y desapegos


            El mundo con el que nos relacionamos está creado por la Mente.
El apego es una vinculación afectiva intensa que se desarrolla entre dos personas, y cuyo objetivo más inmediato es la búsqueda y el mantenimiento de la proximidad entre ambas ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección.
Todos conocemos lo que es el apego hacia una persona, porque todos lo vivimos, o vivimos algo parecido en nuestras relaciones con nuestros padres, nuestros hijos, nuestra pareja o nuestros amigos. Pero aparte del apego conocido hacia personas, existe otro apego, hacia otras cosas, como pueden ser: La aprobación social, es decir, apego al qué dirán; a la fama, al poder, a los cánones de belleza, a la moda, a internet, al juego, etc. Aunque a todos estos se les denomina adicciones. Y aun podríamos decir que existe otra clase de apego, el apego al sufrimiento, el apego al dolor, el apego a la infelicidad, y aunque parezca sorprendente son muchas las personas que necesitan el sufrimiento para seguir viviendo.
El apego, que es mantener una relación dependiente hacia alguien o hacia algo, hace que la persona entregue su poder a ese alguien o a ese algo. No, en realidad es más que la entrega del poder, es la entrega del alma para conseguir protección, seguridad, apoyo, bienestar emocional o placer.
El apego es, sin exagerar, una obsesión con un objeto o con una persona, y esa obsesión hace creer a la persona, que ese objeto o esa persona, la va a hacer feliz, que va a durar eternamente y que eso es justamente lo que le da sentido a su vida. Eso es un error tremendo, ya que ninguno de esos planteamientos es correcto: Nada dura eternamente, lo que va a hacer que con la perdida llegue el sufrimiento.
Pero además del sufrimiento, con el apego se pierde la libertad, se pierde la dignidad, se pierde el respeto hacia uno mismo.
Ante esto, parece claro que es imprescindible el desapego. Desapego es soltar, desapego es optar por la libertad, desapego es mantener la paz interior, desapego es dejar atrás el victimismo, desapego es amor.
El desapego es libertad porque cambia la relación con los sueños, las metas y los deseos. Porque estos no se olvidan ni se dejan de perseguir, pero la no consecución de los mismos deja a la persona con total indiferencia. La persona no permanece subyugada por el resultado.
El desapego es amor porque aferrarse a algo o a alguien es perder la libertad y es causa de sufrimiento. No quiere decir que no se pueda sentir devoción por una persona o admiración por un concepto. Amar no es poseer. El Amor sólo puede existir en libertad.
En el desapego no hay una relación de dependencia, no hay expectativas.
El desapego es una Ley del Universo. Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; solamente renunciamos al interés por el resultado.
Pero, ¿Cómo desapegarse? Hemos de tener claro que desapego no significa cortar con algo o alejarse. Desapego es aprender que no necesitamos nada del exterior para estar en paz y que no controlamos nada. Reflexionemos sobre qué es lo que te da tristeza, enojo, alegría, sobre lo qué reclamas o por qué te quejas, sobre qué es lo qué te quita la paz. Para eliminar todo eso, necesitamos fortaleza, es decir desapego, para permanecer libres de la influencia de los demás, de opiniones, de juicios, de comentarios.
Y para eso, MEDITAR, MEDITAR, MEDITAR. La meditación es una poderosa herramienta. La más poderosa, ya que gracias a ella sentimos como se genera paz, nos aislamos de lo externo, escuchamos a nuestro ser interno, gracias a ella soltamos las ataduras y vivimos en libertad.
El desapego es amar a las personas que nos rodean y dejarlas ir sin que eso nos provoque tristeza. Es estar con nosotros mismos, en nuestra propia libertad. Puede parecer un trabajo duro, pero nos va a reconfortar y sobre todo, nos vamos a sentir libres.
Khalil Gibran en “El Profeta” lo refleja de manera perfecta:
Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar
            ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como
 vosotros.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer.
Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son
            impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para
 que Su flecha vaya veloz y lejana.
Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como él
ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.

martes, 25 de marzo de 2014

¡Que ironía!


La gran mayoría de la gente se muere sin haber vivido nunca.
Madre Teresa de Calcuta.
 
Si la muerte no fuera el preludio a otra vida,
la vida sería una cruel burla.
Mahatma Gandhi.
 
El miedo es al amor de la misma manera que la oscuridad es a la luz. Si queremos acabar con la oscuridad lo único que tenemos que hacer es encender la luz.  Si queremos acabar con el miedo, también, lo único que hemos de hacer es encender el amor, es activar el amor. La diferencia estriba en que para encender la luz con dar al interruptor es suficiente, y para activar el amor, no hay interruptor a la vista.
Y mientras no activemos nuestro amor, vamos a seguir con nuestros miedos: miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo al amor, miedo a la vida, miedo al miedo. Los seres humanos tenemos miedo a casi todo, porque no sabemos amar, que es el antídoto del miedo. Pero existen miedos que son realmente una ironía de la vida. Uno de ellos es el miedo al rechazo. Los seres humanos tenemos tan poca fe en nosotros mismos, que necesitamos reafirmarnos constantemente, buscando siempre la validación externa, buscando la aprobación del exterior. Entregamos nuestro poder al primero que pasa cerca de nosotros, y esperamos de él que nos diga lo guapos que somos, y lo bien vestidos que vamos, y lo inteligentes que parecemos, etc., etc. Pero como casi siempre, el primero que pasa por delante de nosotros, y el segundo, y el tercero, y el que hace el número quinientos, es tan débil de carácter como nosotros mismos y también va buscando la aprobación externa. En lugar de alabarnos, lo que normalmente suele hacer es criticarnos. Somos especialistas en ver nuestros defectos reflejados en el otro, y rápidamente los criticamos sin ser conscientes de que estamos agrandando nuestros propios defectos. ¡Qué ironía!
 
El caso es que nuestra vida se ha construido se ha construido, de manera inconsciente, (siempre estamos en piloto automático), sobre ese miedo. Cuando vivimos desde la mente, que es nuestra manera habitual de vivir, y la mente es nuestro centro, en lugar del corazón, estamos encogidos por el miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones. Y como lo normal es que no lo recibamos, no nos queda más remedio que ser infelices.
Pero el súmmum de todos nuestros miedos es el miedo a la muerte. No hay un miedo más generalizado, y me atrevería a decir que más natural, que el miedo a la muerte. A pesar de las creencias religiosas, en las que nos prometen el cielo, el jardín del Edén, la reencarnación o la resurrección de los muertos, tenemos miedo a morir.
Son varias las razones de este miedo: La incertidumbre de cuando y como será, el desconocimiento de si pasará algo después o no, el temor que causa pensar en dejar a nuestros seres queridos, la identificación con el cuerpo y el miedo a perderlo.
Pero esta es otra ironía. Tenemos miedo a la muerte, pero no cuidamos la vida. Tenemos miedo a perder el cuerpo, y lo deterioramos permanentemente. Tenemos miedo a perder a nuestros seres queridos, y no les damos nuestro amor de manera permanente.
No sabemos vivir y, sin embargo, no queremos morir. ¡Qué ironía!
Volvamos al principio. Para eliminar todos nuestros miedos, solo hemos de activar el amor, y el amor se activa llegando a la comprensión de lo que somos: un alma. El amor se activa cuando tomamos conciencia de nuestra divinidad, cuando tomamos conciencia de nuestra condición natural, en la que no existe el tiempo, sin pasado, sin futuro, existiendo eternamente en el presente. De esa manera podríamos observar a nuestro propio cuerpo, cumpliendo su papel divino en esta película de la vida en la materia.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Si, soy un hijo de Dios, ¿Y qué?


            Ya sabemos que somos el alma, ya sabemos que somos seres divinos, ya sabemos que somos a imagen y semejanza de Dios: es normal, somos Sus hijos, ya sabemos que todos nuestros sufrimientos tienen un principio único: nuestro pensamiento, ya conocemos la ley de la atracción, por la que somos conscientes de que atraemos aquello que permanece en nuestra mente: enfermedad, pobreza, dolor, sufrimiento, alegría, salud, etc.; ya sabemos que somos inmortales, ya sabemos que la vida es una escuela a la que asistimos para aprender, para crecer, para evolucionar, para aprender a amar; ya conocemos la ley del karma: sencillamente recibimos aquello que damos; ya sabemos que la alegría, la paz, la felicidad, y el mismo Dios se encuentran buscando en nuestro interior; ya sabemos que es dando como recibimos, ya sabemos que el apego y el deseo son el principio del sufrimiento, ya sabemos que todos somos hermanos, ya conocemos los beneficios de la oración, de la meditación y del silencio; ya sabemos que el amor, el perdón y la bendición son las energías más poderosas del Universo, ya sabemos que somos lo que pensamos, porque la energía siempre sigue al pensamiento; y seguramente sabemos muchas cosas más de las que ahora no recuerdo.
            ¿Y qué?
            ¿De qué nos vale tener todo ese conocimiento?, ¿Acaso somos felices?, ¿Vivimos alegres y en paz?, ¿Sentimos a Dios en nosotros?, ¿Nuestra prioridad es servir a nuestros hermanos?, ¿Amamos a todo y a todos por igual?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos el Planeta?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos nuestro cuerpo?, ¿Hemos dejado de lado el juicio, la crítica, el egoísmo, el orgullo, la impaciencia, el miedo, el estrés?, ¿Actuamos a sabiendas de que todo está bien, de que todo es correcto, de que todo es como debe ser?, ¿Hemos olvidado las mentiras o las medias verdades?, ¿Hemos incorporado la meditación y la oración a nuestra vida?, ¿Ya trabajamos para controlar el pensamiento?
¿Verdad que no?
Todo ese conocimiento no deja de ser algo mental, no integrado en nosotros, y que para lo único que nos sirve es para hablar sobre ello, a veces, solo para deslumbrar a nuestro interlocutor. Aunque también es cierto, esto es lo bueno, que nos puede servir como acicate para conseguirlo.
Si todo esto nos lo enseñaran de pequeñitos con el mismo empeño que ponen los educadores para enseñarnos, por ejemplo, la tabla de multiplicar, arraigaría en nosotros y viviríamos desde ese conocimiento. Pero no es así. Lo aprendemos solos, de mayores, y la integración es una tarea harto difícil.  
La dificultad en la integración estriba en que hemos de mantener la atención y la concentración en nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, y en la sociedad de hoy, en la que todo está diseñado para la distracción necesitamos para comenzar el trabajo de una cualidad añadida: la voluntad. No olvidemos que la voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Una buena manera de empezar a trabajar para la integración de todo el conocimiento en nosotros, sería intentar mantener a Dios en nuestro pensamiento, no como en la actualidad, que sólo nos acordamos de Él cuando aparece algún problema en nuestra vida, sino haciendo lo contrario: dándole gracias de manera permanente por despertar, gracias por el sol que asoma por la ventana o por la lluvia que moja la calle, gracias por la salud o por la enseñanza que conlleva la enfermedad, gracias, en suma por la vida. Y así, poco a poco iremos desterrando de nuestra mente los pensamientos que nos atan al miedo, al dolor, a la incertidumbre, al deseo, al sufrimiento, a la tristeza, para revertirlos en amor, en alegría, en paz, porque estos son, junto a otros muchos, atributos de la Gracia Divina con la que queremos comenzar a convivir.

viernes, 14 de marzo de 2014

Volver a Dios


Oración es cuando usted le habla a Dios;
meditación es cuando usted escucha a Dios.
Diana Robinson
 

Recuerde esto.
Cuando las personas escogen el retirarse del fuego,
el fuego continua dando calor, pero ellos se enfrían.
Cuando las personas escogen alejarse de la luz,
la luz continua siendo brillante, pero ellos están en la oscuridad.
Esto es lo mismo que pasa cuando la gente se aleja de Dios.
San Agustín. 

Desde siempre, al menos a mi me sucede, el camino de retorno, en el regreso a casa, da la sensación de que el camino sea más corto, más fácil, más agradable. Supongo que debe de ser porque volvemos a lo conocido, por un camino también más o menos conocido, ya que lo hemos recorrido en la ida.
            Sin embargo, hay un retorno olvidado, hay un retorno desconocido, y justamente es el retorno que más veces hemos recorrido, es el retorno a Dios.
            Existe una verdad esencial, que no tiene discusión: Venimos de Dios y volvemos a Dios. Hemos venido a la vida miles de veces, y otras tantas hemos retornado de la vida, sin embargo, cuando nos encontramos en la vorágine de la vida en la materia, no nos acordamos, para nada, de que hemos de volver y de cuál es el camino, no recordamos que nuestro origen es Dios y a Él hemos de volver.
Ni tan siquiera lo recordamos en nuestros cursos de crecimiento personal, en nuestras meditaciones, en nuestras lecturas, y en tantas y tantas actividades que realizamos para ¿encontrar la paz?
Cuando buscamos la paz, buscamos a Dios; cuando buscamos la iluminación, buscamos a Dios; cuando buscamos la expansión de nuestra conciencia, buscamos a Dios; cuando elevamos los ojos al cielo pidiendo ayuda, buscamos a Dios; en el hambre y sed de justicia, buscamos a Dios; en nuestra indignación ante la injusticia, buscamos a Dios; en el consuelo y la ayuda a los necesitados, buscamos a Dios. Buscamos a Dios de manera inconsciente y espontánea, y esto es así, porque somos un alma, y el alma no puede vivir sin Dios.
Hablar de Dios hoy día, casi está mal visto, porque vivimos en una sociedad en la que hemos alejado a Dios, vivimos en una sociedad en la que Dios está ausente. Ausente incluso en los que rezan a Dios, ya que le buscan como el solucionador de problemas o el conseguidos de sus más íntimos deseos. Dios es para casi toda la sociedad un medio al servicio del ser humano, le pedimos cuentas, le juzgamos, nos quejamos si no satisface nuestros caprichos, y aunque oremos o le nombremos, estamos muy lejos de Él.
Identificamos a Dios cuando hablamos de moral, de lo que está bien o está mal, sin recordar que Dios no es el valedor de la moral, que sencillamente Dios Es. Dios Es Todo. Dios es la fuerza que está detrás absolutamen­te de todo cuanto existe. Dios es la Inteligencia que está regulando cada cosa que es y que sigue siendo. Dios es el gozo infinito, Dios es la fuente de todo placer, de toda satisfac­ción, de toda felicidad, de toda alegría. En cada aspecto de la vida está Dios. Dios es nuestro origen, Dios es nuestro destino.
Bueno es que en nuestras reflexiones y en nuestras meditaciones, vayamos poniendo a Dios por delante, de manera consciente, porque toda nuestra vida física está encaminada hacia él, hacia su encuentro.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Aprendizaje personal


            Desde que me hice las peguntas del millón, ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago aquí?, ¿Adónde voy?, hace de esto ya mucho tiempo. Hay un tema que ha llamado mi atención de una manera especial, es un tema que me apasiona: La muerte. Pero no la muerte física en sí, no soy lúgubre, ni siniestro, ni macabro. Me apasiona la muerte por el cambio de conciencia que se genera, me apasiona la muerte por la curiosidad de saber qué es lo que habrá al otro lado de la vida, ya que es desde ese otro lado de dónde venimos y adonde volvemos una y otra vez. ¿Cómo será nuestra estancia allá?, ¿Cómo será nuestra relación con los que han sido nuestra familia en la presente y en anteriores vidas?, ¿A qué dedicaremos el tiempo?, ¿Estaremos cerca de otras almas más evolucionadas como Jesús o Buda o Maria?, podría seguir haciendo miles de preguntas, pero no tendría demasiado sentido. Es una lástima que no nos quede ni un ápice de memoria de nuestra vida al otro lado.
            Con regresiones y sobre todo con canalizaciones, he podido ir confeccionando un mapa de mis idas y venidas, o mejor de mis venidas, ya que de las idas al otro lado de la vida poca es la información creíble recibida.
            El mapa confeccionado llega a abarcar una extensión de cuatro mil años, con información y curiosidades sobre vidas constatables. Esa información ha llegado a desmontarme creencias que permanecían arraigadas en mí, y durante un tiempo me han tenido un poco descolocado, ¿Cómo podía ser que informaciones que aparecían en publicaciones que parecían serias no fueran más que palabrería? ¡En fin!, de todo esto creo haber sacado dos enseñanzas importantes: Que no vale de nada conocer aspectos de otras vidas, excepto por la curiosidad y para algunas cuestiones terapéuticas, y una segunda que en vez de buscar información en el exterior, tengo que buscarla en mí, ya que todos estamos en posesión de todo el conocimiento. Esto lo sabía, al menos teóricamente, pero no puedo dejar de caer en la tentación de buscar libros y leer. Hay una tercera enseñanza: Lo que es realmente valido e importante es la vida actual.
            Y es importante la vida actual porque es en ella en la que tenemos que cumplir la o las misiones programadas. Cada misión está en función del crecimiento de la conciencia de cada persona. Hay misiones individuales, de aprendizaje y hay misiones de servicio y ayuda a la humanidad, pero entre estas dos hay infinidad de matices. Ningún ser tiene programada una misión para la que no esté preparado, y a ella se ha de llegar como en casi todo en la vida en la materia, siguiendo las intuiciones, comprobando en que actividad nos encontramos realmente cómodos, y sobre todo a base de ensayo y error.
            Con todo esto se fortalece mi creencia de que nada es importante, excepto intentar hacer felices a los que nos rodean. Si lo conseguimos habremos cumplido una parte importante de nuestro objetivo en la vida. Lo demás, llegará fácilmente sin que casi seamos conscientes de ello.

martes, 11 de marzo de 2014

Seres racionales


            La inteligencia sin amor te vuelve perverso.
El dinero sin amor te vuele avaro.
El poder sin amor te vuelve tirano.
Clint Eastwood.
Tenemos múltiples semejanzas con los animales irracionales, pero también tenemos algunas diferencias. La más importante de las diferencias es la inteligencia, inteligencia que es bandera de nuestra racionalidad, inteligencia que le permite al ser humano preguntarse sobre su existencia, o sobre su futuro, inteligencia que le permite reflexionar sobre la causa del sufrimiento, o en cómo aplicar el aprendizaje recopilado por sus enseñanzas a lo largo de su vida para solucionar problemas nuevos, inteligencia que le permite expresarse y comunicarse, etc., etc.
            La inteligencia, por si sola, no es significativa de nada, ni en la vida física, ni en la vida emocional, ni en la vida espiritual. Porque la inteligencia, en sí misma, no lleva aparejada ni la felicidad, ni la alegría, ni la riqueza material, ni la paz interior. Es al servicio de quien está la inteligencia, lo que determina como es la vida, y la muerte de la persona.
            La inteligencia al servicio del miedo nos llevará a un mundo de dolor, a un mundo de sufrimiento, a un mundo de ansiedad, a un mundo de amargura. La inteligencia al servicio de los instintos nos llevará a un mundo de hábitos desbocados, a un mundo de lujuria, a un mundo de avaricia, a un mundo de miseria, a un mundo de desigualdades. La inteligencia, sin embargo, al servicio del amor nos llevará a un mundo de paz, a un mundo de alegría, a un mundo de servicio, a un mundo de justicia social.
            Dejar la inteligencia al servicio del miedo o de los instintos, es como dejar de usar la inteligencia, y ¿Qué pasa si un ser humano, es decir, un animal racional, deja de usar su inteligencia?, ¿Cuál es entonces su diferencia con los animales irracionales? Ninguna, ya que un ser humano que no utiliza su inteligencia, difícilmente puede utilizar su voluntad, con lo que todas sus acciones estarán dirigidas por sus instintos, igual que los animales irracionales.
            Una parte muy importante de nuestra sociedad ha dejado su inteligencia al servicio del miedo y de los instintos, sin ejercer ningún tipo de control sobre su inteligencia, lo cual es aprovechado por otra parte, muy pequeña de la sociedad, (políticos, religiosos, personas influyentes), con la inteligencia al servicio de sus propias mentes o al servicio de la materia, para controlar a los primeros. Todos, los unos y los otros, han conseguido una sociedad con el resultado de todos conocidos: Guerras, dolor, muertes, sufrimiento, enfermedad, tristeza, corrupción, abusos, hambre, miseria.
            Es el uso razonable de la inteligencia, la inteligencia al servicio del amor, lo que permite al ser humano hacerse consciente de su origen, de su vida y de su destino, es lo que permite al ser humano vivir conscientemente en el amor, es lo que permite al ser humano gozar de una vida plena, sin dolor, sin sufrimiento, sin amargura, es lo que permite al ser humano vivir en sintonía con su propia divinidad.

lunes, 10 de marzo de 2014

Empezar de nuevo


            En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo.
Facundo Cabral.
            ¿Cuántas veces has pensado, has hecho o has dicho algo, y después de un cierto tiempo, normalmente muy corto, te has arrepentido?  Hasta aquí, normal, creo que a todos nos ha pasado alguna vez o más, porque los seres humanos somos lentos en nuestro aprendizaje y siempre tropezamos más de una vez en la misma piedra. ¡Mira si somos lentos, que solo para aprender a Amar, que es algo que no parece muy difícil, volvemos a la escuela de la vida una y otra y miles y miles de veces!

 
            Pero volviendo a nuestro arrepentimiento, ¿Qué hacemos con él?, ¿Lo dejamos dentro, bien guardado hasta que se pudra, o dejamos que salga al exterior en forma de disculpa o de perdón, por eso que incluso a nosotros mismos nos ha sentado mal?
            No importa lo que hayas hecho hasta ahora, no importa cuántos arrepentimientos se han podrido en tu interior, no importa cuantos amigos has perdido o cuantos familiares se han enojado con tu actitud, ¡Siempre se puede empezar de nuevo! A partir de este momento, deja a un lado tu orgullo, olvida tus malas experiencias anteriores, no escuches a la sinrazón de tu razón, y pide perdón, porque eso es lo que tu corazón más desea.
 
                    El perdón es el abridor y despejador de los caminos de la amistad. El perdón es el vehículo que lleva en línea recta hacia el amor. El perdón es la mejor medicina para combatir el miedo y la ansiedad. El perdón es la armadura de los valientes. El perdón es la terapia del alma. El perdón aleja del pasado dejando el camino expedito para el futuro. Perdonar es empezar de nuevo, y para eso siempre es tiempo.  
 

Felicidad, ¿Qué felicidad?


            Somos muchas las personas que nos encontramos imbuidos en la búsqueda de la felicidad. Bueno, en realidad creo que no somos muchos, creo que somos todos. Sin embargo, a pesar de que somos tantas las personas que estamos buscando lo mismo, la encuentran muy poquitas, y las que lo consiguen son la excepción.
            ¿Será porque no hay mucha cantidad de ella en el mundo? No, no es eso, porque en cuanto a la cantidad de felicidad que se puede encontrar en la vida no hay problema. Hay felicidad suficiente para todos. La vida está llena de felicidad, porque la felicidad es la misma vida. No es cierto que la vida sea sufrimiento. La vida es alegría, es una fiesta, es felicidad. Los ángeles, que normalmente, salvo raras excepciones, no encarnan, matarían por venir a la vida, (ya sé que es una manera un poco tosca de expresarlo). Los que no vienen a la vida no saben lo que es una caricia, un beso, la risa de un niño, el perfume de las flores o la inmensidad del océano. Y nada de eso es sufrimiento. El sufrimiento no lo da la vida, el sufrimiento se lo añadimos nosotros a nuestra vida solamente con una cosa: nuestro pensamiento.
¿Será entonces que no la encontramos porque no sabemos exactamente qué es lo que estamos buscando? Esto parece más probable, porque ¿Sabemos exactamente que es la felicidad?
Algo parece claro, buscamos lo conocido, buscamos aquello que nos han enseñado, buscamos lo que vemos que buscan otros, buscamos lo que la sociedad nos va mostrando cada día, buscamos aquello por lo que tanto han luchado nuestros mayores. Y lo que se encuentra cuando se busca todo esto, es más de lo mismo, es sufrimiento.
La felicidad está claro que no se encuentra en nada de eso que buscamos, ya que sino, muchos serían los que la encontrarían, pero no, no la encuentra “casi” nadie, es una búsqueda infructuosa. Y es una búsqueda infructuosa porque esperamos que la felicidad llegue cuando encontremos la pareja ideal, el trabajo ideal, los hijos ideales, etc., y todo eso, la experiencia de la vida nos dice que no llega a dar la felicidad, y no llega la felicidad porque todo eso es caduco, es incompleto.
Confundimos los estados de alegría, de bienestar, de serenidad, de amor humano, con la felicidad, y la felicidad es algo que dura eternamente porque no se basa en nada caduco, y la pareja, y el trabajo, y los hijos, y la cuenta en el banco, y las vacaciones, son caducos. Pueden durar un mes, un año, o incluso una vida, pero acaban desapareciendo y entonces se nos acaba eso que podíamos denominar como felicidad.
La felicidad es un estado interior, es algo que se encuentra cuando nos sumergimos en nuestro interior, se encuentra cuando conectamos con nuestro corazón, se encuentra cuando dejamos a un lado a los pensamientos y a sus acólitos: los deseos. Y esto, como nadie nos lo ha enseñado, ni es lo que busca el grueso de la sociedad, no es lo que se busca habitualmente. Incluso “los profesionales”: profesores de yoga, meditadores y terapeutas, que parecen estar más cerca de esto, no van, tampoco, mucho más allá de la teoría.
Pero si que hay que hacer lo que esos profesionales predican. Podemos recordar al papa Alejandro VI que decía: “Haced lo que yo os diga, pero no lo que yo haga”.
De cualquier forma, como llegar a ese estado de felicidad, de alegría y de paz interior, no se consigue en dos días, sino que es un trabajo que lleva su tiempo, posiblemente incluso más de una vida. Lo que podemos hacer es aprovechar lo mejor de nuestra vida, aunque sea material, aunque sea caduco. Es bueno acostumbrarse  a estar bien y a ser pseudo-feliz, aunque sea a temporadas, porque es una manera de romper el sufrimiento que la sociedad nos inculca a cada instante.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Crítica, atención y carácter


Una amiga escribió en su muro de una red social: "Aún no entiendo a toda la gente que juzga sin saber la verdad, y aún así se atreven a hablar y hablar. Digo yo, si tanto quieren hablar, ¿Por qué no averiguan la verdad?, y después de eso, hablen lo que quieran. Y a los que les escuchan y les creen, aún peor. Les diría a toda esa gente que no sabe ni puede ser feliz, y no quiere ver felices a los demás, que vayan a llevar sus malas energías a otro lado. En mi casa no son bienvenidos, somos una familia unida, fuerte y feliz, nada nos va a derrotar, así que no pierdan el tiempo. Gracias”.
Dice mi amiga que no lo entiende. Es normal, pocos pueden entender que se hable por hablar, y mucho menos que se hable sin conocimiento de causa, solo por el mero hecho de hacer daño. Y también es normal que estos charlatanes tengan auditorio, son personas como ellos, que hoy disfrutan escuchando la crítica, y mañana serán ellos los abanderados de la crítica.
Criticar es propio de personas que viven en la periferia de la conciencia, propio de personas que no se asoman a su interior ni por un momento, propio de personas que viven por y para la materia, propio de personas con una vida interior muy pobre.
La crítica es inversamente proporcional al nivel de atención de la persona. A menos atención, más crítica. Atención ¿A qué?, atención a los pensamientos. Los pensamientos, para expresarse, van apareciendo en el cerebro. Estos son como nubecitas de energía que permanecen alojadas en una de las capas que componen nuestra aura, el cuerpo mental, y es desde ahí que llegan al cerebro. El trecho que recorren desde el cuerpo mental al cerebro es como una especie de camino que será mayor cuanto mayor sea la repetición del mismo pensamiento. Todos tenemos los mismos tipos de pensamientos, con los matices característicos de nuestras propias creencias. Por ejemplo: cuando un budista piense en una divinidad lo hará en Buda, un hinduista en Krishna y un cristiano en Jesús, pero la idea de Divinidad es la misma para los tres. De la misma manera que existen pensamientos elevados, los relativos a la Divinidad, a la Unidad, al Servicio, existen pensamientos negativos que son los relativos al miedo, a la envidia, al orgullo, a la ira, etc., etc. Y todos, los elevados y los negativos permanecen en el cuerpo mental de la persona. Dependerá de que pensamientos tienen camino y cuáles no, y como de ancho sea ese camino, para que al cerebro lleguen unos u otros pensamientos.

Mantener la atención en los pensamientos hará que la persona sea consciente de que tipo de pensamiento es el que le llega, y prohíba el paso de los pensamientos negativos. De esta manera se irá estrechando el camino de los pensamientos negativos para que estos aparezcan con menos frecuencia, y empezará a ensancharse el camino de los pensamientos elevados, y sean este tipo de pensamientos los habituales en la persona.

Pero, ¿Qué es lo que sucede habitualmente?, pues sucede que las personas al no permanecer atentas a los pensamientos que llegan a su cerebro, los permiten todos, siendo habituales los pensamientos negativos, (miedo, rabia, ira, envidia, orgullo, avaricia, etc.), que cada vez serán más frecuentes y más potentes, siendo esta la causa de tanta infelicidad y por supuesto de la crítica.

Si alguien quiere realmente crecer, evolucionar, vivir hacia su interior para llegar a la Luz, lo primero que ha de hacer es prestar atención a sus pensamientos, y cuando sea consciente de un pensamiento inútil o negativo, no debe regodearse con ese pensamiento, dándole vueltas y más vueltas, que es lo mismo que alimentarle, que darle energía, lo que debe hacer es permitir que se vaya, y para hacerlo, la única manera que existe para que desaparezca el pensamiento es llevar la atención a otro sitio, por ejemplo a la respiración, así el pensamiento no tendrá energía que le alimente, y volverá a su origen, el cuerpo mental.

Así, cuando el pensamiento desaparezca, no existirá la palabra, no existirá la crítica, ni de palabra, ni de pensamiento.

Dejar que se vaya el pensamiento, llevando la atención a la respiración, es abrir la puerta que comunica directamente con nuestro interior, es abrir la puerta que comunica directamente con Dios.
La crítica también es inversamente proporcional a la madurez de carácter. Pero antes, es bueno saber que es realmente el carácter.
El carácter de una persona lo constituyen las peculiaridades, cualidades y defectos que la distinguen de los demás.

Como la constitución de todos nosotros, los seres humanos, es igual para todas las personas, sería natural esperar que las personas fueran parecidas en todo, o en casi todo.

Pero esto no es cierto. Vemos por todas partes grandes diferencias de carácter entre las personas, diferencias en disposición, temperamento, conceptos de vida, en dones, talentos, aptitudes naturales, etc.

Y aunque la educación y el medioambiente influyen en el carácter, Esas cualidades aparentes ya se muestran antes de que la educación o el medioambiente puedan haber tenido cualquier influencia, porque ya están dentro de la persona y empiezan a desarrollarse antes de los implantes externos.

Podemos verlo claramente entre hermanos, uno de ellos puede tener una disposición alegre y feliz; otro, una más seria, o quizá una malhumorada; uno de ellos puede ser pulcro y ordenado, mientras otro es descuidado; uno de ellos puede ser generoso; y otro, egoísta; uno de ellos puede ser temerario e informal, mientras otro es cauteloso y digno de confianza.

Esto es así, porque una parte de nuestro carácter ya viene impregnado desde vidas anteriores. Después del nacimiento se sigue construyendo, o debilitando el carácter, al repetir pensamientos, al repetir emociones y sentimientos, y por los hechos que resultan de ellos.

Si pensamos en algo muy a menudo y durante suficiente tiempo, ese pensamiento, como decía anteriormente, tendrá tanta fuerza como la palabra o la acción. Si repetimos un hecho  frecuentemente se convertirá en un hábito.

Es también nuestro carácter lo que determina lo que nuestra manera de pensar hará cuando nuestros pensamientos no están dirigidos por nuestra voluntad. Somos entonces como una pluma movida por el viento, dispuestos, entre otras cosas, a la crítica, de una manera feroz.

Como el carácter de una persona está profundamente arraigado y no cambia de un día para otro, no podemos cambiarlo como lo hacemos con nuestra disposición de ánimo, pero si podemos cambiarlo y remodelarlo con el mismo método que utilizamos al construirlo. Es decir, repetir buenos pensamientos, buenas palabras, buenas acciones. Si un edificio no es lo que debería de ser, y queremos remodelarlo o reconstruirlo, eso sólo puede lograrse al reemplazar partes defectuosas por unas nuevas y mejor diseñadas, y esto debe hacerse poco a poco.

No puede lograrse con un impulso sencillo, sino mediante un proceso lento y laborioso. Esta es la razón por la cual deberíamos ser muy cuidadosos con nuestra manera de pensar y con nuestros hechos cuando ocurren por primera vez.

No existen atajos para remodelar el carácter. Se requiere un esfuerzo que debe ser constantemente renovado y continuado, con voluntad, a lo largo del año, mes a mes, día a día.

Está claro, por lo tanto, que alguien que crítica está lejos de tener una madurez de carácter, madurez que no se gana con los años por el mero hecho de envejecer, al contrario, con los años, si no se trabaja el carácter, en vez de madurar y fortalecerse, este se irá debilitando cada vez más, y la persona, ya que estamos tratando la crítica, será más criticona.
Y los criticados, ¿Qué pueden hacer?, pues no pueden hacer nada más que oídos sordos a la crítica, bendecir al que critica, darse la vuelta, marchar y frecuentar poco al crítico.

jueves, 13 de febrero de 2014

El tiempo sin tiempo


El arte de vivir (IV)
            Hubo un tiempo en el tiempo en el que todos los seres humanos vivían en la Luz. Bien podríamos llamar a ese tiempo “el tiempo sin tiempo”, porque nadie tenía miedo a la muerte, sabían que no existía, sabían que eran eternos, sabrán que eran inmortales, no había por tanto lugar para el miedo al dolor, ni para el miedo a la enfermedad. No existía la mentira, ni el egoísmo, ni la manipulación de un ser por parte de otro, no había esclavitud, ni hambre, ni sufrimiento. Todo era paz, todo era amor, todo era alegría. Existía una total conexión entre todos los seres humanos, por lo que el bien de uno era el bien del otro, era el bien común.
            Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a hacerse presentes los egos individuales, comenzó la separación, comenzó el dolor, comenzó el sufrimiento y con todo eso, comenzó el miedo, desconectándose cada ser, poco a poco, y cada vez más, de la Luz. Ayudando a todo esto que los ignorantes, los mafiosos, los inútiles, comenzaron a ocupar cada vez más altos cargos políticos, sociales y religiosos, hasta coparlos todos, manipulándolo todo, sirviéndose de la televisión para adormecer a las conciencias, con deportes, programas de entretenimiento basura, insensibilizando a la sociedad con las noticias diarias de guerras, desastres, enfermedades, caos y muertes, generando en las poblaciones deseos inalcanzables con los programas sobre las vidas de los ricos y famosos, utilizando a las religiones para cercenar el crecimiento moral, ético y espiritual, con sus discursos sobre el pecado, el castigo y el subsiguiente miedo.

            ¡Basta ya!, tenemos que hacer que el caos y la confusión dejen de impregnar el mundo. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con la dictadura de dolor y de maldad que prevalece sobre el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el miedo que paraliza a la mayoría de la gente, acabar con el egoísmo, acabar con el separatismo. ¡Basta ya!, tenemos que volver a imponer el respeto por la vida, el respeto por el planeta, el respeto por el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el consumismo y el materialismo. ¡Basta ya!, de iconos de moda que sólo son muñecos de paja. ¡Basta ya!, tenemos que hacer que prevalezca el lado positivo. ¡Basta ya!, de gobernantes inútiles
            Tenemos que volver a ser libres, que no se tache de loco al que quiere salirse del sistema, de este sistema materialista, enfermo y caduco que nos mantiene separados de Dios.

            Es momento de elegir, a los que tenemos la posibilidad de votar por nuestros gobernantes, a los íntegros, a los sabios, a los que aun mantienen cierta conexión con la Luz, a los que sin abandonar el progreso material nos guíen en el progreso espiritual, en el progreso ético, en el progreso moral. Es momento de dejar a un lado la soledad. Es momento de comenzar a caminar hacia Dios.
            Que nuestros primeros pasos sean ver a los demás como si fuéramos nosotros mismos, no desear para nadie lo que no queremos para nosotros, evitando la crítica mental, eliminando las palabras ofensivas, sirviendo y ayudando a todos. Y sobre todo empezando a educar a nuestros pequeños, son nuestros dirigentes del futuro, enseñándoles con nuestro ejemplo, desterrar el miedo de la enseñanza, enseñarles en el Amor, hacia el prójimo, hacia sí mismos, hacia Dios.

            Es posible que haya seres irrecuperables, soy consciente de eso, pero que al menos, ellos también vean nuestras acciones de Amor, al menos algo irán aprendiendo, aunque sea para próximas vidas. Que no nos haga desfallecer su posible rechazo, que seguro va a existir. Son ellos los que necesitan más ayuda, recordar las parábolas de Jesús: “el hijo pródigo”, o “la oveja perdida”.
            La recuperación de la Luz está en manos de los que creemos que existe, de los que creemos que se puede volver a Ella. Recuerda que el cambio de una persona puede afectar al mundo, al menos va a afectar al propio entorno, y así, poco a poco, podemos conseguir reencontrarnos con Dios, utilizando menos generaciones de las que los manipuladores han necesitado para separarnos de Él.

sábado, 8 de febrero de 2014

Volver al Origen


  El arte de vivir (III)
              Es mucho lo que la humanidad ha sufrido por la pérdida del contacto directo con el Origen, por la pérdida del contacto directo con Dios.
            Civilizaciones desaparecidas hace miles de años tenían ese contacto, pero por causas desconocidas para la humanidad actual, de la noche a la mañana se perdieron sus enseñanzas, su sabiduría y su manera de vivir con su destrucción.
            A lo largo de la historia de la humanidad ha habido Grandes Seres, (Buda, Zaratustra, Jesús, Mahoma, Abraham), que de manera independiente mantuvieron ese contacto Divino, es decir, vivían permanentemente en un estado de conciencia expandida.
            Sin embargo la enseñanza de esos Grandes Hombres no fue del todo entendida, e incluso, en la mayoría de los casos, su enseñanza fue malinterpretada y tergiversada por los que se proclamaron y se siguen proclamando, como sus sucesores, por lo que su mensaje, que no era otro que el despertar de las conciencias, no llegó al corazón de las gentes, quedando en la superficie de las conciencias, casi como una anécdota más, o como una fecha en el calendario, que podemos rememorar y celebrar cada año, habiéndose convertido en un vodevil consumista.
            En la actualidad existen también seres independientes, escritores, investigadores de antiguas civilizaciones, expertos en filosofía oriental, expertos en religiones, maestros de yoga, guías de meditación, entre otros, que también lo intentan, pero la sociedad actual los engulle dentro de su acervado capitalismo, para convertirlo, más o menos disfrazado en un nuevo negocio, “el negocio espiritual”.
            La teoría para volver a conectarnos con el Origen, para volver a conectarnos con Dios, es sencilla, e incluso la práctica para conseguirlo, no parece excesivamente difícil. SOLO ES CUESTIÓN DE CREENCIA, solo es cuestión de creer que todo es Dios, y de manera inmediata, nos veremos imbuidos por la Energía Divina.
            Sentir el canto de Dios en el trinar de los pájaros, sentir el Soplo Divino cuando las rachas de viento golpean en la cara, creer que nos sentimos en el Útero Divino cuando entramos en la inmensidad del océano, sentir los Latidos de Dios cuando nuestro corazón se acelera se la cima de una montaña, ver la Mano Creadora de Dios en la apabullante hermosura de la Naturaleza, comprender la perfección de Dios en el Orden del Universo, son sólo algunas de las maneras para impregnarnos, poco a poco, en la Energía Creadora.
            Nuestra esencia tiene el mismo origen que el Poder Creador de las montañas, de los océanos, de la naturaleza. La vida, en todas y cada una de sus múltiples formas, procede de Dios.
            La vida no es un accidente fortuito y aislado para cada ser. La vida no comienza con la concepción de un cuerpo, ni finaliza con la destrucción de este. La vida es una experiencia continua de una forma de energía, que denominamos conciencia. La conciencia no es más que el conocimiento que cada tiene de lo que es. Sin embargo, la conciencia puede encontrarse en diferentes estados, desde el aletargamiento más absoluto, en el que el ser humano se cree que es un ser independiente, separado de todo, en el que tiene que defender su espacio, hasta la expansión total, en el que el ser vive y actúa, desde el conocimiento de su conexión con todo lo creado, desde su conexión con Dios. En uno y otro estado, podemos encontrar un sinfín de variantes que determinan el acercamiento o la lejanía que cada ser tiene con el Origen.
            Existen organizaciones desconocidas para el mundo, independientes de los gobiernos del mundo, independientes de países y religiones, que son los que realmente mueven los hilos de las conciencias, son los que realmente mueven los hilos de la sociedad, manteniendo a esta bajo un régimen dictatorial, bajo el régimen del miedo, que es el extremo más alejado del Creador, es el opuesto a la Verdad, es el opuesto al Amor, que es la esencia de cualquier forma de creación. Pero como lo único que persiguen es mantener subyugada a la sociedad, no hay mejor método para la subyugación que el miedo, y a su través van moviendo a las masas hacia el lugar que les interesa para conseguir sus objetivos, que no son otros que la dominación de la sociedad para llenar sus bolsillos, como si fueran “materia eterna”, ya que sus mentes es posible que sean privilegiadas, pero sus conciencias se encuentran en la oscuridad más absoluta.
            Estas organizaciones en la sombra, envuelven el miedo en papel de regalo, y con eso que parece un regalo pueden conseguir de la sociedad cualquier cosa, porque esta no piensa, porque la sociedad vive aletargada, y es muy fácil dirigir al durmiente. Con el mismo papel de regalo envuelven a la sociedad, diciéndoles lo que está bien y lo que está mal, y que para conseguir el bien deben seguir sus directrices, y el pueblo las sigue, llegando a comer arena del desierto, si eso es lo que les venden.
            En su pseudoventa, explican que ha de hacer la sociedad para conseguir la felicidad, que es lo que todo ser humano busca desesperadamente, y eso que enseñan es justamente lo contrario de lo que se debería hacer para ser feliz, pero la sociedad dormida, será capaz de ir al desierto para beber la arena que les venden, sin llegar, tan siquiera, a dudar de si es correcto o va en contra de sus propios intereses.
            La espiritualidad se ha mercantilizado, y la espiritualidad, que no es más que ser conscientes, no es un asunto de mercadeo. Es un asunto de creencia.
            Y la creencia tiene un primer peaje: Para unirse al Origen, primero ha de conocerse cuál es ese Origen. Difícilmente se puede ir del punto A, al punto B, si el punto B no se conoce. Primero ha de conocerse, después creer que es posible llegar, integrarlo, es decir aprender el camino para comenzar el viaje.
            El avance, es entonces seguro, caminando bajo la premisa de actuar sobre  lo que ya somos. Somos hijos de Dios, y cada paso que demos en ese convencimiento, es un paso seguro. ¿Cómo caminan los hijos de Dios?, caminan amando, respetando, sirviendo, viéndose a sí mismos, a cada paso, reflejados en el otro. Casi toda la ayuda que nos venden, incluso gentes de buena voluntad, ayuda, pero no es imprescindible, y si tan siquiera necesario, porque el croquis del camino ya está integrado en nosotros, no necesitamos comprarlo. Porque el hábito no hace al monje, al monje le hacen sus acciones.
            ¡Por sus acciones les conoceréis!, dijo Jesús. No es necesario vestirse de blanco, ni de amarillo, ni de morado.  No es necesario asistir a las mejores escuelas de yoga, ni a los oficios religiosos, no es necesario aislarse en una gruta, ni asistir a cursos y conferencias. El movimiento, como decía Zenón de Elea, se demuestra caminando.
            Cree, ama y actúa desde el Amor. Todo lo demás llegará por añadidura.