Como todo es energía, mantén tu cuerpo energético limpio de energías sucias, enfermas y/o contaminadas, para mantener la salud del cuerpo físico y vivir una vida plena, llena de amor, paz, armonía y felicidad.
Todo
es energía.
Desde
el minúsculo grano de arena que encontramos en el desierto, hasta el planeta
que alberga ese desierto, es energía. Y lo son los animales y las plantas que
habitan en el mismo planeta. Lo es el aire y el agua. Lo es el microcosmos y el
macrocosmos. Lo eres tú, lo soy yo. Lo son nuestras emociones y nuestros pensamientos.
Lo es Dios.
Albert
Einstein ya lo dijo: “Todo es energía y eso es todo lo que hay”.
Pero
no quiero entrar en el macrocosmos. ¡Bastante tenemos con el microcosmos, con
nosotros mismos!
El
ser humano es energía. Una energía muy densa que es el cuerpo, visible a los
ojos de todos y, otra energía más sutil, que no puede verse a simple vista, a
no ser que se sea clarividente. Esa energía que no puede verse es la que forma nuestro
cuerpo energético, compuesto por varias capas de energía que conforman lo que
se denomina el aura, donde se encuentran unos centros de energía en forma de
disco o embudo y que reciben el nombre de chakras, que significa rueda que gira.
Los seres humanos somos física, mental y
emocionalmente, en función de la energía que hay en nuestros chakras. Por lo
tanto, si queremos cambiar algo, ya sea en el cuerpo, en los pensamientos o en
las emociones, solo hemos de cambiar la energía de nuestros chakras.
Todas
las emociones son energía, y dependiendo de su calidad y del tiempo que
permanezcan activas, así va a ser la energía generada, energía que se va a ir
acumulando en el cuerpo energético, de tal manera que, cada vez que el chakra
absorbe energía para alimentar al cuerpo físico, lo hace con la energía del
ambiente, y la energía que se encuentra en su cuerpo energético, que es su ambiente,
es esa energía sucia generada por sus propias emociones.
Por
lo tanto, si en el aura se encuentra energía sucia, enferma o contaminada
generada por las emociones y los pensamientos negativos, esa energía sucia es con
la que se va a alimentar cada una de las células, con un claro resultado: el
cuerpo va a enfermar.
Las
enfermedades y las dolencias en el plano físico son el reflejo de un mal
funcionamiento de nuestro plano “no físico”, es decir, de nuestro cuerpo
energético, de forma que cuando tenemos pensamientos o sentimientos negativos,
se genera energía negativa, sucia o enferma que provoca el mal funcionamiento
de las partes del cuerpo físico a la que iba dirigida, manifestándose en forma
de dolencia o enfermedad.
Los
seres humanos somos y nos comportamos según la energía que hay en cada chakra,
por ejemplo: Una persona con un tercer chakra cerrado o con poca energía, (El
tercer chakra es la sede del poder personal), probablemente sentirá terror ante
la situación de tener que hablar en público. Una persona con el segundo chakra
(el de la sexualidad) muy abierto, quizás disfrute variando entre un gran
número de oponentes sexuales, mientras que otro que lo tenga muy cerrado, puede
sentir, incluso, dificultades para mantener una relación monógama.
La
configuración y el contenido de los chakras se forman, en su mayor parte, por
las pautas repetidas de nuestros actos en la vida cotidiana, ya que nosotros
mismos somos siempre el punto central de dichas acciones.
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