El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 14 de noviembre de 2022

Y dejó de cacarear

 



Capítulo XIV. Parte 5. Novela "Ocurrió en Lima"

El mundo pareció detenerse para Antay mientras su pensamiento hacia un escáner de la situación: “Sales corriendo como una gallina, que solo te faltó cacarear. Te la encuentras tres días después, te dice que la llames y no lo haces. Su papá te cuenta que, cuando la explicó que te había ofrecido el trabajo, hizo una publicidad impagable de ti y hoy, te llama, con el cuento de felicitarte, y te vuelve a insistir para ir a tomar un café. Está claro que no le eres indiferente. Di que sí, que ahora es buen momento”.

-    Indhira, ¿has cenado?, -ya está bien de esconderse, pensaba Antay esperando la respuesta.

-    No, ¿por qué?, -por primera vez la voz de Indhira parecía sonar con menos seguridad. Seguro que no esperaba la pregunta.

-    ¿Te apetece una pizza en la pizzería que está entre tu casa y la mía?

Indhira pareció pensárselo, porque la respuesta no fue inmediata. No sabía que podía pasar. Lo que no le apetecía, en absoluto, era que, después de tener una cena agradable, Antay saliera corriendo como la última vez. Pero por probar no pasaba nada.

-    Si, ¿no encontramos allí en media hora? –contestó Indhira.

-    Perfecto, allí nos vemos.

Antay tenía sensaciones contrapuestas. Se sentía contento por haber dado el paso para volver a encontrarse, nervioso por lo que podría pasar y asustado por lo de siempre.

Aunque seguro que le tocaría esperar, por algunos minutos, salió de casa y se dirigió a la pizzería. Solo estaba a 5 minutos de su casa.

Al entrar se encontró, cenando, en la primera mesa, cercana a la puerta, a todos sus compañeros que, no hacía mucho, habían estado en su casa. Hasta Diana estaba con ellos, lo cual le pareció fantástico porque era la única desconocida del equipo.

Nada más verle, le ofrecieron sentarse con ellos.

-    No sabíamos que ibas a bajar a comer algo. Siéntate con nosotros, -le invitó Belén.

-    Me vais a perdonar, pero no voy a cenar solo, espero a una amiga, -les explicó un poco tímidamente.

-    Diana, que conocía parte de la historia de Indhira por sus conversaciones, abrió unos ojos como platos e inició una pregunta que dejó en suspenso- ¿No me digas que vas a cenar con…?

-    Si, -le respondió Antay poniéndose rojo como un tomate.

-    ¡Por fin! Me alegro, ¡que te vaya muy bien!, -Diana parecía, ciertamente, contenta por el que ya consideraba su amigo.

-    Bueno, os dejo. Me voy a aquella mesa del fondo para no sentiros mucho, -y se fue sin esperar ningún comentario.

Antay sabía que iba a ser el centro de las conversaciones de sus compañeros y no se equivocó, porque, de vez en cuando, se volvían a mirarle y más cuando Indhira entró, en la pizzería, que se quedó casi delante de la mesa que ellos ocupaban, buscando con la mirada donde podía estar Antay.

-    Si estás buscando a Antay, está en la mesa del fondo –informó Pablo con una mirada pícara.

-    ¿Cómo sabes que busco a Antay? –se extrañó Indhira.

-    Es que es amigo nuestro y, al entrar, no ha querido sentarse con nosotros porque esperaba a una amiga, y supusimos que eras tú –ahora fue Ferrán quién daba las explicaciones.

-    Ya le veo. Gracias –y se dirigió hacia Antay con una sonrisa en la cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario