El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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sábado, 6 de febrero de 2016

La pareja: Atracción espiritual (y 3)

Una pareja es la conjunción de dos almas
 que van al encuentro de Dios.

Terminaba la entrada anterior de “Almas gemelas” diciendo que La razón de tanta felicidad solo es una mezcla de deseo, de apego y de pensamiento. A partir de ese momento inicial es cuando los enamorados realmente han de aprender a amar, porque no saben, porque lo que sienten no es amor, y si se han encontrado no ha sido por casualidad, ni ha sido porque Dios ha permitido que se encuentren para vivir una locura, ni ha sido tampoco porque sean almas gemelas. Ha sido porque así estaba planificado.

La atracción que sienten el uno por el otro, ya sea física, emocional o intelectual, solo es el instrumento de acercamiento para cumplir una misión. La auténtica atracción es la atracción espiritual. Ambas almas sabían de antemano que se iban a conocer de una determinada manera, en un determinado tiempo para realizar un determinado trabajo. Es mucho menos idílico de lo que nos gusta creer y mucho más “Grande” de lo que podamos pensar.


Antes de llegar a la vida organizaron, pactaron y aceptaron lo que sería su Plan de Vida. En ese Plan de Vida aparecen reflejados los encuentros de todo tipo, y entre ellos el encuentro de su pareja, o de sus parejas, ya que cuando el trabajo establecido con una pareja ha finalizado, aparecen nuevos encuentros para nuevos trabajos, para nuevos aprendizajes. Y ese cambio de pareja debería poder realizarse sin miedo, sin dolor, sin traumas, sin culpabilidad, sin utilizar a los hijos como arma arrojadiza, sin embargo esto no es posible porque falta lo más esencial, falta el amor, falta el respeto, falta la generosidad.

De la misma manera que no sabemos lo que somos, ni de dónde venimos, ni lo que hemos venido a hacer, no sabemos nada, absolutamente nada, de lo que trata la vida. Por lo tanto no sabemos de qué trata la pareja.

Una pareja es un contrato establecido de antemano ante Dios, por lo tanto todo lo que formalicemos en la vida en la materia, sirve para las leyes de la materia, ya sean legales o eclesiásticas, pero a Dios le va a dar igual. No existe por lo tanto ningún impedimento espiritual, es decir ante Dios, (espiritual nada tiene que ver con eclesiástico), para que dos personas ya sean del mismo o de distinto sexo formalicen su relación como pareja, ya que el autentico contrato lo firmaron antes de llegar a la vida.

La razón de ese contrato, la razón del encuentro puede tener varios objetivos: Ambas almas están convencidas que durante un determinado tiempo juntas en la materia pueden aprender lo suficiente para crecer y acercarse así un poco más a Dios, o puede ser que hayan coincido en vidas anteriores y tengan temas pendientes, (tratándose de parejas es lo más normal), y hayan decidido encontrarse en la nueva vida para zanjar las diferencias existentes.
La pareja es un campo magnífico de aprendizaje y crecimiento para los seres humanos, ya que es un gran instrumento para aprender un sinfín de cualidades como lo son el amor, el respeto, la comprensión, la tolerancia, la ayuda, el sacrificio, la aceptación, la paciencia y el servicio, entre otros que ahora se me escapan.

Sin embargo, aunque no se firme un contrato en un juzgado o en una iglesia, existe el contrato del alma que es mucho más importante que cualquier otro contrato que se pueda firmar en nuestra vida en la materia, y la falta de las cualidades reflejadas en el párrafo anterior y la sobra de vicios como el orgullo, el engaño, los celos, la intolerancia, tienen unas consecuencias mucho más graves que la excomunión, la encarcelación física, o el pago de una pensión de manutención. Es la Ley del Karma: ¡Quien a hierro mata, a hierro muere!


 Vivimos un sueño y en ese sueño organizamos una vida de pareja que nada tiene que ver con la realidad. Hasta que no despertemos y vivamos nuestra vida despiertos, y por ende nuestra relación de pareja, no seremos conscientes de que la pareja es la conjunción de dos almas que van al encuentro de Dios.

sábado, 2 de enero de 2016

Pensamiento y Karma


            Todo fue antes un pensamiento, todo es antes un pensamiento, todo será antes un pensamiento. Cada emoción, cada palabra, cada acción, antes fueron pensamiento.
            Si el pensamiento, por si solo ya genera Karma, cuando se le permite que evolucione hasta el miedo, hasta la palabra ofensiva o hasta cualquier acción en contra de lo que sea, el Karma generado crece tanto como la ira que nos invade, tanto como la envidia que nos corroe, tanto como los celos que encadenan la razón, tanto como el miedo que paraliza cada célula.
            Parece entonces claro, sino quieres que el miedo te atenace, sino quieres que tu corazón se desangre por los celos, sino quieres que la envidia te corroa desde dentro, o sentir como rechina tu alma por la ira, no pienses. Pero sobre todo, sino quieres generar Karma, no pienses.  
            Si quieres ser feliz, no pienses. Si quieres acercarte a Dios, no pienses.


            Si ahondamos solo un poquito en las palabras del Buda: “Somos lo que pensamos”, seremos realmente conscientes de que somos nosotros mismos los auténticos hacedores de nuestra vida, y no solo de la vida actual, sino de nuestras vidas futuras, ya que vamos acumulando deudas que vamos a tener que ir cancelando poco a poco, vida tras vida.
            ¿Por qué no empezar ahora a cambiar nuestro destino? Para que te sea más fácil ten en cuenta los siguientes puntos:
1)      Somos seres espirituales disfrutando, que no sufriendo, de una experiencia humana.

2)      Nuestra vida no está circunscrita al nacimiento y la muerte de la actual vida, sino que comenzó la primera vez que encarnamos y terminará, no sabemos cuándo, pero mucho más allá de la muerte. Por lo tanto, no tenemos prisa y tenemos tiempo, mucho tiempo para cambiar las cosas. Pero cuanto antes empecemos mejor. Recuerda: “El camino, por muy largo que sea, siempre comienza con el primer paso. Primer paso que te acercará sesenta centímetros a la meta”.

3)      Si empezamos a trabajar los pensamientos ya, comenzará el cambio en nuestra vida ya. Pero no solo afectará ese cambio a nuestra vida  actual, estaremos proyectando ese cambio a las futuras vidas, en calidad, porque serán mejores, y en cantidad, porque serán menos.

4)      En la entrada anterior que lleva por título “Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma”, decíamos que el perdón puede liberar de Karma e incluso no generarlo. Por lo tanto, como vas a estar atento a tus pensamientos, cuando estos se descontrolen o te rindas a su poder, pide perdón en cuanto seas consciente de tus errores.
Para controlar el pensamiento medita, para ser feliz perdona. Y estas dos actividades, la meditación y el perdón te van a llevar en volandas en muy poquitas vidas más a la presencia de Dios.


viernes, 1 de enero de 2016

Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma


            Dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma. El enunciado de la Ley del Karma dice que “Toda causa produce un efecto”. Según esta ley lo que hacemos, lo que pensamos y lo que decimos crea una energía que luego vuelve a nosotros como un boomerang. Puede parecer demasiado dramático y apocalíptico, y lo es, pero no en todos los casos.
            Es cierto que es la ley del Karma la que nos mantiene atados a la rueda de nacimientos y muertes, y es por lo tanto su aplicación la que está retrasando la finalización de nuestra carrera en la materia. Es cierto que todo es energía y que su manifestación siempre lleva algún engarce posterior, como el engarce de un eslabón a otro en la cadena, cualquier pensamiento, cualquier palabra, cualquier acción, son movimientos de energía que generan una reacción, un rebote, un efecto, que recae directamente sobre el emisor.
            La Ley del Karma es una Ley total y absolutamente proporcional, es una Ley total y absolutamente justa. Pero se me ocurre una pregunta que, es posible, que tú también te hayas hecho: ¿Qué pasa si un loco, de tantos como hay sueltos, quita la vida de manera violenta a una persona considerada un santo?, ¿Tendría que volver el santo en otra vida para cobrarse la deuda?, y si volviera y quitara la vida a su asesino ¿No iniciaría una nueva rueda de Karma?, y ¿Cuándo se acaba el Karma en un caso de asesinatos, uno al otro, el otro al uno y así sucesivamente?, cualquier acción que otra persona comete contra mí, ¿Es la primera acción o es la respuesta a una acción mía en otra vida anterior?


            Sin embargo, a pesar de lo justa y proporcional que es la Ley, podemos afirmar que dos y dos no son cuatro en la Ley del Karma, y para entender tal afirmación posiblemente algunos ejemplos pueden ser más ilustrativos que líneas y líneas de teoría. Vamos a tratar de plasmar algunos casos. Por supuesto que ni son todos los que aparecen, ni aparecen todos los que son. Pero siempre se puede extrapolar el ejemplo, y si te queda alguna duda, escribe un e-mail o deja un comentario en la entrada.
            Un asesinato entre dos personas normales. (Puedes cambiar la palabra asesinato por robo, o por maltrato, o por engaño, o por cualquier otra). Bueno, ya sabemos que muy normales no son cuando se quitan la vida. Con el término normales queremos expresar que son personas a las que aún les queda un largo trecho en la materia. El señor A le quita la vida al señor B, por lo que sea, nunca hay ninguna razón que pueda justificar una muerte. En realidad no existen razones que justifiquen las malas acciones, las malas palabras o los malos pensamientos.
En una nueva reencarnación, posiblemente en la siguiente, aunque no necesariamente, en los Planes de Vida del señor B y del señor A, va a aparecer reflejado un encuentro, no contemplando, por supuesto, en ese encuentro el asesinato de vuelta del señor B al señor A, sino contemplando la petición de perdón del señor A, y la aceptación de ese perdón del señor B.
            Es bueno destacar que nunca, en ningún Plan de Vida, aparece contemplado ningún aspecto de venganza. Los Planes de Vida son Planes de crecimiento, de aprendizaje, de perdón, de acercamiento a Dios. En ellos solamente va a aparecer todo lo relativo al perdón, a la bendición, a la comprensión, al Amor. El Plan de Vida lo conoce el alma, pero esta al encontrarse encerrada por el ego en la materia no puede hacer más que sufrir desde su confinamiento, y mandar impulsos de ese Plan al corazón, pero el corazón no grita, solo susurra, y el susurro se pierde envuelto por el ruido que produce la vileza de las mentes.
También sabemos que los Planes de Vida se cumplen en un ínfimo porcentaje, otro gallo cantaría si se cumplieran a rajatabla, con cuatro o cinco vidas tendríamos más que suficientes. Volviendo a nuestros protagonistas, es muy posible que en su encuentro, el señor B recuerde en su inconsciente que el señor A le quitó la vida, y al primer desencuentro que tengan va a asesinar al señor A. Y así van a permanecer en esa rueda de “me matas”, “te mato”, hasta que uno de los dos pida realmente perdón y perdone a su vez.
Con independencia de que sea perdonado o no, para él, en ese momento, en esa vida, habrá pagado su deuda kármica por los asesinatos. Pero ¿Qué le ocurre al otro que ni pide perdón ni perdona? Seguirá en su rueda ahora con un nuevo “contrincante”, que ellos mismos se asignarán, al haber salido de la rueda el anterior. El nuevo “contrincante”, será otro que se encuentra prácticamente en las mismas condiciones: mantenía una rueda de asesinatos con otra persona que en un momento también pidió perdón y perdonó.
Algo similar ocurre cuando se comete un asesinato o cualquier otro atropello a una persona calificada de “santa”, que llena de misericordia va a perdonar de inmediato al agresor. El Karma que ha de pagar el asesino será ejecutado por una tercera persona, como el “contrincante” del párrafo anterior.
 Aunque para los seres humanos cada vida física nos parece nueva y que empieza de cero, no es tal. Tenemos un bagaje de vidas importante a nuestras espaldas, y cada una es continuidad de la otra. Desencuentros, maltratos, asesinatos, enfados, pueden ser acciones que llevamos repitiendo, con las mismas almas, decenas de vidas, (que no es demasiado comparado con los cientos que vivimos), sin llegar a pensar que es algo que se solucionaría con el arrepentimiento y el perdón.
A pesar de que el mundo científico trata de demostrar todo, aun nadie ha demostrado las bondades de los desencuentros con otras personas, más bien al contrario, Ya que empiezan a aparecer estudios que relacionan la salud física con el carácter y con el estado de ánimo. Por lo tanto, ¿Para qué seguir por ese camino?, terminémoslo de una vez y para siempre. ¿Cómo?, ya lo sabes ¡Perdona!, y si es algo penado por la sociedad, que sea aplicado al agresor todo el peso de la ley, pero no carguemos más con ninguna deuda kármica. Nos está atando a la materia, nos mantiene separados de Dios.     

lunes, 14 de diciembre de 2015

Silencio


Perlas para el alma



            Mejor mantente en silencio porque todo lo que digas va a ser utilizado para juzgarte y criticarte. También te van a criticar por tu silencio, pero al menos no gastas energía, no generas karma y estás más cerca de tu interior, lo que equivale a decir que estas más cerca de Dios.

sábado, 10 de octubre de 2015

Alma libre, alma encarnada

            Es difícil de explicar, y por lo tanto difícil de entender, el cambio que se produce a nivel de percepción, del alma que vive libre en el seno del Padre y la que vive encarnada. Pero podemos intentarlo.

            En realidad, la percepción del alma es la misma, pero el alma encarnada envuelta en la materia y en la personalidad del ego, no parece tener gran influencia en el desarrollo de la vida física. No puede, se encuentra atada y amordazada, mientras que una vez libre de sus envolturas, con la desaparición del cuerpo recupera su libertad expresando de nuevo su divinidad.

            Comencemos por el principio. El alma organiza su próxima vida, acompañada de guías, de Maestros, y de las almas que van a compartir con ella la vida física. El alma es totalmente consciente de su recorrido en la materia recordando todas sus vidas anteriores.


            Quiero hacer un aparte antes de seguir, para aclarar que no es que el alma recuerde, no lo necesita. No existe el tiempo en la vida fuera de la materia, ya que el tiempo solo es una percepción del ego. Por lo tanto al no existir el tiempo puede ver, en tiempo presente todo lo ocurrido en cualquier tiempo y en cualquier espacio. Es al encontrarse maniatada en la materia cuando ha de recordar.

            La organización de una vida es una tarea muy compleja, ya que en esa organización tienen que acoplarse todas las tareas que han de realizar todas y cada una de las almas que van a compartir la vida física con ella. Y no solamente se ha de organizar una opción de vida, se han de organizar varias, para poder abarcar los distintos cambios, que son muchos, que puedan ocurrir generados por el libre albedrío de los egos que comparten la encarnación.

            El estado habitual del alma es permanecer fuera del cuerpo, ya que en el cuerpo solo se encuentra durante cortísimos espacios de su eternidad. Pues en ese estado fuera del cuerpo, el alma es total y absolutamente consciente de lo que ha vivido, de lo que le queda por vivir, de lo que ha aprendido, de lo que le falta por aprender, de lo que debe y de lo que le deben, y la planificación de su vida está ligada a todo ese bagaje, eligiendo padres, hermanos, parejas, hijos, nietos, amigos, países, situaciones, trabajos, etc., etc. El alma, si de ella dependiera, trataría de abarcar cuanto más mejor, para terminar en una vida física todo su trabajo, pero los seres que la acompañan en su programación, únicamente la dejan que planifique el aprendizaje y la liberación del Karma que podrá soportar. Intentar más sabiendo que el ego sería incapaz de llevarlo a buen puerto seria un sufrimiento inútil.

            Cuando llega el momento de encarnar, el alma carga con la mochila de los miedos y de las emociones que va paseando vida tras vida para liberarse de ellos, y es cuando el ego recibe esa mochila, que comienza el calvario del alma. Envuelta por la materia, amordazada y maniatada, no puede hacerse oír para que el ego entienda que el sufrimiento y el miedo que comienzan a atenazar su existencia, solo son herramientas para su propio crecimiento.

            La minuciosa programación realizada antes de la vida, se ve amenazada, truncada y parcelada, con lo que el alma comprueba que no solo no va a avanzar ni un milímetro, sino que puede cargarse con más Karma para liberar en vidas futuras.

            El alma intenta hacerse oír, enviando imputs al corazón para que el ego aprecie las intuiciones, que son el lenguaje del corazón, pero nada. Lo reintenta haciendo incluso enfermar físicamente al cuerpo, pero  tampoco tiene éxito.

            Es tan fuerte la forma de pensamiento de separación de Dios que la sociedad ha creado como un halo rodeando la Tierra, que son pocos los egos que intentan mantener en silencio su mente para escuchar a su corazón, e incluso estos, que tienen acceso a las intuiciones, las malogran en un ochenta por ciento al pasarlas por el arel de la mente.

            Para el alma la muerte del cuerpo es una liberación, y una vez de vuelta al seno del Padre comienza una nueva etapa, una nueva planificación.

            Esta es la diferencia entre el alma libre y el alma encarnada. Una sabe que es divina y disfruta su divinidad. La otra encerrada en la mazmorra del ego, sabe de su divinidad pero no puede disfrutarla si no consigue que la disfrute el ego, lo cual es muy difícil en casi todos los seres humanos.


            Si has llegado hasta aquí, intenta mantenerte en silencio el mayor tiempo posible. Haz que la meditación sea un hábito en tu quehacer diario, y date permiso para escuchar a tu corazón que sólo habla al dictado del alma. Y el alma solo expresa su Divinidad.

viernes, 10 de abril de 2015

El gran día para los seres humanos


            El día en que los seres humanos seamos conscientes del poder creador de nuestros pensamientos podremos, oficialmente, dar por concluida la etapa de sufrimiento sobre la faz de la Tierra.
            El día en que los seres humanos dejemos de ser como una hoja movida por el viento, y tengamos la suficiente voluntad para pensar y actuar al unísono con el alma, se habrá acabado el ciclo de nacimientos y muertes.
            El día en que los seres humanos tengamos con todos nuestros semejantes la misma tolerancia, la misma paciencia y el mismo amor que tenemos con un bebé de meses se erradicará todo lo malo del mundo: guerras, asesinatos, robos, odios mentiras, traiciones, celos, …..
            El día en que los seres humanos den la espalda a las religiones, tan discriminatorias, tan intolerantes, tan hipócritas, y abran su corazón a Dios, sabremos realmente lo que es amar.
 
            El día en que los seres humanos seamos conscientes de que todos somos lo mismo, todos la misma energía, todos la misma divinidad, entenderemos al fin que “si tu ganas gano yo”, y “si tu pierdes pierdo yo”, con lo que el “leitmotiv” de todos y cada uno será ayudar a los demás.
            El día en que los seres humanos entendamos que ser Hijo de Dios significa que somos Su Creación, que somos Su Energía, que sería como decir que llevamos sus genes, trataremos al resto de Hijos de Dios como hermanos, porque es lo que somos.
            El día en que los seres humanos entendamos que el Universo nos devuelve ciento por uno aquello que pedimos, aquello que permanece con intensidad en nuestra mente, todos viviremos en la abundancia y en la opulencia divina.
            El día en que los seres humanos entendamos que a cada acción le corresponde una reacción y que cada causa produce un efecto, (Ley del Karma), se erradicará la maldad entre los hombres, recordar: “El que a hierro mata, a hierro muere”, “Cada uno va a recoger exactamente lo que siembra”.
            El día en que los seres humanos nos volvamos como niños, nuestro será el reino de Dios. Ya lo dijo Jesús: “Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos”.
            El día en que los seres humanos comprendamos, por fin, que aprendemos siguiendo el ejemplo, cambiarán los comportamientos para que nuestros hijos se eduquen en la bondad, en la tolerancia y en el amor.

sábado, 11 de octubre de 2014

La muerte nos iguala


            Imagina que te proponen una vida sin enfermedad, sin dolor, sin hambre, sin sed, sin cansancio, sin tener que trabajar, sin hipotecas, sin necesidades de ningún tipo, incluido de dinero, sin sufrimiento, con una inmensa sensación de felicidad y amor permanente, pudiendo conversar con tus antepasados y con tus contemporáneos, con la posibilidad de desplazarte únicamente con el pensamiento, y un sinfín de facilidades más. ¿No firmarías de inmediato?
Claro que a todo esto habría que añadir que sin cuerpo. No sé si con esta nueva condición seguirías firmando.
Efectivamente, ese estado tan fantástico es el estado de vida fuera del cuerpo, es ese estado al que, muy posiblemente, temen llegar casi todos los seres humanos, porque es el estado al que llegamos después de la muerte del cuerpo.
¿Por qué el miedo?, ¿No son suficientes los motivos del primer párrafo para desear ese estado?
Es perfectamente comprensible el miedo en los seguidores de casi todas las religiones, ya que auguran a sus socios las mayores desgracias después de la muerte, pero no deberían de sentir miedo el resto de mortales, además la vida en el cuerpo es nada más que un ratito comparado con el tiempo, eterno, que pasamos al otro lado.
 
Nosotros no somos estos cuerpos que perecemos, los cuerpos son sólo trajes que usamos por un tiempo y luego desechamos. Somos almas inmortales. La perfección de Dios es también en nosotros, pues vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser en Él. Pero somos inconscientes de nuestra Naturaleza Divina, y así seguiremos hasta que no despertemos a ella, y eso, normalmente, no va a pasar hasta que dejemos el cuerpo.
Cuando dejamos el cuerpo, todos somos iguales, los políticos, los ladrones, los asesinos, los embaucadores, el santo y el demonio, todos, porque todos vivimos en el Padre, y todos sentimos el mismo amor, la misma alegría y la misma felicidad, con independencia de lo que hayamos hecho en nuestro ratito de vida en el cuerpo.
Ya volveremos otros ratitos a la vida del cuerpo para ir arreglando lo que estropeamos con anterioridad, ya que el mal que hicimos con anterioridad debe ser equilibrado con el bien. Este proceso de siembra y cosecha se llama Karma. Es la ley del reajuste, que el ser humano pone en funcionamiento con cada uno de sus pensamientos, con cada palabra y con cada acción.
Hay algo que casi nadie discute, aunque para muchos no sea más que una palabra no integrada en su vida, somos un alma, y todas las almas somos iguales. A pesar de las diferencias de nacimiento, diferencias de raza, credo, sexo o color; de bondad o maldad, todos los seres formamos una fraternidad indivisible. Todos nosotros, altos o bajos, sabios o ignorantes, lo somos durante ese ratito que dura la vida en la materia.
Nacemos y morimos una y otra vez, con el único objetivo de aprender a vivir desde nuestra divinidad. Las distintas vidas solo son un aprendizaje, en las que vamos pasando en cada una de ellas por el parvulario, la primaria, la secundaria y la universidad, en donde por medio del trabajo y el aprendizaje, lentamente vamos desarrollando nuestras facultades. No es posible vivir la Naturaleza Divina en nosotros con las experiencias de una sola vida. Por eso reencarnamos una y otra vez. Entramos en la vida, nacemos, crecemos, actuamos, terminamos nuestro trabajo y retornamos. Nuestro retorno es muerte. Y en nuestro retorno, todos, volvemos a las mismas condiciones.
Si fuéramos conscientes de esto, el mundo sería otra cosa, sería más equitativo, sería un mundo en el que todos tendríamos las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sentiríamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sentiríamos a nuestro prójimo como nuestro hermano.
Sería un mundo lleno de Amor.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Desapego (1)


El desapego no es que tú no debas poseer nada
Es que nada te posea a ti.
Ali ibn Abi Talib
Comienza haciendo lo que es necesario,
después lo que es posible,
y de repente estarás haciendo lo imposible.
San Francisco de Asís.
“La ley del desapego dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo, renunciamos al interés por el resultado”. (Deepak Chopra).
Pero no se trata solamente de conseguir cualquier cosa en el universo físico, se trata de más, se trata de ser feliz, se trata de permanecer serenos y en paz, se trata de no realizar movimientos inútiles en la vida, se trata de no generarnos falsas expectativas, se trata de no divagar, se trata de ver la vida en su verdadera perspectiva,  se trata de observar a los demás sin prejuicios, se trata de vivir la realidad y no tener una visión distorsionada de la vida, se trata de ser solo un observador imparcial, se trata de aceptar sin más, se trata de ser feliz, se trata de amar porque sí, se trata de no derrochar fuerzas.
 
El desapego es una de las cualidades del alma, por lo tanto, conseguir vivir sin apegos es acercarnos un poco más al alma.
Podremos hablar de misiones para la vida, podemos hablar de deudas o de activos kármicos, podemos hablar de cerrar círculos con otros seres que han coincido con nosotros en otras muchas vidas, pero la verdadera razón de la vida es aprender a vivir desde el alma, es aprender a vivir en el cuerpo sin identificarnos, ni poco ni mucho, con lo que ocurre en los planos físico y emocional, es aprender a vivir sin reacciones mentales de ningún tipo, es aprender a vivir en Dios.
El desapego no significa aislamiento personal. El desapego soluciona muchos de nuestros problemas, podríamos decir, sin exagerar, que soluciona todos los problemas que en la actualidad están generando el sufrimiento en los seres humanos. Y cuando eso se consigue el ser humano consigue la tan ansiada libertad porque deja de identificarse con las personas, con las cosas y con las circunstancias, y sobre todo desaparece el miedo de cualquier tipo.
Es entonces cuando el apego desaparece, cuando el ser humano se va a acercar a otras almas, que no a otros cuerpos, que no a otras personas, y eso le va a permitir fusionarse con el alma de su hermano y conocer y asegurarse el mejor modo de ayudarle. Con el desapego, va a aparecer, poco a poco la humildad, humildad con la que se va a dar todo lo que se tiene para servir de manera altruista y luego olvidar lo que cada uno dio de sí mismo. Sólo cuando el desapego y la humildad están presentes, puede un ser humano servir en realidad.
Pero, a fin de cuentas, todo esto no son más que palabras, más o menos bonitas. Lo importante es pasar de las palabras a los hechos. Lo haremos en la próxima entrada.
Continuará………
 

lunes, 21 de julio de 2014

Fracaso en la pareja


            Aconsejo a los religiosos, creyentes, devotos, seguidores y practicantes de todas las religiones, así como a todos aquellos influenciados por las insanas creencias de la sociedad, a los meapilas, a los hipócritas, y a los fariseos, que no sigan leyendo, ya que no es una entrada que les pueda interesar porque va claramente en contra de sus intereses. Esta es una entrada para afianzar el respeto, y no creo que ningún adalid de la pureza que viva blandiendo su espada de fuego en contra de los que consideran que viven en pecado, conozcan mucho de él.
            Así que ahora que ya hemos quedado solos los pecadores, podemos comenzar. No existe fracaso en el matrimonio o en la pareja, ya que el fracaso es la no consecución del éxito, y en la pareja, teniendo en cuenta que ni los mismos integrantes conocen la razón de su unión, no se puede hablar de fracaso. Se puede, sin embargo, hablar de éxito en todas las uniones, aunque, la mayoría de las veces es un éxito agridulce, o incluso amargo, por el desconocimiento del ego sobre cuál es la causa y los objetivos de la unión.
            Para entender el párrafo anterior sería bueno remontarnos al espacio entre vidas anterior a la encarnación en la que se produce la unión de la pareja. En ese espacio, antes de encarnar en la materia, cada alma organiza su vida y firma su contrato. Ya sabemos que elegimos los padres, el lugar de nacimiento, así como las relaciones y el trabajo a realizar. También se organiza y se firma las uniones de las personas así como los objetivos a alcanzar en ellas.
            Cada unión tiene por objetivo el aprendizaje, la cancelación de deudas kármicas, la recepción de débitos, y la enseñanza. El alma, aunque el ego tenga un total desconocimiento de la tarea a realizar, sigue las pautas establecidas para que la unión se de, y el trabajo se realice.
            Por lo tanto, las uniones pueden durar un instante, un tiempo más o menos largo, o toda una vida. El problema surge cuando la unión no debe durar más allá de un tiempo limitado y choca frontalmente con las creencias religiosas o con las creencias de la sociedad, que impone que una unión debe durar toda una vida.
           
             Existe un problema añadido, posiblemente el más importante, y es que las uniones no se establecen desde el Amor del alma, desde el Amor divino, desde el Amor incondicional. Las uniones se establecen desde lo que podríamos llamar amor humano, que no es más que una emoción, una mezcla de amor-deseo, en el que priman múltiples factores, totalmente alejados de la energía del Amor. Esos factores pueden ser la atracción física, el deseo sexual, o intereses materiales, como pueden ser alcanzar una buena posición social, una mejora en la economía, la necesidad de compañía o satisfacer a la sociedad para evitar “el qué dirán”.
            Y aún podríamos hablar de otro problema más, como es la falsa creencia de bastantes hombres de que en la unión la mujer tiene un papel de servilismo, y la falsa creencia de las mujeres de que efectivamente es así y que han de intentar satisfacer al hombre en todo lo que se supone que a este le agrada. Esto es dramático, esos hombres de hombre solo tienen el nombre, y las mujeres, con esa creencia, clara muestra de que no se respetan a sí mismas, es lógico y normal que no reciban el respeto que merecen como seres humanos.
            Hagamos un inciso, para recordar que todos, hombres y mujeres, somos exactamente iguales. Todos somos alma, todos somos una Chispa Divina, todos somos hijos de Dios, que un día decidimos encarnar, por propia decisión, y en esa encarnación le pusimos al alma, para facilitar el trabajo a realizar, un ropaje de hombre o de mujer. La realidad es que somos eternos y que no tenemos sexo. Líbrese bien el miembro de la pareja que maltrate física o emocionalmente a su pareja, porque en próximas encarnaciones es posible que tenga el sexo contrario a la encarnación actual para recibir en carne propia el daño generado.
            Con todo ese panorama, se establece la unión para realizar el trabajo acordado, que se puede realizar o no; pero ante la falta de autentico Amor, ninguno de los miembros de la pareja van a ser capaces de identificar cuando ha finalizado ni el trabajo ni la unión. A partir de ahí surgen los engaños, los sufrimientos, los desencuentros, los maltratos y mil y una desgracias más.
            Con lo fácil que es identificar cuando ha finalizado la unión, y de manera racional, basándose en el Amor, el cariño y el respeto, concluir esa unión, que no la relación, apoyándose ambos en los primeros momentos, esos que la sociedad se encarga de calificar como dramáticos, cuando, sin embargo, ha sido una relación exitosa, porque no solamente han cumplido su compromiso, sino porque han podido extraer el aprendizaje y abstraerse de la conciencia social.
            Cuando el hombre entienda que no solo no es superior, sino que posiblemente camine varias pasos detrás de las mujeres, y cuando la mujer aprenda a respetarse a sí misma, y entienda que su sumisión a la tiranía es el aprendizaje que está dando a sus hijos, que serán tiranos, y a sus hijas que serán esclavas, se habrá acabado la lacra de maltratos y engaños en la pareja, aunque no basen su relación en el Amor, pero si lo hagan en el respeto mutuo.             

martes, 6 de mayo de 2014

Contrato Divino


            Cuantas veces nos hemos encontrado, ante cualquier adversidad, diciéndonos a nosotros mismos o clamando a Dios, elevando los ojos al cielo, ¿Por qué a mí, si soy una buena persona, ayudo a los demás, y no he hecho nada malo?
             Cuando hacemos estas preguntas, es porque tenemos la creencia de que nuestra vida comienza con el nacimiento, y va a terminar con la muerte del cuerpo. No somos conscientes de que hemos tenido muchas vidas, no somos conscientes de que existe vida antes del nacimiento y existe vida, también, después de la muerte. No somos conscientes de que nuestra vida actual solo es un continuo desde nuestra primera vida en la Tierra, hace muchos, muchos años.
            No tenemos conciencia de que cuando estamos al otro lado de la vida, antes de volver a la materia en una nueva encarnación, organizamos junto a los Señores del Karma, la que será una nueva vida en la Tierra.
            En esa planificación se define la misión principal, se definen los aprendizajes, se definen las deudas kármicas que vamos a tratar de cancelar en la nueva vida, se define, en suma, la razón de esa vida. Y para llevar a buen puerto toda esa declaración de intenciones, se organiza lo que podríamos denominar como Plan de Vida o Contrato Divino, en el que aparece reflejado todo lo necesario para llevar a cabo la tarea establecida: el sexo, el lugar de nacimiento, los padres, los encuentros, las interacciones, las circunstancias que vamos a vivir, etc., etc., etc.
            Una vez firmado el Contrato Divino, llegamos a la Tierra.
 
            Es una lástima que una mente tan poderosa como la nuestra no sea capaz, una vez en la vida, de recordar nada de lo que hay al otro lado, teniendo en cuenta además, que para más “inri”, si venimos a la Tierra es porque hemos decidido vivir, nadie nos obliga, es nuestra voluntad la que nos hacer encarnar una y otra vez. Y parece bueno que así sea, que la mente no recuerde que hay al otro lado de la vida, ya que de recordar algo de lo que dejamos atrás, más de uno, viendo lo que se le avecina, renunciaría a esa nueva vida para volver a casa, para volver a la vida del alma.
            ¡Qué difícil es llevar a cabo nuestra misión!, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra “hoja de ruta” no es un papel manuscrito, no es una agenda en la que están marcadas las acciones a llevar a cabo cada día, sino solamente algo que parece salir a la luz desde el corazón, es la intuición. Pero los seres humanos no estamos acostumbrados a escuchar al corazón, entre otras razones porque nadie nos lo ha enseñado, y de inmediato, pasamos a filtrar la intuición por el arel de la mente, que de manera inmediata la desecha, al catalogarla como una locura que no podría ser aceptada ni por la sociedad, ni por nuestro entorno más próximo. 
            En estas condiciones es muy difícil, por no decir imposible seguir los dictados del corazón y sus intuiciones. Y, sin embargo, esta es la única información de la que podemos disponer para llevar a cabo nuestra tarea.
            No hemos, por tanto, de lamentarnos ante la adversidad, ni, por supuesto, pedirle cuentas a Dios. ¡Está en nuestro Contrato!, está la enfermedad incurable, está la bancarrota en los negocios, está el engaño de los amigos. Ante cualquier situación, antes de culpabilizarnos a nosotros mismos o a Dios, busquemos el camino del corazón a través del silencio. La información llegará a nosotros.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Comprensión


            Todos los seres humanos, en mayor o en menor medida, hemos tenido la osadía de juzgar y de criticar a nuestros semejantes. Y todo ello, debido, posiblemente, a que cada uno de nosotros nos creemos en posesión de la verdad, de una verdad única, perfecta e inmutable, y eso hace que ante cualquier circunstancia, distinta de las propias creencias, nos permitamos el atrevimiento de juzgar aquello que no es coincidente con nuestra propia verdad.
            Una crítica es una opinión, un examen o un juicio que se formula en relación a una situación, servicio, propuesta, persona u objeto. Se juzga y se critica todo: el vestir, las maneras de hacer, o de no hacer, el hablar, el callar; por criticar, se critica hasta el tamaño de la nariz. 
Pero en realidad, alguien se ha preguntado cuál es el objetivo real de la crítica. Podría ser un objetivo constructivo, como por ejemplo, que la persona criticada cambiara alguna de sus actitudes, o cambiara su carácter. Pero ¿Que sabe el crítico de las condiciones de vida, del pensamiento o de los sentimientos de la persona criticada? Es posible también que la crítica no tenga ningún objetivo definido, y que solo sea una manera de liberar la propia frustración del crítico, o asomarse a su propia impotencia, siendo incapaz inconscientemente de soportarla, o no soportar tampoco el reflejo de sus propios errores.
De cualquier forma, sea por la razón que fuere, la crítica no lleva a buen puerto. El criticado, si tiene conocimiento, es posible que se sienta mal. Pero la peor parte, se la lleva, desde luego, el crítico: Por el Karma que se autogenera, por el que tendrá  que pagar, tarde o temprano, y de manera inmediata por la energía que se produce por el pensamiento o la palabra de crítica.  
¿Qué pasaría si elimináramos la crítica?, ¿Qué pasaría si actuáramos siempre con total comprensión ante cualquier situación? La comprensión que está relacionada con el verbo comprender, se relaciona con la actitud de entender o de justificar como naturales las acciones o las emociones de los otros.
Comprensión es la aptitud para alcanzar el entendimiento de cualquier acontecimiento, es tolerancia, es paciencia, es confianza en los demás.
Hemos de ser conscientes de nuestra propia fragilidad, y de que podemos caer en la misma situación y en los mismos errores.
La comprensión es un acto de generosidad, ya que con ella aprendemos a perdonar a los demás y a tener confianza en ellos.
Ante cualquier situación, en la que estemos propensos a la crítica, sería bueno preguntase como actuaríamos nosotros. Para lo cual tendríamos que conocer todos los aspectos que afectan a dicha situación.
En esta época del año, con los sentimientos un poco más a flor de piel que en cualquier otra época, podríamos empezar a ser conscientes de nuestras críticas y empezar a comprender a los otros.
¡Seguro que siempre existe una razón, desconocida para nosotros, por la que la otra persona actúa como lo hace! Entendámosla y aceptémosla.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Reencarnación,...... ¿Y?


            Cada vez es mayor el número de personas que creen en una vida anterior y posterior a la vida física. Si, cada vez es mayor el número de personas que creen en la reencarnación. Y creen por infinidad de razones, si preguntamos la razón, es posible que encontremos tantas respuestas como personas. Sin embargo, en el fondo de todas las razones subyace el miedo a la muerte. Es un alivio pensar que todo va a seguir, de alguna manera, después de la muerte del cuerpo.
            Y según vamos leyendo y aprendiendo, o recordando, cosas sobre la reencarnación y sobre la muerte, no es que termine de desaparecer el miedo a la muerte, pero parece que se atenúa bastante.
            Además hay algunas técnicas, como las regresiones que nos pueden ayudar a recordar acontecimientos de vidas pasadas, nos pueden ayudar a comprender el posible origen de traumas, de problemas emocionales, o de la causa de relaciones conflictivas con otras personas. Pueden ayudarnos a entender el porqué de nuestro carácter, e incluso, de alguna manera, más o menos sutil, la razón  o la misión de la vida.
            Todo esto está bien, porque con esas técnicas se pueden arreglar algunos problemas que se arrastran, como una pesada losa, en la vida de la persona. El reconocimiento de que un problema tiene su origen en una vida anterior, es un alivio, y puede llegar a sanar el problema.
            Pero, es posible, que no puedan solucionarse, con ese método, todos los problemas de la persona, y sobre todo algunos problemas emocionales, que pueden existir por una acumulación de las actuaciones realizadas en muchas vidas, ni por supuesto puede solucionarse la inmadurez de un carácter, que también es causa de hábitos que se han ido forjando por acciones repetidas en cada vida.
            Por lo tanto hay que buscar otra técnica. Es bueno saber con qué herramientas contamos. Y la herramienta más importante de la que disponemos es la propia vida. Ya sabemos que gran cantidad de nuestros problemas tienen su origen en vidas pasadas, sabemos que estamos en la vida atados a la Ley del Karma, pero la solución a todo eso, ha de encontrarse en la vida actual, es en ella donde podemos aprender a amar de manera definitiva, es en ella donde vamos a pagar deudas pendientes, es en ella donde hemos de perdonar, es en ella donde podemos eliminar malos hábitos, es en ella donde podemos crecer, evolucionar y terminar de construir nuestro carácter. Podemos utilizar otros cientos o miles de vidas para realizar ese trabajo, pero, también es cierto que se puede conseguir en una sola vida. ¿Por qué no en la vida actual?
            Es igual haber vivido una, cien, mil o un millón de vidas, porque de la única que tenemos conciencia es de la vida actual. Por lo tanto podemos dejar de elucubrar con otras vidas y centrarnos en la vida que estamos viviendo. Es en ella donde hemos de realizar cualquier acción que nos acerque a la Iluminación, cualquier acción que nos acerque a Dios.   
           

jueves, 19 de septiembre de 2013

Desamor?


            Es más que posible que todos nos hayamos enamorado en algún momento de nuestra vida. El estado de enamoramiento es ese estado en que todo parece tener un color y una luminosidad distinta, es el estado en el que se coloca en la cara una sonrisa, que parece eterna, es el estado en el que se produce un cambio en el nivel de conciencia, se empiezan a encontrar significados donde antes no se veían, el encuentro con el ser amado parece un encuentro divino, el sentido de la vista se vuelve más atractivo: da la impresión de que se perciben más y mejor los colores, las texturas, las formas, el mundo es más hermoso. El ingenio se acentúa, y los enamorados pueden sorprenderse con expresiones artísticas que, por momentos, no reconocen como propias; y sobre todo: el ego se disipa. Los enamorados pasan por el mundo como si estuviesen en una película, se olvidan de sí mismos. La vida parece fluir de un modo más suave, se observan coincidencias sorprendentes: es la sincronicidad. La vida se adapta al paso de los enamorados, lo cual refuerza el Amor y contribuye a profundizar aun más en el estado de enamoramiento.
Pero llega un momento, por desgracia antes que después, en que el ego, posiblemente reviviendo experiencias de esta o de otras vidas, no se lo cree, y comienza a aparecer algo que se denomina “miedo”, miedo a que eso no dure, miedo del qué dirán, miedo a perder la libertad, miedo a dar más de lo que recibe, miedo, miedo, miedo. Y es ese miedo el que le gana la batalla, de forma irreversible e inevitable, a la fe creada en torno a la magia de la relación amorosa, que era precisamente la que mantenía el nivel de conciencia elevado. Y el Amor, al volver al nivel de conciencia ordinario, se torna apego, se torna deseo.
La persona deja de ser creativa y se vuelve rutinaria, miedosa y desconfiada. Desde su nuevo punto de vista, en una conciencia disminuida, y debido a que ha olvidado completamente su reciente vivencia en un plano superior de la conciencia,  cree continuar viviendo el amor como amor verdadero, pero ya es simplemente un conjunto muy limitado de emociones. La magia se pierde y lo que antes eran dos almas en una fundidas con Dios, ahora son vacío interior, preguntándose una a la otra: ¿De verdad me quieres?, y ¿Me querrás siempre?
            ¿Por qué donde antes parecía que había un amor increíble, este ha desaparecido?, ¿Por qué el amor ha dado paso al miedo? Pues por una razón obvia, no era amor, era necesidad de amar, necesidad de compañía, necesidad de seguir los dictados de la sociedad, era apego, era deseo de formar una familia. El Amor nunca desaparece, por eso, el amor que se acaba, no es amor. El desamor no existe, porque el Amor perdura para siempre.
            Una relación puede acabar, porque nada de la materia es eterno. Pero sin que el Amor disminuya ni un gramo. ¿Qué como puede ser?, es fácil. Siempre nos encontramos con las personas con las que tenemos que realizar algún trabajo o algún aprendizaje, nos encontramos con las personas que nos deben algo o a las que debemos nosotros. Solo es la Ley del Karma. El encuentro de la pareja también es eso.
Y cuando la relación acaba, y cuando llega ese momento en el que se sabe que la relación ha concluido, que el trabajo conjunto ha finalizado, los miembros de la pareja, deben apoyarse utilizando el amor como base. Donde existe Amor, no se utilizan como armas arrojadizas, ni los niños, ni el dinero, ni las propiedades. Todo se hace desde la mutua comprensión y desde el respeto.
            Cuando una pareja se separa y sus relaciones son broncas, es que ni existe ni ha existido jamás el Amor. Es el pan nuestro de cada día.      

domingo, 18 de agosto de 2013

Estrategias del alma


            Antes de que el alma tome posesión de un nuevo cuerpo, los Señores del Karma presentan a ese alma que está preparándose para su vuelta a la materia, cuál será su próximo plan de vida, donde nacerá, quienes serán sus padres, cuáles serán sus hitos importantes, y no tan importantes, cuál será su misión, sus aprendizajes, cual el Karma que traerá para ser liberado, sus trabajos, sus encuentros, sus relaciones, sus enfermedades, y hasta el momento del abandono del cuerpo y su retorno a casa.
            El alma, normalmente no discute dicho plan, lo acepta confiada, ¿Quién mejor que los Señores del Karma para preparar una vida?
            El problema reside, en que una vez que el alma ha tomado posesión del cuerpo, el ser humano va olvidando paulatinamente, no solamente el plan, sino que llega a olvidar quien es realmente y de donde procede. Olvida la conexión que le une con el resto de seres que como él, caminan por esta Tierra, y que en multitud de ocasiones, y provocado por ese olvido, el camino parece convertirse en un valle de lágrimas.
            Pero lo que parece que es olvido, no es completo, el alma tiene un exhaustivo conocimiento de todo, y la agenda, (permitirme que la denomine así), donde permanecen las anotaciones, se encuentra almacenada en el corazón, que es el instrumento de trabajo del alma.
            En todo momento, el corazón se encarga de ir enviando impulsos a la mente con la información y los planos que la persona necesita para seguir su camino, son las intuiciones, pero a veces, la mente está tan ocupada en sus inútiles procesos mentales, que no siente la más mínima vibración, con  lo que la información se pierde en la nada.
            Sin embargo, hay informaciones que son imprescindibles de conocer por la persona, y es entonces cuando el alma toma las riendas, poniendo en marcha alguna de las múltiples estrategias que puede utilizar, para que la persona reciba, de una u otra manera, esa información.
            La forma en la que el alma hace llegar la información, es de la única manera que el ser humano puede, medianamente, entender: con enfermedad, con dolor, con sufrimiento, con decepciones. Cuando el ser humano siente algo de esto es su cuerpo, se detiene en su frenética carrera hacia la nada, y entonces se pregunta ¿Porqué el dolor, porqué el sufrimiento, porqué la enfermedad, porque la decepción?, y el corazón vuelve a enviar esa información. Si la persona no la percibe, entonces el alma se hará ayudar por algún sanador, o clarividente para que la persona escuche la información.
            Aun así, la persona puede hacer oídos sordos al mensaje. ¿Qué hace entonces el alma?, nada, resignarse, y la persona seguirá con más dolor, con más enfermedad, con más sufrimiento o con más decepciones.
Conozco gente de los dos lados: Los que percibiendo un mínimo impulso, se han ido detrás de él, dejando su vida e incluso su país, sin tener claro nada más que ese impulso que nacía en su corazón, encontrándose con una nueva vida que en el transcurrir del tiempo ha resultado ser para esa persona una parte de vida imprescindible y muy importante, para cerrar el círculo kármico y para realizar un avance importante en su crecimiento.
Y del lado de las personas que no escuchan “en todo” a su corazón, últimamente he conocido a una persona, toda bondad, brillante, que siendo consciente de la razón de una enfermedad que la aqueja, sigue “erre que erre”, cerrando la puerta de la información que recibe, no sólo de su corazón, sino también de su alma, e incluso la de su propio Maestro, con el que habla regularmente.
En la entrada anterior decíamos que “La verdadera y futura curación se efectuará cuando la vida del alma pueda fluir sin impedimento ni obstáculo a través de cada aspecto de la materia, pudiendo entonces vitalizarla con su potencia y eliminar los bloqueos que son la fuente de las enfermedades”.
Un sinfín de enfermedades tienen su origen en un, (permitirme la acepción),  “enfado del alma”.  Sólo hay que ser honestos con uno mismo, escuchar lo que dice el corazón, y seguirlo al pie de la letra.