El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 27 de agosto de 2022

¿Qué es la vida?, ¿una ilusión?


Capítulo IV, Parte 1. Novela "Ocurrió en Lima" 

Tardé casi media hora en recuperarme, físicamente, de la regresión y poder hablar con Indhira. Al finalizar, me sentía pesado como una piedra y, completamente, pegado a la camilla.

Indhira respetaba mi silencio. Mis ojos estaban brillantes por las lágrimas que parecían querer brotar al exterior. Aun sin decir una palabra, me senté en la camilla mirando a Indhira de una manera diferente. Había tenido una experiencia extraordinaria y había sido gracias a ella.

-    ¿Tú crees que esto puede haber sido cierto y que yo haya sido la mujer que aparecía en la historia?, y sobre todo ¿es posible que haya hablado con Jesús, con mi mamá y con Ángel?, ya decía yo que era un hombre extraño –es que parecía demasiado increíble.

-    Indhira me contestó con otra pregunta- ¿Tú eres capaz de inventarte una historia como esa?

-    No –y era cierto. Nunca fui un buen contador de historias y mucho menos inventadas.

-    Yo no sé si es cierto o no. Yo solo te escuchaba. Pero, también, sentiste el dolor en el pecho, de cuando te mataron, y la ternura de tener el bebé. Una regresión puede cambiarte la vida y, en tu caso, que ha sido extraordinaria, mucho más.

-    Y estar con mi mamá, con Ángel y con Jesús. ¡Ha sido increíble!, ¿tú crees que eso es posible?

-    Todo es posible Antay. Todas las personas que han muerto y ya no tienen cuerpo no se han ido a ningún sitio. Están aquí, solo están vibrando en otra sintonía. En el momento que nosotros, elevamos la vibración que, en condiciones normales, es muy baja, podemos estar en sus mismas condiciones y tener acceso a ellos.

>> En el estado de relajación en el que estabas tú vibración se hizo mucho más sutil. Y, también, pasa cuando meditas. Con la facilidad que tienes para relajarte si meditaras tendrías experiencias muy parecidas a la que has tenido hoy.

-    Solo he meditado una vez y ya me ha pasado.

-    ¿Qué me dices?, ¿cuéntame?

-    Teniendo en cuenta que Indhira no iba a pensar que estaba loco, le conté mi experiencia en la única meditación que había hecho. Le hablé de mi conversación con Dios y de los consejos que Él me dio sobre la aceptación, sobre la programación de la vida y su recomendación para que meditara cada día. Y ya que estaba contando mis experiencias intangibles decidí soltarme, de una vez, y contarle mi experiencia de “complitud” o, de unidad con todo lo creado.

Según iba hablando Indhira iba abriendo tanto los ojos que parecía que iban a salirse de sus órbitas.

Cuando finalicé mi relato, permaneció, un momento, en silencio, como asimilando todo lo que había oído, hasta que al final dijo:

-    Antay, ¿eres consciente de todo lo que me has contado?, ¿eres consciente de todas las experiencias que has tenido en menos de un mes?

>> Hace veinte días tú no habías escuchado hablar sobre sanación, energía, regresiones, reencarnación ni meditación. Y en tan pocos días has tenido experiencias que hay personas que las buscan desde hace años y que se van a morir y no las van a experimentar en toda su vida.

-    No, no soy consciente de si lo que me ha pasado es importante o no. A mí me asusta. Con decirte que no me he vuelto a sentar a meditar para no encontrarme con Dios, ¡en caso de que fuera Él!, ¡claro! Es que me da un poco de miedo.

>> ¿Por qué me pasa a mí que lo desconozco y no lo busco y no les pasa a los que lo buscan?

-    Antes de comenzar la regresión te decía que cuando pedimos algo a Dios nunca nos conceden lo que deseamos, sino lo que necesitamos. Si has tenido estas experiencias es porque las necesitas en este momento.

-    ¿Para qué necesito todo esto? –la verdad es que necesitaba entenderlo y no parece que nadie pudiera explicármelo.

-    Yo no lo sé. Pero, puedes estar seguro de que, antes de venir a la vida, tú lo planificaste.

-    Sí. Tengo claro que todo tiene un propósito, según sentí en mi experiencia de unidad con todo. Pero una cosa es saberlo, otra integrarlo y entenderlo, porque la triste realidad es que no entiendo nada.

-    Todo es cuestión de creencia Antay. No vas a saber nada con la certeza que tiene un científico después de experimentar con éxito sus teorías. El experimento eres tú mismo. Ya te está pasando y no lo crees. ¿Qué tiene que pasar para que creas?

-    No lo sé Indhira, no lo sé.

Nos quedamos en silencio como esperando que el Espíritu Santo llegara a nosotros, como un día lo hizo con los apóstoles de Jesús, y nos aclarara todas las dudas. Pero no, el Espíritu Santo no iba a venir, teníamos que ser nosotros solos. Lo que sí había llegado era la hora del almuerzo, porque sin ser conscientes de cómo iba pasando el tiempo, era la una de la tarde.

Tenía que comenzar a despedirme de Indhira y no me apetecía. Mi pensamiento dio en la diana: “Te gusta y te sientes atraído por ella. Por eso te cuesta tanto trabajo despedirte”. “Si, es verdad”, le di la razón al pensamiento. Y este, por fin, me presentó una idea genial “¿Por qué no la invitas a comer?”. “Claro, tienes razón”, le respondí a mi pensamiento.

-    Indhira –comencé mi discurso- ya que te has dedicado a mí toda la mañana, en justa compensación, te invito a almorzar.

-    Me parece bien. Acepto –había sido más fácil de lo que pensaba- Dame diez minutos que me cambio de ropa y nos vamos.

No tardó diez minutos, fueron treinta los que estuve esperando. Mientras esperaba hice un rápido repaso de mis experiencias a lo largo y ancho de mi vida.

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