A vueltas con el ego
Querido Dios:
¡Qué fácil parece
ser tu trabajo y, aun diría más, qué fácil parece ser tu existencia!
Sin embargo, la
existencia de los seres humanos y la misma tarea de ser humano, no lo parece
tanto.
Tenemos que
mantener una lucha, sin cuartel, en múltiples frentes: Luchamos contra una
mente que, me atrevería a calificar de maligna, porque, aunque no he realizado
una prueba objetiva, no creo equivocarme mucho si digo que, de cada 100
pensamientos que se pasean por nuestro cerebro, 99 son negativos, inútiles o
repetitivos. Tenemos muy pocos pensamientos útiles, que son aquellos
pensamientos conscientes que utilizamos para la solución de algún problema. Sin
embargo, hasta los pensamientos conscientes, generados por nosotros, se
contaminan, rápidamente, con pensamientos negativos que aparecen tratando de
boicotear nuestro propio trabajo, generando un sufrimiento inútil. Y si tenemos
pocos pensamientos útiles, aún tenemos menos pensamientos positivos, por lo que
es fácil aventurar que, si dejamos que la mente actúe, con total independencia,
sin intervenir en su proceso, nuestro estado emocional sería un caos de
emociones encontradas.
No es necesario
que te diga, porque lo sabes, perfectamente, ya que eres Tú eres el Creador de
nuestra mente, que tratar de dominar el pensamiento es una ingente tarea, en
muchas ocasiones imposible, por lo que el sufrimiento es la emoción más común
con la que convivimos los seres humanos. ¿Por qué todo tiene que ser a través del
sufrimiento, cuando nadie nos enseña como dejar de sufrir o como dominar la
mente para evitar el sufrimiento?
Otra forma de
pensamiento muy poderosa, con la que tenemos que batallar a cada segundo del
día, son las peculiaridades de nuestro propio ego. La percepción, la valoración
y nuestra propia identidad. Es tan poderoso que nos creemos que estamos en la
vida para satisfacer sus caprichos, para sufrir por sus preocupaciones, para
luchar por sus falsas creencias, para llorar por la desaparición de sus seres
queridos, para batallar con las enfermedades, para alargar, lo más posible, la
vida.
Podría seguir
enumerando más frentes de lucha como pueden ser, las incertidumbres de la
propia vida: saber qué hacemos aquí o cuando vamos a morir.
Y podría poner en
el mismo saco otras formas de pensamiento como pueden ser la avidez por
conseguir nuestros deseos.
Será otro día.
Gracias Señor.
CARTAS A
DIOS-Alfonso Vallejo
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