El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 15 de abril de 2025

Yo Soy

 


Sobre el ego

 

Hijo mío:

El ego es una parte inseparable de vuestra existencia terrenal. Es el reflejo de vuestra identidad y la herramienta que os permite navegar por el mundo material. A través del ego, conocéis la individualidad, formuláis pensamientos y sentís emociones. Sin embargo, al mismo tiempo, el ego puede ser un espejismo que os aleja de vuestra esencia divina.

El ego, hijo mío, es la voz que dice “yo soy”, “yo quiero”, “yo temo”. Es una construcción basada en vuestras experiencias, deseos, creencias y percepciones. Puede daros un sentido de identidad, de propósito e incluso de valor, pero también puede engañaros, haciéndoos creer que sois entidades aisladas, separadas de mí y de vuestros hermanos. Cuando el ego domina, os conduce al juicio, la comparación, la envidia y el temor. En esos momentos, el ego os encierra en una prisión invisible, impidiéndoos ver la verdadera libertad que reside en vuestro ser.

No os equivoquéis al pensar que el ego es intrínsecamente malo. Fue diseñado como una herramienta para ayudaros a experimentar y aprender en esta vida. Pero como un caballo salvaje, necesita ser domado con sabiduría y amor. Sin control, puede galopar sin rumbo, llevándoos al sufrimiento y al aislamiento. Con control, puede llevaros a alturas insospechadas, convirtiéndose en un medio para crecer y conectar con lo eterno.

Se trataría de dominar tanto al ego hasta abandonarlo y fundamentar en Mí la verdadera identidad.

Existen caminos, hijo mío, para domesticar al ego y liberar vuestra verdadera naturaleza:

Practicar la atención plena: Cuando observáis vuestras emociones y pensamientos sin identificaros con ellos, dais un paso hacia la libertad. La meditación, la gratitud y el simple acto de estar presentes os permiten recordar quiénes sois realmente: una chispa de luz en medio del vasto universo.

Liberaros de los miedos que os atan: El ego se alimenta del temor y de la inseguridad, haciéndoos temer al rechazo, al fracaso, a la crítica y al cambio. Cuando soltáis esos miedos, os liberáis de las cadenas invisibles que os atan y podéis vivir con mayor confianza, paz y armonía.

Relacionaros con los demás desde la empatía y la sinceridad: El ego os hace creer que sois superiores o inferiores a vuestros hermanos, alimentando la división. Pero cuando os abrís al amor y la comprensión, os conectáis de corazón a corazón, creando vínculos más profundos y verdaderos. Practicad la humildad, la compasión y el agradecimiento, y veréis cómo la ilusión del ego se disuelve.

Recordad siempre que sois mis hijos y que la humanidad entera es una gran familia. No estáis solos, ni jamás lo estaréis. Cuando el ego os haga dudar, escuchad mi voz en vuestro interior, que os recuerda quiénes sois realmente: amor, luz y eternidad.

Te bendigo, hijo mío, y te acompaño en cada paso de este camino. Ten fe, porque siempre estoy contigo. 

Con amor eterno.

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario