Las
cosas por si mismas no tocan el alma ni lo más mínimo, ni encuentran acceso al
alma, ni son capaces de dirigirla ni de moverla: es la propia alma la que se
dirige y se mueve a sí misma; según sean las cosas que ella juzgue dignas para
sí, así serán los accidentes que produzca en sí misma.
MARCO AURELIO
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