El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 16 de abril de 2025

Yo Soy Pepito

 


Querido Dios

 Entiendo perfectamente tu explicación sobre el ego, pero me surgen algunas contradicciones que no puedo ignorar: 

¿Qué diferencia hay cuando Tú te defines como “Yo Soy el que Soy”, y nosotros, los humanos, nos definimos como “Yo Soy Pepito”? Ambas afirmaciones parecen similares en su estructura, pero imagino que la diferencia radica en la esencia, el contexto y, sobre todo, en la trascendencia del Ser. Mientras que Tú representas el absoluto, la fuente inmutable de todo lo que existe, nosotros, los humanos, somos reflejos fragmentados de esa divinidad, envueltos en una experiencia terrenal que nos limita y condiciona.

También comprendo cuando dices que el ego puede ser un espejismo que nos aleja de nuestra esencia divina, haciéndonos creer que somos entidades aisladas. Es cierto que el ego forma parte de nuestra existencia terrenal; es una herramienta necesaria para desenvolvernos en el mundo material, pero, al mismo tiempo, puede ser un velo que oculta nuestra conexión con lo sagrado y con el todo. Es paradójico cómo algo que nos da identidad puede alejarnos de nuestra verdadera naturaleza

Sé que nuestras mentes humanas no están preparadas para comprender plenamente los misterios de la Verdad. Incluso cuando logramos destellos efímeros de esa comprensión, siento que nos falta una capacidad más profunda, un entendimiento adaptado para abrazar lo infinito. He llegado a esta conclusión observando el comportamiento de mis semejantes, combinándolo con mi propia evolución, percepción y reflexión. A veces parece que, como humanidad, avanzamos a ciegas, atrapados en nuestras limitaciones y resistencias.

Lo que realmente me entristece, Señor, es observar cómo no solo las personas menos conscientes de su divinidad viven en la ignorancia de su hermandad con los demás, sino que, peor aún, muchos de los líderes que deberían guiar desde la sabiduría y la compasión actúan como adalides de la discriminación, la intolerancia, la violencia, el supremacismo y la guerra. Estos líderes, a los que atribuimos un mayor nivel intelectual o preparación, son, paradójicamente, los que más contribuyen a la segregación y al sufrimiento.

Parece, Señor, que hemos caído en una dinámica de involución como humanidad. Aquellos que han alcanzado un nivel mayor de comprensión y empatía parecen condenados a actuar desde el anonimato, ayudando en silencio y pasando desapercibidos entre una sociedad que, día a día, parece volverse más cruel. Esta realidad me causa una tristeza profunda, una sensación de pérdida en el camino hacia la armonía y el entendimiento.

¿Qué opinas Tú de todo esto, Señor? ¿Cómo podemos superar esta oscuridad y recuperar la luz de la comprensión y la unidad? Sé que la respuesta yace en nosotros mismos, pero a veces siento que necesitamos un faro, una guía que nos recuerde quiénes somos realmente.

Gracias por escucharme siempre. 

Con amor y esperanza.

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario