El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 26 de julio de 2025

Nacimiento y muerte

 


¿Hay algo en el mundo que esté al abrigo de cambio?, la tierra, el cielo, toda la inmensa maquinaria del universo no están exentos de cambios, aun siendo la obra de Dios mismo.

No, el mundo no conservará siempre su orden actual; día vendrá que lo desvíe de su curso. Todos los seres tienen periodos marcados: deben nacer, crecer y perecer. Esos astros que veis moverse por encima de nosotros, esa tierra en que estamos confusamente esparcidos y nos parece tan sólida, todo ello está minado sordamente y ha de tener un fin.

No hay nada que no tenga su vez, su decrepitud, su término; aunque en épocas diferentes, el fin le espera a todo lo que existe. Todo lo que es acabará por no ser, pero el mundo no perecerás por eso: se disolverá. La disolución, para nosotros, es la destrucción.

En efecto, nosotros no consideramos, sino lo que está muy cerca de nosotros: nuestra alma, bastardeada, y que no sabe desprenderse del cuerpo, no ve más allá; pero soportaríamos con muchas más firmeza la idea de nuestro fin y la de nuestros prójimos, si estuviéramos persuadidos de que la naturaleza no es más que una sucesión de nacimiento y, muerte; de que los cuerpos compuestos se disuelven; de que los cuerpos compuestos se reconstituyen, y de que es en este círculo infinito donde se ejerce el poder del Dios moderador del universo.

LUCIO ANNEO SÉNECA


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