Ya lo dice el refrán: “Dime de que hablas y te diré de que careces”.
Aunque resulte difícil de creer, por todos los desastres que envuelven
al planeta, la Tierra está realizando su ascenso a la quinta dimensión.
La quinta dimensión no es un lugar, es un estado de conciencia y el
estado de conciencia tiene que ver con la calidad de la energía, es decir, con
la vibración.
El mayor descubrimiento de Albert Einstein fue que la materia es
energía. Por lo tanto, una vez demostrado que nada es sólido, se puede afirmar
que todo es energía. La existencia es energía: el cuerpo es energía, la mente
es energía, el alma es energía, Dios es energía, y lo es el pensamiento, la
emoción y el sentimiento.
La diferencia entre la energía del cuerpo, la energía de la mente o la
energía de Dios, estriba en la vibración o, en la diferente longitud de onda de
cada uno de ellos. Desde la materia, que es la vibración más baja, hasta Dios,
que es la vibración más sutil, existe un sinfín de vibraciones.
Las bajas vibraciones corresponden a las dimensiones bajas y se asciende
a otra dimensión según se va incrementando la vibración.
Los seres humanos nos movemos entre la tercera y la cuarta dimensión.
En la tercera dimensión o tercer nivel de conciencia, se percibe el
mundo, y a uno mismo, a partir de tres referencias: anchura, altura y
profundidad, es decir, quien vive en la tercera dimensión valora todo aquello
que puede ver, tocar y experimentar, es decir, valora el mundo físico.
Al incrementase la vibración de la persona, esta asciende a la cuarta
dimensión. En ella, a las referencias anteriores, ancho, alto y profundo, se
incorpora la parte espiritual, por lo que la persona puede verse a sí misma, aparte
de un cuerpo con unas necesidades específicas, con un añadido afectivo y
emocional. La vibración de la Tierra corresponde a esta categoría, por lo que
los seres humanos que habitan en ella, al estar impregnados con su energía,
tienen una facilidad añadida para llegar a ese nivel, si es que aún no han
llegado a él.
El siguiente peldaño o nivel de conciencia es la quinta dimensión. Quien
vibre en esa sintonía es capaz de percibir que todas las cosas están unidas por
una fuerza universal, el Amor. Se deja a un lado la sensación de individualidad
y se adentra en la sensación de unicidad. Todos somos Uno, hijos de un mismo
Padre.
A esta vibración es a la que se está llevando al planeta, y digo “que se
está llevando” porque no lo puede hacer solo y, para eso, necesita de las
vibraciones de sus habitantes y de la ayuda de los Seres de Luz.
Los habitantes del planeta, no creo yo que seamos de mucha ayuda, ya que
no parece que haya muchos que estén vibrando en la sintonía cercana a la quinta
dimensión, por lo que casi todo el trabajo lo tienen que realizar los Seres de
Luz. Cuando lo consigan será de gran ayuda para que todos los que estamos
encarnados, y para que los que vayan a encarnar, podamos llegar a esa vibración
más fácilmente, porque cuando la Tierra consiga vibrar en la energía de la
quinta dimensión, será mucho más fácil, para los seres humanos, alcanzar ese
estado de unidad con Todo, de unidad con todos y de unidad con Dios, que son
los atributos de la quinta dimensión.
A pesar de que la Tierra cambie su vibración, podrán seguir habitándola
seres de tercera y cuarta dimensión. Posiblemente, un poco incómodos, al
principio, porque tendrán que vivir en una energía más sutil que la suya
propia, pero podrán acostumbrarse sin grandes problemas.
Sin embargo, hay quien no quiere que la Tierra ascienda. Los seres de la
oscuridad no desean ese cambio porque no quieren que los seres humanos se
acerquen a su Origen, es decir, a Dios y, para eso, ponen todas las trabas que
pueden para que eso no suceda.
Mañana seguiré con los seres de oscuridad.
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