Miércoles 7 de septiembre 2022
Estoy resfriado, muy resfriado. Hace un mes el Covid y
ahora el resfrío. He estado más de 2 años sin gripe, sin resfriado, sin nada.
Ha sido quitarme el tapabocas y venirme de todo. Es como si el cuerpo quisiera
recuperarse de los 2 años sin enfermedades y las quisiera todas en poco tiempo.
Hoy me he dado cuenta de que no me siento cómodo
llamándote “diario”, porque es una forma de trato muy impersonal. Creo que si
tuvieras un nombre me sentiría mucho más cómodo.
¿Qué te parece Sayri? Es un nombre inca que significa
“príncipe, el que siempre da ayuda a quien la pide”. Tengo que confesarte que
he dudado entre tres. Los otros dos eran Astu, que significa “pájaro de los
Andes” y Usuy, cuyo significado es “el que trae abundancia”. Al final elegí
Sayri, porque es un nombre que le podría quedar bien a un babau. Lo digo por la
ayuda, porque al final siempre hay quien se aprovecha de la bondad. Así me
siento más identificado contigo.
El lunes pasado hablaba de exponer mi creencia sobre el
tinglado que tenemos montado en la vida de la materia.
Pero, lo más increíble, es que venimos a realizar un
trabajo, (digo trabajo por darle algún nombre, aunque si le llamara función,
aprendizaje, recordatorio o despertar, también sería correcto), del que no
tenemos ni la más remota idea, por lo que nos dedicamos a experimentar lo
contrario que teníamos previsto, según la planificación realizada.
Menos mal Sayri que esto es entre tu y yo, porque si lo
leyera alguien más, seguro que se preguntarían, pero ¿qué planificación?, ¿qué
trabajo?
Jueves 8 de
septiembre 2022
Hoy ha muerto la reina Isabel II de Inglaterra. Supongo que debe de ser un
descanso para ella, porque ha vuelto a casa, donde no tiene que ir cargando con
el peso de la corona de la mañana a la noche.
A pesar de que, en la prensa escrita, en las emisoras de
radio y en los canales de televisión, están dedicando horas y horas al fatal
acontecimiento, el alma, de la que fue la reina, va a realizar el mismo
recorrido que las 150.000 almas que se han desprendido del cuerpo físico el
mismo día que ella. El dato corresponde al año 2017 según el World Economic
Forum, en un artículo sobre la salud mundial de Jenna Ross.
No hay diferencia entre almas. Todas son iguales, todas
con el mismo origen, todas con la misma misión, todas con la misma meta.
Sayri, te cuento porque todas las almas son la misma
cosa. Permíteme un poco de historia.
La historia de la religión cuenta que cuando Moisés le
preguntó a Yavè, que se manifestaba bajo la forma de una llama de fuego, en la
espesura de una zarza en el Horeb, más conocido como el monte de Dios: “He aquí
que voy a los hijos de Israel y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado
a vosotros, pero si me preguntan cuál es su nombre, ¿qué les responderé?”, y
Dios respondió a Moisés : “Yo Soy el que Soy”, y añadió: “Diles que El que Es
te ha enviado”.
Dios se definió a sí mismo como El que Es.
Por lo tanto, todo lo que Es, es Dios. El aire, la
tierra, el fuego, la rosa, el tigre, tú y yo. Todo es Dios.
Antes del Big Bang, que es cómo los astrónomos explican
la forma en que comenzó el Universo, como un solo punto, que se expandió y se
estiró para crecer tanto como lo es ahora, ¡y todavía se está extendiendo!,
había Nada, y esa Nada era Dios.
Y de la misma manera que se manifestó como un punto para
dar inicio a la Creación, comenzaron a desprenderse puntos de luz de esa
Energía.
Pues bien, cada uno de esos puntos de luz, llamados
mónadas, somos nosotros.
Cada alma es un punto con su luz, su sonido y su
vibración, (así nos diferenciamos todas las almas al otro lado de la vida). Pero todas procedentes de Dios, y todas las que desean encarnar lo
hacen para llegar a amar, en la materia, como Dios nos ama. El final de todas
las almas es volver a integrarse en la Energía Divina, es decir, en Dios.
Rey o mendigo, los dos tienen que hacerse conscientes, en
la materia, de que son hijos de Dios y, por lo tanto, que los dos son hermanos.
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