El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 12 de septiembre de 2022

Diario íntimo de un babau - 7 (Rey o mendigo todos iguales)


 Miércoles 7 de septiembre 2022

 

Estoy resfriado, muy resfriado. Hace un mes el Covid y ahora el resfrío. He estado más de 2 años sin gripe, sin resfriado, sin nada. Ha sido quitarme el tapabocas y venirme de todo. Es como si el cuerpo quisiera recuperarse de los 2 años sin enfermedades y las quisiera todas en poco tiempo.

Hoy me he dado cuenta de que no me siento cómodo llamándote “diario”, porque es una forma de trato muy impersonal. Creo que si tuvieras un nombre me sentiría mucho más cómodo.

¿Qué te parece Sayri? Es un nombre inca que significa “príncipe, el que siempre da ayuda a quien la pide”. Tengo que confesarte que he dudado entre tres. Los otros dos eran Astu, que significa “pájaro de los Andes” y Usuy, cuyo significado es “el que trae abundancia”. Al final elegí Sayri, porque es un nombre que le podría quedar bien a un babau. Lo digo por la ayuda, porque al final siempre hay quien se aprovecha de la bondad. Así me siento más identificado contigo.

El lunes pasado hablaba de exponer mi creencia sobre el tinglado que tenemos montado en la vida de la materia.

Pero, lo más increíble, es que venimos a realizar un trabajo, (digo trabajo por darle algún nombre, aunque si le llamara función, aprendizaje, recordatorio o despertar, también sería correcto), del que no tenemos ni la más remota idea, por lo que nos dedicamos a experimentar lo contrario que teníamos previsto, según la planificación realizada.

Menos mal Sayri que esto es entre tu y yo, porque si lo leyera alguien más, seguro que se preguntarían, pero ¿qué planificación?, ¿qué trabajo?

 

    Jueves 8 de septiembre 2022

 

Hoy ha muerto la reina Isabel II de Inglaterra. Supongo que debe de ser un descanso para ella, porque ha vuelto a casa, donde no tiene que ir cargando con el peso de la corona de la mañana a la noche.

A pesar de que, en la prensa escrita, en las emisoras de radio y en los canales de televisión, están dedicando horas y horas al fatal acontecimiento, el alma, de la que fue la reina, va a realizar el mismo recorrido que las 150.000 almas que se han desprendido del cuerpo físico el mismo día que ella. El dato corresponde al año 2017 según el World Economic Forum, en un artículo sobre la salud mundial de Jenna Ross.

No hay diferencia entre almas. Todas son iguales, todas con el mismo origen, todas con la misma misión, todas con la misma meta.

Sayri, te cuento porque todas las almas son la misma cosa. Permíteme un poco de historia.

La historia de la religión cuenta que cuando Moisés le preguntó a Yavè, que se manifestaba bajo la forma de una llama de fuego, en la espesura de una zarza en el Horeb, más conocido como el monte de Dios: “He aquí que voy a los hijos de Israel y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros, pero si me preguntan cuál es su nombre, ¿qué les responderé?”, y Dios respondió a Moisés : “Yo Soy el que Soy”, y añadió: “Diles que El que Es te ha enviado”.

Dios se definió a sí mismo como El que Es.

Por lo tanto, todo lo que Es, es Dios. El aire, la tierra, el fuego, la rosa, el tigre, tú y yo. Todo es Dios.

Antes del Big Bang, que es cómo los astrónomos explican la forma en que comenzó el Universo, como un solo punto, que se expandió y se estiró para crecer tanto como lo es ahora, ¡y todavía se está extendiendo!, había Nada, y esa Nada era Dios.

Y de la misma manera que se manifestó como un punto para dar inicio a la Creación, comenzaron a desprenderse puntos de luz de esa Energía.

Pues bien, cada uno de esos puntos de luz, llamados mónadas, somos nosotros.

Cada alma es un punto con su luz, su sonido y su vibración, (así nos diferenciamos todas las almas al otro lado de la vida). Pero todas procedentes de Dios, y todas las que desean encarnar lo hacen para llegar a amar, en la materia, como Dios nos ama. El final de todas las almas es volver a integrarse en la Energía Divina, es decir, en Dios.

Rey o mendigo, los dos tienen que hacerse conscientes, en la materia, de que son hijos de Dios y, por lo tanto, que los dos son hermanos.

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