El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 16 de septiembre de 2022

¿Por qué no eres feliz?

          

            


Si alguien nos pregunta, ¿por qué no soy feliz?, y le respondemos diciendo que “porque no quieres”, es posible que seamos lapidados como si hubiéramos retrocedido dos mil años en el tiempo.

         ¿Cómo es posible que alguien pueda decir a otra persona que, si no es feliz es porque no quiere, cuando lo que busca cada ser humano, casi con desesperación es, precisamente eso, la felicidad?

Y la busca en cada nueva relación que inicia, en cada número de lotería que juega, en cada oposición que prepara con esmero, en cada curriculum que rellena con mimo, en cada moneda ahorrada para las próximas vacaciones, o en cada reunión familiar o con amigos. En fin, parece que cada actividad “extraordinaria” del ser humano está encaminada a conseguir la felicidad. Y digo extraordinaria, porque la rutina diaria es, justamente, lo que parece que le separa de la felicidad: El trabajo, la relación de pareja o cumplir los compromisos, solo por mencionar alguna de las rutinas.

         Pero…, ¡Oh!, que pocos parecen conseguirla.

         ¿No será que no saben realmente lo que es la felicidad?, o ¿no será que no saben dónde buscar?, o ¿no será que confunden la felicidad con la euforia?

         Aunque, es posible que lo hayan leído un millón de veces, y que se lo hayan comentado otro millón, lo recuerdo una vez más: “La felicidad es un estado interior”.

Eso quiere decir, que todo aquel que asocie su felicidad a la consecución de sus deseos, y crea que la felicidad está fuera, esperándole en forma de naranja, “de media naranja”, en forma de fajo de billetes, en forma de un diploma conseguido por su hijo, en forma de “Ferrari”, en forma de palacete veraniego, unido todo eso a una salud de hierro personal y de sus seres queridos, está abocado a la infelicidad, al sufrimiento, al dolor, a una vida anodina, a una vida de ansiedad esperando no sabe muy bien qué.

         Porque piensen por un instante, si hoy les toca una millonada a la lotería, que les hace inmensamente felices, pero mañana contraen una enfermedad grave, puede que incluso terminal ¿dónde quedaría la felicidad de los millones conseguidos?

         Asociar la felicidad a estímulos externos, la hace caduca porque en un instante pueden cambiar las condiciones externas y verse de nuevo abocados a la infelicidad. Han de conseguir ser felices con la pobreza y con los millones, con la buena salud y con la enfermedad, con la pareja y con el abandono.

         Lo que denominan felicidad, después de conseguir que les toque la lotería, es un momento de euforia y, podríamos definir como abatimiento encontrarse cara a cara con la enfermedad grave.

         La euforia es la cresta de una onda, y el abatimiento el valle. Entre la cresta y el valle, en el centro, se encuentra la felicidad. Y ese centro está en el interior del ser humano. Ahí hay que llegar, porque es en él donde se encuentra la felicidad.

 

         Ese centro es el chakra cardíaco del ser humano. Es el centro del amor, de la compasión, de la dulzura, de la ternura, de la misericordia, y se encuentra alejado de euforias y abatimientos.

         Es feliz quien “Ama”, no quien cree que ama. Digamos solo que es “Amar”, y sabrán que amar, es…, otra cosa, que suele llevar directo a la infelicidad. “Amar” es dar, es entregarse, es no juzgar, es no criticar, es compartir, es ayudar, es libertad. Quien “Ama” no entiende de celos, ni de envidias, ni de egoísmos, ni de proyecciones personales. Quien “Ama” siempre se coloca en el lugar del otro. Quien “Ama”, lo hace para siempre, en la vida y al otro lado de la vida.

         “Amar” de manera incondicional es una facultad del corazón, (del chakra cardíaco), mientras que amar como hacemos los seres humanos, mezcla de apego y deseo es una proyección de la mente.

         Por lo tanto, si quieren ser felices, si quieren permanecer en el centro, alejados de euforias y abatimientos, han de viajar al corazón, han de llegar a su centro, han de “Amar”.

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