El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 25 de septiembre de 2022

Tikum

  



Sábado 24 de septiembre 2022

 

Otra vez en La Baguette. Otro sábado haciendo tiempo hasta la hora de ir a buscar a mi hijo que asiste un sábado al mes a un taller de legos.

Hoy tenía necesidad de algo dulce y he pedido una porción de torta de chocolate y un chocolate caliente. Me voy a poner hasta las cejas de chocolate.

Somos menos personas en la terraza que el sábado anterior. Y eso que hace menos frío. Es el segundo día de primavera. Pero en esta Lima tan gris, el sol se hace el remolón.

El espacio debe de tener capacidad para unas 30 personas y, ahora, 10:30 de la mañana, somos 9. Y parece que no le prestan mucha atención a su celular, como el otro sábado que estuve aquí, excepto una de las personas que, como yo, está sola en su mesa. Todos los demás están con su consumición y hablando con las personas que los acompañan.

Yo estoy tomando notas, aprovechando el tiempo, para hacer un esquema de lo que será mi nuevo libro o una novela corta.

Tratará sobre la pareja, porque de las 1.100 entradas que tiene mi blog, (el inca vuelve a casa), las que tratan sobre la pareja son las más leídas y comentadas.

El blog tiene 12 años de vida. La idea de iniciarlo surgió cuando me vine a vivir al Perú.

Y surgió porque en España, en Tikum, que era el Centro de yoga y salud que regentaba junto a Denisa, mi socia, mi amiga, mi hermana del alma, cada viernes hacíamos una meditación gratuita en la que antes de la meditación hablábamos sobre algún tema “espiritual” de interés. Pues para seguir hablando de esos temas inicié el blog. Era una manera de no perder el contacto.

Por cierto, a Tikum se lo llevó por delante la pandemia. Las personas que lo regentaban no pudieron aguantar la presión de un alquiler sin ingresar nada.

“Los seres de la oscuridad” están haciendo un buen trabajo sembrando el miedo en cada una de las personas que habitan el planeta. Su objetivo es impedir que ayudemos a la Tierra a conseguir alcanzar la quinta dimensión. La ayudaríamos con el amor, por eso inoculan el miedo, que es lo contrario al amor. Pero no lo van a conseguir, a pesar de que aun les quedan desgracias, por sacar a la luz, dentro de su chistera.

Me está viniendo bien tanto chocolate, porque así se endulza la nostalgia que está generando en mí pensar en Tikum. Me he transportado a las siete de la noche de algún viernes. Sentado en la tarima, meditando con un grupo de personas que, con el tiempo, se convirtieron en amigos. Recordando como fue creciendo el número de asistentes, de 2, en las primeras meditaciones, a 70 algunos años después.

Ya es la hora de ir a buscar a mi hijo. ¡Hasta la próxima!   

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