Todo está bien. Nada es importante.
Esta es una invitación a soltar
el peso del mundo.
Vivimos en una era donde cada
notificación parece urgente, cada decisión parece trascendental, y cada paso
que damos está cargado de expectativas. Pero ¿y si te dijera que todo está
bien, y que nada es realmente importante?
No se trata de indiferencia ni de
apatía. Es una forma radical de ver la vida con ligereza, de entender que el
universo no está esperando que lo salvemos, que no hay una lista cósmica de
tareas por cumplir. Es una filosofía que nos libera.
          La
importancia es una trampa. Desde pequeños nos enseñan que hay cosas “muy
importantes”: sacar buenas notas, elegir la carrera correcta, encontrar el amor
perfecto, tener éxito. Pero esa importancia es una construcción. Lo que hoy
parece vital, mañana será un recuerdo borroso. Lo que nos quita el sueño esta
semana, en un año será una anécdota que contamos riendo.
Cuando soltamos la idea de que
todo debe tener un propósito trascendental, empezamos a vivir con más
autenticidad. Nos permitimos equivocarnos, cambiar de opinión, descansar sin
culpa.
Todo está bien, incluso cuando
no lo parece. Decir “todo está bien” no significa negar el dolor, la
incertidumbre o el caos. Significa confiar en que, incluso en medio de la
tormenta, hay algo profundo que permanece intacto. Es reconocer que no
necesitamos tener todas las respuestas, que podemos respirar en medio del
desorden.
Es aceptar que la vida no es una
ecuación que hay que resolver, sino una experiencia que hay que sentir.
En un mundo que nos empuja a
correr, a demostrar, a competir, elegir la ligereza es un acto revolucionario.
Reír cuando todo parece serio. Descansar cuando el mundo exige productividad.
Amar sin condiciones. Soltar sin miedo.
Porque cuando entendemos que
nada es tan importante, empezamos a ver lo que realmente importa: el momento
presente, la conexión con otros, el silencio entre pensamientos, el sol que
entra por la ventana.
Se trata de vivir sin peso. Todo
está bien. Nada es importante. Y en esa paradoja, encontramos una libertad que
no necesita explicación. Una vida más suave, más honesta, más nuestra.
¿Y si hoy, solo por hoy, te
permites vivir como si eso fuera cierto?
Ten en cuenta que si algo tiene
que ser, va a ser. Estate seguro. Lo malo es que no sabes que es eso que si
tiene que ser, pero no desesperes, ni tan siquiera lo busques. Llegará a ti. Lo
único que tienes que hacer es permanecer alerta, sin descartar ninguna de las
opciones que se vayan presentando en tu vida.
Y si tienes problemas con la importancia de las cosas, piensa cuanta importancia tendría esa cosa para ti si murieras esta noche.

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario