Hay
quien cuando hace un favor, enseguida trae a colación su generosidad; hay quien
no tan rápido, pero, si se lo guarda considera que el otro está en deuda y es
consciente de lo que ha hecho. Pero ha quien ni siquiera es consciente de lo
que ha hecho y es igual que una vid que da un racimo de uvas y no pretende nada
más allá del fruto que le es propio u que hadado; como un caballo que galopa,
un perro que rastrea o una abeja que fabrica miel; un hombre que obra bien no
lo proclama, sino que pasa a otra cosa, como la vid en su estación da de nuevo
su fruto.
¿Hay que
ser entonces como aquellos que actúan sin ocuparse de las consecuencias? Sí,
pero hay que tener en cuenta esto: es propio del ser que vive en comunidad que
se de cuenta de que obra para la comunidad.
MARCO
AURELIO

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