No son
los viajes, es la disposición interior la que nos procura la salud.
A uno
que se quejaba por este mismo motivo Sócrates le arguyó: «¿Por qué te maravillas
de que tus viajes al extranjero de nada te aprovechen, cuando es a ti mismo a quien
llevas de un lugar para otro? Te agobia la misma causa que te impulsó a salir».
¿En qué
puede aliviarte la novedad de las tierras?, ¿en qué el conocimiento de ciudades
y comarcas? A nada útil conduce ese ajetreo. ¿Quieres saber por qué esa huida
no te reconforta? Huyes contigo mismo. Tienes que descargar el peso del alma;
hasta entonces ningún paraje te agradará.
LUCIO
ANNEO SÉNECA

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