Se denomina enfermedad al proceso que atraviesan
los seres vivos cuando padecen una afección que atenta contra su bienestar al
modificar su condición de salud.
Enfermedad proviene del término
latino “infirmitas”, que significa “falto de firmeza y consiste en un proceso
que acaece a un ser vivo y altera su estado normal de salud.
La persona enferma, la ciencia
médica y muchos curadores, se centran, casi siempre, en la manifestación de la
enfermedad, en el efecto, ignorando que todo efecto es producto de una causa,
de un “algo” inicial que ha hecho que se produzca ese efecto, que al ser lo que se manifiesta a los
sentidos, es en lo que se centra la atención del enfermo y de sus curadores. Es
mucho más eficaz buscar la causa y trabajar en ella, que eliminar el efecto, ya
que si persiste la causa inicial, antes o después volverá a manifestarse.
Las causas de la enfermedad pueden
ser: Externas, internas y kármicas.
Podríamos
enumerar como causas externas: Accidentes, Infecciones, cuestiones hereditarias,
y condiciones de vida, como puede ser, por ejemplo, una mala alimentación o la ingesta
de sustancias tóxicas. Estas causas, son claras, y en ellas sí que actúan todos
los curadores, sean tradicionales o no.
En
cuanto a las causas internas, hemos de tener en cuenta que el ser humano es la
suma de sus emociones, de sus sentimientos, de sus deseos y de sus procesos
mentales. Cada una de estas fuerzas caracteriza a los distintos cuerpos sutiles
del ser humano, y determinan cual es la vida y la experiencia del cuerpo
físico. Por lo tanto cualquier cuestión psicológica puede ser una causa interna
de enfermedad, causa no conocida por la persona, ni por la ciencia médica y en
muy pocas ocasiones por los sanadores.
Y
por último las causas kármicas, totalmente desconocidas por todos. La ceguera y
la falta de instrucción, hace creer a “casi todos” los seres humanos que todo
comienza con su nacimiento y finaliza con su muerte. Nada más lejos de la
realidad. La vida de cada ser humano es una continuación de las vidas
anteriores en las que el alma se ha recubierto de materia. Producto de esas
vidas, faltas cometidas en ellas, cumplimiento de promesas, liberación del
Karma a través del sufrimiento, son algunas de las razones por la que el cuerpo
enferma.
A
la vista de todo esto, y exceptuando algunas de las enfermedades provocadas por
causas externas, podemos decir que toda enfermedad es una falta de armonía
entre la materia y el espíritu, entre el cuerpo y el alma. Por lo que el arte
del sanador consistiría en liberar al alma, en enseñar al enfermo a vivir desde
y para el alma.
En
la actualidad, la enfermedad es algo que no se acepta, ni se acepta que las
condiciones que rodean la enfermedad, (dolor, desarmonía, congestión, e incluso
muerte), son purificadoras en sus efectos. Esta sería una manera correcta de asumir la enfermedad.
Sin
embargo, el ser humano, con su pensamiento creador, se centra en la resistencia
a la enfermedad, en no apreciar el verdadero valor del dolor, en centrarse en
la materia, y en la creencia de que la muerte es la finalización de la vida.
Cuando el ser humano cambie sus ideas sobre la enfermedad, y las acepte como un
hecho natural, y comience a reorientar su pensamiento hacia el alma, las
enfermedades en el plano físico comenzarán a desaparecer. Si, ya lo sé, aun
faltan muchísimas generaciones para conseguirlo, pero alguien tiene que
empezar.
La verdadera y futura curación se efectuará
cuando la vida del alma pueda fluir sin impedimento ni obstáculo a través de
cada aspecto de la materia, pudiendo entonces vitalizarla con su potencia y
eliminar los bloqueos que son la fuente de las enfermedades.