El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 14 de agosto de 2025

Escribir para nada

 

 


Querido Dios:

           Hoy no tengo ninguna duda, ninguna pregunta, ninguna preocupación ni ningún miedo que compartir. Sin embargo, aquí estoy, escribiéndote. Escribir por escribir. Escribir para nada, o tal vez para todo. Porque esta acción, en su sencillez, me conecta contigo de una forma que las palabras apenas pueden explicar. Es un acto de intimidad, una forma especial de oración que, aunque no sea convencional, se ha convertido en mi refugio.

Mientras muchas personas encuentran en las oraciones tradicionales o en la contemplación de los lugares sagrados un puente hacia Ti, he descubierto que escribirte es mi forma más honesta de sentir Tu cercanía. Estos escritos, como una conversación sin interrupciones, me brindan una paz que pocas cosas pueden igualar. Es como si, a través de cada palabra, trazo un camino invisible que me acerca más a Ti.

La meditación también tiene su belleza, lo admito, pero requiere un tiempo que en ocasiones mi mente no me concede fácilmente. En ella, debo invocar la paciencia, sintiendo cómo la respiración arrastra mis pensamientos como quien limpia un camino lleno de hojas. En cambio, escribir es un flujo inmediato, sin barreras, como si mi corazón hablara directamente a través de la pluma o el teclado, alcanzando Tu presencia más rápido de lo que podría imaginar.

Me resulta fascinante pensar en las dudas que nos invaden como humanos, las mismas que invadieron a los israelitas en su travesía por el desierto. A pesar de haber presenciado Tus milagros, se dejaron llevar por la incertidumbre, creando un becerro de oro en su necesidad de lo tangible, algo que sus ojos pudieran ver. Y yo, aunque de otro modo, reconozco en mi vida esa misma tendencia a mirar atrás y preguntarme si estás ahí, incluso después de haber sentido Tu toque en tantas ocasiones.

Sin embargo, he aprendido que mi fe no necesita signos extraordinarios; basta con estas cartas. Son mi evidencia cotidiana de que estás aquí. Es curioso cómo una acción tan sencilla puede fortalecer mi conexión contigo. Cada palabra, incluso aquellas que aparentemente no tienen propósito, se convierten en una ofrenda.

Pienso en la Creación, en el vasto universo que nos diste. Todo parece tener un propósito definido: las estrellas iluminan la noche, los ríos fertilizan la tierra, las aves esparcen semillas. Y, aun así, aquí estoy yo, escribiendo algo que podría parecer carente de propósito práctico. Pero al igual que la brisa que acaricia un campo o el susurro de las hojas en otoño, estas palabras también tienen su lugar en el gran diseño, aunque no lo comprenda del todo.

Hoy, me pregunto, ¿será este acto de escribir un reflejo de Tu propia Creación? Tú, que creaste el universo no porque fuera necesario, sino porque era bueno, hermoso, porque era un acto de amor. Escribir para Ti se siente así: un acto de amor puro, sin expectativas, sin demandas, simplemente por el gozo de compartir este momento Contigo.

Quiero que estas palabras lleguen a Ti como un susurro, como un eco de mi alma que busca encontrarse con lo Divino. Quiero que sean una prueba de que, aunque mi fe a veces flaquee, mi corazón sigue buscando ese vínculo contigo. Porque, aunque dude, aunque tropiece, aunque mire hacia atrás como hicieron los israelitas, buscando a los egipcios, siempre termino encontrándote, siempre vuelvo a Ti.

Y si bien esta carta puede parecer que no tiene un propósito definido, para mí lo tiene todo. Es un recordatorio de que no necesito motivos para acercarme a Ti. No necesito peticiones, ni respuestas, ni pruebas. Solo necesito este acto sencillo, este espacio donde las palabras fluyen y el alma encuentra su hogar.

Gracias por estar ahí, siempre, incluso cuando yo no soy plenamente consciente de ello. Gracias por recibir estas palabras que no buscan otra cosa más que estar Contigo. Gracias por ser el Dios que escucha incluso cuando no hay nada que decir.

Con amor y gratitud.

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo

 


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