“Amo
a todos los hombres, Maestro”, dijo cierto discípulo.
“Deberías
amar solamente a Dios”, le respondió Paramahansaji.
Pocas
semanas después, el discípulo se encontró, nuevamente, con su Gurú, quien le
preguntó: “¿Amas a los demás?”. “Yo reservo mi amor solo para Dios”, respondió
el discípulo.
“Deberías
amar a todos con ese mismo amor”. El discípulo, desconcertado, dijo: “Señor,
¿qué significa todo esto? Primero me dice usted que el amar a todos es
incorrecto, y luego me indica que excluir a alguien de nuestro amor es
igualmente incorrecto”.
El
Maestro explicó: “Tú te sientes atraído por las personalidades de la gente; ello
conduce a apegos que limitan. Pero cuando ames, verdaderamente, a Dios, le
verás en cada rostro, y entonces conocerás lo que significa amar a todos.
Deberíamos adorar al Señor que mora en el interior de cada hombre, y no así las
formas ni los egos de estos. Es sólo Él quien dota a sus criaturas de vida, de
encanto y de individualidad.
PARAMAHANSA
YOGANANDA
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