El sol parece dispersarse de arriba abajo, y que
se dispersa en todas direcciones, aunque él mismo no sufra por la dispersión, ya
que es una extensión. Por eso se llama “rayos” a sus resplandores, porque se
extienden.
Puedes ver como es un rayo si observas la luz del
sol entrando en una casa a oscuras por una abertura estrecha: se extiende en
línea recta y es como si se posara sobre cualquier cuerpo sólido que se
encontrara en su camino y lo recortara del aire circundante. Una vez allí
permanece, si se desliza ni se cae.
La dispersión y el flujo de la inteligencia han de
ser también así: no han de perderse, sino extenderse y caer sin violencia ni
furia sobre cualquier clase de obstáculo: no chocar, sino posarse y hacer
brillar aquello que recibe. El que la descuide quedará privado de su
resplandor.
MARCO AURELIO
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