El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 7 de agosto de 2025

Amate a ti mismo

 


Querido hijo:

          Estás buscando amar al mundo entero, un mundo vasto, lejano y desconocido. Y aunque esa aspiración es noble, permíteme recordarte algo crucial: el verdadero amor universal comienza más cerca de lo que imaginas. Comienza contigo. Sí, hijo mío, contigo mismo. Antes de intentar abrazar al mundo entero con tu amor, debes aprender a abrazarte a ti mismo. No me refiero a un acto egoísta, sino a un gesto de aceptación, compasión y perdón hacia tus propias imperfecciones.

Empieza por amarte a ti mismo con intensidad, sin límites ni reservas. Comprende que nunca haces nada mal a sabiendas, que nunca dañas intencionalmente. Y cuando te das cuenta de que tus acciones, aunque no malintencionadas, han causado dolor a alguien más, tu corazón lo siente profundamente. Cargas con el peso de la culpa, y a veces sufres tanto como aquellos a quienes, sin querer, has lastimado. Ese sufrimiento, hijo mío, es prueba de tu humanidad y de la nobleza de tu espíritu.

Reflexiona, hijo mío. ¿Por qué eres tan severo contigo mismo? ¿Por qué te cuesta tanto perdonarte tus errores, cuando ser indulgente contigo mismo es el primer paso hacia un amor más grande y más puro? Si puedes aceptar tus defectos y reconciliarte con tus caídas, estarás construyendo la base para amar sin condiciones. No se trata de excusar tus errores, sino de aprender de ellos sin martirizarte. Porque el amor incondicional hacia los demás empieza con ese acto de autocompasión y comprensión.

Recuerda que la perfección no es el objetivo ni el destino. Tu humanidad reside precisamente en tus imperfecciones, en tu capacidad de tropezar y levantarte. Cuando logres mirarte al espejo con ternura, reconociendo tus errores, pero también tus virtudes, estarás más cerca de ese ideal que buscas: amar plenamente y sin condiciones.

Date permiso, hijo mío. Date permiso para ser indulgente contigo mismo, para darte el mismo cuidado y atención que ofreces a quienes amas. Este no es un acto de egoísmo, sino un reconocimiento de que tú también eres digno de amor y compasión. Si puedes aprender a tratarte con la misma amabilidad con la que tratas a tu hijo, si puedes hablarte con la misma dulzura y paciencia que le dedicas a él, entonces estarás dando los primeros pasos hacia el verdadero amor incondicional.

Con esa base sólida, el amor que ofrezcas será más auténtico, más libre, más universal. Podrás extenderlo a todas las personas, sin distinción ni condición, porque sabrás lo que significa amar desde un lugar de plenitud y no de carencia.

Estoy contigo en este proceso de aprendizaje. Escucha mis palabras y recuerda que el amor más verdadero nace dentro de ti. Cada tropiezo, cada desafío, cada reflexión son oportunidades para avanzar en este camino. No te desesperes si el progreso parece lento. A veces, las transformaciones más profundas ocurren de manera imperceptible, como un río que erosiona las rocas con el tiempo.        

Hijo mío, sé paciente contigo mismo. Confía en que cada paso que das, por pequeño que parezca, te acerca a ese amor universal que tanto anhelas. No estás solo en este viaje. Estoy aquí para guiarte, para recordarte que el amor comienza en tu propio corazón.

Con amor infinito.  

Siempre estoy contigo. 

CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo


No hay comentarios:

Publicar un comentario